de un mundo que colapsa
la suerte se fugó
echando al fuego todas las cartas,
las prisas ardieron
y ya solo quedan cenizas
brasas que irradian luz
prendiendo si acaso incendios
que desbordan los cuatro costados
de un plato que es este mundo plano
sin bordes de protección
caída hasta el fondo
surcando el mar interior
sin intención de dar un paso atrás
los rayos de sol
desbordan esta ficción
y el fuego griego permanece en el tiempo,
no han caído todavía los templos
y sabemos que ante tanto destrozo solo queda seguir
nadie se pelea por visitar ciudades en ruinas
a no ser que el reloj gire
en el otro sentido
y los siglos
se hayan perdido
entre libros y libros de cementerios erguidos,
los trayectos de la luna no se someten a votación
la curia regia no tienen palabras para definir este dolor
y el socavón nos ha absorbido
caminando sin cesar
por senderos de ritos
que nos llevarán siempre un paso más allá
mientras sorteamos luciérnagas
y esquivamos viajeros ciegos
que van a donde siempre nos han dicho
sin mirar más allá.
Acierto en la noche
todos nuestros tristes bienes
pobres sueños heridos
verdaderamente nunca llegaremos a ninguna parte así
si el mar está enfermo
y la vida se entrecorta
los acordes retocan en el aire
y el aliento me mantiene cuerdo
como un caballo que corre desbocado
¡vamos a estar bien!
¡de verdad que vamos a estar bien!
Respira y toma aire
toma aire y respira,
respira y toma aire
toma aire y respira.
Carga las palomas a hombros
y levanta la cabeza,
volaremos si hace falta
seremos rayos de sol aunque la noche se fugue
entre campos elíseos de París
escupiendo a los años
bienvenido Dios
este es su cortejo fúnebre
no llore por los vivos
usted ya no está entre ellos,
rasca la tarjeta
para ver si tienes premio,
silencio,
¿quién es el cuerdo que superó la locura de ser eterno?
Aluciona-
ciones,
tristes y melodiosas
canciones
que asfixian y destrozan el cuerpo,
el veneno se carcome por dentro,
las cuentas vacías del calendario,
dulce horario que nos arrastra
salteando entre tuertos
mancos, ineptos,
estropicios entre tanto estiércol,
maldita suerte la mía,
mi santo sepulcro ha caído
percibiendo todo el llanto que brota
de los manantiales del mar
a izquierda y derecha
se ven obras y edificios a medias,
loca noche del más allá,
el aire sopla claro y limpio
haremos pesadillas de sus sueños
como Alicia entre maravillas
nos saltamos la casilla de salida
bebimos hasta el final de la madrugada
como seres sin luz ni lugar al que ir
reír podría reír
¿pero dónde estaría el encanto del horror?
Color negro,
oscura tiniebla,
partes a partes sin partes que reparten
todo el ruido que podemos soportar
en falsos apocalipsis sin muertos
los cadáveres ya están vivos
y solo hay silencio entre tanto lloro
abofé que sí,
abofé que asalté los cielos,
es tarea de locos -ya lo sabes-
vamos a seguir,
porque sí,
porque Dios no vendrá, Alicia,
Dios no vendrá
y solo nosotros podremos marcar la diferencia
entre las blancas rosas y negras,
el rojo es un color esperanzador
y la sangre borboteando
en una rosa de fuego
que se extiende
cubriendo este cielo negro,
el infierno no está tan mal
pero solo la luz puede vivir ahí.
Exactamente en la noche
la luminosidad no tiene sentido
hay mierda para parar un carro,
si no fuese por mí todo se habría detenido,
si no fuese por mí la vida no tendría sentido.
Abrimos la boca bajo el agua para respirar
y os ahogasteis en un vaso sin nada,
vamos a caminar para llegar a alguna parte,
luego ya lloraremos,
pero ahora sigamos, por favor,
ahora sigamos.
Cuando ya no había luz
la sombra nos salvó.
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