martes, 28 de julio de 2020

Aferrando desesperadamente la desesperación del vacío ante mi pozo de dolor

Solo soy un pobre desastre que se afana en no ser un eterno fracaso.



En un  pozo de soledad escribía estas líneas para calmar durante unas horas el constante dolor que nunca me abandonaba, que siempre estaba, como un susurro constante al oído que se relamía sabiéndome derrotado, herido, abandonado, consciente de que me tenía atado y bien atado, como una soga que aprieta pero no ahoga, que ahoga pero no asfixia. Sonriendo ante mi tristeza, que nunca se marchaba, por más que yo quisiera.

Me he leído,
a mí mismo
-digo-,
y he llorado
como un  pobre niño herido en un quinto piso de Monte Alto
que se abría los brazos
incapaz de resistir una vida de ausencias y dolor
sin la niña de la mirada siempre radiante.

He llorado
al leerme a mí mismo
y la tristeza se ha llevado de un plumazo
Todo
ya solo resta seguir escribiendo
mientras el mundo arde.

Siempre se me ha dado bien.
Escribir.
Siempre se me ha dado bien escribir
entre nubes de lágrimas
y pozos sin fondo
coger el lápiz, el papel y mi alma rota
y echarme a volar
a ver cómo de rápida es esta vez la caída,
sonriendo ante ese precipicio que sé que me espera
cuando echo a perder la felicidad
ante la desgarradora cuchillada
del verso salvaje que todo lo devora,
que todo lo consume,
que todo lo arde,
como un valle de lágrimas sin marcha atrás.

Sufrir.
Por necesidad.
Sufrir.
Para sobrevivir.
Sufrir.
Para lograr escribir.




He llorado al leerme.

Y no me ha gustado.

miércoles, 15 de julio de 2020

Poeta de las pipas

Salto de piedra en piedra
haciendo equilibrios
como una vida a destiempo
saliendo al encuentro
del mundo que no es nuestro
que se deshace entre los dedos
como las arenas de un reloj
fugándose lejos.

Oteo el viento
y acaricio el horizonte
buscando el norte
que perdí
entre las mareas de esta tierra,
haciendo saetas,
creyéndome poeta,
fugándome al aliento
del que escribe como piensa.

Soy un camino de ida y de vuelta,
triste balada que sumerge la tierra
entre salitre y brisa
de mirada abierta,
pelo revuelto y muñeca de pulseras.

Soy un loco de las pipas
desterrando rimas sinceras,
versos libres, risas a medias,
prisas por una vida
que se mece sin esperas.

Y mientras ya llegará nuestra era,
la de los soñadores
que anhelan,
la de los valientes
que sueñan,
la de los poetas
abiertos de venas
para abrazar el atardecer
entre un mar que brama y reluce
gotas de luz, espuma y seduce
allá donde nos sentamos en las piedras.

domingo, 5 de julio de 2020

En la finca

Los campos hablan
río claro en el firme cielo
luz de viaje
verano en las manos
brillos fulgurantes
deslumbrando los pasos;
sonrisas verdes
y miradas de brisa
sutiles instantes con que llenar la vida.