La noche pesa en la ciudad gótica,
cortinas de niebla
inundan la vida de los pasos
casos
concretos,
noches sin luna.
Solo pesa
quien no besa.
El compositor prevé la jugada,
no lo dice
pero no lo habla,
se sabe,
se palpa.
Dicen que Dios juega al ajedrez,
quien sabe,
a mi no se me presentó,
no me dijo nada,
ni hola ni adiós,
irónico.
La lluvia del pianista
susurra acordes
en clave de sol,
golpes en el diapasón.
Pesa, pasa y pisa,
quien no vence
no guía.
Mitad y mitad,
todo es una vuelta,
la rueda
de una noria,
la vida
resumida
en el día a día.
Porque la oscuridad encharca
y no se difumina.
Quizás la sinfonía
no supo coserse a sí misma.
miércoles, 25 de febrero de 2015
domingo, 22 de febrero de 2015
Árbol castellano
Árbol castellano
que vive en soledad,
el tiempo no te marchita
aunque sufres la estacionalidad.
Tus hojas caen
como un millar de gorriones
en bandada, tiñendo
el suelo de mil colores.
Tus ramas desnudas
resisten el invierno
con la firmeza
de conocer tu futuro incierto.
Árbol castellano
que vive para soñar,
el tiempo no te apaga
tus ganas de volar.
Tus hojas brotan
ante los olores
que propagan, sin cesar,
todas tus flores.
Tus ramas se acicalan
para los nuevos vientos
con la seguridad
de conocer tus deseos.
Árbol castellano
que vive en libertad,
el tiempo solo estimula
tus ansias de disfrutar.
que vive en soledad,
el tiempo no te marchita
aunque sufres la estacionalidad.
Tus hojas caen
como un millar de gorriones
en bandada, tiñendo
el suelo de mil colores.
Tus ramas desnudas
resisten el invierno
con la firmeza
de conocer tu futuro incierto.
Árbol castellano
que vive para soñar,
el tiempo no te apaga
tus ganas de volar.
Tus hojas brotan
ante los olores
que propagan, sin cesar,
todas tus flores.
Tus ramas se acicalan
para los nuevos vientos
con la seguridad
de conocer tus deseos.
Árbol castellano
que vive en libertad,
el tiempo solo estimula
tus ansias de disfrutar.
martes, 17 de febrero de 2015
Retazos de palabras: A veces me gusta dar suelta rienda a las que escribo cosas y saltarme las juego del reglas
Las palabras del tiempo son como las velas que bailan al son
del viento. Son los senderos embaldosados que te llevan por caminos amarillos.
Son simples y llanos juegos de palabras sin ton ni son, sin respeto a los
signos de puntuación, la sonoridad o cualquier otra regla escrita o por
escribir.
Las palabras son armas, susurros, lamentos. Son todo lo que
quieras o te permitan expresar lo que sientes, porque a veces quieres
simplemente liberarte sin que nadie entienda nada de lo que pones.
Las palabras son idas de ollas, presiones a golpe de sístole
y diástole que te permiten gritar lo que la gente no te permite gritar, sea por
el motivo que sea, sea la causa que sea. Sea que no sea, que no se ni que digo
ni entiendo al que crea. Porque decidió huir para dejarnos abandonados en
nuestras fútiles luchas internas mientras él se entretiene observando el
hormiguero que creó y que se cree el centro del mundo, mientras que no somos
más que otra palabra que se lleva el viento, un pacto no escrito con el diablo.
Un pacto no sellado, pero que prefieres susurrar, un pacto para salvar un alma
en pena destinada a caminar sin rumbo por toda la eternidad, como una Santa
Compaña que escribe su propia leyenda.
A veces prefieres saltarte el guion y comerte las fichas que
encuentras a tu paso, hasta que caes al pozo y tienes que esperar 2 turnos para
volver a jugar. ¿Quién sabe? Quizás solo tenías que haber cogido una oca que
supiese usar “vuelo” y así te permitiese saltar distancias sin preocupaciones,
aunque a veces Oak te dice que no es un buen momento de usar la bici, puede que
sea que no haya que ir con prisas. ¿Quién sabe? Creo que nadie entiende las
reglas del juego y nadie las entenderá, porque nadie entiende cuando puedes
decir lo que sientes y cuando no. ¿Quizás apostaste demasiados tazos? Puede
ser, hay que jugar más despacio y sin impulsos, porque todo son palabras en la
orilla, escritos con el trazo de un palo que trae el mar en Punta Cangrejo.
Puede que a veces el apuntador no sepa cuál es la siguiente
jugada y tengas que improvisar, a veces se triunfa y a veces se fracasa, y en
otras ocasiones solo quedan palabras.
Palabras.
Palabras.
Palabras.
¿Sería muy redundante llamar a un león Leónidas?
A mí me da igual la redundancia.
Palabras.
Palabras.
Palabras escritas en la arena.
Palabras que se lleva el viento.
EL OREDN DE LAS PABRALAS NO ALTREA EL SINGICIFADO
El sol de septiembre se cuela entre los árboles, como un
fantasma que se lleva las almas del tiempo más allá de las orillas del río
surcado por Caronte. Las penas en ánima recorren el sendero mientras cientos
de patos echan a volar, huyendo a tierras dominadas por ocas en defensa de una
reconquista olvidada en la memoria del ser humano.
El caballo blanco cabalga las campiñas castellanas a lomos
de la espada justiciera, perpetuando una dicotomía entre religiones más allá de
ideologías.
Nada es lo que parece y nada parece lo que es, solo las
palabras se las lleva el viento como la noche volando por las estrellas y el
manto blanco de la vía láctea. La barca de piedra llega a la costa y asciende
por el río, llegando a un descampado estrellado que alerta a quien quiere ver
un milagro. Quizás solo sea cuestión de fe y no de esperanza, quizás la
esperanza solo sirva para los amores robados en la fugacidad del romance.
Quizás todavía haya que leer entre líneas para entender el significado oculto
de los párrafos.
Quizás la llave se perdió a lo largo de las décadas en un
viaje por terminar.
miércoles, 11 de febrero de 2015
Más en el pozo
A veces pacto con el diablo y me pierdo en el tiempo. Me pierdo en las palabras lanzadas como armas, como un puñal arrojadizo que se clava en el corazón.
A veces juego al ajedrez con Dios y pierdo; gana la batalla y como un Leviatán, encierra mi espíritu en el infierno.
A veces nada vale la pena y prefieres sumergirte en esos oscuros sentimientos, hundirte en un pozo de tristeza y acurrucarte en la miseria.
A veces juego al ajedrez con Dios y pierdo; gana la batalla y como un Leviatán, encierra mi espíritu en el infierno.
A veces nada vale la pena y prefieres sumergirte en esos oscuros sentimientos, hundirte en un pozo de tristeza y acurrucarte en la miseria.
lunes, 9 de febrero de 2015
Heridas del alma
La vida te pasa, te pesa y te pisa; poco a poco; como las manecillas estancadas en ninguna parte, como si una parca hubiese detenido el tiempo, obligándote a no poder huir nunca de ese instante. Ese instante, esa bifurcación en el camino, ese momento en que tuviste que saltar al vacío y decidir que camino seguir, apostar por un cuento u otro, seguir escribiendo esta historia a medias o inventarte un nuevo futuro con la tinta que sangra el corazón herido. Un corazón dañado, con cicatrices que supuran relatos sin narrar, leyendas sublimes y legendarias de noches en las que resultaba fácil desaparecer entre los litros de cerveza de los locales y sus gentes. Noches en las que acabar perdido en las piernas de cualquiera; sin falsas promesas, sin nombres; solo viviendo ambos el presente y el colchón. Un colchón relleno de sudor y saliva de desconocidas; un colchón hecho de sangre del pecho y noches fugaces; un colchón vacío como el alma del que entrega su vida al diablo tras descubrir que "no hay futuro".
La vida te pasa, te pesa y te pisa; y en esos momentos te preguntas cuantas cosas has perdido por no soñar; cuantas cosas has perdido por dejar de creer; cuantas cosas has perdido por dejar de tener fe en el mundo. Cómo un Carax que ha decidido borrar cualquier rastro de su existencia. Cómo una sombra que se pierde entre los fantasmas que habitan las callejuelas de la ciudad. Cómo un cuerpo muerto que olvidó lo que significa amar.
La vida te pasa, te pesa y te pisa; y en esos momentos te preguntas cuantas cosas has perdido por no soñar; cuantas cosas has perdido por dejar de creer; cuantas cosas has perdido por dejar de tener fe en el mundo. Cómo un Carax que ha decidido borrar cualquier rastro de su existencia. Cómo una sombra que se pierde entre los fantasmas que habitan las callejuelas de la ciudad. Cómo un cuerpo muerto que olvidó lo que significa amar.
martes, 3 de febrero de 2015
Temo a la lluvia,
temo al viento,
temo al loco que grita desde dentro.
Solo quiero
huir sin volver,
un visado eterno con el que correr.
Sueño a la muerte,
grito a la vida,
que algo falla en tierra onírica.
Los sinsabores de una relación
se atienen a besos,
caricias sin razón.
Salto al ruedo,
toreo a la muerte,
puede que nada sea permanente.
Pero la vida no se puede repetir,
grito a la parca
que voy a ser feliz.
temo al viento,
temo al loco que grita desde dentro.
Solo quiero
huir sin volver,
un visado eterno con el que correr.
Sueño a la muerte,
grito a la vida,
que algo falla en tierra onírica.
Los sinsabores de una relación
se atienen a besos,
caricias sin razón.
Salto al ruedo,
toreo a la muerte,
puede que nada sea permanente.
Pero la vida no se puede repetir,
grito a la parca
que voy a ser feliz.
domingo, 1 de febrero de 2015
Las serpientes también tuvieron sueños
Dicen que las palabras son como ríos que el tiempo se lleva, escapándose entre los dedos. Cosas bonitas que se dicen en momentos poco bonitos. Momentos en los que la suerte te abandonó y las probabilidades de un dado no son de una entre seis.
Dicen que el tiempo lo borra todo. "¡INK! ¡Error!" Exclama una voz de hojalata y robotizada. Los sentimientos solo se vendan y se encierran en algún lugar profundo y oscuro, una gruta salvaje que los aprisiona con cadenas de dolor y sufrimiento. Mejor. El hades no está hecho para los vivos.
Dicen que un clavo saca otro clavo. ¿Por qué no un parche que cura una herida? Suena igualmente mal, pero ¿acaso existe una forma bonita de decir sustituta? No creo. Las cosas claras y directas, a la cara y sin miedo; quizás así el mundo sea cada vez un poco más sincero; un poco más libre; un poco mejor... En definitiva, un poco más humano.
El código no opina igual. Más = mejor. Eso dice el bro. No se. Pero a veces eso es... tan poco; tan solitario.
Quisiera ser un lamento al viento; polvo de estrellas; fractales sin clasificar.
Pero en el fondo solo soy un puñado de palabras escritas en la arena.
Vigo mientras suena la sinfonía de la primavera.
Un otoño que se desespera y quiso ser reflejo.
Un chupito de tu sudor añejo.
Un susurro, un espejo,
de lo que fui
y se perdió
de alguien que no se encontró.
Solo soy una serpiente que soñó
con ser dragón.
Dicen que el tiempo lo borra todo. "¡INK! ¡Error!" Exclama una voz de hojalata y robotizada. Los sentimientos solo se vendan y se encierran en algún lugar profundo y oscuro, una gruta salvaje que los aprisiona con cadenas de dolor y sufrimiento. Mejor. El hades no está hecho para los vivos.
Dicen que un clavo saca otro clavo. ¿Por qué no un parche que cura una herida? Suena igualmente mal, pero ¿acaso existe una forma bonita de decir sustituta? No creo. Las cosas claras y directas, a la cara y sin miedo; quizás así el mundo sea cada vez un poco más sincero; un poco más libre; un poco mejor... En definitiva, un poco más humano.
El código no opina igual. Más = mejor. Eso dice el bro. No se. Pero a veces eso es... tan poco; tan solitario.
Quisiera ser un lamento al viento; polvo de estrellas; fractales sin clasificar.
Pero en el fondo solo soy un puñado de palabras escritas en la arena.
Vigo mientras suena la sinfonía de la primavera.
Un otoño que se desespera y quiso ser reflejo.
Un chupito de tu sudor añejo.
Un susurro, un espejo,
de lo que fui
y se perdió
de alguien que no se encontró.
Solo soy una serpiente que soñó
con ser dragón.
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