miércoles, 22 de febrero de 2017

Ruptura impertérrita del hilo noctámbulo

La xilofonía de la sinfonía incipiente
se pierde por los senderos sinuosos de la corriente
como silbidos sibilantes ondulantes
que se retuercen entre la eterna entereza de las olas.

La prosa sola
se sumerge
entre los acueductos y los puentes más oscuros que se protegen
de los vientos de sulfuro que se desprenden
de la densa niebla de la serpiente.

Azuza la suerte,
como una saeta
que sobrepasa la metralla en tus oídos,
como una substraente cultura ambivalente
que se mece entre las mentes
como un martillo incongruente de la gente.

Siente,
la paradoja de la hoja de simiente,
que rotula la parafernalia del sainete,
que ejecuta toda la plaza al son del clarinete valiente.

Sorprende,
que la tristeza se llene de suertes
de palabras que, como parábolas,
danzan y ejercen
en el imperfecto baile de la magia y la muerte.

Acomete,
acomete,
acomete.

Que ya llegarán los siguientes.

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