jueves, 28 de febrero de 2019

Antología Pimientos


Hace unos meses descubrí por el mundo de los blogs una propuesta muy bonita para una antología: Escribir un relato en el que las cobayas tuviesen un gran protagonismo con el objetivo de publicar para ebook un libro solidario con el que recaudar dinerito para un refugio de cobayas: El refugio de los pimientos.


Me encantan las cobayas y me encanta escribir, así que decidí juntar ambas cosas en un pequeño relato de prosa poética con el que responder a la llamada de auxilio que lanzó Aura en su blog.

Porque como dice el meme: Cualquier historia sin cobayas puede ser una buena historia, pero faltan eso: cobayas. 


Así que tras ser aceptado quedó lo más difícil, soportar la larga espera de meses en la que nuestra antologa y editora estuvo trabajando sin cesar para hacer un librito que valiera la pena comprar, y vaya si lo consiguió, sino mirad solo la portada que hizo Crisseda y comprobad por vosotros mismos lo linda que quedó.



Hoy, por fin, el libro ha salido a la luz y quería pediros que os pasarais por la web del refugio y por el link del libro para echarle un vistazo -ya si os gusta y queréis colaborar comprándolo pues ya sería perfecto <3.-

No dudéis también en pasaros por el blog de Aura que se lo ha currado mucho y recordad, cualquier buena historia siempre necesitará de cobayas. ^^



miércoles, 27 de febrero de 2019

Terminal de... viaxes

Quien marcha una vez no regresa nunca.

Y kilómetros y kilómetros a la espalda.

Porque somos los viajes que hacemos,
las ciudades que visitamos,
los mundos que vivimos a través de los ojos de otros.

Porque no hay dos destinos iguales,
ni dos viajeros semejantes.

Quien marcha una vez no regresa nunca.

Y la mochila no tiene regreso
y la mochila solo tiene salida.

Y kilómetros y kilómetros a la espalda.

Porque somos la melancolía de los mares,
la saudade de los vientos,
las melodías de las callejuelas,
y los murmullos de los tiempos.

Porque no hay viaje
sin punto de regreso,
ni sueños
sin punto solo de salida.

Quien marcha una vez no regresa nunca.

Quien marcha

no regresa nunca.

Y kilómetros
y kilómetros
sin fin.


O mundo arrólame no seu berce morno de despedidas.

viernes, 22 de febrero de 2019

Me asomé al abismo y no vi nada

En la oscura noche del alma la tristeza solapa cualquier otra emoción, y la lluvia ya encharca la mirada y el frío ya atenaza el corazón. No sé a dónde camino si no es a un constante intento de suicidio. ¿Para qué vivir? Si total a la vuelta de cada esquina solo nos espera tristeza, tristeza, tristeza, tristeza.

Vivir es un dolor constante cuando no hay espacio para la felicidad. Y la soledad embarga la habitación y los fantasmas sobrevuelan las pesadillas. Ya no quedan tampoco demonios que puedan cobijarnos de la helada desidia que acompaña al cigarro que se consume lentamente en la lata vacía de refresco, tirada ahí desde hace ya demasiado tiempo. Las cenizas se mezclan con el polvo y todo el suelo del recinto es un tenue, pero visible, manto de aislamiento, cruel indicativo de que no hay nadie que pueda ya salvarnos de esta burbuja de tristeza y soledad en la que nos hemos refugiado en lo más hondo del negro pozo.

En la oscura noche del alma la tristeza atenaza cualquier emoción, el frío solapa la mirada y la lluvia encharca el corazón. No sé a dónde voy si total... realmente... ¿Qué más da? ¿Para qué vivir? Si total lo único que nos quedará siempre es dolor. Un fétido y nauseabundo dolor que corre ponzoñosamente por nuestras venas. Y tristeza. Y tristeza. Y tristeza. Y tristeza.

Vivir es un dolor constante.

Y la soledad
es lo único que queda.

Simplemente un charco helado
de soledad.

sábado, 16 de febrero de 2019

¿Cómo encontrar la calma que busco y no volverla a perder?

Cientos de kilómetros a la espalda
y ya no quedan palabras para explicar nuestras ansias
por volar,
por lograr alcanzar otra forma de ser,
de existir,
de sobrevivir a la rutina,
de no sucumbir,
de aspirar a vivir.

Ya no sé escribir,
la poesía se fugó,
y las letras se difuminaron
para no lograr acallar los pasos
que dar
una y otra vez,
¿cómo podría hacer?
para no caer una y otra vez,
para seguir
una y otra vez.

Quiero arder hasta ver el cielo en llamas
y cuando ya no sepa avanzar
saltar al vacío desde la torre del reloj
y volver a empezar
reiniciando todo sin llegar nunca al final.

No sé cómo ascender
a las cumbres de los deseos,
pero todos los sueños se fugaron para no volver,
y ya no hay coordenadas para tantas prisas apagadas.

Supongo que podría haber controlado,
yo que sé,
pero luego solo sabré como poder vencer
a la desidia de caer,
sin perecer.

No sé cómo ser,
sin dejar de ser,
¿dónde estaré
cuando no sepa reconocerme?
¿dónde estaré
cuando no sea capaz de quererme?

No sé cómo ser,
sin dejar de ser,
no sé cómo sonreír,
sin vivir inundado de tristezas.

Bajar la cabeza
y caminar.

Bajar la cabeza
y las manos en los bolsillos.

Capucha y cuello del abrigo levantado.

El frío calando
y la soledad impregnando el cuerpo hasta lo más hondo de los huesos.

¿Dónde caeremos?

¿Dónde pereceremos?

¿Dónde se acabó el viaje que no comenzó?

¿Dónde comenzó el viaje que nunca acabó?

Échame menos de más
y cuando ya no pueda soportar mis ruinas
huiré para no volver mirar a atrás.

Cientos de kilómetros a la espalda
y ya no quedan palabras que puedan explicar las ansias

de mi cuerpo y alma
por lograr llegar a la siguiente parada

sin perecer a la rutina y lograr sobrevivir a la vida.

viernes, 15 de febrero de 2019

Soledad (en los paseos nocturnos de la vida)

Me empapa la soledad
y mientras los acordes de Saez desfilan ante mí
como cientos de imágenes en las que veo todo lo que perdí al vivir
dónde estará el vacío cuando no hay modo de saltar?

La lluvia amarilla me nubla la vista
y el olvido ya vino para llevarse todo y dejar un triste páramo de más allá
y la noche solo rompe el silencio
con el tenue llanto que entonamos por los muertos
no lloréis por ellos,
llorad por los vivos que son los que han tenido que seguir

por mucho que no quisieran
seguir
porque solo queda soledad.

Me empapa el relente de la luna
y paseo en noches oscuras
por los callejones sin salida de mi propio laberinto de palabras suicidas.

Dónde quedará todo lo que fuimos cuando ya solo quedo yo aquí?

Dónde quedará el más allá
si mi propia mente no sabe soportar
la sola idea de caminar sin nadie más?

Me empapa la soledad
y Saez desteje los acordes en el viento
solo queda el silencio
para este triste sendero de vivos muertos.

Ya no hay más momentos
tras el desamparado fuero interno inundado de lamentos.

Lejos,
Muy lejos.

miércoles, 13 de febrero de 2019

Acordes y kilómetros al calor del mar de tus ojos

Surco los instantes como una ola que se pierde en la playa,
las miradas cálidas guardan más luz que cualquier palabra
que pueda decir en forma de verso,
pero yo lo intento
por ser el pedazo de instante en el que valga la pena perder la eternidad
y contemplar
el infinito en el más profundo bienestar.

¿Qué será que tienes que no puedo cesar en admirar las casualidades?

Toparnos sin esperarlo,
construir futuro y pasado,
recorrer nuestros pasos
y mochila al hombro llegar a dónde nunca nadie ha llegado.

Surco la vida como la brisa que levanta salitre
y me asomo a la ventana al sentir tu aroma en la mañana,
la palabra libertad se escribe muy bien con tus labios
como esas filigranas que destejen tus dedos en mi piel,
no sé muy bien explicar el por qué,
pero siento paz en tu regazo, refugio y hogar.

¿Qué será que tienes que no puedo pensar en otra cosa que el mundo de tu mano?

Kilómetros y kilómetros que llevarnos a la espalda
y pisa el acelerador para llegar bien lejos,
arte es todo lo que explicas enamorada
y lo demás son tonterías,
cosas de niños,
como la pureza con la que sonríes al despedirte en la madrugada.

Surco la luz como la marea trae dulzura a tu pecho
y recojo todos los recuerdos para hacer un álbum de fotos
que mirar cuando estamos lejos el uno del otro,
que da igual todo si escucho tu voz
y el destino es lo de menos en el viaje,
lo que me importa es tener un mapa de carreteras y pecas para inmortalizarlo.

¿Qué será que tienes que sabes cómo meter todo un mundo en tus besos?

Recorrer senderos,
versar sueños,
rimar encuentros,
regar regueros con la estela de nuestros itinerarios de anhelos.

Paz,
Luz,
Libertad,
calma al calor de tu pecho.

domingo, 10 de febrero de 2019

Ecos del mar vacío

Perseguimos fantasmas por buscarnos a nosotros mismos
y no fuimos conscientes de que ya no estábamos donde estuvimos,
huimos
hacia donde quiera que el tiempo nos lleva
y sin darnos cuenta
tropezamos con la realidad
y supimos que ya no habría margen para mucho más.

Le echamos una guerra al tiempo
y todo se fue entornando,
la vida como un folio en blanco
y la tinta como toda la oscuridad que nos traga.

Le echamos una guerra al miedo
y todo se fue borrando,
la vida como un lienzo que rasgamos
y la desidia como toda las prisas que escupimos al soñar.

Zafamos el camino
por no saber elegir la bifurcación
y la tormenta ya llega cubriendo todo,
el cielo está más negro que el fondo de un pozo
y todo mi arrojo se fue
sin saber ya cómo volver.

Traté de saltar por encima de todos los obstáculos
y las vallas no te derriban cuando lo intentas,
solo los vasos vacíos pueden supurar destinos
y mientras tanto existen respuestas que el hombre no es capaz de encontrar,
que no es capaz de encontrar.

Le echamos una guerra al tiempo
y todo se fue entornando,
la vida como un folio en blanco
y la tinta como toda la oscuridad que nos traga.

Le echamos una guerra al miedo
y todo se fue borrando,
la vida como un lienzo que rasgamos
y la desidia como toda las prisas que escupimos al soñar.

Las tumbas sin nombre solo son lápidas esperándonos,
cenizas que se lleva el viento,
sonrisas de tristeza que atrapar con los dedos
para escribirlas en libretas que dejamos en algún rincón olvidado.

Podríamos fingir que nunca caímos,
y no hay paz para los malvados,
podríamos atinar a vivir,
pero las llamas ya se están apagando,
solo quedan las cálidas brasas
que nos ahogarán durmiendo las madrugadas.

No tengo miedo a las ruinas,
pero los cementerios se caen a pedazos
entre negros nubarrones que cubren nuestros ciegos
punto de fuga hacia ninguna parte.

Perdidos no hay a dónde ir.

Podría haber controlado los pasos,
sin saber muy bien el por qué.
Podría haber tropezado demasiado,
sin lograr comprender dónde perdí las ganas de beber de este vaso.

Le echamos una guerra al tiempo
y todo se fue entornando,
la vida como un folio en blanco
y la tinta como toda la oscuridad que nos traga.

Le echamos una guerra al miedo
y todo se fue borrando,
la vida como un lienzo que rasgamos
y la desidia como toda las prisas que escupimos al soñar.

Podría haber tropezado demasiado,
y aún así sin saber muy bien por qué,
no haber controlado mis pasos.

Le echamos una guerra al tiempo
y todo se fue entornando,
la vida como un folio en blanco
y la tinta como toda la oscuridad que nos traga.

Le echamos una guerra al miedo
y todo se fue borrando,
la vida como un lienzo que rasgamos
y la desidia como toda las prisas que escupimos al soñar.

Perseguimos fantasmas para encontrarnos a nosotros mismos.

En este negro vacío
mientras el Orzán brama bien lejos,
y el vendaval ya se ha levantado.

Perseguimos fantasmas para encontrarnos a nosotros mismos.

No quiero caer
en el mismo lugar otra vez
¿Cómo hallar la calma
sin volverme a perder?

Le echamos una guerra al tiempo
y todo se fue entornando,
la vida como un folio en blanco
y la tinta como toda la oscuridad que nos traga.

Le echamos una guerra al miedo
y todo se fue borrando,
la vida como un lienzo que rasgamos
y la desidia como toda las prisas que escupimos al soñar.

lunes, 4 de febrero de 2019

Justicia y libertad: No a la guerra

Estamos cansados de pagar los platos rotos,
de poner la otra mejilla,
de mirar hacia otro lado.

Estamos hartos de bajar la cabeza,
de tragarnos las palabras,
de creernos vuestra selectiva defensa democrática.

Estamos cansados de soportar lo insoportable,
de sufrir vuestra riqueza,
de devorar nuestra hambre.

Estamos hartos de respetar vuestro juego,
de callarnos en silencio,
de ver distintos collares en el mismo perro.

Estamos cansados y estamos hartos,
por eso hemos decidido levantarnos
y gritarlo bien claro:

NO.

Basta de golpes.

NO.

Basta de guerras.

Nunca más robar la libertad a ningún pueblo bajo falsas banderas.

Basta de golpismos e intervenciones extranjeras,
decimos firmemente NO a la guerra.


sábado, 2 de febrero de 2019

Ángeles cayendo

¿Qué tiene la poesía
que vino para irse?

¿Dónde estaremos cuando solo quede polvo
y la noche se haya difuminado entre el humo del cigarro
a medio consumir tras las cenizas de nuestras hogueras?

¿Qué habrá
cuando el miedo nos invada todos y cada uno de nuestros poros?

¿Qué quedará
cuando no haya nada por lo que caminar?

Cientos de caminos que se apagan
como faros heridos
en las noches sin luna,
senderos aborrecibles e idiotas
en los que perderse sin encontrar ningún tipo de suerte
que nos permita una tirada de dados decente.

El tiempo se fuga
mientras los recuerdos se aderezan
con la agridulce certeza de la melancolía.

Los ríos se llevan las salidas
y el frío apelmaza el alma
entre inviernos de escarcha y soledad.

Todo lo que fuimos sucumbió tras nosotros
y nos sumergimos en nuestro dolor
para encontrar sentido entre la sinrazón
y solo resta desesperación
y apática desidia del corazón
patético vacío de la mirada rota.

Que idiota
llegué a ser al creer
que habría oportunidad de salvación
entre el frenético ritmo de competición
por sobrevivir.

Que absurdo el hecho de existir
sin saber distinguir
el próximo paso a dar
sin tropezar
más de dos veces con la misma piedra.

Levantamos muros para protegernos de nosotros mismos
y nos quedamos solos contra nuestros demonios.

Una vez más.

Por favor.

Una vez más.