jueves, 30 de marzo de 2017

El ángel de los desesperados

La noche se desplegaba sobre la ciudad maldita como una capa que desteje todas sus sombras sobre los hilos del tiempo.


Las calles
salpicadas por las ruedas de coches y carruajes
empapaban de lodo los rostros de aquellos miserables que se dejaban ver por la superficie.


Definitivamente,
como un tiro definitivo a muerte en la ruleta rusa del mundo,
aquel había sido un lugar del que no existía escapatoria,
y sus habitantes,
pobres desgraciados que no tenían otro lugar al que llamar hogar que ese estercolero suburbano que se ramificaba en miles de sangrantes venas centrífugas que supuraban decenas de barriadas que imploraban al cielo por el fin de su sufrimiento,
y a cambio,
solo recibían litros y litros de fría lluvia que apagaba sus esperanzas como se apagan las llamas de las velas de noche que ellos ni siquiera se podían permitir.


Cuentan las leyendas que quien no tiene a donde ir siempre acabará allí,
puede ser,
por lo menos así sucedió conmigo,
en medio de miles de truculentas historias que el fango se encargó de borrar,
acabé en ese lugar sin más compañía que mis raídas ropas que se desgranaban como se desgranaba aquel lejano año de sabe dios cuando.


Allí,
dónde nadie quería estar,
y dónde nadie podía huir,
la muerte se hacía cargo de recordarnos que hasta los olvidados eramos diferentes:
mientras que a la gente del centro la guadaña del rey de las parcas segaba todo con el cuidado filo que se afila durante eones,
a nosotros nos había tocado un truculento vacío legal que debía de regir los destinos,
y que abajo y a la derecha,
ponía en letra pequeña que no teníamos los mismos derechos,
ni guadaña,
ni visitante privado en medio de las oscuras noches de tormenta.


La muerte había pasado de largo y no quería saber nada de ese lugar,
por eso prorrogaba todo lo posible la asistencia al entierro,
y nos dejaba descomponernos poco a poco en vida como cadáveres que se pudren sin haber llegado a cerrar los ojos,
las fiebres golpeaban las calles,
y la sangre de los estómagos que no tenían nada que vomitar se perdían calle abajo,
dibujando regueros de mugre en donde no se distinguían la tierra de la sangre y las heces.


A veces,
solo a veces,
unos rayos sobrecogedores asolaban los rabales,
rayos en noches sin tormenta y firmamentos sin estrellas
que parecían provenir del mismo infierno situado al otro lado del mar,
o quizás fuesen ilusiones nuestras y solo fuesen reptaciones sempiternas procedentes de lo más profundo y oscuro de nuestros corazones.


Fuese como fuese,
lo cierto es que esas horas en que el inframundo se dispersaba por aquel lugar en el que siempre brotaban las torturas del infierno
la luz parecía brotar en ese pútrido lugar,
y aunque sabíamos que no era cosa del paraíso que custodia San Pedro,
no nos importaba abrirle los brazos a algo más maligno que las miles de marionetas demoníacas que colgaban inertes en el viejo teatro abandonado que había cerca de allí.


En esos momentos de tenebrosa lucidez,
solía visitarnos un viajero de gusto refinado,
capa de shaed,
y ademanes cuidados;
conocido por todos y amigo de nadie,
este individuo parecía tener la extraña capacidad de atraer todos estos condicionantes metereológicos que antes bosquejamos,
cuando el sentido común nos decía que era imposible para cualquier persona normal.


El ángel de los desesperados,
que así era apodado aquel ser que parece vivir en el límite entre la literatura gótica y la poesía de Rimbaud,
nos hablaba con la dignidad que con nadie más conocimos,
convirtiéndonos en alguien aunque fuese durante unos breves instantes.


Visitaba enfermos,
cuidaba de nuestras almas,
y nos brindaba breves conversaciones que los afortunados nunca dejarían caer en el vacuo lago de lo reservado a la información innecesaria.


Su mirada,
un destello de sombras en un corazón repudiado y respetado a partes iguales,
nos susurraba secretos de la existencia que el mayor filósofo de la historia jamás habría alcanzado a comprender;
tal era la magia de su presencia que nadie podía pasar inadvertido a su lado sin esperar al menos un saludo, una palmada en la espalda o un leve gesto con la cabeza que nos recordase que a pesar de nuestra convulsa y breve existencia seguíamos siendos, en lugar de tristes sidos.


Dios no estaba,
era cierto,
pero mientras nuestro ángel privado siguiese visitándonos,
tampoco nos importaba,
no necesitábamos a un padre que dejó de creer en nosotros hace mucho tiempo,
supongo que por eso,
por la fuerza que generaba en nuestra imaginación un par de veces cada año,
eramos capaces de sobrellevar la espera,
de soportarlo todo con la fe de volverlo a ver,
                                                                          por lo menos una vez más en nuestras vidas.


Él
nos sonreía
y en esa sonrisa
se escapaba algo de nosotros que nunca logramos catalogar,
pero que sabíamos que nos dejaba un poco más vacíos,

por lo menos los miedos y el dolor también se los llevaba,
                                                                               un poco,
                                                                                creo yo.


Éramos de un rincón que cubría la mayor parte de la ciudad maldita,
cerca de todo y lejos de nada,

a su salvador no le gustábamos,
a la muerte le asqueábamos,
y a él,
por lo menos,
le importábamos,
                             al menos en nuestra mayor parte.


Mientras eso siguiese siendo así,
daríamos todo por él;
por lo demás,
la sangre, el dolor, la enfermedad...

que siguiese lloviendo,
que tampoco teníamos esperanza de movernos de la oscuridad de nuestro ser.

miércoles, 29 de marzo de 2017

Que ganas de sentir la salitre al besar

Que ganas de volar,
abrir las alas y sentir el mar,
de perderme por el viento y respirar paz.

Que ganas de volar,
lanzarme al vacío una vez más,
sentir que es mío el camino y no mirar hacia atrás.

Que ganas de soñar,
desplegar velas y avanzar,
destruirme, reconstruirme y volverme a revisar.

Que ganas de soñar,
romper tópicos típicos sin cesar,
y escapar corriendo hasta llegar al límite      y saltar.


Que ganas de libertad,
de otro día, otra ola, otra vida que explorar.


Que ganas,
                    de verdad.

sábado, 25 de marzo de 2017

Recuerda que en este mundo efímero... seremos eternos

Acto I

Retumba la tormenta en el horizonte haciendo reverberar la superficie del mar con miles de partículas de aire que se propagan una tras otra en dirección a dios sabe dónde.

Se escucha el viento levantarse, con la fuerza de un despertar en medio del Atlántico, como un violín solitario que busca desgarrar notas a los relámpagos.

Se pierde la arena entre el oleaje, como relojes de arena alocados que no son conscientes del paso del tiempo entre los instantes que grabamos en nuestras retinas.

Los ojos de cristal reflejan el cielo
y creo,
solo creo,
que hay algo de hermoso en los miles de recuerdos que construimos entre nuestros dedos,
como si mis estrofas fuesen a cambiar todas esas drogas que circulan por nuestros corazones
y a las que llamamos hormonas.

La sensación de renacer se perfila entre las crestas de espuma que se entrelazan como los planes que escondemos en ese primer cajón que guardamos bajo llave en el armario más profundo de la vida.

Acto II

Quiero que llegue ya el alzamiento,
otro verso,
otro beso,
otro cuento que te escribo en la espalda con mis dedos;
otra hora,
otra ola,
otra fuerza mareomotriz que me abrace y me acoja.

Quiero que la tormenta arrase todo,
como una lluvia de meteoros que se pierdan como ángeles cayendo desorientados y ciegos,
ignorantes de lo que es ser obrero,
de lo que es ser pueblo,
de lo que es vivir fuera de su cuadriculado cielo.

Acto III

Las notas del piano ya se desdibujan entre las cortinas de lluvia que asolan la ciudad,
como mil dunas en las que rodar,
como mil gotas de salitre con sabor a libertad.

Las prosas se sonrojan al comprobar que ya no hay infierno,
que ya no hay lugar que nos acoja lejos,
que solo quedan miles de muertos presos en nuestros feos trabajos que confundimos con cementerios.

Y mientras todos los senderos se confunden con los deseos fugaces que pedimos a las lágrimas de agosto,
¿cómo escojo cómo seguir?
Solo queda aguantar,
respirar
e insistir.

Y durante el viaje intentar ser feliz
porque ya hay suficiente por lo que sufrir;
y no podemos vivir
sin cambiar el porvenir.

Acto IV

Llevo solo 5 minutos aquí,
y la tormenta reverbera pasando de largo para no mojar las aceras,
¿dónde está la brisa cuando la prisa avisa de que sobran los pantalones, las chaquetas y las camisas?

Solo queda un horizonte fulgurante bañado por la marea,
solo quedan
un par de locos que solos admiran en la arena todas las respuestas,
solo queda
un atardecer,
una puesta de sol
y una red de poesías que sobreviven a duras penas.

Solo me quedan
todos los poemas que nunca escribí sin palabras nuestras.


"Ay si mis lágrimas te oyeran."

miércoles, 22 de marzo de 2017

A la luz de una sonrisa

Despierto con pocas ganas
como viviendo a contratiempo,
soy un ladrón que vive en el viento,
un bohemio que traspasa los relojes y sus recuentos.

Como expulsado del cielo
he deslizado los momentos
a través de los granos de arena que se escapan
en todos los instantes que se pierden entre los sueños.

Y crujiéndome los dedos
he hecho balance entre el porvenir y lo que tengo,
me han quedado un puñado de recuerdos,
varias canciones, y olores que siento en el pecho.

He empezado a escribir
y a los versos les ha dado por salir,
reconozco que no supe nunca bien cómo seguir,
pero si he llegado hasta aquí supongo que no me puedo rendir.


Despunto el lapicero
entre los ríos que espero
que sigan vivos y cuerdos,
pues alguien debió darles cuerda mientras yo no fui eterno.

A la vez que el desconsuelo,
yo me zambullía para huir,
y en las tardes que te vi
siempre me imaginé que yo acabaría estando por aquí.

Pero reconozco la fecha
y no puedo sino sonreir,
pues las palabras nunca fueron lo nuestro
y solo tengo un puñado de textos para escrirte a mí.

Hoy es 22 de abril
y el mundo sigue girando aunque yo permanezca quieto,
solo queda esperar a mañana
y que la estrella comunera me arda a fuego lento en el lado izquierdo.


Siempre tengo algo que decir
aunque el silencio y las tinieblas sean mi cortina para ser feliz,
a ratos me giro hacia atrás
y veo en mi reflejo que tengo un futuro abierto hecho para mí.

martes, 21 de marzo de 2017

Por nuestro bien

Toda la vida dándole vueltas a la rutina cotidiana de cada día
de cada instante perdido en un mundo que nos arruina
en un sistema que nos prohíbe ser libres,
porque ser libres implica felicidad
y la felicidad es la última forma de rebeldía,
hagamos piña
y sigamos adelante defendiendo nuestro derecho a vivir conscientes y sin prisas.

Todo en un ciclo interminable,
en un voltio constante del que no poder salir
como si aquí no hubiese otra forma de existir,
otra forma de sentir,
otra forma de construir
futuro, camino, viaje, porvenir.

Toda la vida buscando a dónde ir,
llegar a dónde el sol sale una y otra vez,
como si la palabra patria no estuviese vacía
y hogar solo es todo lugar donde poder ser feliz.

Todo en un poema en blanco y negro
al que le robaron los colores,
todo en una constante lucha por la libertad,
hagamos sendero entrelazando nuestros dedos,
todos juntos y unidos todos los pueblos,
llegará el momento del mundo hacer arder.

Todas a una,
la marcha continúa;
porque de norte a sur,
de este a oeste,
la lucha crea lazos y alternativas,
cueste lo que cueste,
y la defensa de lo nuestro es la única salida,
porque hemos llegado para recordar y exigir
que no nos pensamos rendir.

Es el día mundial de la poesía

Hoy es el día de la poesía
y como tú dijiste hace un año:
"¿Cómo no escribirle a quien llena de poesía todos mis días?"
¿Cómo no construir amor en forma de arte
para ti?
La Poesía,
así,
con mayúscula,
porque tú eres todas y cada una de las luces de la vida:
El viento,
el mar,
la brisa,

el destello del sol en las olas cristalinas,
en la verde arena que nos cuida,
en todos los atardeceres que atesoramos sin prisas.

Hoy es el día de la poesía,
y tú,
mi acuarela constante de la Ría,
me dibujaste sonrisas con todos los colores que existían,
y ahora,
yo,
te las escribo con mi letra cutre y sencilla:
con caricias,
miradas,
y besos que nuestras memorias escondían
en todos los rincones que hemos hecho nuestros con nuestra hermosa melodía.

Y hoy,
que es el día de la poesía,
yo te digo y diría
que me haces verano con todas y cada una de nuestras risas.

No dejes de hacer que siga escribiéndote poesía,
porque es mi forma más sincera de besarte la vida.

lunes, 20 de marzo de 2017

Contrabandista de verbs clandestins

Escriurem
en la nostra memòria per fet
país valent
qu´a la nostra memòria es carrer.
                                      Lluiten.

Escriurem
en la nostra memòria per fet
país valent
qu´a la nostra memòria es el poble carrer.
                                      Continuen.


Y escribo con sumo cuidado,
país robado,
no puedo probar el camino
si no es contigo,
solo me pierdo sin rumbo
en este mundo
            que nadie quiso que sea nuestro,
            sistema inconexo,
                         que nos dejó abandonados y perdidos,
                         sin amigos,
                                              sin forma de salir adelante,
                                              clase cobarde,
                                                       explotadora, ladrona, dominante.


Escriurem
en la nostra memòria per fet
país valent
qu´a la nostra memòria es carrer.
                                 
Escriurem
en la nostra memòria per fet
país valent
qu´a la nostra memòria es el poble carrer.
                                   

Y compongo
como si el futuro estuviese escrito,
                         fuese mío,
              y avanzo
              porque luchar es un acto solidario,
                                               presente callado,
                            y la vida me brinda otro día,
                            pasado olvidado,
                                        para escribir y cantar de nuevo poesía.


Escriurem
en la nostra memòria per fet
país valent
qu´a la nostra memòria es carrer.
                             
Escriurem
en la nostra memòria per fet
país valent
qu´a la nostra memòria es el poble carrer.
                                   

Y en este juego todos jugamos,
somos los mismos que cuando empezamos,
caemos, sufrimos, reímos, lloramos,
y si seguimos y nos tropezamos,
siempre una mano tendremos al lado.     


Escriurem
en la nostra memòria per fet
país valent
qu´a la nostra memòria es carrer.
                                      Lluiten.

Escriurem
en la nostra memòria per fet
país valent
qu´a la nostra memòria es el poble carrer.
                                      Continuen.  

Disparo poesía a corta distancia

Escribo poesía a quemarropa
como una bala que va a implosionar en el alma,
como un verso disparado a bocajarro
que apunta directo al corazón a heridas tatuado.

Escribo palabras a cuchilladas
con la velocidad del filo de una navaja,
como un reguero afilado
que desprende un destello automático.

Escribo rimas a borbotones
como ríos que se pierden por los corredores,
como un rastro de sangre
que destiñe de rojo todo lo que pasa por delante.

Escribo poesía a quemarropa
como un auto de fe que me abrasa a tiras,
como un baño de silencioso fuego pagano
como un verso que hago mío mientras grito callando.

martes, 14 de marzo de 2017

El vals de todos los instantes junto a la pequeña Amelie

Posa la noche
las gotas de rocío como lágrimas estrelladas que brillan en su suave descender desde el cielo como un sencillo plano nadir.

Sorprende el viento,
acicalando nuestras mejillas que se sonrojan con la suave caricia de nuestras miradas,
y nos tiemblan las piernas
en cada ligero escalofrío que nos estremece y eriza todos los poros de la espalda y los brazos.

Sonríe el mar
al vernos brillar en un improvisado baile a orillas del horizonte,
sacándole los colores al firmamento mientras un punto de fuga nos ilumina como una acuarela impresionista francesa susurrada con la dulzura de la fala de la resistencia.

Abraza el silencio
como un piano que repiquetea con el latir de nuestros pechos,
y tintilea la vida
como pequeñas estrellas que nos guían en el viaje de los sueños que se entretejen con la gracilidad con que se deslizan los hilos de azúcar en una nebulosa de algodón rosa.

Arrullan los corazones
el vaivén de nuestros labios,
dibujando cálidas estelas de magia que flotan alrededor de nuestras almas
mientras las baldosas lusitanas nos guían entre acantilados en los que perdernos y rincones arenosos que hacer nuestros.


Nos cuida la brisa,
    y en nuestro caminar                                             
construimos felicidad con nuestras sonrisas.

Ninfeante explosión de oscúreas leiendas góticas

Truena en el alto campanario
como una tormenta que reverbera por todo el calvario,
mientras una lluvia de ceniza se pierde por los sudarios
del tiempo que repele el miedo de los del otro lado.

Un canto fúnebre
se confunde con nuestros pasos,
y avanzo con cuidado
no vaya a despertar los fantasmas rasgados del miserere pasado.

Salpica la plasma por los corredores sin fondo
y en el negro pozo
se esconden todos los destrozos
del caos cerrado con cerrojo.

Relampa el relámpago
y atruena el trueno
oscureciendo el cielo
e iluminando el infierno.

Llora el terroso enterrado suelo
con ríos de sangre que torrentean por el torrentoso pueblo.

No reces
que nadie vendrá a socorrernos.

lunes, 13 de marzo de 2017

Gracias por ser martes en mis 13

Hoy es martes
y yo sigo en mis 13,
-no es martes,
pero como si lo fuese-
porque suelto todo lo que pienso,
o siento,
porque contigo no me cabe en el pecho
y gracias
          por ser mi viento,
                                 mi fuerza,
                                             mi aliento.

           Gracias,
                    por hacer que te lleve aquí adentro.

domingo, 12 de marzo de 2017

La aborrecible desesperanza de los que no tienen papeleta en este sinlugar

La noche se cuela por todos y cada uno de los últimos resquicios luminosos, como sombras que se deslizan entre la duermevela de los sueños, abriendo pasos entre las realidades que luchan por imponerse al porvenir.

La lluvia interseca con los rostros que se pierden en su deambular hacia la ciudad de los nichos, como ánimas sin vida que van en busca de un lugar mejor que la mortecina cotidianidad.

El silencio se acurruca entre los gritos ahogados por la desesperanza del revés, como una dulce melodía reiterativa que repiquetea en la inmaterial soledad del vacío.

La vida desfila como un puñado de fotos en blanco y negro que adornan rocambolescamente los diarios de los millones de sordos tanteantes que ciegan el mundo a sus congéneres cosanguíneos que no ven otra cosa que su propio destino reflejado en las cadavéricas retinas que tienen frente al espejo.

El universo se adereza con la deliciosa sorpresa que despierta corazones embotados en la rutinaria campaña que es el sobrevivir al próximo amanecer, y la carátula de esta película se relame ante la inesperada idea de encumbrarse como campeona absoluta del tedio... como si alguien pudiese luchar contra ello.

El Todo fluye, como surcan los ríos hacia el final,
y mientras,
nosotros
tenemos que resistir o ganar.

O no quedarán muchos sueños por los que queramos soñar.

Lápiz y carabina en mano, reconstruyo el mundo que nos han dejado

"Llevo su nombre y su apellido, heredados de un país que no diré siento propio, pero sí cercano."
Escandar Algeet


Llevo su nombre y su apellido,
heredados de un país que no diré siento propio,
pero sí cercano.

De un país que ha trabajado con el sudor en la frente
y la tierra en las manos,
como un referente en tiempos de encarnizada guerra.

Soy
descendiente de los que soñaron con un mundo mejor,
de quienes sufrieron la represión, 
el hambre 
y el dolor.

Soy 
títere de los vientos,
amago de poeta del pueblo
que como Hernández hizo de su trinchera los versos.
Intimista
porque escribo por y para adentro
y lo escupo todo
como el gran maestro
que hizo de la poesía algo sucio bello.

Llevo
la esperanza en la mirada
y los sueños en el corazón,
la memoria de mi gente
y la fuerza de la revolución.

Llevo
el tiempo en brazos

el pasado de la mano

¿y el futuro?

El futuro lo ebro y abro
como cuando hago camino
y atravieso el barrio en una tarde de verano.

sábado, 11 de marzo de 2017

Otra vez vuelvo a contar días sin ti

Hoy vuelvo a entonar a la poesía
como cada día que faltas,
como cada día que busco en las palabras tu compañía.

Hoy te echo a faltar
como el mundo echó a los dados la suerte de haberte conocido
entre los rincones de nuestras habitaciones,
de nuestras conversaciones,
de nuestras inesperadas emociones y sensaciones
                              a las 4:44 de la mañana.

Hoy,
no estás ni en este país,
y el cielo ya vuelve a estar triste
y gris,
le falta tu sonrisa por aquí,
y el sol,
sin ti,
no quiere ya ni salir.

Hoy te vuelvo invocar con mis rimas,
con la prisa del que quiere volar,
con la magia con que me enseñaste a soñar,
con la paz
del que sabe que pronto volverás.

Hoy,
       estoy pensando en ti,
 y mientras,
             te escribo,
     a ver si así
                vuelvo a estar pronto contigo,
            acurrucada tú en mí.

sábado, 4 de marzo de 2017

Vigo es Maresme en la Ría

Creo que nadie nunca podrá ser consciente de lo importante que ha sido Borja Arregui en mi vida y de lo mucho que le debo a él y sus diarios. La ola de felicidad que me inunda cuando lo leo y de fondo hago sonar por toda la habitación Cuando el sol se va, solo se puede describir como un brisa marinera que se arremolina y se arrulla por el aire bañado de salitre.

Vigo es Vivaldi y Palabras en la arena han dotado de magia la Ría, con la sutil belleza del que compone un lienzo de olores, temperaturas y sensaciones por cada uno de los rincones de este paraje mágico que se erige como último bastión del fin del mundo.

La luz y la magia esbozan soles por cada uno de los espejos,
y alejan todos mis miedos a hacerme viejo,
al menos,
mientras siga sonando por mis altavoces la voz de Neidos.

La olas del Maresme siempre se han fundido con las del Atlántico,
y el sabor a verano ha llenado de sueños y esperanzas mi futuro y mi pasado,
ayudándome a llenar frascos de arena con la fuerza
del que sabe que cada verano siempre será más inolvidable que el anterior.

Borja dotó de contenido a cada uno de los meses del año:
versando el otoño
y dándole juventud a los períodos estivales.

Mayo se desgrana como el mes que da pie a Junio,
este, a su vez, se construye como el mes de dar rienda suelta a la imaginación del porvenir;
Julio se atesora como el tesoro del calor y los atardeceres a orillas del mar,
y Agosto...
Agosto simplemente es libertad
y coger impulso para crecer, evolucionar y avanzar.

Septiembre tiene la chispa de los descubrimientos,
Octubre del amor,
y Noviembre de la maduración;
y luego está Diciembre,
que es diferente,
y es recordar,
respirar,
y aprender a continuar otro año más.

Porque Vigo es mi ciudad,
las palabras su paisaje
y la arena su lienzo,

y bueno,
eso,

que solo puedo aspirar a la paz bajo el sol
y frente a lo que hay más allá,
cuando me dejo llevar, a veintiun(o) y pico grados de la tarde,
a pleno pulmón
brincando y cantando,
con Borja de la mano,
que no hay prisa cuando el sol se va.

viernes, 3 de marzo de 2017

La magia de las cosas

"Esta historia es para todas las personas un poco dañadas que hay ahí fuera."
Patrick Rothfuss


Escribo
in media res
buscando por todos los rincones
el nombre de las cosas,
su esencia,
su magia,
su identidad.

Confundo
lo incorrecto con lo indebido
y hace que me quede quieto
con todo el mundo temblando
ante el abismo de vacío
que se abre
cuando todo parece salirse de su sitio.

Enfilo
por cientos de oscuros pasillos
que hago míos,
como un hogar aterciopelado
que se convierte en refugio en una noche estival,
mientras que
la noche baña todo
y la luna
me arropa
y me hace soñar contigo,
como un portal a la fantasía
que se abre con una llave que rebosa felicidad,
magia,
y paz.

Mantengo
el universo en equilibrio
con el sumo cuidado
del que sabe que la poesía anda al borde de los equilibrios,
en la suma de tenerte,
de tocarte,
de darte,
todos los tesoros que en mi Subrealidad he ido encontrando a lo largo de los años,
manteniendo el orden
en el caos
para hacer de todo
un lugar mejor,
más bonito,
más tranquilo,
más calma,
más olor a hojas de otoño.

Recito
con la dulzura de un trovador sacándole los colores a su instrumento,
con la suavidad de una manta recién lavada,
con la calidez de una brisa en el atardecer,
con la cercanía de un baile entre los campos en flor;

con la intención
de darle luz y color
a tu sonrisa,
y fuerza y calor
a tu sol.

Esbozo
miradas a través de la distancia,
bocetos de sueños y esperanzas,

esperas,
para hacer todo
de la forma adecuada,

porque yo ahora sí conozco el nombre de la magia.

Sonrío,
como si todo estuviese siempre conmigo,
sonrío,
porque tengo tres regalos para el próximo día que esté contigo:
una luz,
un hogar,
y una llave que te abra las puertas para soñar.

miércoles, 1 de marzo de 2017

(Co) El sintetizador (re) de mis barrios (lli)

Yo me pierdo por callejones oscuros
donde lo más sucio no son las latas,
ni las jeringuillas,
ni las sucias navajas.

Yo me subo por las paredes del barrio,
me ahogo donde no hay agua
y me asfixio por la falta de calma,
por la jodida desesperación estallada en carcajadas.

Yo me tiro por los descampados
buscando una salida,
una vía que me diga
donde todo se fue a la mierda sin prisa.

Yo me retumbo por la cabeza
en mil pensamientos y paranoias
que resuenan como hacen los bafles
con la rumba y el makinote a toda metralla.

Yo me suicido por la pereza
de seguir viendo el vacío en las miradas,
la putrefacción en las caras,
la soledad de este sistema de mierda.

Yo me automedico por pena,
me destruyo para no pisar más minas,
me enemisto con la vida
por no tener que soportar la rutina.

Yo me abandono por laberintos que no esquivo,
me reivindico como el cronista de los listos,
como el diario de los locos que soñaron con morir a tiros,
como el líder de los pocos que murieron solos y sin amigos.


Yo me pierdo,
como el último eslabón de los olvidados que soñaron con un mundo mejor.


Yo me pierdo,
porque hay que ser muy fuerte para no encontrarse.