Mi habitación está vacía sin ti,
no están tus pecas,
ni tu sonrisa,
ni tampoco tus caricias ni tus risas.
Mi habitación está vacía sin ti,
y toda ella sigue oliendo como si siguieses aquí,
como si todavía estuvieses metiéndote conmigo
mientras espantamos juntos el frío.
Mi habitación está vacía sin ti,
y llegar cansado
de clase
es más solitario si solo queda tu colonia en el cuarto
y en la oscuridad de la noche no hubiese nadie fumando
la soledad que se pierde en forma de humo por el cielo de Monte Alto.
Mi habitación está vacía sin ti,
como tantas y tantas veces que vienes
y te vas llevándote una parte de mí,
supongo que solo me queda acostarme
y sentir
en la almohada
el olor de tu pelo
y el recuerdo de tu mirada,
como si aun siguieses aquí,
aunque no sea en cuerpo y sea solo en alma.
Mi habitación está vacía sin ti,
y yo,
obviamente puedo con mi día a día seguir,
pero no es lo mismo
hacerlo solo
que con tu voz llenar la habitación,
ni tampoco irme a dormir
y tener que usar la imaginación
para percibir tu presencia y ser un poco más feliz,
porque amor,
no dejo de desear mirar a la cama y verte atrincherada de nuevo ahí.