martes, 26 de noviembre de 2024

Y mientras tanto habitamos el absurdo un día más

¿Cómo encontrar sentido cuando todo carece de sentido? 

Un extranjero caminando con las manos en los bolsillos,
un Caulfield que busca escapar a su destino,
un pobre eterno retorno rimando como Rimbaud habitando en exilio del infierno.

Solo son notas sonando mientras suena Porto en el móvil.

Y los recuerdos de Caldas y del pasado se arremolinan,
cuando hace 10 años,
todo tenía más luz,
era más feliz
y al mismo tiempo todo seguía careciendo de sentido.
Por mucho que tratase yo de dárselo.


Y ahora soy 10 años más mayor,
quizás más o menos feliz,
a ratos,
pero lo que no sé si tengo claro,
es por qué vivir.

¿La gente se lo cuestiona?

Yo sí,
con frecuencia,
pero hace años que no tengo con quien hablar de esto.

Así que camino con las manos en los bolsillos
incapaz de saber si podré encontrar algún día el sentido al absurdo de la vida, de la moral, de la sociedad, de las leyes, de la constante escalera social que nos obligan a caminar,
para al final
llegar
y como un personaje de Pratchett
abrazar a la muerte
y echar a caminar hacia ese final

que solo es polvo en la efímera eternidad de un universo ajeno a nosotros que también algún día terminará por terminar.


Y mientras tanto habitamos cabalgando el absurdo otro día más.



- Y mientras tanto habitamos el absurdo un día más

¿Para qué vivir si solo podemos permanecer indiferentes sabiendo que no podremos evitar el absurdo de la muerte?

El absurdo de la muerte, de la sociedad, del vacío que a todos nos espera. ¿Para qué sentir? ¿Para qué sentir felicidad, para qué sentir tristeza? Si todos son vanos intentos de escapar al final, estériles agonías que buscan evitar sufrir por la desesperante certeza de que tras la negra cortina ya nada más habrá.

La muerte nos arrastra, incapaces de hacer nada.
Dios se ha ido, mejor dicho,
lo hemos matado
y está bien,
pero ahora caminamos solos
sin rumbo, 
sin brújula,
sin certezas
en esta crisis que se alarga en nuestra sociedad
como una sombra que se desparrama
y de la que no podemos escapar.

Los monstruos crecen en estos claroscuros
y ya la vieja sociedad no muere y la nueva tarda en llegar.

Y nosotros
huérfanos de valores,
de ilusiones,
nos aferramos al presente
tratando de evadirnos en la efímera satisfacción del hedonismo desenfrenado
como si eso fuese a frenar
que ya hoy, mañana, o en veinte años
todo se terminará

y cuando la muerte llegue
ya nada permanecerá.


Solo somos patéticas almas mirando a los ojos al absurdo vacío
sabiendo que nada nos responderá

inútil súplica de quien trata de negar la realidad


Ya nada ni nadie quedará.



- ¿Para qué vivir si solo podemos permanecer indiferentes sabiendo que no podremos evitar el absurdo de la muerte?

Ya solo quiero salir de este laberinto

La vida se derrama en el absurdo de la existencia
y nada tiene sentido al otro lado de la ventana.

¡Qué inútil es todo cuando el universo se incendia ante tus ojos!

Y sin embargo,
pese a todo el caos,
pese a todo el ruido,
todo carece de un rumbo, de una dirección, de un intento furibundo de escapar al frío
de la eternidad
apagándose
lentamente.

No sé cómo hacer para mantenerme cuerdo.

Cuando todos los locos miran al dedo,
solo el enfermo cuerdo comprende en qué consiste el cielo.

¡Qué infierno!
Consumiéndose el tiempo entre los dedos,
apagándose como si quedasen esperanzas entre las llamas.

Ya no sé lo que quiero,
pero solo quiero ser un extranjero en el suelo ajeno,
efímera inexistencia habitando en el no lugar de donde nunca discurren los relojes deshaciéndose
en la fina línea que divide las pesadillas de los sueños.

Solo permanece el vacío
y el martilleante y repetitivo repiqueteo del martillo que golpea de lleno en las sienes de este pobre ajeno a la vida que le tocó vivir fuera de sus intentos de mantenerse firme entre la diluida moralidad de un mundo que habita la contradicción de la total ausencia de moral,
posverdad

y ya no tiene razón de ser nada más que no sea la laxitud de la alienante sociedad

pereciendo en este cuento sin contratos y sin paz social

solo quedan mis deudas

conmigo mismo

y con este fatídico intento de mantenerme vivo

cuando no entiendo este camino...



Ya solo quiero salir de este laberinto



-Del pobre loco cuerdo que vive en la extranjería de su propia alma desnaturalizada que nunca encontrará descanso, silencio ni libertad.


Perecer


porque no hay más salidas una vez que te has quedado sin razones para sonreír un día más.-



- Ya solo quiero salir de este laberinto

Un día para dedicarme a mí, a la tranquilidad, a la calma

Hoy ha sido un día de no hacer nada. Un día para dedicarme a mí, a la tranquilidad, a la calma.

* * *

Estoy cansado de sentir que no hacemos nada en el ciclo, de tener un ritmo excesivamente lento, de sentir que apenas aprendo, que apenas tengo espacio para mejorar. Estoy cansado de hacer cosas que no me interesan. Por eso hoy, que teníamos una salida a la Gastromovida, decidí que me quedaría en casa, que no quería ir. La Gastromovida esa, nunca mejor dicho, llevaba varias semanas martilleándome en la cabeza como una estupidez en la que no pintábamos nada los del ciclo de Guías. Una vaina de gastronomía y estrellas Michelín, un espacio de concepción del pijerío como sinónimo de excelencia. ¿Qué vamos a sacar los de Guías de ahí?

Así, que con toda la frustración acumulada de un curso que parece avanzar sin hacer nada, decidí que no iría, que me quedaría en cama y que dedicaría el día a tomármelo con calma.

Hoy sería un día para mí, para la introspección, para darme tiempo y espacio y conectar conmigo mismo.

* * *

Tras despertarme a las 8 y decidir definitivamente que no iría gracias al apoyo de Lura, seguí dormitando hasta las diez y cuarto. Tras pasarme un tiempo indefinido con la luz encendido mirando el techo, quizás 15 minutos, decidí abrir la persiana y tumbarme de nuevo en cama, esta vez a leer. Ayer empecé El extranjero de Camus y la lectura me solicitaba. Recuerdo que la primera vez que la leí lo hice en un par de días escasos. La lectura, pese a ser pausada y de ritmo lento, como es Camus en sus novelas, me pedía una frenética y constante permanencia en ella. La alienación del protagonista, ajeno al contradictorio mundo que habita, me había fascinado en su absurdo. Me sentía igual. - Este tío tiene ansiedad o depresión - pensaba al leerlo. Su despersonalización empatizaba conmigo. Llegué incluso en algún momento posterior a acuñar el título para un poema de "El extranjero en su propia alma desnaturalizada". Así me había impactado Camus con su novela. Más si cabe debido a que se aleja totalmente de lo que había leído anteriormente de él en El Verano.

* * *

Después de leer durante media hora me dirigí al baño y a la ducha. Quería empezar el día con buen pie y en unas horas tendré la clase de robótica, no querría que me pillase luego el tiempo apurado y se hiciese añicos el hechizo de un día pausado y a otro ritmo. Mientras pueda mantenerlo, lo mantendré.

martes, 12 de noviembre de 2024

Aquisgrán - Aix la Chapelle

Aquisgrán es una ciudad pequeñita. Un rincón acogedor y bonito que despliega su encanto envuelta en su esencia de pueblito otoñal con sus callejuelas de niebla y piedra al anochecer. Un sol cansado que se mantiene siempre incapaz de alzarse en toda su plenitud levita suavemente sobre fachadas de casas y edificios impresionantes. El interior de su Catedral te recibe y te acoge en sus brazos dejando sin palabras al viajero despistado que no espera tal grandilocuencia interior. Lo que queda del antiguo palacio de Carlomagno hace pivotar toda la ciudad a su alrededor. Y mientras el viajero camina por sus callecitas, descubriendo rinconcitos a cada paso y dejándose empapar de su calma y su ritmo pausado vital.

Una petite ville d´automne avec ses ruelles de brouillard et de pierre au crépuscule.

Un poquito esa es la sensación que atesora Aquisgrán.

domingo, 10 de noviembre de 2024

Por los callejones en sombras del pasado

Por los callejones en sombras del pasado recogí este puñado de poemas,
alguno estaba tirado en una cuneta,
otro olvidado en un rincón,
muchos de ellos ahogando sus penas en alcohol
y la inmensa mayoría acumulando rabia para gritar de felicidad cuando estalle la revolución.

Por los callejones en sombras del pasado recorrí mi historia de luchas,
de miradas,
de perspectivas,
sonreí ante la inocencia,
me sorprendí ante la magia,
me reconecté con mi esperanza
y me descubrí caminando en pos de una nueva trinchera.

Por los callejones en sombras del pasado vi quien era, 
quien soy,
y quien quizás algún día sea,
y al final todo eran títeres de sombras
de falsos recuerdos nunca vividos
y de reales memorias siempre vividas,
a fin de cuentas
es tan fina la línea
que ¿quién sabría decir que persona habitaba en nuestra alma que siempre lucha,
que siempre se empeña
en arder un poco más,
en mantener la batalla un poco más?

Por los callejones en sombras del pasado
supe que transformar la realidad siempre ha sido una necesidad
y más mal que bien, y más bien que mal,
siempre lo he intentado,
espero que cuando haga cuentas con la historia
esté en el lado del pueblo,
de quién ha marcado la diferencia.

Menos de 10 contradicciones es dogmatismo.

Y yo tengo muchas.

Pero no rendirme nunca del todo
no será jamás una de ellas.

Por eso,
por los callejones en sombras del pasado,
supe que siempre habría un horizonte que soñar con alcanzar.

Y hacia allí me dirigí,
caminando en silencio, con las manos en los bolsillos, perdido en mis recuerdos, mientras avanzaba
por los callejones en sombras del pasado.

Y no sé si sucederán

Demasiado complicado,
yo espero que suframos menos
cuando crezcamos,
yo solo espero
que todo cobre algún sentido
y mientras nos hemos hecho mayores
y nada ha cambiado

y las lágrimas se llenan de nostalgias
y yo ya no puedo llorar más,
quizás solo dejar de respirar.

Yo solo espero encontrar una salida,
yo solo espero dejar de asfixiarme con la ausencia de libertad.

Yo solo espero...
yo solo espero tantas cosas...

y no sé si sucederán.

sábado, 9 de noviembre de 2024

Y yo no he vuelto a encontrar mi lugar

Comienza la cuenta atrás y el baile va a empezar
somos sombras en algún no lugar, 
inestancias en ninguna parte
que persiguen encontrar rastros de lo que fueron.

Pobres mortales,
efímeros,
como vidas que se apagan
sin saber cómo, 
ni dónde.

Solo somos nombres
listos para escapar y desaparecer cuando llegue el final.

No llores.

No llores.

La poesía ha marchado para no regresar.

Y los poemas ya solo son rasgados acordes
disipados en el silencio del eco de nuestro bienestar.

Las lágrimas corren.

Y no habrá paz.

Ya la poesía se ha marchado.

Y yo no he vuelto a encontrar mi lugar.

Entre rincones en ruinas sucumbimos a la desidia

Entre rincones en ruinas sucumbimos a la desidia. No hay vida
Más allá
No hay nada.

jueves, 7 de noviembre de 2024

Salpica la vida ante la inevitabilidad del absurdo

Salpica la vida ante la inevitabilidad del absurdo

¿por qué vivir
si no hay donde arrullar las penas
de esta existencia que agoniza?