sábado, 30 de noviembre de 2019

Cava un hoyo abismal

Trueno, fuego, rayo,
viva voz que todo lo reclama,
piedra yo te hablo,
hierro yo te llamo.

Que todos los demonios huyan lejos,
entiérralos, entiérralos,
con olmo y fresno,
calla la voz de tiempos atrás,
tempestad en el mar,
tempestad en el mar.

El dragón ya ha caído y perdido su coraza,
vaga la muerte,
recita plegarias,
ojos de locura
acabando con todo,
yo soy el héroe del viento,
yo soy el delirio del caído roto.

El rey de hielo

El tiempo me taladra las sienes
como una martilleante certeza que me arrastra por las calles,
y mientras el cielo arde
ya no hay pie para tanto paso
en este torbellino de asperezas
que es la constancia del ser.

Y la muerte todo se lo lleva
menos a mí,
por desgracia,
querría perecer en este fantasmal entierro
y no puedo más que caminar
sin lograr acertar el sentido
de este mundo que gira
y gira
sin llegar a ningún lado.

El hielo se apelmaza en las ventanas
y solo vemos fantasmagóricas figuras de refracciones,
los cristales del espejo ya se han roto
y solo quedan miles de añicos
que respirar a través de la sangre
y bombearlos
hasta que atraviesen el corazón.

El frío se cuela entre los resquicios
de esta muerte silenciosa que todo se lo se lleva,
las lágrimas se han congelado
entre las sábanas de la cama
y la ventisca se llevó toda esta voracidad,
¿dónde quedarán
las ganas de vivir?
Solo puedo creerme vivir
en un baile de sombras
que se visten de gala
para la gran mañana
en la que todo termine
y ojalá sea pronto
ojalá sea pronto,
el volumen ya se ha bajado
y el concierto ya terminó,
despejen la sala, por favor,
despejen la sala,
toca la siguiente banda ahora.

Y yo me pierdo entre los vasos vacíos
buscando algo que no sé bien dónde perdí
ni cuando,
pero que ciertamente echo en falta,
porque mientras tanto
solo soy capaz de caminar dando pasos en falso.

Llévame muerte,
por favor,
llévame muerte,
y acaba con este dolor.

No hay paz para tanto olvido
no hay paz para tanto sufrido
no hay paz

y ¿qué prefieres?

¿paz
o libertad?

Decía mientras desaparecía y el coche circulaba demasiado rápido como para llevarme a ninguna parte. Miré al frente
y tristemente sonreí
porque no lo sabía

qué patético

no lo sabía

y sin saberlo

¿a dónde voy?

A ninguna parte, lo sé,

ya lo dijo Marina, quien no sabe a dónde va no llegará a ninguna parte,

supongo que por eso deambulo y deambulo
sin que haya final
más allá de un golpe
y otro golpe
y otro golpe más
hasta que ya no quede más sangre que sangrar
hasta que todo sean heridas incapaces de supurar ni cicatrizar,
hasta que...
hasta que...
ni siquiera sé bien hasta qué,

pero hasta,
sí,
hasta

que decida poner fin a esta vida y me atreva a morir de una vez.

Y esta vez sea por siempre.

viernes, 29 de noviembre de 2019

Cuando muera... quizás yo también quiera descansar la eternidad en una Torre del Silencio

Somos torres del silencio
que se yerguen vacías
en ninguna parte.

En medio del desierto
solo puedes escuchar el viento,
lo demás es nada.

Nada que lo baña todo
bajo el sol abrasivo
de la muerte silenciosa.

Quiero yacer eternamente
en una torre silenciosa
que nadie me recuerde.

Silencio que me olvida,
desaparecer para siempre
en la más absoluta oniria.

Todo vacío, todo eterno
silencio voraz
en la inmensidad del tiempo.

jueves, 28 de noviembre de 2019

Maté todos los pájaros con mi mirada, su estridencia me atormentaba

La noche llora entre la oscuridad
y solo hay inerte vacío en ninguna parte,
cielos en sombra
que golpean,
atormentan,
destrozan;
lloraste por las glorias pasadas
y ahora solo quedan ruinas colapsadas
en este baile de necrópolis olvidadas.

Siempre,

siempre,

todo fue un fúnebre rastro de máscaras,
un miserere perdido entre los ríos del olvido,
un futil canto de invasiones que aplastan la memoria,

pero la ciudad ya cayó
la ciudad ya calló
y no queda nada más que silencio y espacios vacíos
entre los núcleos que irradian vida
todo se repliega
como la luz
como el calor
y solo queda frío
y solo queda oscuridad
y solo queda un llanto apagado con que robar el tiempo.

Por miedo,
por miedo,
por dolor
ausencia
y miedo,
lamentamos la miseria de estos siglos que nos ha tocado vivir,
el desierto ya se lleva todo
y todo se lleva la vida,

volvimos rápido a ninguna parte
y ahora vamos caminando ciegos
entre mariposas cadavéricas
entre títeres calavéricos

olvidando soñar
olvidando vivir

saltamos de los acantilados
por ver cómo nos despeñábamos en mil pedazos
por ver la sangre en el agua
por ver el silencio en los peñascos

y por qué

supimos morir

y por qué

aprendimos a morir

Cuando no quede nada
soplará la muerte
ya no hay aire
ni paz
ni nada

pero hay un sinuoso sendero que se pierde a lo lejos
consciente de que no tiene sentido
ir hacia allí

los pianos acompasan su paso entre las brasas de todas las hogueras que ardieron en ciudades en llamas que solo logran emitir chillidos a la noche entre el humo de la putrefacción lejana que todo se lo llevó siempre más allá de todos los sueños rotos

y apagado
todo se fue
y apagado
todo se fue

reconozco las miradas rotas en mi propio rostro

y para qué quiero vivir
si voy a ser infeliz
y para qué quiero vivir
si voy a ser feliz

a
ver
si
a
base
de
repetírmelo
me lo memorizo de una vez y me atrevo a dar el paso en falso hacia el descanso eterno

a ver si
a ver sí
a ver si supe sonreír con los huesos rotos de tantas ostias que me di

entre el humo del cigarro me perdí

entre la niebla del mundo sucumbí

y ahora ya nada
y ahora ya no hay nada
y ahora ya no queda nada

y ojalá solo sea todo nada

y no tener que seguir dando vueltas en este absurdo mundo de sinrazones

y ojalá

y ojalá

y ojalá morir aquí

de una vez y para siempre.






Y que esta sea la definitiva.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

La belle au bois s´est reveillé

Busqué por todas partes
y hallé respuestas para las cumbres más altas
llegar a la cima del cielo puede parecer complicado
pero solo si te crees suelo,
solo si te crees suelo.

Abrí mis brazos y eché a volar,
al menos en mi imaginación,
y miré hacia los lados
y me encontré acompañado
ya no estaba solo
ya no había soledad
sino gente impulsándome a caminar.

Y escalé y escalé
viendo parajes maravillosos
el mundo a mis pies se abría
y los pájaros revoloteaban a mi alrededor
como la niebla que se abre paso entre las montañas
diluyéndose entre los sueños.

Allí colgado,
a cientos de metros de altura,
el mundo parecía un lugar más sencillo,
el lugar era un mundo más bonito,
y cogí aire y seguí ascendiendo.

El cielo me esperaba.

El cielo me espera.

Y cuando ya estaba arriba
solo pude sonreír por haberlo conseguido,
y cuando ya lo había conseguido
solo pude reír a carcajada limpia
por no haberme rendido,
y cuando ya no me había rendido
ya había ganado,
cuando no me había rendido
ya había ganado,
ya había ganado.

Y caminé con mis sueños en la mano.

Y fui feliz.

El cielo se abría ante mí.

Y fui feliz.

martes, 26 de noviembre de 2019

Que inerte seré con un tatuaje en el hombro derecho

Soy tan patético como una miríada de espejos rotos,
cristales que clavarse en los ojos
esperando llorar toda la sangre derramada,
nublando la vista,
perdiendo las prisas,
muriendo poco a poco como quien espera la hora prevista.

Supongo que me pasé de listo,
creyendo dominar el destino
y él solo se ha girado y me ha dado la vuelta
tirando por la borda todo lo que cabría esperar en mi mente,
superando, de largo, todo
como un pobre demente que no tiene ahora lugar al que ir.

¿Qué decir?
¿Qué sentir?
Si solo puedo fingir ser feliz
y por el camino intentar morir
al menos durante un rato,
y ojalá que sea un rato muy, muy largo.

Soporté más peso que todas las bóvedas celestes
y ahora me he derrumbado,
he tropezado,
he caído
y entre el fango de los charcos ensangrentados
golpeé con los puños cerrados salpicando todo.

Todo como un incorpóreo derrotado
que no tiene nada a lo que regresar,
solo mirar
a ninguna parte
con los ojos vacíos
y caminar.

Sí,
caminar;
como si valiera algo,
como si no valiera poco,
como si roto cual juguete tirado en un parque lleno de jeringuillas
no fuese solo un estorbo para la felicidad.

Cabalgué demasiado
y ahora que llegué a todos los desiertos
el mundo que había ante mí se ha terminado,
¿qué seguir?
me pregunto
¿qué seguir?

Vivir,
morir,
llorar,
sucumbir;
y en las arenas abrasantes
desfallecer por fin.

No sé qué esperaba,
seré iluso,
no sé qué esperaba;
pero la ruleta ya giró,
las cartas ya se repartieron
y el pobre solitario camina perdido buscando al marinero que le había encontrado.

En ninguna playa crecen las flores
solo toneladas y toneladas de arena
para construir vidrio
como el que un día servirá para soplar espejos
y ahí, en el reflejo,
mirarme y llorar por haberme roto en mil añicos sin llegar nunca a comprenderlo.

¿Qué habrá al otro lado?
Solo tiempo y recuerdos.

Si fuésemos valientes no cerraríamos los ojos

Tropezamos con las cadenas
y solo supimos ahogarnos a nosotros mismos entre mares de condenas
Qué hay de olvido en un perdón?
Qué hay de paz en la guerra?
Sorprendimos al destino cerrando los ojos y dando un volantazo de estos que te hacen dar tres vueltas de campana en el coche
y vaya si las dimos
sin darnos cuenta
de que los frenos se habían roto
y ya no había forma de dar marcha atrás
ni siquiera detenerse.

Supongo que por eso nos gusta bajar la ventanilla y sentir el aire en la cara
para apreciar lo que nos perdemos por miedo al fracaso
pero el resto es repartir sonrisas a domicilio

y que lejos queda todo

cuando no sabes a donde ir.

Los pasos me han llevado a ninguna parte,
así a ver si encuentra nada,
porque ¿para qué querer la eternidad
si puedo tener el infierno?
Eso me digo
y sonrío de medio lado
y sigo
simplemente sigo.

Forjamos inviernos de soledad
y ahora queda nieve suficiente
como para quedarnos helados
así
para siempre.

lunes, 25 de noviembre de 2019

No puedo más

Me explota la cabeza.

La sangre golpea a cada bombeo del corazón, palpitando todas las venas, a punto de reventar, estallando en cada centímetro, supurando irremediablemente, hasta desangrar todo en un mar de charcos escarlata en el suelo de la habitación.

Me duele todo.

Solo quiero morir.

Detener este sufrimiento. Esta ansiedad.

Dejar de vivir.

No seguir viviendo.
No seguir viviendo.
No seguir viviendo.

No seguir viviendo, por favor, no seguir viviendo.

No puedo más con esta ansiedad y este dolor.

Me explota la cabeza.

domingo, 24 de noviembre de 2019

Desangrándome

Que dolor en lo más hondo de este río de tristeza que llega al mar, ¿dónde quedarán los pasos perdidos, los sueños caídos, las esperanzas rotas? Caminar hacia adelante, caminar hacia atrás. Tenues callejones de un lugar sin salida. Tras caer, caería, más y más, y solo así podemos alcanzar la vacua eternidad del sortilegio del silencio.
Soledad.
Rota y vacía soledad.
Nos adentramos a lo desconocido y ahora las dudas atenazan. Ahora más que nunca. Por saber si el siguiente paso será el correcto. O solo queda perecer bajo una tormenta de intempestivas dudas que acuchillan la mente humana.
¿Por qué? Preguntan mil voces. Y no hay más respuesta que tratar de ser feliz, que tratar de ser libre siendo uno mismo.
¿Está bien? Mil estridentes voces, de nuevo. No lo sé, no lo sé, sinceramente no lo sé. Pero... ¿se puede seguir estando mal?
¿Y ahora?
Que gran pregunta. No me alegra que me la hagas. No sabría responder.
Solo me queda aporrear el teclado, buscando respuestas donde no existen. Borrando caminos donde ya no quedan indicaciones. Torciendo a izquierda o derecha en la próxima bifurcación, y rezar por no equivocarme y hacer lo correcto. Cuando no existe camino correcto. Solo dolor.

¿Qué hacer?
Preguntan.

¿Qué hacer?
Preguntan.

No lo sé.

* * *

Solo hay dolor.

sábado, 23 de noviembre de 2019

Sin lugar al que ir, ni lugar al que volver

Hace un mes estuvimos desarrollando una serie de propuestas sobre medioambiente y políticas europeas y llegamos a la conclusión de que la medida más urgente a día de hoy es la de normalizar y dignificar la figura del refugiado climático, quien actualmente es un fantasma dentro de cualquier legislación europea.

Es por esto que queremos crear una legislación que permita avanzar de cara a facilitar la entrada de los refugiados climáticos en España y el resto de la Unión Europea.

Así que por favor os pido que me echéis una mano y votéis nuestra propuesta para que así pueda llegar al Parlamento Europeo.

Es tan fácil como entrar en el siguiente link y registrarse con facebook y google. Y luego votar.

No lleva más de 1 minuto y podemos lograr mucho con tú voto.

¡¡MUCHÍSIMAS GRACIAS!!

https://youthforeurope.eu/idea/no-place-to-go-nowhere-to-come-back


viernes, 22 de noviembre de 2019

Dolor

Me duele el pecho.
De verdad.
Me duele hasta lo más hondo de mi ser. Taladrándome.
Como mi mente. Millones de preguntas sin respuesta.
¿Me estoy equivocando? ¿Estoy tirando todo por la borda? ¿Estaré haciendo mal? ¿Debería renunciar a lo que quiero en favor de lo que tengo? ¿Soy egoísta?
¿Cómo puedo destrozar mi vida así de un plumazo?
Solo quiero morir. Para siempre.

Historia de una herida

I

Día 1:
El reloj se ha detenido ayer.
El resto es nada.



II

Ya no hay nada. Solo dolor.
Y llamas ardiendo
en el mudo infierno
que es el lluvioso exterior de lágrima viva.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

Arrolando a tebras do luscofusco

O sabor a salitre nese bico de luz, intempestivo e inesperado como os corazóns que descúbrense de sócato, sen saber ben como nin por que, pero conscientes de que sempre estivo alí.

O aire desbocado do galopar nos pulmóns, entrecortado, vaporoso,, como a respiración máis axitada que poidas imaxinar. Adiviñabas a súa pel baixo a roupa, o peito a punto de estoupar, o mundo revolvéndose como un reboltallo de emocións. E os dedos na túa gorxa, na túa clavícula, na túa núa e espida filigrana de calafríos que degoiran por subir como un sinuoso reguero de pólvora pola túa espalda. Contraíndose e relaxándose con calma, sen coidado, co lento acompasar dos corpos que se entrelazan sendo só un.

E o vento do nordés na túa mirada, axitando as polas das máis altas árbores, fungando na brisa septentrional, mergullándote no seu aroma a Atlántico. Desaparecendo na salitre, na salitre dos seus beizos. E perdéndote, perdéndote nas ruinas esnaquizadas da historia, facendo instante as horas e horas como se o tempo só fose algo noso.

Por sempre endexamais.

martes, 19 de noviembre de 2019

Los pequeños éramos los que más saltábamos

Los pequeños siempre supimos saltar mucho.

Quizás por eso cogimos todos nuestros sueños y los metimos dentro de una botella, por ver si así crecían y crecían y yendo a la deriva llegaban a alguna parte. Aunque fuese solo porque éramos pequeños y era nuestra forma de defendernos.

Ahora que soy grande
-pero solo en un sentido figurado en cuestión de años, no en altura, en eso no he cambiado mucho-
sigo metiendo mis sueños en pequeños frascos de cristal,
poemas -les llamo-,
y los lanzo al inmenso océano que es internet, por ver si así alguien los lee, alguien quiere saber un poco más, alguien siente cierta ilusión por comprender mis sueños. No lo sé, puede llegar a ser una tontería a veces. Pero aprendí a hacer eso, y ahora no sé hacer otra cosa. Por eso cojo un verso tras otro y los lanzo al mar. Por llegar más lejos de mi persona y sobrevivir al tiempo.

Ya lo dije una vez:
solo la poesía puede salvarme.

Sea lo que sea que signifique eso.

Pero por desgracia, o por suerte, es así. Y mientras tanto solo lanzo un poema tras otro. Esperando soñar más y más. Por ver si así alguno se cumple.

Los pequeños siempre supimos saltar mucho.

Siempre muy muy alto. Aspirando a más.

Era nuestra forma de defendernos en un mundo de gigantes en medio del patio del colegio.

Y funcionó. Creo.

Aprendimos a soñar. Con todas sus consecuencias.

Y saltamos. 
Siempre más y más.

viernes, 15 de noviembre de 2019

Trufa

Hoy te sentí
tu olor
tu tacto
viniste corriendo desde el portal
hasta en medio de la plaza,
como siempre hacías
y te sentí
quiero decir que te Sentí
de verdad
y fue bonito

recordarlo.

jueves, 14 de noviembre de 2019

Destierros del alma

I

Lloran poesías
lloran de desesperación
lloran poesías
lloran, ya solo hay dolor.



II

¿Dónde quedan las prisas por vivir?
Arrastrándonos por la pena
perdimos el tiempo,
y ahora
queda pensar en lo qué queremos.



III

Yo te dibujé todo lo que no supe escribir
y ahora me queda cuerda
para aguardar esta espera
hasta ser una nueva era del vivir.

martes, 12 de noviembre de 2019

Todo es contradicción

Dolor y gloria
paz y tormenta
vida y agonía
muerte y desidia
renglones y renglones de dudas que no sé cómo resolver.

¿A dónde ir?
¿A dónde llegar?

Cómo no tropezar en esta vorágine que parece no tener nunca final.

Los sueños hechos añicos tienen poco de bonito,
pero sí lo suficiente como para retorcerlo todo en una barbarie de dolor y sufrimiento,
cómo hacer
cómo hacer para no caer muerto.

Cómo lograr mantenernos vivos mientras todo explota por dentro
y alrededor
solo quedan cenizas y ruinas
pasto del incendio que se desató.

Ya no sé qué paso dar,
ya no sé ni cómo ver el final,
solo camino y camino
sin saber siquiera si es el sendero que me devolverá a algún lugar.

Pero yo
ahora
y aquí
solo quiero morir por no ser feliz.


lunes, 11 de noviembre de 2019

Estropicio del ser

¿Dónde vive la tristeza
de un mundo sin lugar?
¿Dónde vivo?
¿Dónde vivirá
          la libertad?

Tropiezo en un pozo sin fondo
incapaz de salir a flote,
sin encontrar refugio
sin cobijo al frío del norte que perdí.

... --- ...     ... --- ...     ... --- ...

Suledad suciedad sucia soledad
del baile del perdedor
sin .
       .
         .
           .
             .
               .
                 .
                   pluag

Tropecé con los pasos en falso
deseando caer
          y morir
                       de una vez.