miércoles, 16 de diciembre de 2020

El final del laberinto

Y todo se conecta, y todo termina, y todo se entrelaza y termina por encontrar su lugar en esta inmensa historia que es la vida. Pasos y pasos que se arrastran por el empedrado de las calles, como cortinas de ilusiones que se proyectan vaporosamente desde los arcos y contrafuertes de monumentales construcciones de piedra y tiempo que nos custodian cada día. La luz se filtra tiñendo el día de esperanza y futuro, y allí, en ese mundo de sombras que se afana por sobrevivir, todo cobra vida.

Miro entonces el mundo, y comprendo que todo se ha terminado, que ya nada volverá, que el tiempo definitivamente ha comenzado a robarme los años y solo queda seguir en esta partida luchando por sobrevivir entre líneas y versos por toda la eternidad.





He terminado hoy, sin saber bien cómo, El laberinto de los espíritus, y todo se ha cerrado, todas las historias llegan a su fin, y la vida se ha mostrado con toda su plenitud, agotadas ya las cenizas de años atrás. El ciclo se ha terminado, y el largo camino recorrido desde un lejano verano de cristal entre el Atlántico y el Mediterráneo se refleja en mis pupilas conscientes de que este es el último paso de tantos.

Tenía escasos 12 años cuando El príncipe de la niebla se cruzó en mi camino. Recuerdo todavía el día que lo compramos, un día antes de irnos de viaje a la costa, como solíamos hacer siempre en familia por aquellos años. Mi padre, yo y mi hermano nos adentramos en el Carrefour, una suerte de mundo aparte donde hallar cualquier cosa. Íbamos a comprar cosas para el viaje y un libro para mi madre, para que tuviese lectura para la quincena en la playa. Nunca habíamos hecho eso, me sorprendió en ese momento y me sigue sorprendiendo a día de hoy. 

Nos adentramos en la sección de libros y comenzamos a buscar por ese pequeño laberinto de pasillos y estantes. Los títulos se sucedían, enumerando infinitos mundos que en toda una vida sería incapaz de alcanzar. Yo por entonces ya devoraba todo lo que ponía ante mí y tanto daba unos libros más grandes o más pequeños. A fin de cuentas, la diferencia entre un libro para adultos y un libro infantil es que las grandes verdades de la humanidad se muestran con ilustraciones en un caso y tinieblas en el otro. Supongo que porque unos nos enseñan a soñar con lo que tendremos y los otros nos brindan la oportunidad de soñar con lo que ya jamás tendremos.

Sin saber cómo nos detuvimos ante un libro en concreto. Una suerte de caserón fantasma se abría en la portada, a su vez inundada por un verde huidizo que pronosticaba una suerte de embrujo del que resultaría incomprensiblemente imposible escapar. El príncipe de la niebla se abría ante nosotros, con sus escasas páginas y su letra juvenil, pronunciando un conjuro oscuro que sin ser conscientes nublaría las miradas de mi hermano y de mí.

Seguimos buscando libros, pero ese en concreto seguía allí, como un salmo silencioso e invisible que llenaba toda la estancia. Mi padre volvió a ojearlo y sentenció que nos llevábamos ese, que a mamá le gustaba este autor. Lo cogimos, sin saber bien por qué, sonrientes y emprendimos nuestra compra. En nuestro interior la excitación por el próximo viaje nos alteraba. Con los años he pensado que se debía en realidad al tesoro que llevábamos en el carro de la compra sin saber que ese día sería el día del punto de inflexión, el día en que nos adentraríamos en las sombras de un laberinto de tinieblas en una ciudad de cenizas. Un laberinto de libros y fantasmas. Un laberinto de vidas que se entrelazarían hasta construir a nuestro alrededor la bendita maldición de la literatura.



En ese viaje todas mis lecturas se escurrieron entre mis frágiles manos de niño. Así que entre Gibraltar y Sevilla pedí permiso para leer el libro nuevo de mi madre. Un hechizo se apoderó de mí, incapaz de soltar esas páginas. Durante varias horas el mundo se convirtió en un rincón en la costa francesa donde un caserón de tinieblas, sombras diabólicas y personajes malditos se entrelazaban para acabar sumergidos en una bahía oscura de aguas verdosas de donde nadie jamás podría salir. Sería saltar temporalmente en la historia, pero esa bahía que siempre me imaginé, 4 años después la encontré en un cabo perdido en Murcia. Nunca lo entendí, pero ahí estaba, tal como la había soñado tantas veces.

La cuestión es que el cambio era ya imposible y el tiempo jamás podría detenerlo. Las siguientes novelas de la saga fueron cayendo en mis manos. No sabría situarlas en el tiempo, solo sé que en un intervalo menor a 4 años. Lo importante, a fin de cuentas, fue lo que pasó el verano siguiente.

Había un libro en casa que no paraba de llamarme. Una sombra en el viento que susurraba pasos que jamás nadie encontraría. Su ubicación se hallaba en el armario de los libros imposibles, libros todavía lejanos para rozar con mis manos y más durante el curso, donde las lecturas desgraciadamente tenían poco espacio. Por suerte, al finalizar las clases lo pedí, y me vieron los suficientemente avistado en las ardides de la literatura para ser capaz de comprenderlo. No sin antes recomendación de si estaba seguro, y que ese libro era demasiado adulto para mí. No importó, nada importó. Yo lo devoré.

Barcelona se destejió en un manto de intrigas, misterios, vidas robadas y futuros inciertos jamás soñados antes. Las cenizas y las tinieblas se filtraban en un manto de claroscuros del que resultaba imposible escapar. Esa Barcelona de magia y fantasmas, de historias entrelazadas, de esperanzas truncadas, de lienzos y sábanas agitándose al viento como ilusiones y reflejos de algo que no había podido conocer hasta ese momento. Barcelona, esa ciudad bruja y maldita de la que es imposible escapar. Muchas veces he recorrido esas calles tratando de resucitar ese tiempo que viví tantas y tantas veces en esas páginas y jamás he logrado lo perseguido. El espejismo se escapa siempre cuando crees que eres capaz de alcanzarlo ya con los dedos.

La sombra del viento abrió ante mi un mosaico de mundos, de vidas, de escondites en los que encontrar refugio siempre. Nadie te puede enseñar a escribir, pero comprendí cómo comenzar a escribir. Las letras en mis manos se sucedían por encanto cada vez que tenía que desgranar algo con mínimo de tiento literario. Las redacciones, textos, relatos, cobraban una mayor vida, como un esqueleto inerte que pese a todo se arrastra incapaz de rendirse porque sabe que en la vida reside toda la luz a la que algún día podrá aspirar. Y yo, como un marionetista de sueños rotos, procuraba encontrar el sentido de tanta luz y ceniza en las páginas de la literatura para volcarlas en mis propios textos.

Ahí, en esas páginas que no sabría situar ni rememorar el día en que comencé y terminé La sombra del viento, fue donde un mundo de literatura se afianzó en mí. Aunque el punto de inflexión, el punto de no retorno inconsciente y desconocido siempre será aquel día en que compramos el libro de El príncipe de la niebla a mi madre, como ya he dicho.






Y todo se conecta, y todo cobra vida y todos los sueños, esperanzas y lágrimas en sangre viva se conjugan en este lienzo de fotografías que son las páginas de El laberinto de los espíritus. Hoy lo he terminado, cuando ya hace años que he consagrado mi vida a la literatura, inconsciente de mí, que no sabe que las letras no las escoges tú, sino que son ellas quienes deciden jugar contigo a las escondidas en medio de sus frágiles castillos de naipes. La poesía, la única herramienta de la que puedo valerme, se desangra en mí como una imperiosa necesidad por sobrevivir y el arte se ríe en mi cara ante mi vanidosa elección de salir a bailar con el alma desnuda y los brazos llenos de heridas. Quizás así, ante toda mi vulnerabilidad, la vida se digne a brindar el dominio y oficio para quien nunca del todo esta existencia llegó a comprender.


Miro entonces el mundo, y comprendo que todo ha llegado a su fin, que las puertas de entrada y salida se han confundido continuamente, que escribimos para nosotros, para existir, para comprender y para los otros cuando no tenemos otra cosa que hacer más que aferrarnos a esta existencia. Y entre cenizas, sombras en la mirada, sueños rotos y esperanzas cegadoras, solo hay una ciudad maldita en la ya nada volverá. Pues el tiempo definitivamente ha comenzado a robarme las horas de mi propio reloj y ya solo queda seguir en esta partida luchando por sobrevivir haciendo equilibrios entre las filigranas de líneas y versos por toda la eternidad. Porque resistir es poesía y yo pensé que viviríamos para siempre, al menos mientras quede alguien que todavía en el viento y en las sombras tras sus pasos nos pueda recordar.

domingo, 13 de diciembre de 2020

Solo vinimos al mundo para cometer errores

Los pasos se pierden por la madeja de calles mientras la lluvia cae dibujando acuarelas emborronadas de vidas que ocultas tras portales y callejones que cobijan a las almas que nadie recuerda. Él, hombre solitario que quemaba sus puentes con el mundo sin darse cuenta, comprendió en ese momento que era una forma deliberada para evitar que nada ni nadie pudiera cruzarlos. En un mundo de tinieblas, solo los fantasmas son capaces de atravesar cualquier pared. Y él ya convivía con demasiados como para dar cobijo a algún espíritu desvalido que buscase atormentar algún corazón roto.
Llegó pronto a una plazoleta más grande, ubicada en el corazón del laberinto de calles y desde allí advirtió el sinuoso camino que se abría colina arriba, en un estrecho callejero que hace más las veces de cementerio en vida que de sus funciones civiles para las que presumiblemente había sido concebido. Tanto daba, la gran inmensidad de la gente no se aventuraba más allá de esas calles, habían aprendido a conocerlas como la palma de su mano, y nadie busca atrapar nada más allá de sus manos. Más que nada, porque tampoco habría nada que encontrar. 

A medida que subía por ese camino se daba cuenta que no sabía bien qué buscaba. Las estrellas calles y las ruinosas casas habían dado pronto paso a amplias avenidas y caserones de ensueño donde la alta burguesía se había granjeado sus vivencias a las puertas de San Pedro. Si el camino al infierno está hecho a base de buenas intenciones, está claro, que por pura estadística antagonista, el cielo debe de tener unas escaleras muy diferentes. Quizás por eso la ostentación y el lujo del que hacían gala aquellos palacetes no tenían nada que ver con grandes esperanzas ni buenas intenciones, sino más bien por un ansia de opulencia y vanidad con la que recordar a los de abajo que es abajo donde se deben quedar en sus patéticas existencias. Dios misericordioso, en su infinita benevolencia, hacía tiempo que había aprendido a distinguir entre los que daban caché al Paraíso y los que era mejor mantener alejados por pura prudencia. El derecho de admisión siempre ha sido el arte más refinado al que la ingeniería social nos ha ido acostumbrado.

Una vez arriba, con las ropas raídas y el frío calándose en los huesos, pudo asomarse a uno de esos miradores que coronaban lo alto de la montaña. Desde allí el desfile de ruinas existenciales era infinito y la Ciudad Maldita se abría paso hasta donde alcanzaba la vista, recordando que no había salida para las almas rotas más allá de la muerte.

- Ingenuos. - Masticó para sí mismo. - Ni siquiera la muerte nos concede el ansiado perdón con el que poder descansar por toda la eternidad.

Consciente de que ya no tenía nada que hacer que no hubiera hecho se resignó a paladear sus últimos instantes, con la esperanza vacía y los bolsillos llenos de dolorosos recuerdos que le pesaban más que todos los errores que había cometido en vida. Y eso que eran muchos.

Allí, tras el velo de anonimato que le dotaba de plena inmunidad, se sintió libre por primera y última vez en su vida. Había arruinado vidas y arrastrado miradas resquebrajas a su paso a medida que caía. Probablemente lo mejor que podía hacer ahora mismo era desaparecer para siempre. En realidad, era la única solución. Miró a sus espaldas, donde el infinito cementerio se extendía hacia la cima y traspasaba las nubes y sintió que todos sus pasos le habían llevado hasta allí. Hasta ese último instante que le permitiese echar cuentas y arrepentirse. Consciente de que era su última oportunidad para morir sonriendo. Y lo intentó.

El cielo era de ceniza, pero el silencio que se filtraba vaporosamente entre los resquicios de la memoria le recordaron que ya no había nada. La Ciudad Maldita mantenía su pulso constante, ese que absorbía todas las vidas hacia el interior de su laberinto y las exhalaba como cristales rotos de un espejo al que nadie se atrevería a inclinarse. La suerte se había fugado hacía mucho ya de ese lugar y solo quedaban tinieblas entre las que habitar.

Suspiró, como suspiran aquellos que finalmente lo han comprendido todo y se lanzó a volar. Mientras el mundo se fundía en un vertiginoso y profundo sueño del que nunca volvería despertar.

Susúrrame su nombre al oído

Entre la ceniza que caía del cielo

te besé

buscando la salvación,

pero entonces

supe que el infierno vivía en ti

y yo quería arder,

arder eternamente

para perderme en todo tu ser.


Y ya la ciudad en llamas

se filtra entre el polvo que flotaba en el aire,

y el cielo lloraba

pavorosas lágrimas de atardecer,

como si no hubiese ya mañana,

como si no hubiese ya mañana...


Nuestras tinieblas

jugaron con el tiempo

creyéndonos eternos

cuando éramos solo dos velas

consumidas en un efímero instante.

Y tú mirada lo decía todo,

ambos sabíamos que tu mirada lo decía todo.


Y te besé

para olvidar,

y te besé

para olvidar todos los fantasmas que habitaban entre nosotros.


Cuando desperté

tú ya no estabas

toda tu magia se había ido,

el hechizo se había esfumado

y me supe ridículo

por haberme atrevido a soñar 

en el inestable equilibrio que era tu luz infernal.


Mil cristales en el suelo,

única pista de que aquello había ocurrido,

sonreí al mosaico de reflejos

que distorsionaron todo mi ser

y eché a caminar entre tumbas sin nombre,

cenizas de otro tiempo

que algún día

volverían a caminar

entre los vivos de este laberinto,

almas rotas 

aferradas para no hundirse en la tempestad,

almas rotas

donde ya no queda nada más que el olvido.


Dime

¿qué hiciste con el frío?

dime

¿cómo hiciste para quitarme el frío?


Solo mírame

y dime

cuál fue la primera vuelta que di 

en este bucle en el que me he perdido.

jueves, 10 de diciembre de 2020

Gráfico de las visitas del blog año a año

No suele ser habitual que los lectores de un blog puedan ver las visitas que este tiene, pero quiero hacer una excepción y mostraros la evolución del blog en relación al número de visitas anual.


Mirad que monada!!!



sábado, 5 de diciembre de 2020

Memoria de cenizas

Escribimos para olvidar

porque solo así podemos silenciar a nuestros demonios,

esas tinieblas

de mirada y sonrisa de cristal

que vigilan cada movimiento

esperando un paso en falso

que les permita devorar

las pocas esperanzas que creíamos tener.


Tragamos con lo que tenemos

porque no tenemos nada

más allá de un puñado de recuerdos

y agrios remordimientos

que nos mantienen en pie

los días de lluvia y noche negra.

Como si todo dejase de tener sentido de repente.


Y nos aferramos a la fe,

a la ciega locura

y al rastro de cenizas olvidadas en algún cenicero

al lado de unas sábanas deshechas

y un corazón apagado en standby.


Hasta que la fórmula explota en mil pedazos

y nuestros demonios cobran forma

habitando en lo alto de nuestros tejados,

conscientes

de que no hay otra salida ni futuro

que sucumbir al vacío

y dejarnos caer.


Suerte tendremos

si llegamos a ver más allá

de ese rastro de miserias.

Quizás, por eso, escribo

sin entender nunca las reglas de este laberinto infernal.

Pesadillas fingiendo que me gustaba tragar

Toda la vida dando vueltas

en esta ruleta en la que perdemos todas nuestras cartas

como miradas calladas que no valen nada,

solo podrías aprender a caer cuando te atreves a ver

más allá de toda tu piel,

cómo seré?

el camino a tu ser comienza el día que te pude comprender.


Cuando la vida te apaga,

te consume como colillas olvidadas

en un cenicero de pocas intenciones y muchas palabras,

desfilan los muertos recordando que todo se acaba.

No sabría entender el final

pero allá hay una caricia falsa

de esas que te desnudan y te olvidan el alma,

¿Sabías que nunca me atreví a ser feliz?


Y te juro que no la vi venir,

que creía que tendría sin ti

toda una herida de sangre enfangada,

y ya c´est fini,

este juego de muchas puñaladas

y muy pocas ganas

de poner de tu parte

y me parte

el cora el saberme tan olvidada

que comprendí

que para mí

el único cuento feliz

es ese en el que nunca fui feliz.


Comprendí que el único cuento feliz es ese en el que nunca fui feliz...

Que nunca fui feliz...

Que nunca fui feliz...

Que sabes que nunca fui feliz.

martes, 1 de diciembre de 2020

Sin

Lágrimas de luz en las cortinas del tiempo

poemas lejanos de otro tiempo

cantos de muertos de otro tiempo

silencio en la noche del tiempo.

lunes, 30 de noviembre de 2020

Cartas sin destinatario

Soy yo de nuevo. Estoy escuchando a Saez y me he puesto un poco melancólico. Ya me conoces. Me gusta descender de vez en cuando a los infiernos por ver si así logro encontrar algún sendero de buenas intenciones con el que poder legitimar unos años más mi vida. Como si de ese modo todo surtiese efecto de repente y cobrase más sentido del poco que en ocasiones creo encontrar. ¿Cómo estás? No hace tanto que te he escrito, pero sigo mandando cartas sin destinatario en una botella esperando que cruce el mar hacia donde cae el mundo al abismo. Quizás ahí, alguien encuentre tantos mensajes y tenga la loca idea de escribir un libro lleno de cartas sin destinatario. Qué insensatez, ¿no? ¿Quién querría leer algo así?

Últimamente no tengo mucho tiempo para pensar, lo echo de menos. Corremos tanto por coger trenes en marcha que al final terminamos cogiendo el equivocado sin darnos cuenta. ¿No crees? Puede que esa sea la explicación para tantas miradas de hielo y cenizas deambulando por las frías calles de escarcha. Vidriosos cristales azules que nos recuerdan a cuantos grados bajo cero estamos.

Y caminamos. Por caminar.

*
*
*

Me gusta ver el paisaje desde los trenes. El reflejo del mundo pasando a toda velocidad. Con una pizca de abatimiento y tristeza en el paisaje que se resquebraja ante mí. El coche es mucho menos sugerente. Está bien, sí, pero es mucho menos sugerente. Y tienes que estar mucho más atento. No te puedes permitir el lujo de querer desaparecer para siempre. No al menos intentándolo.

A veces piso el acelerador al máximo. Quemando rueda. Echando humo. Embalado. A ver hasta donde llego. Pero a la primera curva tengo que frenar. No se me dan bien los obstáculos. ¿Qué quieres qué te diga? Así soy. No hay mucho más tras esta marchita piel.
Ya lo sabes.
Supongo.



¿Te has parado a mirar alguna vez el cielo en medio de la helada invernal? Las estrellas parpadean, como susurrándonos mensajes en morse que somos incapaces de descifrar. No sé qué dirán. Pero parecen tristes. Al menos es lo que pienso cuando las veo. Como un pequeño intento por sobrevivir al tiempo, cuando en realidad quizás ya hayan desaparecido para siempre. Como nos ocurrirá muy pronto a nosotros.

Polvo.


Eso fuimos.


Polvo.


Y eso seremos.

¿Para qué engañarnos?

Si miras al frente verás que no hay camino mucho más allá. Y por mucho que te empeñes, eso no puedes cambiarlo. El fin está cerca. Deja de respirar. Es más fácil. Créeme. No te resistas. Créeme. Yo ya lo he hecho. Y ahora estoy mucho mejor en esta viciada somnolencia que me seduce hasta la inconsciencia en medio de un lago helado con mil agujas de escarcha taladrándome la piel.

Descansar...
Solo eso...
Descansar...
No pido otra cosa.

*

*

*


Soy yo de nuevo. 
Me alegro de haber creído que te volvería a ver 


en medio del vaporoso frío, 
el sutil silencio 
y el infinito vacío 
con el que tantas veces soñé.

domingo, 29 de noviembre de 2020

Pavas trimotor

Tambores en el aire,
desiertos que se asoman,
silencio tras las ráfagas,
olvido bajo tierra.

Redobles en el aire,
vacío en la hera,
lágrimas que ahogan,
calma antes de la tormenta.

Acero en el aire,
polvo en las huellas,
miradas vacías,
día tras día de rutina cenicienta.

Ciudad de ceniza

Hay escritores que cegados por un desesperado intento por darse a conocer se arrastran por el lodo de la vanidad y los besabotas, conscientes de su mediocridad y anhelantes por arañar un poco de la grandeza moral de aquellos que han levantado los templos del saber para mayor gloria de la sacrosanta patria. Y sin embargo no pasan de ser sanguijuelas de este Régimen del 78 que nos ha tocado vivir.

Esos directores de manos largas y batuta corta se han convertido en los predilectos hijos de un tiempo en que la miseria humana y su crudeza existencial afloran en todos y cada uno de los rincones de este triste país de informativos sin noticias, periodistas sin periodismo y libros sin valentía suficiente para refractar esta triste realidad. 

En ese baile de meapilas desideologizados en un mundo de ideologías constantes, todos se afanan por demostrar sus dudosas artes y sus todavía peores aptitudes. Desfiles de escritores desesperados por lucir a los cuatro vientos sus pésimos talentos. Conscientes e incapaces de hacer algo que esté más allá de sus atrofiados límites en el más hondo y bello arte que es el atraco de palabras a mano armada.

No hay reflejo en el que buscarse cuando llamamos libros a misales hedonistas carentes de cualquier contenido que no sea el retweet fácil y el próximo capítulo de netflix del que olvidarnos antes de habernos consumido; haberlo -perdonen-, nosotros ya estamos vacíos; no habría por tanto nada que consumir más allá de serrín, aire y glaciar hielo de olvido.

En un país de trepas, camisas azules e incapaces morales, el reflexionar es el mayor delito. 

sábado, 28 de noviembre de 2020

Polvo de sombra

I

Versos de seda
se escurren
como fibra de hilandera
al final del sendero
la noche en vela
se abre
en millares de espejos
y perlas
como el laberinto
que a todos nos espera,
susurros de cuentos,
silencio de los malditos,
viviendo cuadros desdibujados a destiempo.



II

No hay...
solo
no hay.

Eso es todo,
¿por qué buscas más allá?
¿el qué?
Si no hay...



III

Instantes
refugiados
del doloroso mundo
de escarcha y rutina,
de horror y locura,
así de sutil
es el reflejo del alma
al que perdidos y desnortados
nos afanamos
por encontrar

consuelo

solo eso
tras ristras de historias
y caminos errados
que nunca nos atrevimos a tomar.



IV

Mira la ceniza
suspendida en un cielo de miseria.
Mira la ceniza...
solo eso.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Ya está aquí el estrecho de Fromveur

En esta vida
de rutas y salidas
de caminos de idas y venidas
sin saber dónde nada termina
dónde empieza la rutina
dónde finaliza la ira,
solo podemos atinar
a salir en mitad de la pista
de baile que no pare este desmadre de base,
sintetizadores reventando el aire
no hay noche si la luz lo inunda todo
y yo no veo a más de tres pares de millones
de estrellas de metros
de distancia
que avanza
imparable
la estancia
soy el rey del mundo
en este remolino
que descubro el camino
el sendero
el rumbo
el destino
de un loco bailando irrefrenablemente sin que nada lo apague
sin que nadie lo mente
loco demente
desatado 
acorralado
desmontado
desnortado
soporto el peso del mundo en mis brazos
pero nada importa
mientras suene esta banda sonora
viaje a Irlanda a bordo de mi locura transitoria
explotando sin que nadie pueda detenerlo
hacerlo
comprenderlo
soy loco cimiento
en este mundo de desalientos,
ven
solo compréndelo
todo es ahora
y el resto es luego.

domingo, 22 de noviembre de 2020

Las flores que trae la arena ya están muertas

Que fría está la noche calando en lo más hondo del cuerpo; la tristeza baña las heridas y las lágrimas caen sobre la sangre que no ha tenido todavía tiempo de secarse. Los músculos agarrotados y los huesos doloridos, no hay salida con los termómetros casi bajo cero. La escarcha cubre las ventanas y yo no veo vida al otro lado, lo peor es que no hay reflejo en el que buscarse. Sería una tontería. Ya no hay luz en una mirada plagada de miedos y tristeza.

Las flores no crecen en el mar. - Escuché una vez. - Y tampoco en la arena. - Eso es de mi propia cosecha. Fue lo que pensé cuando me dijeron eso. No me comprendieron, lo sé, pero tampoco me molesté en explicarlo. Así con fuerza el vaso y bebí un largo sorbo en el que bañar las vergüenzas y la poca esperanza que a esas alturas me quedaban. El resto de la noche intenté simplemente pasar desapercibido; hasta que la madrugada nos sorprendió y consciente de que nadie repararía en mí, me levanté como pude, pagué y me fui. 

Con las manos en los bolsillos y la mirada gris de piedra. Vacía. Carente de cualquier emoción que fuese más allá de dormir y olvidarme de todo por siempre jamás.

Por el camino me crucé varias noches en vela, alguna caída y una espesa niebla que a mí se me antojaba como una patética metáfora de mi vida. Pero no veía. Eso es todo. No veía y eso se me antojaba como muy profundo. Como ese pozo al que caí, antes de lograr llegar a casa.

Sin fondo. Eterna caída. Me precipité al vacío y solo cuando me sumergí en el tranquilo mar que cubría la cavidad pude distinguir una densa nube de burbujas cubriendo cualquier futuro sin oxígeno a mí alrededor. Ahí continué. Para no perder la costumbre. Y no sé si llegué a moverme.

Lo siguiente que recuerdo es el frío y mis manos en los bolsillos, mis manos en los bolsillos y el frío. Y todo el dolor de un cuerpo que se ahoga, que se asfixia. Y decenas de lágrimas de lluvia en mi mirada de escarcha escrutando cualquier esperanza a través del cristal.

Pero no la había.
Eso es todo.
No la había.

Y sabiéndolo decidí continuar.
Solo dolor y frío.
Nada más.


Las huellas de la ruta quedaron sin finalizar en este firmamento sumergido en el infinito

Lluvia negra baña la noche

como cristales rotos en nuestras miradas de hielo,

suspiro para mis adentros

y camino, camino con las manos en los bolsillos

para que la sal no abra las heridas,

para que el dolor no fulmine el poco tiempo que nos queda

en este patético infinito de inexistentes vidas

que vivimos

porque la otra opción,

no hacerlo,

sería el equivalente al vacío.


Me río,

quien querría eso?

Vaya trampa que es vivir.

No hay alternativa

cuando la única alternativa

es la inexistencia de esta.


Triste indiferencia

para sobrevivir al largo frío

de este invierno eterno

en que llevarnos los corazones al fuego

hasta verlos arder,

hasta verlos arder como cenizas que se pudrieron.


*

* *

* * *

* * * *


Mírate, Katagena,

mírate y dime que no estás rota.


ten el valor de hacerlo,

por favor,

porque yo no lo tendré

y solo podré

observar esta desesperanzadora noche

que se abre paso

entre cielos de hielo y escarcha

en las ventanas del alma,

en las miradas del aliento,

en las pobres y ajenas palabras

que un día se llevó el viento

para no volver

jamás.


Solo se puede seguir,

en esta oscura vida que todo lo congela,

querría tantas cosas...

que perdí los sueños apostando a las cartas.


Y ahora por favor,

solo espera [attende],

y ahora por favor,

solo espera [attende],

es tiempo [temps] ya de marchar.


Es tiempo ya del último cigarrillo.

jueves, 19 de noviembre de 2020

Saboreando el instante de victoria (Eloy de la Iglesia: El cine al servicio de la realidad)

Hace 2 años terminaba la campaña de Verkami de mi libro Eloy de la Iglesia: El cine al servicio de la realidad.

2 años después puedo decir que este largo proceso por fin puedo darlo por terminado.


Ha sido un proceso muy largo, más de 4 años desde que comencé en el cine quinqui. Casi 4 desde el primer borrador aún muy primitivo del libro. Poco más de 3 años desde que entré en historia. Más de 2 años desde que hice la primera maquetación y revisión y me propuse hacer el crowdfunding. 2 años desde que ese crowdfunding terminó. 2 años retomando el ciclo, haciendo las prácticas en Lisboa, algo más de 1 año desde que terminé, presenté y entregué el TFG del documental Del tirón al galope. 2 años viajando mucho, aprendiendo mucho, autosuperándome mucho y revisando una y otra vez el libro y maquetando de nuevo una y otra vez el libro. Algo más de 6 meses desde la última maquetación del libro. 6 meses desde que lo tuve por fin en mis manos. 3 meses desde que por fin afronté el último desafío de este proyecto: enviar las recompensas y enfrentarme al miedo al rechazo por tantos baches, por tantas caídas, por tantas tardanzas, por tantos miedos. Pero me atreví. Y hace 3 meses anuncié públicamente el libro. Y también hace 3 meses comencé a enviar las recompensas de los mecenas del crowdfunding.

Han pasado 2 años desde que terminé la campaña de Verkami de Eloy de la Iglesia: El cine al servicio de la realidad. Y en ese tiempo han pasado muchas cosas. Y por fin, definitivamente puedo decir que lo he conseguido: He logrado terminar mi mayor reto personal de los últimos años, aquel que empezó con la idea mía y de Luís de nuestro documental de cine quinqui y con la germinación de mi primer libro Generación Rota. Tanta ansiedad... Y hemos llegado definitivamente aquí. Al último paso: Celebrar mi victoria contra mí mismo.

Gracias Lura por tanto.

Gracias a mi gente por tanto.


Ahora es el momento de proseguir. Continuar creciendo.


Es hora de afrontar nuevos proyectos.


¿Cuál será el siguiente?


Mientras tanto iré a donde me lleve el viento, la poesía y la memoria de los que nos precedieron.




La historia debe ser una herramienta para interpretar los problemas colectivos de los hombres y de las mujeres, para entender el mundo y ayudar a cambiarlo.

-Josep Fontana-

domingo, 15 de noviembre de 2020

Soñarte significa tenerte aquí conmigo

Te buscaba en medio del ruido,

en toda esa maraña de cruces de miradas,

de trenes que pasan para no volver,

de sonrisas con prisas que se olvidan de vivir,

de sueños envasados listos para repartir,

que equivocado estaba

buscándote

sin saber que era en el silencio de la poesía

dónde tú habitabas,

bajo esa realidad de caricias y abrazos

que construiste con mucho mucho cuidado.


Pequeños detalles para aderezar mis noches,

grandes esperanzas para inundar mi pecho.


Y fue entonces

cuando lo comprendí

que si podía vivir en tu mirada,

tu risa

y tus besos...

yo lo tendría todo,

todo,

para exprimir esta vida hasta el último minuto del tiempo de descuento.


Ganar,

porque en estos versos de dos

que me dibujaste como alas en la espalda,

solo se puede ganar.


Hasta el horizonte mismo,

hasta allí

donde todo se funde

como punto de fuga

en el que refugiarnos

al calor del atardecer.


Infinito,

eterno,

completo,


como nuestro amor

con aroma a salitre

y sabor libertad.

viernes, 13 de noviembre de 2020

LIBROS

 


DÍAS EXTRANJEROS


COMPRAR Días Extranjeros:


Saber más sobre Días Extranjeros.






ELOY DE LA IGLESIA: EL CINE AL SERVICIO DE LA REALIDAD


COMPRAR Eloy de la Iglesia: El cine al servicio de la realidad



Saber más sobre Eloy de la Iglesia

También aquí y aquí.






ANTOLOGÍA PIMIENTOS


COMPRAR Antología Pimientos: Relatos para salvar cobayas



Saber más sobre Antología Pimientos.






EL SUEÑO DE CONSTANTINO


COMPRAR EL sueño de Constantino



Saber más sobre El sueño de Constantino

También aquí aquí.

Journal d'un volontaire européen #2: Volontaires en confinement

Cela fait deux mois que j'ai lancé la dernière bouteille sur cette vaste mer qu'est Internet et la vérité est que beaucoup de choses se sont passées pendant cette période.

Mon travail de voluntaire à la MFR Bernay en Champagne se poursuit de plus en plus. Tout au long de ces mois, j'ai fait une série de présentations dans toutes les classes pour parler sur l'Espagne et de sa grande diversité culturelle, sociale et artistique. Surtout, comme je l'ai souligné dans chaque présentation, j'ai essayé d'échapper aux clichés typiques de la tauromachie, de la paella et du flamenco, car ce n'est pas une réalité qu'il existe en Espagne au-delà du secteur touristique le plus dépassé qui cherche à construire une identité nationale inexistant dans la rue. J'ai essayé de leur faire voir la réalité riche et diversifiée de l'Espagne en tant qu'État plurinational et comment cela est le résultat d'une histoire dans laquelle des dizaines de civilisations se croisent au fil des siècles, jusqu'à cailler dans la mosaïque fructueuse que notre pays est aujourd'hui . Je crois que j'ai réussi et que les élèves sont maintenant vraiment conscients de tout ce que mon pays a à offrir.

Je participe également aux cours accompagnant les formateurs dans l'enseignement ou la tenue d'expositions sur un sujet. Les étudiants apprécient les nouveaux visages dans les cours et sont toujours attentifs et prêts à faire tout ce que vous pouvez leur offrir. Histoire, anglais, gymnastique, français... tous les sujets sont utilisés pour motiver les élèves à découvrir de nouvelles choses et pour que j'apprenne encore plus d'eux. Nous avons également fait quelques sorties, comme un voyage au théâtre avec les élèves de 3ème, enrichi d'un intéressant atelier de théâtre qui nous a tous permis de plonger dans la magie de l'art dramatique.

Les jours où je travaille le soir, je fais des activités pour les étudiants et bien que les cours SAPAT, 4ème et 3ème soient les plus prédisposés à participer, un gamin d'une autre classe finit toujours par rejoindre quand ils nous voient jouer au football, au volley-ball, chasse au trésor ou différents jeux de société comme Totem ou Cluedo. De plus, jusqu'à il y a quelques semaines, nous pouvions aussi aller au cinéma, au parc aventure ou encore au lac de Brûlon pour réaliser les journées d'intégration ludiques auxquelles participaient les élèves de toutes les classes entremêlées de cours d'activités aussi grandes que tir à l'arc, paddle surf, kayak, VTT ou courses d'orientation pour voir quelle équipe a été sacrée championne du jour et est devenue membre du Hall of Fame de Bernay en Champagne. -Je vais vous dire un secret: lors du dernier concours que nous avons fait, mon équipe et moi étions les gagnants, donc si vous voulez profiter de notre photo de champions, n'oubliez pas de vous arrêter à la cafétéria du MFR.-

Des lignes en arrière, j'ai dit "jusqu'à il y a quelques semaines", car depuis deux semaines les choses ont un peu changé. Désormais, la France subit un nouveau confinement et les activités dans la MFR ne peuvent plus être menées de la même manière qu'avant, même si nous avons cherché des solutions pour pouvoir les réaliser. Les activités de le soir se poursuivent, même si nous avons échangé des sorties et des divertissements entre les cours pour des séances de cinéma et des jeux en petits groupes. L'important, en fin de compte, c'est que les élèves puissent se divertir.

La vie dans la maison continue bien. Séances de cinéma, repas internationaux (principalement italiens), jeux de cartes, séances de fitness... Nous avons même réorganisé le salon et la salle à manger pour avoir plus d'espace. Nous sommes une petite famille multinationale.

L'autre grande nouvelle de ces mois est que Lura est arrivée en France et a déjà commencé son volontariat. Oui, elle est aussi une volontaire européenne, mais elle est à la MJC d'Elbeuf, en Haute-Normandie. L'un de nos grands objectifs en venant en France est de découvrir et d'explorer tout le pays, donc depuis notre arrivée sur ces terres nous nous sommes mis au travail: Nantes, Le Mans, Elbeuf, Le Havre, Etretat, Rouen, Tours, Caen, Bayeux, le mont Saint Mitchel... Gothique, Carolingien, Roman, Renaissance, Baroque, Flamboyant... Forêts, plages, champs, réserves naturelles... Cerfs, sangliers, chevreuils, lièvres, cormorans... La liste est longue et lorsque le confinement sera terminé, nous reprendrons le défi que nous nous sommes fixé pour ne rien manquer. Si vous accordez vos oreilles, vous sentirez les vents souffler de l'est. Disneyland regarde timidement à l'horizon ...

Nous n'avons pas pu voyager ou avoir des loisirs depuis deux semaines, mais cette nouvelle quarantaine ne pourra pas avec nous car même si nous sommes des volontaires en confinement, cela dure un an. C'est pourquoi nous nous ne réservons que la force de profiter de cette expérience avec encore plus d'enthousiasme!


L'aventure continue.

Restez à l'écoute. Nous continuerons à informer.





Diarios de un voluntario #2: Voluntarios en confinamiento

Hace ya dos meses desde que lancé la última botella a este ancho mar que es internet y la verdad es que en este tiempo han pasado muchas cosas.

Mi trabajo de voluntario en el MFR Bernay en Champagne sigue viento en popa. A lo largo de estos meses he realizado en todas las clases una serie de presentaciones para hablarles sobre España y su gran diversidad cultural, social y artística. Sobre todo, como les he recalcado en cada presentación, he tratado de huir de los tópicos típicos de toros, paella y flamenco, porque no es una realidad que exista en España más allá del sector turístico más pasado de moda que busca construir una identidad nacional inexistente en la calle. He tratado de hacerles ver la rica y diversa realidad de España como estado plurinacional y como esta es el resultado de una historia en la que se entrecruzan decenas de civilizaciones a lo largo de los siglos, hasta cuajar en el mosaico fructífero que es hoy nuestro país. Creo haberlo conseguido y que los alumnos son ahora realmente conscientes de todo lo que tiene por ofrecer mi país.

También participo en las clases acompañando a los profesores en la enseñanza o llevando a cabo exposiciones sobre algún tema. Los alumnos agradecen las caras nuevas en las clases y se muestran siempre atentos y dispuestos a todo lo novedoso que puedas brindarles. Historia, inglés, gimnasia, francés... todas las asignaturas sirven para que los alumnos se motiven a descubrir cosas nuevas y para que yo pueda aprender todavía más cosas de ellos. También hemos hecho alguna que otra salida, como una excursión al teatro con los alumnos de 3ème, enriquecido con un interesante taller teatral que nos permitió a todos profundizar en la magia del arte dramático.

Los días que trabajo de tarde, realizo actividades para los alumnos y si bien los cursos de SAPAT, 4ème y 3ème son los más predispuestos a participar, siempre se acaba uniendo algún chaval de otro curso al vernos jugar al fútbol, al voleybol, a la caza del tesoro o a diferentes juegos de mesa como el Totem o el Cluedo. Además, hasta hace escasas semanas podíamos hacer también alguna que otra salida al cine, al parque de aventuras o al lago de Brûlon para realizar las divertidas jornadas de integración en la que los alumnos de todas las clases participaron entremezclados por cursos en actividades tan geniales como tiro con arco, paddle surf, kayak, BTT o carreras de orientación para ver qué equipo se coronaba campeón de la jornada y pasaba a formar parte del Hall de la fama de Bernay en Champagne. -Os contaré un secreto: en la última competición que hicimos fuimos yo y mi equipo los ganadores, así que si queréis disfrutar de nuestra fotografía de campeones no os olvidéis de pasar por la cafetería del MFR.-

Líneas atrás he dicho "hasta hace escasas semanas", pues desde hace dos semanas las cosas han cambiado un poco. Ahora Francia está pasando un nuevo confinamiento y las actividades en el MFR ya no se pueden realizar del mismo modo que antes, si bien hemos buscado soluciones para poder llevarlas a cabo. Las actividades de las tardes continúan, aunque hemos cambiado las salidas y los entretenimientos entre las diferentes clases por sesiones de cine y juegos en grupos más pequeños. Lo importante, a fin de cuentas, es que los alumnos puedan estar entretenidos.

La vida en la casa continúa bien. Sesiones de cine, comidas internacionales (principalmente italianas), partidas de cartas, sesiones de fitness... Hemos reorganizado incluso el salón y el comedor para tener más espacio. Somos una pequeña familia multinacional.

La otra gran novedad de estos meses es que ha llegado Lura a Francia y ya ha comenzado su voluntariado. Sí, también es voluntaria europea, pero ella lo es en el MJC de Elbeuf, en la Alta Normandía. Uno de nuestros grandes objetivos al venir a Francia es descubrir y explorar todo el país, así que desde que ha llegado a estas tierras nos hemos puesto manos a la obra: Nantes, Le Mans, Elbeuf, Le Havre, Etretat, Rouen, Tours, Caen, Bayeux, el Monte Saint Mitchel... Gótico, carolingio, románico, renacentista, barroco, flamígero... Bosques, playas, campos, reservas naturales... Ciervos, jabalíes, corzos, liebres, cormoranes... La lista es larga y en cuanto acabe el confinamiento retomaremos el desafío que nos hemos marcado para no perder el ritmo. Si afinas el oído sentirás que soplan vientos del este. Disneyland se asoma tímidamente en el horizonte...


Llevamos dos semanas sin poder viajar ni tener ocio, pero esta nueva cuarentena no podrá con nosotros porque aunque seamos voluntarios en confinamiento, esto dura un año, así que ¡solo estamos reservando las fuerzas para aprovechar con más ganas todavía esta experiencia!

La aventura continúa.

Permaneced atentos. Seguiremos informando.





jueves, 12 de noviembre de 2020

Carta sin destinatario en la distancia

A veces tengo la impresión de que escribo buscando respuestas a preguntas que realmente nunca me atrevo del todo a formular, quizás por miedo de encontrar senderos que no puedo o no debo seguir, o caminos que directamente no tengo la valentía suficiente para perseguirlos. Quizás simplemente loco y perdido me siento más cómodo en el pozo de oscuridad que con los años me he construido y no me atreva a mirar más allá de esas pocas miradas que logran perfilar mi silueta bajo la luz de esas vidas que se empeñan a seguir a mi lado. Tengo la sonrisa bonita, siempre me han dicho, cuando me atrevo a blandirla ante los reveses de la vida. Sin embargo no siempre estoy seguro de contar con las fuerzas suficientes para hacerlo, no lo sé. Ciego y perdido en el país de los sordos solo consigo perderme una y otra vez sin retorno.

Por desgracia, hay una frase que se repite constante desde ecos lejanos de un pasado de niebla en blanco y negro: Quien no sabe a dónde va, no puede llegar a ninguna parte. Y esa frase me araña desde la más tenue superficie, consciente de la razón que esconde, reafirmándose en que tras tantas escaleras descendiendo todo se nubla de buena intenciones.

Y sonrío, porque perdido y herido, sigue habiendo, por algún motivo que se me escapa, gente que se atreve a tenderme la mano, por muchos desastres que arrastre a mi paso, por muchas cenizas que queden tras mi sombra, por mucha sangre y cicatrices que arrasen todo lo que un día fue hogar.

Y sonrío. Porque a pesar de todo, resisto. Gracias a gente que sigue viéndome brillar. Y con eso basta, para no estar tan perdido. Y es que probablemente no esté tan mal mientras tenga una mirada en la que verme reflejado.

domingo, 8 de noviembre de 2020

Mirada que guardar en la retina bajo el sueño

Me he ido

como un tren nocturno de larga distancia

que pasa de largo

sin apenas haber tenido tiempo de observarlo

en medio de la escarcha

de este invierno de soledades

que es el fuego ardiendo

lejos de donde ser aliento

para sobrevivir al paso del tiempo

sin llegar del todo a comprenderlo:

salitre salvaje en el pecho.

sábado, 7 de noviembre de 2020

Nada queda ya, Rey de Reyes (otra versión)

Nada queda ya, Rey de Reyes,

solo un basto imperio consumido por la traición y los demonios,

y mientras los últimos rastros de vida se apagan

observa en silencio todo lo que un día fue tuyo.


Nada queda ya, Rey de Reyes,

es hora de partir.

Nada queda ya, Rey de Reyes

Nada queda ya, Rey de Reyes,

solo un basto imperio en ruinas

consumido por la traición y los demonios,

el infinito y solitario desierto será tu templo,

y mientras los últimos rastros de vida se apagan

observa en silencio todo lo que un día fue tuyo.


Nada queda ya, Rey de Reyes,

es hora de partir.

Viaje a gadir (II)

Refugio de los héroes
acércate a mi luz
dame la mano
tiéndeme la virtud
de una vida consumida
por la esperanza y los sueños.

No hay paz,
no hay gloria,
solo infinito desierto
hasta donde la mirada asoma.

No llores,
levántate,
no llores,
levántate,
solo mira:
verás que caminar hasta el final por siempre jamás es la mayor de todas las ruinas derruidas.

Viaje a gadir (I)

Noche de los tiempos
incansable luna distante
consonante mirada que todo lo ilumina,
silenciosa mirada
consumida en las cenizas como flor entre las ruinas
llamas de los dioses
sueños sagrados
bajo tumbas de noche
milenarias figuras sepultadas,
nada resta, nada descansa,
entre la silenciosa calma del desierto del alma.

Hacíamos camino

Los trenes pasan
mientras el camino
hasta el infinito no encuentra
lugar hacia el que ir
y vaya viaje que nunca se acaba,
mochilas a la espalda,
ardientes miradas,
solo éramos dos chavales con un mapa
y unas incansables ganas
de llegar siempre más allá
como esas llamas que no se apagan
hasta deslumbrarlo todo con su resplandecer,
solo ser, sin perecer,
en estas vías hasta el atardecer,
eternas almas que no se cansan
hasta tener el viaje entero de nuevo a sus pies.

viernes, 6 de noviembre de 2020

Me fugué en medio de las hiedras y solo encontré relojes de arena

Entre las hebras de la noche la suerte se ha perdido
y encuentro sentido
en este loco río de vidas que se han caído en lo más hondo de este frío
como si pudiese seguirlo, abriendo camino entre hiedras y espinos,
entre suertes que se hacen resquicios en los bordes,
solo creo entonces en comprenderte entre la noche estrellada,
mirada trastornada, palabras apalabradas en las que hallar la calma
que se me escapa entre la punta de los dedos,
como si tengo o no tengo, solo comprendo
que soy un pobre enfermo
sonámbulo entre sueños eternos,
¿y de que huyes tú en tus tiempos muertos?
abre el tiempo entre lo que aprendo
y podrás mirar todo certero en esta iniciativa de prisas suicidas
que se apagan entre llamas consumidas,
entre velas encendidas,
entre brillos que todo lo encuentran,
vaya poeta que yerra certeramente como si no supiera
que la era
se acaba cuando llueva
en esta tierra yerma,
ruptura interna,
muerte abierta,
pecho sangrante en medio de la luna que nieva.

Solo hay un reguero de sombras y venas abiertas
en este tumultuoso mundo de mentes despiertas
cuando solo quieres saber más allá de todo lo que un día creíste a ciencia cierta.
comprendiendo que la vida aprieta

Sueña...
Sueña...
Sueña...




Sueña en esta noche abierta, mirada abierta, prisa cierta,
hogueras en la marea que nos acuna en la luna, 
bajo la sombra de la grulla, 
bajo la niebla que todo lo nubla,
bajo la vida que quema,
que quema,
que quema,
esta magia cierta
en el lienzo de la arena.

Sueña...
Sueña...
Sueña...

domingo, 1 de noviembre de 2020

Desnortado

Entre cuatro lados
de una pared de frío
encontré un rincón
aterido y herido,
miré a lo más alto:
no encontré camino
y solo pude creer
que todo lo que tenía era todo lo aprendido.

miércoles, 28 de octubre de 2020

La esperanza es lo primero que se pierde

Entre las miradas rotas de una vida perdida
veo pasar trenes de largo
mientras el humo del cigarro se difumina
como si hubiese prisa o lugar al que ir
en este nicho de soledad
que es el mundo que han logrado poner en pie.

Miro a los lados y no encuentro ninguna salida
en esta rutina asfixiante y eterna
¿dónde queda esta desesperada espera
que nos oprime y aprieta?
Solo una treta más
para lograr que nuestras lágrimas
no llenen el pozo de la ira,
somos el tiempo que se apaga
y cuando queremos darnos cuenta
ya no tenemos más pantallas
en las que refugiarnos
en esta alienante realidad
de un instante que se pierde como si hubiese logrado algo.

Sentado frente a todos los cuadros
solo veo una familia rota,
una señora que ya no tiene casa,
y un chaval sin futuro
en un lúgubre tugurio entre horas de estudio y trabajo;
vaya museo
de cenizas y ruinas
este sistema que poco a poco nos extermina.

Triste y herido
he sucumbido
a las derrotas de este frente,
ya no hay aire que me alimente,
ni las flores en lo alto,
ni siquiera aspiramos ya a ganar al cielo
solo a seguir y no caernos,
y creo, 
solo creo,
que tiene algo de desgarrador
que no tengamos más sueños
en esta juventud de hierro
como si la compañía se hubiese evaporado
y solo nos quedase la cerveza fría, el chat y red social de moda.

Parias de la tierra en pie,
hemos venido a vencer....

Que lejano suena ya el tiempo de las victorias,
entre tantas nubes de tormenta,
entre tanto burgués que se nos mea encima
como si no importara,
como si realmente a alguien le importara...

Parias de la tierra en pie,
hemos venido a vencer...

¿Acaso queda esperanza
entre las miradas rotas
que se refugian en el metro a las 6 de la mañana?
Veo pasar los trenes de largo
y la ansiedad me quema los dedos, el pecho y los sueños
como el humo que me falta para saciar esta tristeza
solitaria
como la vida que se compara
filtrada a la luz de una nueva pantalla.

Se levanta la sesión
y ya no quedan esperanzas, miedos ni deseos.
Se levanta la sesión
y solo lograremos ser
cuando nos atrevamos a querer.

La esperanza es lo primero que se pierde
cuando nada puede salvarme de pasar un eterno mal rato.

No lo olvides, 
no me olvides,
no nos olvidéis...

Parias de la tierra en pie,
hemos jurado vencer...

miércoles, 21 de octubre de 2020

En algún rincón del Atlántico

El atardecer en el horizonte. El silencio rítmico de los coches en la lejanía. Los mechones de pelo mecidos por la brisa. Hace tiempo que no estaba en camiseta de manga corta a estas horas. Parece que el sur se resiste a abandonar la calidez estival que en el norte desapareció hace ya tiempo. Desfibro las teclas rápidamente, tratando de robarle al tiempo este instante, consciente de que en escasos minutos tendré que echarme a la carretera y no podré aprovechar esta deliciosa calma tanto como me gustaría. ¡Con lo que me gusta a mí la tranquilidad del atardecer sintiendo la salitre en la piel!


El paisaje ha sido cambiante y oscilante, como el tiempo, frío, lluvia, calor, sol... Francia se ha descubierto un poquito en la Costa de la Luz sin luz y en la Costa de las Flores sin flores, pero ha mostrado su cara más tierna para cuando en las tempestades del continuo cambio debes encontrar un lugar al que asirte en medio de la carretera.

Llevo fuera de casa desde el viernes pasado, sin lugar al que ir y sin rumbo fijo, vagando, porque regresar a casa sería la peor de las opciones si no quiero perder estas dos semanas de libertad. He llegado a dormir en el coche y ha sido más cómodo de lo esperado. Y aún así, entre tanto ir y venir, entre tanta incertidumbre y entre tanto cambio, Francia ha abierto sus brazos y me ha abrazado.


Ahora pongo las llaves y entro. Toca seguir. Hasta donde quiera el tiempo.

martes, 13 de octubre de 2020

No soy buen ejemplo

Escribo entre los dedos
con la fina tesitura de hallar mi lugar
y entre las estelas del cielo
me pierdo en la noche
como luna sin luz
en la oscuridad de mis demonios,
habito en el tiempo
que marcó la piel del tambor
y ya se marchó el mundo,
el amor se ha fugado,
antes de hablar solo trato de hacer ruido
por tratar de evitar sucumbir al final.

Esquivo las balas de este mundo inhabitable
y me acuesto con la muerte en la sombra
del cabecero de mi cama,
hablando mis fantasmas
durmiendo en mi almohada,
mientras las sábanas se pierden entre el humo
de un mundo perdido en el viento,
pobre inerte títere del titiritero incierto
que nada quede,
que nada espero.

No voy a fingir
tener más de lo que soy,
pero solo soy un reloj sin agujas,
y me arrodillo a los templos caídos,
ruinas de otra era
que desespera
a la hora de la siembra
porque la cosecha importa
y lo demás es hacer lo que toca,
lo que nadie quiere hacer,
lo que todos saben que deben hacerse.

Y entre el humo,
el hambre,
y el tabaco en el cenicero,
hice arder el cristal de acero
mientras el hielo se pierde en el espejo
y se agrieta el aliento
y se rompe todo lo que no tengo.

Solo soy un intento de poema herido, perdido y muerto.

viernes, 9 de octubre de 2020

Belleza entre ruinas

Lo peor del dolor es saber disfrutarlo.
Ahí ya estás perdido.
Es como esos cigarrillos que dejas tirados en cualquier lugar, y termina ardiendo todo el bosque, toda la vida, toda la humanidad
y solo quedan lágrimas que dejar deslizarse
porque tras haberlo destruido todo
solo hay dos opciones:
llorar
o seguir,
y una es demasiado dura
y la otra demasiado irreal.

La tercera vía es caer,
por ver si entre tanto dolor
comprendemos que lo que nos excita no es la herida
sino la cicatriz que queda después
como victoria de nuestra memoria
al hundimiento.
El sobrevivir.

No sabría decirte buenas noches sin una nutria y un corazón,
solo espero que lo entiendas
cuando en la noche te vuelva a echar de menos
y te susurre ojalá estuvieses aquí
abrazándome.


La tercera vía

SORTEO Días Extranjeros: 100.000 visitas


¡GRACIAS INFINITAS!


Hace unos días, concretamente este lunes 5, llegaba en el blog a las 100.000 visitas. Una cifra a la que hace 5 años creía imposible poder llegar. Ahora las 6 cifras son una realidad, por eso me gustaría celebrarlo con vosotros. Es por esto que he organizado en twitter un pequeño sorteo de mi último libro de poesía: Días Extranjeros.

Si queréis participar solo tenéis que entrar aquí y seguir los poquitos pasos que en el tweet indico. Espero que os animéis a participar e infinitas gracias a todos por todo el apoyo y por todos estos años de poesía.
¡Nos leemos!



domingo, 4 de octubre de 2020

El confín del mundo

El sueño hasta el infinito.
Hasta más allá de los límites.
Hasta más allá de lo inimaginable.
La eternidad,
siempre la eternidad,
como una constante, como una necesidad,
como una meta imposible de alcanzar.

El temor al olvido.
Del silencio.
Del infinito desierto que somos incapaces de dejar atrás.

Allende de las fronteras del ecumené

Un sueño, solo un sueño, llegar más allá que nadie, descubrir todas las maravillas de este mundo, superar los límites... todos los límites. Tantas estrellas en el firmamento... y tan difícil conocerlas todas. Seré el primero en visitarlas todas. Todas. Y cuando las haya descubierto todas, llegaré más allá. Siempre más allá.

No hay límites que no podamos alcanzar. El inmenso y basto mundo que no se detiene, hasta el infinito, hasta donde el sol nace. Desiertos silenciosos. Montañas que arañan el cielo. Llanuras en las que la mirada se pierde hasta el infinito... Siempre el infinito. Como un destino. Como una meta. Como un sueño refulgente que se niega a hallar su final.

Todo prosigue, se reconstituye, se disuelve... El naufragio como única esperanza de supervivencia en este basto vacío existencial que parece no encontrar sitio al que ir. Más allá del horizonte
donde solo habitan los dioses. Hallaré la forma de alcanzarlo
ese sueño
que nos ha unido a todos
hasta la eternidad:
saber que hay más allá,
siempre más allá,

qué hay más allá del alba y del ocaso, más allá de las llanuras y los montes, más allá de la luz y las tinieblas, del bien y del mal, más allá de todo. Solo más allá... más allá de todo lo que nunca jamás pudimos llegar a imaginar.

Si no encuentro la paz,
pues me quedo con la gloria,
lo más cerca posible de la eternidad,
de los dioses,
de la memoria, 
quiero ir más allá de los límites del tiempo, superar a todos aquellos que me han precedido, no quiero caer en el olvido. No quiero caer en el olvido. ¿Es que no podéis comprenderme? ¿Es que acaso no queréis comprenderme? No quiero caer en el olvido...

La única tierra que nos queda es aquella en la que reposaremos por siempre.
La única memoria que nos resta es la de quienes cantarán nuestras gestas.
La única esperanza que arde es la que recuerda la incandescente mirada de la historia.

Sigue.
Sigue más allá.
Sígueme más allá.
No quiero caer. No quiero perder. No quiero ser olvido. No quiero... seré solo una torre del silencio que se mantenga por toda la eternidad en el desierto del olvido,
erguido
incorruptible
para ser descanso,
para ser alivio
de quien un día fue un alma buscando un sendero por el que andar un poco menos perdido.


Es tiempo de cerrar los ojos para esa cuadrilla que ardía en sueños.

Pesadillas meridianas

Cuando llegues al final
a donde la tierra se traga los ríos
como una madre devorando a su hijo
después de haberle dado a luz,
significará que todo se ha acabado:
ya no habrá vuelta atrás
ni lugar al que ir.

La meta largamente perseguida del último viaje
habrá llegado a su fin.

Cenizas consumidas

La mirada abrasada en un desierto de asfixiante hielo que todo lo arrasa, mientras la arena convierte el onírico infierno de hirviente tierra quemada en una tierra yerma en la que solo habita el silencio.
Seguir, solo seguir, para no vivir el día de después a la calma, para no vivir la estabilidad, esa estabilidad que ya hemos olvidado incapaces de comprender cómo vivir sin ir siempre más y más allá. ¿Cómo vivir sino? Si no queda otra cosa ¿Cómo vivir? 
Sencillamente ¿Cómo vivir
en este infierno en tierra que es el infinito desierto de la mirada ardiente que todo lo consume a su paso.

Morir
Morir
Morir para seguir.

Morir
Morir
Morir para seguir.

Entre estertores, demonios y fantasmas que devoran nuestras noches, que desgarran nuestros sueños.

Ya no hay cura para los dolores que me atenazan.
Ya no hay cura

Solo esperanza de seguir siempre más allá
Hasta el límite mismo del alma.

sábado, 3 de octubre de 2020

Más allá de todo lo inimaginable

¿Dónde está el límite?
¿Hasta dónde podemos llegar 
antes de tirar por tierra todo lo que hemos intentado conseguir?

No lo sé.
Puede que nadie lo sepa.
Simplemente dejarse llevar
como la marea
que llega a ninguna parte
en un desierto de tinieblas y fantasmas
donde el viento glaciar
me devora por dentro
hasta volverme loco,
hasta volverme simple y llanamente loco
y no pueda ya mirar atrás.

La patria perdida ya jamás regresará
y ahora solo resta continuar,
siempre más allá, siempre más allá,
hasta llegar a ese final que nunca podremos alcanzar,
hasta llegar donde nadie llegó antes,
hasta el límite,
hasta el mismo límite,
siempre un poco más allá
hasta sucumbir
en el fuego
de esta efímera existencia
que arde intensamente antes de apagarse.

Y ya no hay vuelta atrás.

Ya no hay vuelta atrás.

Todo lo que fuimos
lo perdí
por llegar hasta aquí.

Y poder,
finalmente,
seguir.

Solo seguir.

Hasta el límite.

Hasta el fin.

viernes, 2 de octubre de 2020

No te reconozco

Tinieblas de muerte,
destrucción en la mirada,
no preguntes,
no preguntes,
no querrás saber nada.
¿Qué sucede?
¿Qué hay?
Solo un rastro inerte,
solo un rastro de sangre y dolor.

Es solo un sueño

Todo perece
¿es posible la inmortalidad?
Hasta la esperanza se pierde
ante la mínima piedra en el camino
¿por qué no iba a ser igual la vida?

miércoles, 30 de septiembre de 2020

Le pregunté a la luna

Le escribo a la luna y las respuestas no hayan salida entre la bruma del silencio que nadie me ha recitado nunca, que nadie me ha recitado nunca. ¿De qué te ríes? Tú, que nada tienes. ¿A dónde has ido? No lo sé. ¿A dónde has ido? Donde sea que sea estaré.

Rayo de luna en la mañana, me he perdido en una suerte de broma infinita. No hay suerte, no hay oportunidad. Que pena, que desidia. Quizás lo mejor sea sufrir, para saber que estamos vivos. Quizás, lo mejor sea sufrir, para saber por qué hay que vivir.

Y ya no le escribo a la luna, cuando se ha ido para no dar jamás respuesta a mis preguntas. Yo se lo dije: no te dejes llevar por la costumbre, no te dejes llevar por ello. Y alguna vez comprendí todo, pero ahora ya no tengo cartas en la mano, ya no tengo baraja en los sueños, ya no tengo solitarios que construir entre el frío yermo del infinito vacío.

Sombra eterna, que todo deja, que todo se lleva, que nada deja, que nada lleva. El silencio me habla. El silencio me habla. Busca entre la bruma, porque el silencio me habla. Y así, tal como hago, ya no hay camino que recorrer. Adiós fortuna por dejarme estar.

Le escribo a la luna y la costumbre es ya un monólogo ausente que no recibe respuesta. ¿De qué te ríes? Si nunca has comprendido nada. ¿De qué te ríes? Si no tienes preguntas. Nunca he recitado nada que no tuviese razón de ser. Nunca he recitado nunca y ya jamás sabré donde estaré. Jamás sabré donde estaré. Jamás sabré la suerte que tuve de volverte a ver.

domingo, 27 de septiembre de 2020

Al salir la luz

Suena la mañana atiborrada de tus pasos.
El Drogas



Suena la mañana atiborrada de tus pasos
y camino muy despacio
sabiendo que tu vida me deshace del revés
luciendo sonrisas entre la brisa del invierno
estamos de acuerdo en que este camino
es un lento sueño vívido que alzar el sol,
saquemos la luz para vivir
y podremos ver donde hemos sido,
donde seremos abrigo y cobijo.

Píntame atardeceres en la espalda
y que tu mirada reluzca llena de calor
alrededor de este sendero de sed
que saciar con los kilómetros que hacemos
y ya nuestras sombras intentarán perseguirnos
pero hoy volamos demasiado rápido
para que todo lo malo jamás nos alcance
para que nada pueda tirarnos
en este mar de salitre y paz
que es nuestra libertad.

Corramos como siluetas recortadas
entre dibujos de niños pequeños,
corazones en papel
surcando las ventanas
de esta linda mañana de arena
que son las sonrisas en la playa,
jugando a ser estrellas en el firmamento
sueños ciertos que convertir en aciertos
conscientes de que podemos,
conscientes de que seremos lo que queremos.

Hagamos balance de lo que tenemos
y sabremos que valdrá la pena
la lluvia tras el cristal
para limpiar nuestra risa enlatada
y quitarle las legañas a la risa
que me arrancas cuando el ritmo lo marca 
esta liviana canción.

Saca la cuenta de lo que haces
y después
vivamos para nosotros
y después
vivamos para nosotros
porque es la manera de vivir
en esta ruta de somos
el otoño entre nosotros,
sueños rojos para pintarnos los rostros
y sonreír.

Y sonreír.

Y después
volamos hasta mí.
Y después
volamos hasta ti.

Y después
volamos hasta mí.
Y después
volamos hasta ti.

Y después
volamos hasta aquí...

hasta aquí...

hasta aquí...

hasta la luz que nos lleve siempre a vivir.

lunes, 21 de septiembre de 2020

Vamos a jugar a que volvemos al barrio (II. Tú y yo al revés pero a la vez, ya lo sabes)

Tú y yo al revés pero al revés, ya lo sabes.

Elvirus



Vamos a jugar

a esos juegos una última vez

yo te haré malabares

y tú me regalarás esa sonrisa,

en la soledad de mis calles

el barrio se ha llenado de fantasmas y frío,

ven, quédate conmigo,

finjamos que seguimos siendo amigos

entre miradas veladas

fotografías en amarillo

arena y ladrillos

el mundo que soñamos nunca ha existido

y jamás tendremos nada que hacer en este camino.


Entre colillas y cigarrillos

te perdí sin saber bien

que era una suerte tenerte aquí

y se acabó lo que ya sé

busco la frase para hablarte

y el pasado me ha dicho que calle,

no te rayes,

solo supe que estabas cuando te perdí.


Lamámonos las heridas

que este invierno es de auxilio

finjamos que un día nos quisimos

en las calles donde crecimos

entre cristales rotos y frío.


Crecimos entre ladrillos

y fuimos tan inestables

que caímos sin saberlo nadie,

fuimos tan terribles y consecuentes

que entre cemento nos herimos

y sonreímos al sabernos caídos

sonreímos cuando nos perdimos

en este mundo de auxilios

lágrimas de carita buena,

regálame una última vez tu vida

y ardamos mientras me decías que no pasaba nada,

que tú me querías.


Vamos a jugar 

a beso o mentira

volveremos a intentarlo...

suma otra ruina más

que el hielo derretía

entre labios de nieve

nuestras heridas cristalinas.

Vamos a jugar a que volvemos al barrio (I. ¿Qué queda?)

Pétalos cayendo
lugares comunes
sin paz
sin personalidad
solo senderos de hojas de otoño
que se acumulan en el suelo,
como si algo tuviese sentido.

El viento ya se lleva todo
y no hay espacio
para nada más
que un infinito vacío interior
que lo cubre todo
que lo invade todo
hasta impregnar la tristeza en cada rincón.

Ya nada va a salir bien
no te engañes
el mundo es eso que ves
a través de una ventana
que no puedes entender,
no te engañes
ya no habrá una próxima vez.

domingo, 20 de septiembre de 2020

Mala yerba kriminal

Hemos recitado tantos sueños
que nos vimos las manos sangrando
y comprendimos
este mundo de miedos heridos,
gritando a los cuatro vientos,
que dejemos ya las penas
para vencer este desgaste,
no me reces en el altar
que ya vi tus ojos
y entendí lo que vería más allá.

Adiós a la gloria y a la paz,
salta cuando debas saltar,
no mires demasiado atrás
o tus demonios te cogerán
sin llegar a entender
que habrá al otro lado de este cristal,
veo mi rostro de ojeras,
noches en vela,
pesadillas de desgaste,
vida como tierra quemada,
arrasando a tu paso
para que no me alcancen tus manos,
tengo el cora bajo llave,
acero frío, sangre sin tiro,
despido mi alivio
deseando no volver
a esos desastres
que en la última noche vi arder.

No temas, al final, siempre descansarás,
no temas, si total, podrás olvidar.

martes, 15 de septiembre de 2020

Una caricia de sonrisas en la memoria

Avanza por el pasillo con lentitud, con paso tambaleante, como quien tiene mucho que arrastrar tras de sí y pocas sonrisas ya que regalar. El peso de la historia vive tras su sombra y ya no hay tantos pasos que dar para recorrer el largo camino que la separa del salón a la cocina.

Yo bajo las escaleras y la veo desayunando y a ella se le ilumina el rostro y le doy un beso y ella me da otro y me pregunta qué tal dormí, qué tal he descansado y se ríe de los pelos que llevo porque siempre me despierto todo despeinado. Me siento a desayunar con ella, aunque no tenga mucha hambre, y el sol entra como una caricia por la ventana. Y las gaviotas preparan sus nidos y el cielo está despejado. Y parece que va a ser un buen día. Porque todo parece estar en su sitio, todo parece estar ordenado. 

Y vemos qué comeremos hoy. Y primero nos iremos a dar un paseo. Y bajamos hasta San Amaro, por el Club del Mar. Pasito a pasito. Suave y despacito. Y nos vamos riendo. Porque siempre nos vamos riendo. Por mucho que pase el tiempo. Por mucho que pasen los años. Y que bonita que está Coruña hoy. Y que felices que vamos caminando agarrada ella de mi brazo. Fardando de nieto con todas y cada una de las personas que nos vamos encontrando. Y luego nos vamos y ella dice alguna cosa sobre quien nos hemos encontrado. Este es un cantamañanas o este siempre se está quejando. Y yo me río y le digo que pobre y ella se ríe y lo repite, para reafirmarse en lo mencionado: Bueno, sí, pobre, pero es un cantamañanas. Y vamos a un paso de cebra y el coche que viene que parece que no para hasta que se detiene. Y nosotros cruzamos. Y ella que les dice tranquilo, flamenco. Así, apelativo aviar incluido. Tranquilo, flamenco, que estamos cruzando nosotros. Porque todos los que no paran cuando vamos a cruzar son unos flamencos de mucho cuidado. Y tienen que parar. Que estamos cruzando y más le vale parar, sino se va a enterar.

Y subimos por el cementerio y llegamos a Orillamar. Y vaya paseo que nos hemos dado. Estoy reventada. ¿No te gustó? - Le pregunto- Ah, sí, sí, buen paseo, ahora hago la comida y comemos como los marqueses. Hacemos tortilla, ¿no? Y yo asiento y afirmo. Y ella se ríe. Ya me parecía. Tortilla de patatas y filetes empanados para mi currusquiño. Y yo me río. Y ella se vuelve a reír.

Y subimos las escaleras. 92. 
- ¿Años? 
- No, escaleras. 92 escaleras subo todos los días para subir a mi casa.

Y pasito a pasito. Poco a poco. Con calma y paciencia. Como las sonrisas de la vida. Como los pequeños tesoros que guardamos en el recuerdo. Porque viviendo despacio y con cuidado es como brillan más las pequeñas memorias que atesoramos en algún rincón de un quinto piso de Monte Alto. 

*  *  *

Y nos sentamos a cenar, después de ver el telediario. Veré Gap Year. O alguna serie que me recuerde a esa época de hace años. Y miraré twitter. Y veré el hastag #OrgulloDemocrático. Y veré que hoy, 15 de Septiembre de 2020, el Consejo de Ministros ha aprobado el nuevo proyecto de Ley de Memoria Histórica. Para reparar el daño. Para reparar la memoria. Para hacer justicia. Para salvarnos de un oscuro pasado del que durante décadas nadie ha querido liberarnos. 

Porque cuidar a nuestros mayores es cuidar también nuestra memoria. Es acariciar los recuerdos con mucho, mucho cuidado y limpiarle las legañas, las cicatrices, las arrugas. Es mirar a los ojos a las sonrisas y a las lágrimas. Es ver la vida a través de su mirada. Es vivir por ellos, por nosotros. Por los que vinieron, por los que vendrán.

Han pasado demasiados años. Pero por fin podremos salvar nuestra historia del dolor y el olvido. Por fin podremos sonreír al recordar. Por fin podremos sabernos camino.

Han sido muchas escaleras y muchos pasos por un largo pasillo. Pero hoy recogemos el testigo del Frente Popular. Ese que nació en Febrero. Como la niña de la mirada siempre radiante. Y podremos quitarnos este dolor de encima, aprender a vivir, comenzar a sanar. Vestirnos de sonrisas y dar un pasito más, siempre un pasito más, siempre hacia la libertad.


*  *  *


Gracias por enseñarme a vivir. Porque resistir es poesía. 

domingo, 6 de septiembre de 2020

La necesidad me quema ¡Que me saquen de aquí!

Expulsado de este cielo
de alas destrozadas
me abro la mirada
caminando en la mañana,
busco respuestas en la noche
respuestas que no me hablan
y pierdo más apuestas con el destino
que los senderos ya de mí se han reído.

¿Qué frío
qué suerte retiro
qué loco salvaje y huido
puedo llegar a ser?

Si celebramos que hay calma
ya nada me reclama
retorno suicida
que todos queremos
salto sin mirar
en paz sin callar
sin lograr conciliar
el tiempo que entre las manos se me escapa
se pasa,
la vida de largo
y relajo
a los sueños que vuelan alto
para comprender
que todo es tierra bajo ola,
la fuerza de la caliza no me abandona
soporto los miedos rotos
porque alguien tiene que preocuparse
de lo que nadie quiere preocuparse
y así
caído y distante
echo a caminar
buscando arreglar
todo lo que hay que arreglar,
encontrando el lugar
de todo lo que ha perdido su lugar,
logrando alcanzar
la eternidad
que tanto anhelo tocar.

Para no caer en el triste vacío
que deja a su paso el olvido
de todo lo que la muerte ha cosechado,
recogido.

Pobre demonio que se deja acariciar buscando cariño

Se me escapan los dedos entre las líneas de melancolía que recitan al teclado dónde está la gente que quiero. En la soledad de esta habitación, en un piso primero, veo el tiempo pasar entre espacios vacíos, entre ruinas de otros tiempos, entre historias y cuentos que reconstruir más allá de los sueños. Los recuerdos se apelmazan en mi interior y yo trato de salir a flote buscando un lugar a donde ir, una existencia en la que habitar, una vida que vivir. Como si a todo fuese tan sencillo encontrarle un lugar.

Pero no sabe el pobre poeta que ya las fotos pierden su color, ya el aire pierde su calor, ya el mundo pierde su olor. Pero no sabe el loco poeta que ya no hay susurros que hagan canción, ya no hay viento que acaricie el sol, ya no hay salitre para un infinito atardecer sin voz.

Se me escapan los instantes entre las estanterías de otros tiempos, entre los recuerdos que atesoro entre los dedos, entre las vidas que contemplamos viendo los trenes que pasan allá a lo lejos. Y mientras nosotros vivimos, besamos, nos queremos. Tratando de ahuyentar la vida, tratando de eternizar el tiempo. Tratando por todos los medios de huir de todos los relojes que se detendrán cuando menos lo esperemos.

Escribo poemas
porque de recitarlos ya se encargarán mis miedos.