sábado, 31 de agosto de 2019

Cuando teníamos veintitantos en un lugar perdido y nos encontramos


La borrachera comienza a subir y el alcohol desteje sus efectos. Las bolas de billar bailan ante nuestros ojos y fallar un tiro bajo la excusa de que el otro lleva detrás mucho bar es una forma limpia y sutil de desempolvarnos las culpas y no tener que asumir nuestro propio mal estado. La creadora de la frase, Sara, es una chica con larga vida a sus espaldas. A sus 21 años ha visto más que mucha gente a los 50 y destila unas ansias constantes de beberse la vida a cada sorbo que da a su botellín de cerveza. Te habla con esa sutileza valenciana que deja recaer el peso justo y preciso en las palabras adecuadas, sin sobrar ninguna letra ni faltar las sonrisas necesarias en los momentos necesarios. Su mirada escintila bajo los focos del bar y en ellos tiene esa forma tierna y benévola que tienen las personas que se saben refugio para los demás, sin juzgar ni indultar, solo proteger y salvar de las caídas de esta vida en la que es tan fácil equivocarse metiendo la bola negra en la esquina equivocada.

La noche discurre sin más imprevistos que los justos y necesarios, como esos en los que decides irte afuera a tomar el aire y comienza a sonar Daa blue, y claro, precipitadamente tienes que girarte y volver a la pista de baile, porque sería una ofensa a Eiffel no ponerse a bailar esa canción en cualquier momento, ya esté el edificio en llamas o sea el fin del mundo. Bacardí limón arriba, estrella galicia abajo, un par de chupitos a los lados y jugger con monster por descontado para acabar con el cansancio. Todo fluye como tiene que fluir y entre perreo y perreo un buen temazo como Macaulay Culkin para darlo todo en el medio como si no hubiese nunca otro final que no fuese el final feliz.

Al fondo de la barra está Ana apuntando en un papel los disparos musicales con los que hacer estallar en mil pedazos todo el bar, las canciones se suceden una tras otra entre sus dedos igual que su vaso de alcohol que cada vez está más vacío que lleno, podría parecer esta la causa de su sonrisa fácil de cristal, pero la verdad es que tiene la capacidad de iluminar el cielo a cada instante sin preocuparse demasiado por otra cosa que no sea reír. Mireia está a su lado, dispuesta a saltar al ritmo de lo que se le ponga por delante, ya querría cualquier viñarrockero moverse con la agilidad de su juventud. Se me acerca corriendo y se ríe, con esa expresividad tan pura que tiene su rostro, y yo le digo que vaya con calma que luego se amodorra con el alcohol y ella al escuchar la expresión rompe en espontaneidad dando una lección de humildad a Daddy Yankee y su canción mientras todo gira a su alrededor.

Fuera están Javi y Alicia, cuidándose, tratando de sobrevivir a la resaca acumulada de 3 días. Gozan del hablar calmado de las personas que generan confianza con esa frágil sinceridad que destilan en sus voces. Tienen magia, la sensación de que al verlos todo se detiene y gira en torno a ellos; quizás por eso a veces me descubro observándolos, nublado por ese hechizo que se crea a su alrededor, como si al mirarlos este sucio mundo resultase ser un poco más bonito, un poco más tierno.

Llevo ya dos cubatas entre pecho y garganta y todo comienza a resultar más complicado, sobre todo cuando intento no meter la bola negra en el agujero equivocado y me cuestiono a mi mismo si vamos a por las lisas o a por las rayadas, porque para rayadas ya tenemos bastante con la suicida cotidianidad de la que cuesta discernir entre el grano y la paja. Esther se acerca para sacarme a bailar y yo me dejo guiar de su mano, tiene esa familiaridad de las amistades de toda la vida que entre cerveza y cerveza se juran soportarse por siempre en las caídas mientras se sostienen mutuamente las frentes.

Mañana Marina se va y Vero ya nos falta, así que decidimos por unanimidad brindar por el futuro con chupito todos a una. El tequila desborda de los vasos con los sucesivos choques y nos prometemos entre risas de felicidad reunirnos en casa de la madrileña en Navidades. Nos abrazamos y salimos a bailar, nadie quiere pensar en las mentiras que se filtran entre estos juramentos, y es mejor así, la noche es joven y el cielo está suficientemente estrellado como para caernos por el precipicio de nuestros miedos.

Juan y Gonzalo se juegan el tiempo al billar, más rentaba que fuese el desayuno, porque a ver quien se levanta en el día libre. Se cuece dormir hasta el mediodía y todos lo sabemos, por eso cuando cierra el Gallaecia salimos al exterior y comenzamos a caminar calle abajo haciendo eses, sujetándonos unos a otros, porque para eso están los amigos: para los sueños, las esperanzas y las borracheras -ya sean estas de felicidad o miedos-.

Tras un duro trabajo y veinte minutos largos logramos llegar al embalse, las aguas brillan bajo el relente de la luna y la naturaleza se abre ante nosotros a medida que atravesamos el puente que tantas veces hemos cruzado a lo largo de todos estos días. Me voy quedando atrás y enfrente mía escucho esas risas que ya podría reconocer hasta con los ojos cerrados. Sonrío de medio lado y pienso que no sé dónde estaremos en unos días, pero tampoco me importa demasiado si esta gente no sale de mi vida.

La noche se abre ante nosotros y las estrellas fugaces juguetean con los murciélagos a surcar el firmamento. Pillamos los sacos, las almohadas y los edredones y nos tiramos en la playa a disfrutar de nuestra juventud. Hablamos de todo y de nada, de pasados y futuros, de sueños, de caminos y viajes que algún día haremos. Reímos, sonreímos, gritamos y nos sorprendemos al descubrirnos hasta niveles desconocidos. Y todo está bien, porque solo se puede estar bien cuando estás con tu gente. Y eso es lo importante. Porque ya llegará la vida, pero hoy y ahora estamos en standby y solo importamos nosotros, nuestra amistad y el presente.


El juego ya se ha acabado antes de comenzar

En la noche oscura
surcan los cristales de los espejos
levantando astillas a su paso
clavándose en los ojos ajenos
como muertes anunciadas en sus reflejos
como llantos de muertos que no encuentran
entierro para este desvelo.

Supuran las flores en la madrugada
como rosas de fuego que arden desparramándose por las aceras
el dragón ya está muerto
y la lanza se alza inerte en el cuello
el caballero sin cabeza ha ganado la partida,
pero que ironía que la ruleta siga girando
como una peonza, como un dardo,
como una bala perdida que se clava en medio del lago
y las ondas se abren en todas direcciones
circunnavegando el globo terráqueo
en un giro eterno que parece no tener final,
ya quedarán poesías cuando arda toda la inmensidad.

Estallan las batallas perdidas
como pesadillas de las que es imposible escapar
el cementerio perdido se esconde y aparece cuando no creas seguirlo
y las callejuelas se desgranan hacia un mar de plata que dibuja Sorolla
bajo las gotas de sangre de Mercurio devorando a sus hijos.

Qué cruel es este destino
por más que huyo solo tropiezo conmigo mismo.

La tormenta se cobra cada día más víctimas
y todo es caos y destrucción a su paso
como un llanto de miserere toledano perdido en algún valle lejano;
las guitarras ya lloran acordes desgarrados entre el eco del vacío que deja la lluvia tras de sí
y si por si no fuera poco
quedan solo un puñado de locos dispuestos a enfrentarse a los monstruos.

Ya no hay gloria, solo soledad;
y un puñado de pólvora dispuesta a estallar.

Lloran las estrellas con sus lágrimas de San Jorge
mientras sus brazos supuran heridas que restallan entre toda la ponzoña
que cae goteando
donde ha pisado no vuelve a crecer la hierba
y qué esperas?
solo era todo un juego sin final dispuestos a terminar cuando no pudiéramos ya más.

Mueren los sueños entre gritos desgarradores de dentelladas lobunas,
mi pecho arde por tratar de salir de su encierro
y solo los muertos se mantienen en silencio cuando Lucero del alba decidió reinar
en este baile de locos, sordos y mudos
que es el camino sin marcha atrás
hasta el precipicio del completo final.

Supuran las cicatrices de la espalda
y solo quedan un par de alas quemadas para aferrarse a algún lugar,
el sello lo ha borrado todo
y estampamos los sobres sin remitente para que el boomerang nunca pueda volver a golpearnos.

Queremos estar vivos
porque no sabemos hacer otra cosa.

La tormenta se cobra todo a su paso
qué patética existencia la que nos queda por delante,
puede que de alguna forma distante sepamos reencontrarnos,
mas mientras tanto
seguiremos caminando y pasando de largo
saludándonos cuando nos crucemos
y rezando por los muertos
en fila india de uno:
recuerda estas palabras:
la Santa Compaña siempre se cobra su diezmo de almas.

En la noche oscura
ya nada tiene sentido
ya nada tiene final
solo resta sangrar todos nuestros miedos
por ver si así nos sentimos un poco menos muertos
hasta que todo termine
y podamos descansar en paz
por siempre, por jamás.

Llanto eterno del miserere de muertos en esta danza macabra medieval.

viernes, 30 de agosto de 2019

Un millón de palomas

Cargando nuestros miedos
nos topamos con nosotros mismos
desnudos ante la incertidumbre
confundimos al destino
y nos descubrimos desorientados
por las calles de este país
que suplica por un sacrificio en la noche:
estaremos muertos, pero hoy no,
te confieso de madrugada todos mis sueños
como una lluvia de estrellas
sacralizando la vida
sentimos que tenía sentido
pero solo nos mentíamos a nosotros mismos
en el silencio de esta soledad:
sin prisa,
somos locos de la noche,
sin prisa,
somos locos de la noche,
vayamos a dónde sea que salga en la ruleta
y reza
reza
reza por los vivos,
reza
reza
y reza por los muertos:
sin prisa somos locos de la noche
perdidos en nuestro más allá.

Bellotas

12 días.

Hay quien podría pensar que 12 días no es nada, apenas 300 horas, poco más que un puñado de semana y algo en los que malgastar un poco de tiempo de verano para evitar el aburrimiento.

Solo 12 días.

Poco más.

Y cuánto pueden unir 12 días.

Una eternidad. Un instante fugaz que se escapa entre las manos, como esos murciélagos que sobrevuelan la noche y no sabes muy bien si es estrella o mamífero. Unas décimas de segundo en lo que dura la vida, pero toda una vida en lo que dura apenas una semana.

Puede parecer una tontería, pero es que miro atrás y lloro de emoción pensando en estos días. En tantas horas vividas juntos, en tantos sueños y esperanzas volcados en una mesa de billar con un cubata o una estrella en la mano, en tantas memorias de nuestros pasados acunadas bajo la luz de un cielo que parecía imposible que fuese más estrellado. Y vaya si nos estrellamos con la realidad al ser conscientes de que eso se acababa y que todo lo que durante unos días parecía una vida ahora parecería solo una pequeña vida perdida en el oleaje de los recuerdos.

Supongo que por eso miro atrás y no puedo evitar sonreír. Por tratar de atraparos entre los dedos. Por tratar de hacernos eternos en nuestra memoria. Por ver si así esto dura un poquito más, aunque sea en la imaginación. Por tratar de hacer un artificio al tiempo y engañar a las distancias, saltarnos todas las fronteras y soñarnos un poco más cerca, como si nunca nos hubiésemos separado. Quizás así el reencuentro sea plenamente una realidad y pareciese que jamás nos hubiésemos ido de ese lugar que guardaremos eternamente en los tatuajes que llevamos en la piel.

Sigo levantándome a las 8:30 de la mañana, pero ahora todo es más solitario, porque simplemente voy a la cocina a por un zumo y un vaso de colacao, y no hay caras de sueño ni sonrisas mañaneras de esas que nos alegraban los días. No está Gonzalo preguntando si queremos los bollicaos y weikies que quedan, ni Juan tiene a su mamá para cuidarnos. Después simplemente me levanto y voy a lavarme los dientes, pero ya no hay música sonando, ni una docena más de gente repartiéndose en dos filas para ahorrar espacio. No está Vero bailando mientras le pica un dedo, ni Ana para animarnos como si estuviésemos solitos en casa. Porque estoy solito en casa, pero ya no vienen ni los cacos, ni me monto una fiesta, ni suena música a todo volumen en el Gallaecia para ver a Mireia dándolo todo hasta caer en una silla muerta de sueño. Tampoco está Sara con sus horas de bar a las espaldas ni Alicia para aprender llaves nuevas y técnicas.

Sigo comiendo a las 2 de la tarde, para después no hacer nada y tumbarme en cama y pensar que no tengo a Javi para apoyarme en su pecho mientras me tapa la barriga para que no me coja frío. No está Andrés llamándome para ir a la ducha, ni Glodie con su google translate de un lado a otro. Tampoco está Esther soltando tacos, uno tras otro, mientras le pregunta a Xavi si puede llevar agua, ni Marina insistiendo con la posibilidad de llevar cantimplora, porque a ver si no cómo hacemos yoga. Ya no hay pelis de Orcas para ver con Paco, ni experimentos de física fallidos con la cara triste de Jorge. Ni Laura contando chistes en el autobús y la mesa 3, ni Liz para matarnos a todos a base de picante.

Sigo merendando a las 6 de la tarde, pero ya no hay quejas por las manzanas y naranjas que nunca faltan. Ya no está Laura para llevarnos por los pueblos a concienciar a gente que tiene poco por lo que concienciarse, pues su pasado ha sido una diáspora de pobreza, migraciones y dolor. ¿Y cómo concienciar a alguien del que tienes todo por aprender?

Sigo yendo a cenar temprano, aunque luego Misifú no esté esperándome y ya no haya juegos, ni veladas, ni cervezas en las toallas de la playa bajo toneladas de sacos y mantas. Sigo recordando, aunque ya no haya nada de todo eso, supongo que por ello trato de aferrarme al recuerdo, por hacerlo un poco más eterno.

No hay caídas, moratones, cortes, silvas, cicatrices ni caminatas cargando con un bañador que no usaremos. No hay partidas de cartas, ni paseos continuos cruzando el puente del embalse que nos haría salir con unas cuantas escamas. No hay termas, ni calor, ni cangrejos cocidos. No hay kayaks ni erizos. Y por supuesto no hay pinzas ni castigos. No tengo a nadie a quien seguir por detrás sigilosamente y asustar cuando le pongo todo un tendal entero de colores en la espalda, ni conversaciones sobre indepes y reintegratas. Ni hay calma con la que comenzar a cantar una y otra vez como si no hubiese mañana para las resacas.

Puede parecer todo esto una tontería, pero es que 12 días dan para mucho, para amistades, sueños y planes de futuro.
Por eso adornaría todos los muros con la promesa de volver a vernos
y hacer otro trecho más de camino juntos.

Gracias por el tiempo,
por la vida,
por los momentos.

Gracias por hacer estos 12 días solo nuestros.

Que nuestro recuerdo no lo borre nunca ni el viento.

El calendario nuestro

Componemos sueños con los dedos por construir futuros juntos
hablamos de caminos
y los senderos se abren siempre ante nosotros
no sé muy cómo
pero todo está bien, en su sitio, y perfecto,
como las pequeñas cosas que están en su lugar correcto,
como una llave que abre la luna en el tejado del invierno.

El viento levanta nuestros pasos allá donde queremos
y todo gira sin planearlo,
remolino de sueños que se posan suavemente sobre nuestros labios,
los abrazos son el instante eterno que dura una vida juntos
y los pasos del pasillo se escuchan mucho más nítidos cuando estás junto a mí
y eres tú quien marca su ritmo.

Podríamos escribir las paredes de sueños,
de frases,
de futuros que hacer ciertos;
en la sala adornaríamos con cientos de fotografías que marcasen el paso del tiempo
y decenas de posters en la habitación
una docena tuyos
y un par de los míos que no te gustan
como si las paredes susurrasen dónde y cuando queremos estar,
que es aquí
y ahora,
sin estar en ningún otro lugar.

Las tardes de verano tienen ese no sé qué de sol
como un invierno de luna y un otoño revoloteando por senderos llenos de hojas y playas
que se enzarzan en batallas contra viento y marea,
mientras tanto la primavera es dibujar viajes con los dedos
por ver si así logramos perdernos en cualquier lugar
mientras los versos nos acunan al calor de nuestros besos.

¿Qué tendremos que esta vida es mucho más brillante y bonita cuando nos perdemos en nosotros?

Las miradas, los rostros, las caricias, las conversaciones de wassap por sentirnos más cerca del otro.
Y unas buenas noches
y un te amo
y corazón corazón, bandera, berenjena, petauro, mochila, lura y de nuevo lo mismo,
y otra vez corazón.

Dormir contigo es vida
y vivir es sueño,
miro al sol y la luna
y el tiempo se encarga de guiarnos y hacernos nuestros propios pasos
para llegar siempre muy muy lejos,
justo hasta donde la libertad y los sueños
se abrazan en el atardecer para ser siempre nuestros.

La chispa que te impulsa a seguir ardiendo

Contamos los instantes vividos con los dedos
por ver si así logramos atrapar las imágenes vívidas que se alzan ante nuestros ojos,
no somos más que poetas diarios que se aferran a lugares lejanos,
a sueños de otros,
a recuerdos que nos componen
porque somos retazos rotos de los pasados que jamás podremos recuperar.

¿Qué hay de verdad en una utopía?
¿Qué hay de cierto en un futuro que queremos?

Sonreímos al tiempo por hacer un pacto con el destino
y caímos rodando por el sendero en medio de la hierba
como otoños de hojas que se arremolinan alrededor nuestra
como embalses de lágrimas que se desbordan cuando el caudal es demasiado
para nuestros pequeños ojos de emociones
tratando de reflejarnos en otros
sin saber que ante el espejo siempre estaremos solos
con nosotros mismos por únicos testigos de este baile sin final.

¿Qué hay de prisa en un atardecer de verano?
¿Qué hay de fantástico en una estrella fugaz que se desborda del tejado?

Los momentos jamás recordados son los que más nos preocupamos por mantener vivos
como títeres sin hilos incapaces de seguir caminando por sí mismos,
pues no hay Dios en este caos existencial que pueda salvarnos
solo nuestras victorias, caídas y abrazos,
porque sonreír es pasar de largo ante los miedos y salir a flote en este mar de oleaje bravo
por nosotros, por vosotros, por ellos,
por todos los que llamamos los nuestros,
por lograr soñarnos.

¿Qué hay de malo en querer salvarnos?
¿Qué hay de bueno en tratar de escapar del dolor?

Solo queda un sutil baile de dos
jugando a las distancias con el tiempo
como si las fotos en blanco y negro se desdibujasen a lo lejos
y ardiesen solamente hogueras de sobres sinceros que se desperdigan con el viento;
nos mantenemos en pie para no caer
y trazamos esquemas para escribir las mejores sonrisas,
hay poesía en cada instante del día,
solo hay que preocuparse de buscarla,
el resto es componer las palabras, las miradas y todas las ganas de comernos esta vida:

Como una partida de billar que jamás se termina
por más que demos vueltas por las esquinas volando en libertad en la fugacidad de la eternidad.

¿Qué hay de malo en soñar?
¿Qué hay de malo en soñar con la felicidad?


sábado, 17 de agosto de 2019

Para eso están los amigos ¿no?

¿Recuerdas el primer día?
Nos sentamos en la torre del reloj
a comer helados,
reírnos
y hablar de tonterías,
a ser amigos -a fin de cuentas-
a disfrutar de los pequeños momentos de esta vida
como la salitre marina que brilla en lo alto
cuando las campanas dieron el final del día
y el cielo se teñía de rojo
como la centelleante luz del atardecer.

¿Recuerdas el primer día?
Me dijiste que no olvidase nada a partir de ese momento
y desde entonces
cuento cada una de las jornadas
hasta llegar a los 355 que hacemos hoy.
Los cuento todos.

¿Recuerdas el primer día?
Me mirabas confundido,
sin comprender bien este mundo.
Así que tras el trabajo nos sentamos en lo alto
a compartir unos helados
mientras la ciudad vivía a nuestros pies
y nos contábamos nuestras preocupaciones
porque para eso están los amigos.
Para lo que haga falta.

¿Recuerdas el primer día?
Recuerdo todos y cada uno desde aquel séptimo día
en que me evadí del sueño
y comencé a recordar quien era
en el presente que daban las campanas diluyéndose hacia el futuro
que se nos escurría entre los dedos
como granos de sal marina
brillando en nuestra mirada.





Centelleante luz del atardecer
en todo lo alto de la torre del reloj,
la vida se consumía día a día
y las sonrisas de la amistad en el horizonte ardían
siendo nuestro refugio para dos.

lunes, 12 de agosto de 2019

Perito de tu luna

I

Vale la pena la vida
si en la muerte te veo,
tiene sentido el descanso eterno
si este sendero tu luz guía.



II

Nada al rayo detuvo
y el amor restalla en el cielo,
el viento agita los sentimientos
y el azar se encarga del resto.



III

Salto
y salto
y salto hacia adelante
y dos para atrás
y alguna caída,
pero el camino...
el camino a tu vera siempre lo repetiría.



IV: Bonus track

Hoy es martes
y yo sigo en mis trece.

sábado, 10 de agosto de 2019

Pesadillas sin sueños

Entre el informe caos
de un mundo que colapsa
la suerte se fugó
echando al fuego todas las cartas,
las prisas ardieron
y ya solo quedan cenizas
brasas que irradian luz
prendiendo si acaso incendios
que desbordan los cuatro costados
de un plato que es este mundo plano
sin bordes de protección
caída hasta el fondo
surcando el mar interior
sin intención     de dar un paso atrás
los rayos de sol
desbordan esta ficción
y el fuego griego permanece en el tiempo,
no han caído todavía los templos
y sabemos que ante tanto destrozo solo queda seguir
nadie se pelea por visitar ciudades en ruinas
a no ser que el reloj gire
en el otro sentido
y los siglos
se hayan perdido
entre libros y libros de cementerios erguidos,
los trayectos de la luna no se someten a votación
la curia regia no tienen palabras para definir este dolor
y el socavón nos ha absorbido
caminando sin cesar
por senderos de ritos
que nos llevarán siempre un paso más allá
mientras sorteamos luciérnagas
y esquivamos viajeros ciegos
que van a donde siempre nos han dicho
sin mirar más allá.
Acierto en la noche
todos nuestros tristes bienes
pobres sueños heridos
verdaderamente nunca llegaremos a ninguna parte así
si el mar está enfermo
y la vida se entrecorta
los acordes retocan en el aire
y el aliento me mantiene cuerdo
como un caballo que corre desbocado
¡vamos a estar bien!
¡de verdad que vamos a estar bien!

Respira y toma aire
toma aire y respira,
respira y toma aire
toma aire y respira.

Carga las palomas a hombros
y levanta la cabeza,
volaremos si hace falta
seremos rayos de sol aunque la noche se fugue
entre campos elíseos de París
escupiendo a los años
bienvenido Dios
este es su cortejo fúnebre
no llore por los vivos
usted ya no está entre ellos,
rasca la tarjeta
para ver si tienes premio,
silencio,
¿quién es el cuerdo que superó la locura de ser eterno?
Aluciona-
ciones,
tristes y melodiosas
canciones
que asfixian y destrozan el cuerpo,
el veneno se carcome por dentro,
las cuentas vacías del calendario,
dulce horario que nos arrastra
salteando entre tuertos
mancos, ineptos,
estropicios entre tanto estiércol,
maldita suerte la mía,
mi santo sepulcro ha caído
percibiendo todo el llanto que brota
de los manantiales del mar
a izquierda y derecha
se ven obras y edificios a medias,
loca noche del más allá,
el aire sopla claro y limpio
haremos pesadillas de sus sueños
como Alicia entre maravillas
nos saltamos la casilla de salida
bebimos hasta el final de la madrugada
como seres sin luz ni lugar al que ir
reír podría reír
¿pero dónde estaría el encanto del horror?

Color negro,
oscura tiniebla,
partes a partes sin partes que reparten
todo el ruido que podemos soportar
en falsos apocalipsis sin muertos
los cadáveres ya están vivos
y solo hay silencio entre tanto lloro
abofé que sí,
abofé que asalté los cielos,
es tarea de locos -ya lo sabes-
vamos a seguir,
porque sí,
porque Dios no vendrá, Alicia,
Dios no vendrá
y solo nosotros podremos marcar la diferencia
entre las blancas rosas y negras,
el rojo es un color esperanzador
y la sangre borboteando
en una rosa de fuego
que se extiende
cubriendo este cielo negro,
el infierno no está tan mal
pero solo la luz puede vivir ahí.

Exactamente en la noche
la luminosidad no tiene sentido
hay mierda para parar un carro,
si no fuese por mí todo se habría detenido,
si no fuese por mí la vida no tendría sentido.

Abrimos la boca bajo el agua para respirar
y os ahogasteis en un vaso sin nada,
vamos a caminar para llegar a alguna parte,
luego ya lloraremos,
pero ahora sigamos, por favor,
ahora sigamos.


Cuando ya no había luz
la sombra nos salvó.

jueves, 8 de agosto de 2019

Soñaba en un pupitre frente a la ventana con estrenar el verano con un brillo constante en la mirada

La luna como fondo de un vaso de tubo
apunto el instante en un minuto
como un cuaderno de fotos hechas a contrapunto
despunto por saberme anuncio
de una postal de paisaje y mar
muelle en pleamar
saltar y volar
queda paz
cuando llega la felicidad.

Podría confundirme como una gaviota cruzando la Ría
qué haría para saltar de casilla en casilla
la partida no tiene inicio ni salida
reiría si supiera cual era la respuesta a tanta botella de cristal surcando la mar
la brisa se lleva la salitre sin cesar
y todo un mundo se condensa en las imágenes que capturo
en un vídeo a 25 fotogramas por segundo
sucumbo
a la poesía del suburbio
pantalones cortos, sandalias y camiseta de tirantes
las llaves bailando en la mano y el móvil en el bolsillo
la música en los cascos a tope de volumen con mucho estilo
abro camino allá por donde paso y por donde yo decido.

Firmaba cientos de cartas sin destinatario
canciones atrapadas en decenas de folios en blanco
transformando toda la realidad entre mis brazos
pedazos y retazos de todo lo soñado
queda luz y esperanza si la mirada no se apaga
sigue otro día más que esto no se para
logremos hacer futuro, ya nadie nos planta cara.

No hay prisa cuando el sol se va
saldría a recorrer el mundo y el mar
y por el camino el viento dominar
la rima surcar
y como un verso improvisado dibujar la palabra libertad en lo alto de una pared en mis calles.

Hago barrio allá por donde la vida pase
ya no queda sol que nos deslumbre bajo la sonrisa de una gorra
desborda la luz cuando nada ahoga
la arena entre los dedos y los pies siempre pisando firme sobre las nubes
¿qué confundes con la paz
la suerte o la libertad?
Atrapo paz en una ilusión constante
ya habrá saltos hacia adelante
cuando comprendamos que no hay caída allá adelante:

Yo hago mi propio destino,
ese es el camino que yo he elegido,
y cuando nada parezca mejorar
piensa que seguir es lo que queda para no fallar,
en el horizonte siempre hay otro obstáculo que superar,
disfruta del instante dominando cuerpo y alma de a una sin parar,
que más da que no todo sea tal como era
ya habrá nuevas épocas que recordar y rememorar
que adornar con los brillos del pasado que no queremos olvidar,
si tú quieres el mundo te deslumbrará,
solo hay que soñar.

No hay prisa cuando el sol se va,
la mar sonríe siempre un paso más allá,
hagamos sendero al caminar,
saltemos, bailemos y volemos,
queda mucha vida por delante por superar,
salta, vive, sueña,
que nadie te quite la esperanza en esta nueva era,
espera hasta alcanzar el final
porque solo queda atrapar en un poema la luz de la libertad.

martes, 6 de agosto de 2019

Curocromo para las heridas cosidas con amor

Ya la vida pasa callando
como un relente silencioso que nada deja
podría la desidia romper el saco a trozos
pero los pensamientos estallan y restallas por los cuatro poros de estos costales
los rosales en flor arden como espinos
y caminamos abriendo camino por un sendero de lamentos perdidos
abrasamos la suerte en una moneda a cara o cruz
y nosotros somos quienes elegimos nuestro propio destino
pues no está escrito.

El vuelo alza en las aves mañaneras
y las saetas dibujan filigranas a cámara lenta
que incierta es la tierra yerma
cuando todo queda hecho cenizas al otro lado del cristal.

Son sombras que no logramos parar
gritar al viento
porque no queda otra
ya callarán los muertos en su funeral
nadie asiste a misas ajenas
y hasta el cura se bebió toda la sangre de Cristo
con tal de entablar amistad con su predilecto amigo caído.

¿Dónde están los cristales que nos arrancamos de cuajo de la mano?
¿Dónde están los instantes que infundados se fugaron?

Quedan noches bajo las estrellas
perladas perlas
deslumbran la oscuridad y alumbran las tinieblas
pobre poesía de salto al agua de cabeza
las olas mecen la vida
con su suave vaivén de brisa fresca.

Sucumben los minutos al paso del reloj
y ya no queda otra cosa que contar hacia atrás
a la de tres
a la de dos
a la de tres, dos y ya.

El sol seguirá en lo alto brillando sin cesar
las mareas no se detendrán
y el mundo girará cada día como si no fuese el final
mientras tanto simplemente abre los ojos, toma aire, y salta al sueño de la libertad.

lunes, 5 de agosto de 2019

Vaya cuento que recuento en la oscuridad de este desvelo

Rotos de un chándal que alguien olvidó coser.
Elvirus


Exploro rimas y libros
tratando de construir el verso perfecto
revertir el tiempo
y forjar impuesto revolucionario
saltar de tejado en tejado
nunca llueve en el faiado
no sabríamos siquiera cómo no lograrlo.

En la noche consumo la botella
solo resta la eterna espera
frente al techo negro
ojeras en el rostro ante el calor de agosto
ya sabremos cómo ganar estando tan rotos
y mientras tanto contar ovejas degolladas
en el insomnio de nuestra almohada.

Apágame la vela que arde
en la mesita del reloj
los segundos pasan y yo
soporto el encierro de este corazón
que sueña por el plomo del corredor
de cañerías
te reirías si me oyeras
gritar silencio
el infierno se ha congelado
sin saber muy bien cuando
pero bien es verdad que nos rompimos
al correr
delante de los grises
sueños que comían pesadillas
con esa falsa sonrisa
del tambor vacío de mi revolver
me revolví
revolcando el porvenir.

Aprendí
a fingir
ser feliz
mientras las mencillas me veían crecer.

Ya quedará camino cuando la muerte allane el sendero
de todos los recuerdos yermos
hasta ser
simplemente ser
otra
y otra
y una y otra vez.

domingo, 4 de agosto de 2019

Brillos en tus palmas

Entre la cuna de los versos
atesoré un instante eterno
por ver la luz de tus labios
la risa de tu mirada
y la poesía en tus manos.

Salté del cielo al más allá
por sobrepasar la línea de la libertad
y sonreí al sentirme uno
con tus pasos en el camino
con tus sueños de futuro.

Entre la luz del día
y la brisa de la noche
encontré el sur atrapando tu norte
tras filigranas lejanas
de la suerte que no se esconde.

Salté del tiempo
y corrí con el viento
el mar me arrullaba
y la mañana cantaba
mientras todo tu cuerpo la vida me daba.