Imparable
como un Dean salvaje
e incontrolable.
Adictivo,
como la sangre de demonio,
a tus oídos.
Ingobernable
como un ángel caído,
expulsado del cielo
como un Cas purgado
vivo a este lado
del infierno
renglones sinceros
lamentos de otros tiempos,
lucha indestructible,
se oye bien alto
balas inadmisibles
puños incombustibles
piedras de asfalto
¡la calle no se rinde!
sábado, 16 de mayo de 2015
viernes, 15 de mayo de 2015
Escribo estas líneas
para sincerarme
porque aunque parezca mentira
en el papel desnudo mi vida
aparte
a pesar de todo no sé que pinto
en un mundo inhumano
y corrompido.
Aplastado,
como un día sin pan
sin tu voz en la memoria
sin tu nombre en mi boca.
Y huyo
del recuerdo olvidado
de mis demonios
y mis miedos
y me sello
para no perder mi persona
no dejar tirada la esencia que me forja.
para sincerarme
porque aunque parezca mentira
en el papel desnudo mi vida
aparte
a pesar de todo no sé que pinto
en un mundo inhumano
y corrompido.
Aplastado,
como un día sin pan
sin tu voz en la memoria
sin tu nombre en mi boca.
Y huyo
del recuerdo olvidado
de mis demonios
y mis miedos
y me sello
para no perder mi persona
no dejar tirada la esencia que me forja.
domingo, 10 de mayo de 2015
Acuarela de la Ría
El mar golpea suavemente la orilla, haciendo saltar la
espuma de forma intermitente con el vaivén de las olas.
Sentado en la proa, Maxi admira el paisaje a través de sus gafas de sol. De espaldas a Rande, Pedro pone a punto su guitarra y Diego hace fotos a las Cíes. El cielo está limpio y la brisa es suave, así que aprovecho para escribir estas líneas durante el viaje a Cangas.
Sentado en la proa, Maxi admira el paisaje a través de sus gafas de sol. De espaldas a Rande, Pedro pone a punto su guitarra y Diego hace fotos a las Cíes. El cielo está limpio y la brisa es suave, así que aprovecho para escribir estas líneas durante el viaje a Cangas.
La Ría es un océano de tranquilidad en un mar de bateas que
la atraviesas como si fuesen islotes flotantes. Las gaviotas, con sus
chillidos, añaden un toque característico a la banda sonora del estival
ambiente.
El barco surca veloz el agua y en menos de media hora
estamos pedaleando por el Morrazo en dirección a Menduíña. Cuando llegamos
dejamos todo en la arena y corremos con los bañadores a darnos un chapuzón. En verano
puedes morirte de calor, pero por alguna extraña razón el agua siempre estará
helada.
Cuando el sol comienza a ponerse en Cíes, encendemos una
hoguera, sacamos los bocatas y Pedro saca la guitarra y los acordes comienzan a
desfilar por sus manos, mientras el resto, tumbados mirando al cielo, nos
perdemos entre las estrellas con la sensación de que en ningún sitio podríamos
estar mejor.
sábado, 9 de mayo de 2015
domingo, 3 de mayo de 2015
Llamando a las puertas del infierno
Habito en cada pliegue de piel
dulce melodía escrita en papel,
cruel delito que no supe ver
que perdía al verte crecer.
Llamo a las puertas del infierno
y no me abren
me dicen que no hay pases
que vaya más tarde.
Timbro en las puertas del cielo
y me ignoran
cruel demora
de un dios que no perdona.
Me pierdo en cada runa de cristal
vapor de humo del perro infernal.
Me desoriento en cada locura
cruel ángel que sólo dejó una pluma.
Nadie me guía,
nadie me ata,
expulsado de arriba
y de abajo a patadas.
Habito en cada pliegue de piel
cruel melodía sin papel,
vacuo destino que no pude ver
que ganaría la partida de ajedrez.
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