miércoles, 26 de febrero de 2020

Seremos eternos

Vivimos demasiado deprisa
y demasiado intensamente,
morimos
jóvenes
y ahora solo queda un inmenso silencio
que todo lo arrasa.

Subimos a lo más alto
para sobrecogernos con las vistas
y allí nos sentimos dioses
en todo nuestro poder,
levantamos imperios,
construimos sueños
y trazamos destinos con la punta de los dedos
sobre la arena de este entierro
que eran las tumbas abiertas
y sonreímos
al creernos invencibles,
sí, sonreímos al creernos invencibles.

Pero en todo ese baile de luces y sombras solo creíamos que podíamos ganar, y así la caída fue mucho más precipitada de lo que llegamos nunca a pensar. Cuando ya teníamos nuestros senderos marcados, oeste y este abriendo estrellas en el cielo, ahí, ya no tuvimos alternativa ni vuelta atrás, habíamos ido demasiado lejos y ya solo podíamos volar,
ya solo podíamos volar...

para caer tan deprisa con nuestras alas de fantasías

que tocamos fondo
tan pronto
como fuimos conscientes
de que no había ya mucho más de donde escarbar

rutas para nuestros mapas de infinito
trazados bajo el agua de la marea
que todo se lo llevó.

Vivimos demasiado deprisa y tan intensamente
que no pudimos ir más allá.
Llegamos tan lejos como fue posible
y allí ya no hay marcha atrás.

La llama que más ilumina es la que se consume antes.

Así fuimos.

Como dioses en tierra
que surcaban el firmamento camino al horizonte

y allí,
lo carnal, lo humano; lo material, lo anhelado,
no tiene lugar.

Solo hay sitio
para los héroes
que nadie olvidará

por mucho que pasen los años.

Luz de mar

Entre el día y su luz
yo crecí
cual viento de verano
y me topé con la vida
dispuesta a existir,
abrí cielos y tormentas
como estrella fugaz,
recogí versos y poemas
como nube en el mar;
y ahora solo quedan
rastros de paz
y un inmenso manto blanco
de ríos de espuma:
vivaz nacimiento estival.

domingo, 23 de febrero de 2020

Salimos de cuentas antes de empezar a contar

El frío encuentro con el tiempo,
con la mirada atrás,
con las fotos de recuerdos
que apelmazan los estantes de la habitación
creyendo
poder echar cuentas
y salir ganando
-que ilusos,
que ilusos que podemos llegar a ser-.

Entre callejones desiertos
el sol abrasa a la sombra
y la sombra se arremolina
en un tenue llanto de sol;
lágrimas de cristal que arañan el estuario,
arañas de espuma que saltan con la brisa
acariciando
la pleamar.

Sorpresas mayúsculas
sorprenden al espectador,
el final de temporada está cerca
y hay que preparar un buen giro argumental
de estos que te dejan
a medio camino entre intrigado,
enfadado
y sorprendido,
-ya digo:
las sorpresas sorprenden al espectador
y eso es lo que debemos hacer-.

Recoger trozos de estrellas rotas
que se han caído al suelo,
pegándolas con pegamento
en el cosmos celeste
que se agrieta en la bóveda
que nos cubre.
Así parecemos nosotros:
grietas y rotos que se afanan
en arreglarse a si mismos
cuando solo hay cenizas
tras los incendios de nuestros corazones
y las tiritas
no son ya suficiente medicina para curar la infección.

-Algo así debe ser un final:
que te deje rayao,
con la mosca detrás de la oreja,
tratando de encontrarle sentido
a aquello que parece solo un exabrupto
de versos mal hilados-.

Algo así,
a fin de cuentas.

martes, 18 de febrero de 2020

En este cuento, en otra vida

Partimos de lo que somos para soñar imaginarios nuevos, pero nuestros sueños se nutren con un poso que arrastramos y nos arrastra.
Brigitte Vasallo



La libertad simétrica de la que disponemos para decidir sobre nuestras vidas es un burdo espejismo utilitario mientras sigamos viviendo dentro de este sistema.

Y así caminamos
tratando de abrir senderos
entre matojos de espinos
que nos arañan las piernas
desgarrándonos a nuestro paso.

Podría sonar a incerteza o utopía,
pero en caso de soñar
¿por qué no soñar a lo grande?
Un mundo nuevo,
una vida nueva,
unos caminos nuevos;

y un sendero eterno en el que forjar vínculos que florezcan
en todas direcciones
aupándonos
hacia arriba,
hacia el cielo,
y hacia más y más allá
de lo que podamos llegar a creernos
con alcanzar,

quizás así nos atrevamos por fin a caminar
siendo felices
y libres,

siendo libres
y felices

porque es lo que importa ¿no?

Sanos,
felices
y en libertad,
y lo demás da un poco igual.

Ven,
dame la mano,
atrevámonos a soñar.

viernes, 14 de febrero de 2020

Entre la tinta de la bruma escrita

El camino del escritor arde entre la sucia vanidad de ser honesto con uno mismo y el brillante cinismo de vivir de lo que ama, en una sutil cuerda floja que se puede romper al más mínimo intento de ser feliz. Es ahí, donde reside el arte de la escritura, en una pantalla de humo que nos devuelve el vaporoso reflejo entre quienes somos y quienes queremos ser. Todo lo demás son tonterías de soñadores que no se atreven a vivir en la realidad.

Perdido

Busco en las líneas del pasado
la paz que el presente
no se aviene a darme,
como si maldito
fuese incapaz de soñar nada mejor
que una vida de cenizas y cielo gris.

Así, vivo,
pobre, lastimero y herido,
incapaz de labrarme mi propio camino.

jueves, 13 de febrero de 2020

El ángel de la bruma

Solo buscamos salvarnos a través de los libros y el viento, y hallar en ellos un atisbo de las sombras que fuimos en otro tiempo; descubrirnos, reconocernos; aprender nuestro camino a base de esperanzas y miedos.

No sabría muy bien dónde perderme, pero el tiempo me ha traído a alguna parte y ya la vida no es otra cosa que la certidumbre de que tenemos que existir, por alguna razón
que se nos escapa.

El rompeolas nos cobija en la soledad de la noche, mientras la cortina de sombras y viento nos acaricia y arrastra a través de los sueños estrellados que acunamos entre los dedos, inconscientes, como las grandes fantasías que dibujamos en nuestra cabeza y nunca nos atrevemos a construir. Por algún motivo me gusta sentarme ahí, a observar el tiempo, con los pies colgando, y el horizonte perdido en alguna parte entre el profundo manto de oscuridad que se difumina entre los primeros destellos de luz que se asoman en el más allá.  El vaivén del mar golpea suavemente la orilla, y la ciudad todavía durmiente comienza a desperezarse entre las saetas humeantes e incandescentes que se reflejan en los tejados del laberinto de corredores y callejuelas que alza a nuestras espaldas.

Meto las manos en los bolsillos y una ligera brisa marina me susurra palabras al oído. Sonrío. Y echo a caminar entre la bruma que se levanta entre la salitre, la luz y la oscuridad.

El amanecer llega como un ángel entre la bruma
que se yergue poderoso y volátil
entre la vida y la muerte.

La realidad desborda la ficción.

Y yo solo
sé salvarme
a través de los versos
que un día
el poeta maldito escribió.

domingo, 9 de febrero de 2020

Serpientes del sur

Nos protegemos los unos a los otros
mientras arrancamos a tiras nuestra piel;
tratamos de aferrarnos a la realidad
y esta se ríe desmoronándose ante nosotros.

Creímos en nuestros sueños
y solo pudimos caer.

Creímos poder ser algo
y solo fuimos una eterna nada sin final.

En la unidad está la fuerza,
gritamos una y otra vez,
tratando de aprendérnoslo de memoria
y siempre nos perdemos
en un remolino de miedos
que nos hacen tropezar
hasta caer irremediablemente.
No pasa nada,
para eso crecemos,
y nos mudamos la piel,
somos serpientes
¿ves?
lo llevamos tatuado en nuestro ser.

Nos arrastramos cuando intentan pisarnos,
nos defendemos cuando tratan de matarnos,
cogemos fuerza al calor del verano
y después de todo
¿existe algo más mortal y plancentero
que morder e inyectar el veneno?

Nada quedará de ti
tras las arenas del tiempo.

Nadie te recordará
cuando hayamos sobrevivido a nuestro entierro.

Cuidado con nosotros,
nos revolvemos
hasta que alguien sale dañado.

No habrá paz para los malvados.

* * *

En esta oscuridad
que vi
en ti
pude deslizarme
hasta arrancarme la piel.

En el grupo está la unidad,
nos protegemos los unos a los otros.

Y ahora somos supervivientes rotos
dispuestos a destrozarnos la vida a trozos
hasta sobrevivir,
hasta sobrevivir,
hasta sobrevivir y que no quede nada ya aquí.

Más que un desierto del sur
lleno de serpientes
dispuestas siempre a resistir.

jueves, 6 de febrero de 2020

La vida como centros de poder popular

En este baile entre valles de bruma
los embalses se llevan todo
y los ríos se destejen en el cielo
y ya solo quedan espacios vacíos
entre los terrenos que se abren paso entre nosotros,
puede que así
haya algo más,
algo más con lo que seguir,
pero yo no lo sé,
miro al cielo...
y yo no lo sé.

Busco estrellas entre las hojas que se lleva la corriente,
y he recorrido tantas veces este puente cada mañana
que puedo caminarlo con los ojos cerrados sin tropezarme,
eso me hace sonreír, los recuerdos, eso me hace sonreír.

Todas las piedras que ves ante tus ojos son historias que coser
en el retal del tiempo,
en los telares del viento,
en los cantos de vivos y muertos que se abren paso en los cementerios.

La bella durmiente te escucha respirar en su sueño nocturno de anfetaminas,
las luces son lo que tienen,
y los billares y las pistas de baile,
los botellines de cerveza tintinean en cada brindis,
hasta estallar en mil pedazos y gritar de euforia,
por la vida,
por la vida,
por la vida que se me escapa entre los dedos.

Y ya he metido la bola negra
¿qué más puedo perder?
dime tú, ¿a qué más puedo perder?

Y la bella durmiente está hasta arriba de estupefacientes,
sonríe,
consciente
del lento y fugaz pasar del tiempo
que discurre a toda velocidad,
y la noche es todavía joven
entre carreteras que se pierden en plena oscuridad
y constelaciones de sueños que iluminan el cielo
como luciérnagas que se quedaron ahí atrapadas
para nunca poder escapar.

La película ya ha llegado al final
y los poblamientos se aglutinan en épocas convulsas,
somos luchadores
y eso es lo que nos mantiene con vida,
lo que nos sostiene en pie,
y las sonrisas
y las sonrisas que vendrán.

Lo demás son tonterías.

Ángeles entre la bruma.

Saetas que arañan el cielo.

Siluetas vaporosas que se pierden entre el humo y la niebla de las mañanas,
mientras camino con las manos en los bolsillos
y los sueños en una libreta.

El horizonte está lleno de versos,
basta con fijarse
y atreverse a atraparlos con los dedos.

Lo demás son tonterías.

Embalses que todo lo difuminan.

Ríos que todo se llevan.

Cielos nocturnos, fugaces destellos y atardeceres tormentosos que son recuerdos que guardar en fotos.
Nada más.
Solo eso.
Nada más.

La bella durmiente ya está más despierta que nunca
y la noche es joven
y ella ha venido a jugar.

martes, 4 de febrero de 2020

Amores entre ruinas

Hay una extraña belleza en la soledad de las ruinas,
nos fascinan los tiempos perdidos,
nos enamoran las causas caídas.
Y en ese caminar entre lodos
fingimos amor donde solo hay vida,
censuramos el sexo cuando solo hay sonrisas,
y creamos un eterno rastro de interrogaciones
listas para responder entre las curvas de este camino de sueños y fantasías.

Nos enamoran las ruinas,
los campos llenos de minas,
las guerras que nunca se terminan,
los cementerios de civilizaciones que nos hablan de quienes fuimos
cuando aún nos atrevíamos a ser nosotros mismos,
no como ahora, que fingimos orgasmos, amistades y amores
por huir desapegadamente de todo lo que creímos
efímeramente eterno
hasta que las lágrimas se confundieron con la saliva de nuestros besos.

Nos fascinan las ruinas
sin ser conscientes de que son un espejo. De lo vacíos que estamos por dentro
en esta sociedad líquida en la que nadie se atreve a soñar por miedo a vivir,
por miedo a reconocer que finalmente tenemos sentimientos.

Porque ser valiente
no es solo cuestión se suerte.

lunes, 3 de febrero de 2020

Declaración de principios

Soportamos.


Así,
a secas,
¿qué más esperabas de este poema?

¿Grandes verdades?
¿Grandes sueños?

Nada de eso.

Solamente...
Soportamos.

El hambre que tenemos a lo que no tenemos.

En esta cola sin número

En esta cola sin número
comprendí que el vacío es solo el hambre que se tiene
a la vida,
y sonreí
por resolver ese misterio
que tan preocupado me tenía en las madrugadas
tragando techo, fantasmas y silencios.

No es que tenga nada más que aportar al respecto,
pero tengo delante en el supermercado
a un niño risueño
agarrando el pantalón de su abuela,
a una abuela que camina
cargando a cuestas con la casa, el nieto y la pensión,
y una cajera
que sonríe
tras su mirada triste de trabajo a media jornada, su examen de mañana y la previsión
de hacer algo más con su vida
que no sea pasar ante un lector de códigos
verduras ecológicas cultivadas en los invernaderos de Almería,
-que quede claro que en este poema apoyamos el capitalismo verde,
explotados, sí,
pero de forma sostenible,
para tener una sonrisa de la que
no sentirnos culpables-.

domingo, 2 de febrero de 2020

Relacsing

El mundo da vueltas
en una espiral sin final
ya no hay marcha atrás
te digo que ya no hay marcha atrás
y todo se acabó
y todo se acabó
en un sucio telón sin fondo
del que resulta imposible escapar.

Grita a lo más alto
grita
grita
hasta que no puedas más
el baile continúa
y ya no sabremos cómo parar.

¿Qué nos espera al otro lado del espejo?
¿Qué cabe esperar de los sueños muertos?

La compañía en la batalla es clave para plantar cara

y podrás lograr
 lo que quieras
y quiero volar,
volar,
volar de aquí.

Todo es un sin fin de inesperados golpes
girando
en vaivenes que acaban
y dejan un rastro de muertos.

Podría brillar si te atrevieras a mirar.
Podría brillar.
Pero temes a mi luz.
Temes a mi luz y no me dejas brillar.

Tú verás.

Yo seré sueño,
yo seré vendabal.



En esta noria que no para de vibrar,
el sol ardiendo en lo alto,
como luces
de mil colores
que todo se lo llevan,
relájate,
y espera...


Toma otra ruta,
otra dirección,
otra carretera,
quema
quema
quema asfalto
hasta que ya nada haya
hasta que ya nada pueda
volver a saltar al vacío.

Lo demás es para morir de la mano, amigos.
Para morir de un disparo.
Para sangrar por los cuatro costados.
Lo demás es morir como si lo hubiésemos logrado. Amigos.


* * *
*    *     *
  *    *     *
*    *   *    *
*   * * * * * *
 * *   * * *  *
*   *
*   *   *
*   *   *
* * *
* * *


El mundo da vueltas
en una espiral sin final
ya no hay marcha atrás
te digo que ya no hay marcha atrás
y todo se acabó
y todo se acabó
en un sucio telón sin fondo
del que resulta imposible escapar.