lunes, 22 de febrero de 2016

Verde turquesa bañado en amarillo

No sé descifrar, lo siento
cuando junto, mis labios con los tuyos
y te beso.
Con deseo,
y ganas de parar el tiempo.

Y no lo entiendo,
qué es ese sentimiento
que siento
cuando me haces confundir tu susurro con el viento.

Que hace que me sienta tan especial,
Como cuando estamos en cama y hacemos el otoño eterno,
con tu calor veraniego y mi invierno interno.

Y escribo esto
y en realidad te imagino aquí
aunque estés lejos
mientras hacemos poesía sin miedo
y en la cama descubrimos nuestros cuerpos.

Mientras es un me besas te beso,
en la espalda y en el cuello,
y noto como mi cuerpo entra en posesión del deseo.

Unos dirán que es sólo sexo
pero yo sé que en esa mirada hay mucho más que deseo
porque mientras te observo
a los ojos
me estremezco
por todo lo que siento.

Y mis pupilas se dilatan,
al ver como
me desnudas el alma
entre sonrisas susurradas
con las manos enlazadas.

Y yo
al ver tus mejillas
encendidas
sonrío
como quien se descubre enamorado de su amigo
y te escribo al oído
que ojalá seguir soñando siempre contigo.


A dos bandas (Luriales y Petauroak)

Cualquiera puede excitarte, pero no todas las personas logran erizarte la piel.

Cualquiera puede excitarte,
pero no todas las personas logran erizarte la piel;
no es lo mismo un beso que un atardecer
ni ese brillo en tus ojos cada vez que me vuelves a ver.

Cualquiera puede excitarte,
pero no todas las personas logran erizarte la piel;
supongo que por eso mis orgasmos en la cama
son algo del otro mundo,
una sensación de placer que no entiendo ni escribiéndolo en papel.

Cualquiera puede excitarte,
sí,
pero si hay algo claro
es
que no todas las personas logran erizarte la piel,
no sé cual es el secreto,
pero no es lo mismo sexo que placer,
ni deseo es lo mismo que versarte la piel.

Cualquiera puede excitarte,
pero no todas las personas logran erizarte la piel;
supongo que eso se lo dirás a todas,
pero yo sé que soy especial,
porque los escalofríos que siento
no podrían ser verdad
si por el medio no hubiese tanto sucio deseo,
puro amor y sinceridad.

Cualquiera puede excitarte,
pero no todas las personas logran erizarte la piel;
aunque creo que nuestro secreto es plantarme
frente a ti
y mirarte
hasta desnudarte
por dentro
y por fuera,
y escribirte
en cada pliegue de piel
que esto es una carrera
y que o corremos los dos
o se queda ninguno fuera,
porque aquí hay premio por participar
aunque sea solo un beso en la mejilla izquierda.

[Y vaya besos,
he visto a gente tener miedo por menos,
supongo que si te viesen como yo te veo
pensarían que no está tan lejos el cielo.]

Cualquiera puede excitarte,
pero no todas las personas logran erizarte la piel;
y aquí me ves
soñando con tener
algo contigo
de nuevo,
como escribíamos ayer,
ojalá empapar la cama
y teñir la almohada
de azul turquesa
juntos,
esta vez.

Cualquiera puede excitarte, 
pero yo no sabía hasta que te conocí
que el otoño es mágico,
la lluvia poesía
y el sexo...
una melodía
que ojalá,
joder, 
saber definirla.

Cualquiera puede excitarte, 
pero hasta que te sentí
no supe que no todas las personas logran erizarte la piel,
o al menos
no a mí.

domingo, 21 de febrero de 2016

Hoy he roto un lápiz, y se me han roto muchas más cosas de las que pensaba

Hoy he roto el lápiz
parecía fácil
partirlo como se parten la espalda
los que trabajan
por no tener cartas en esta baraja.

Hoy he roto el lápiz
y mi poesía se dio a la fuga
con una cutre excusa
sobre cómo la luz dibuja
tus pupilas dilatadas
por la burbuja de amor y esperanza.

Hoy he roto el lápiz
y ya no hay semilla
para soñar con un día
en el que la autoestima
vuelva a brotar
y deje de determinar mi vida.

Hoy he roto el lápiz
y me perdí
a mí,
a ti,
a la rima
y al humo del hachís
entre el que veía este cielo gris,
ojalá
atrapar la felicidad desde aquí.

Hoy he roto el lápiz
y el miedo al folio blanco y borrón negro
de arrancar página y abrir cuento nuevo
es un secreto a voces, y con celo
guardo mi mirada de color ciego,
"temo que la lluvia me haga viejo"
y perderme a este lado del espejo.

Ojalá,
fumarme los sentimientos
con una nueva dosis de deseos,
mientras que ágil
me paso la vida en modo fácil;
y desde lejos,
creo que hoy he roto el lápiz,
por falta de sueños.

miércoles, 17 de febrero de 2016

Mi alma tiene fecha de caducidad

¿Qué es este castigo
divino
que por más que escribo
no consigo huir del destino?

¿Qué es este tormento
constante lamento
que pienso
que no podría tener final?

¿Qué es esta presión del alma
que me espanta
y me apaga la llama
y me impide morir en paz?

¿Qué es esto?
¿Qué he hecho para merecerlo?
Ah,
ya me acuerdo,
pensé que podría volar y soñar
y ahora me doy cuenta
de que solo fue vanidad.

Los sueños matan más almas que las pesadillas

Y hacía mucho que no lo sentía
ver
como la oscuridad me invadía
y la tristeza
me llena
el alma de pena,
y vaya mierda de poesía
te diría,
y sería verdad,
porque estoy rimando palabras y sílabas sin más,
sin tener sentido ni para decir y callar,
y no sé,
creo que la fastidié
que la prueba nunca la superé
y en que en infierno me caeré,
ojalá algún día volverte a ver.

Y mientras tanto lloro en una esquina,
o en un rincón,
por lo que no supe hacer
y por todo en lo que fallo yo,
a diario,
en clave de sol,
como si eso fuese a hacer mejor estas rimas,
estas letras de esta ridícula poesía,
que no sé por qué llegué a creer que saldría bien
que los demonios solo servimos para poseer
y dañar,
dañar
y poseer,
y mientras tanto inundar de oscuridad todo que pudiste llegar a amar.

Hubo un día que soñé
y fracasé,
ojalá no haber hecho nada
y en una esquina simplemente perecer,
pero por pereza pasé
y ahora,
de paso,
veo pasar ante mis ojos el pasado.

Hubo un día en que pensé
que todo saldría bien
que la vida sería fácil
y que mal que bien
todo saldría hacia adelante,
me equivoqué
y hasta ahora no lo sabía,
pero iba en caída libre al infierno,
otra vez,
ojalá no haber hecho nada
y simplemente
perder-
me
el norte
de una maldita vez.

Ojalá no haber soñado con que todo saldría bien.

domingo, 14 de febrero de 2016

De mí mismo aprendí

De mí mismo aprendí
que tengo solo un puñado de textos y poemas
y más del doble en borradores
supongo que porque no quiero que nadie los lea
no vaya a ser que un día me abandones.

De mí mismo aprendí que la crueldad es una elección,
que a veces hace falta destruirse a uno mismo para perderse
del todo
de modo que sea imposible encontrar la salida
si no es construyéndome de nuevo
con el riesgo
de no volver a ser el mismo,
creo.

De mí mismo aprendí que podía acabar con quien quisiese,
pero que tener el poder no te da el derecho a hacerlo,
que aunque pueda
no debo,
más que nada
por no perderme, perdernos,
dejar de entendernos.

De mí mismo aprendí que la soledad es dura
pero reconfortante
que no hay mayor autoconfianza
que la plena capacidad
para conocernos,
con sinceridad
y sin miedos,
puede que algún día viva en mis propios pensamientos flotantes,
pero mientras tanto los escribo,
por si urge recordarlos,
como dijo en alguna canción el Mägo
de Hoz
-como la oz con la que decidí defendernos del poder y el dinero-.

De mí mismo aprendí
que solo tengo un puñado de poemas y textos,
todos ellos sinceros,
todos ellos ficticios,
fruto de las memorias que yo solo recuerdo
-por eso de que la memoria es subjetiva-.

Porque de mí mismo aprendí
que el reconocimiento aun queda lejos
y mientras tanto queda desnudarme
-el alma-
a ver si así gano un poco de confianza
o conocimiento por lo menos.

sábado, 13 de febrero de 2016

Cuando miro atrás es cuando pasan los años

Hoy escribo por los años
por como se nos escapan de las manos
y que aunque sea un tópico y suene a manido
diré que nos hacemos viejos, sin inmutarnos.

Nos olvidamos de lo vivido, para ignorar lo pasado,
nos cegamos en lo que vivimos, para obviar lo que nos está pasando,
y mientras tanto,
vemos como pasan los años
sin que por ello podamos evitarlo.

Porque miro a la carretera y veo veinte y pico años,
un par de cosas hechas
y un puñado de sueños por los que luchamos.

Miro a la carretera y veo amigos olvidados,
cada uno en una punta de España
y eso es bastante cerca
si tenemos en cuenta a los que emigraron.

Miro a la carretera y veo el brillo de tus labios
todos los besos que a lo lejos sentí
y todos los otros
que ahora que escribo recordamos.

Porque hoy escribo por los años
por como me asomo a mis rimas y diarios,
a mis textos, relatos y poemarios,
y la verdad es que no he hecho mucho con mi vida,
pero lo vivido
bastante es que me haya compensado
tanto
por tan poco que yo he dado.

Porque hoy escribo por los años
y mientras miro a la carretera con veinte y pico años
pienso que este poema es un tópico, mítico, críptico,
y ni es arte,
ni es poesía,
ni con él nadie ha llorado,
pero por lo menos yo
sí que he volado.

jueves, 11 de febrero de 2016

Hoy olía a primavera

Hoy me dio por volver a escribir poesía
-libre-
después de casi un mes,
creo que es cosa del viento que entra por la ventana
con aroma a mar y playa
y regusto a calor de primavera.

Hoy me dio por volver a escribir saltándome la rima
-a mi aire-
supongo que es cosa de soñar
y de componer rápido
nuevas hojas del calendario,
por si se me escapa la primavera.

Hoy me dio por volver a escribir melodías
-a mi rollo-
muy a mi estilo,
ya sé sabe que soy sincero
y aquí me da, aquí te beso,
puede que hoy me bañase en primavera.

Hoy me dio por volver a escribir lo que quería
-sin miedos-
y soñar soñé
cientos de canciones que callado
pinté en suspiros a tu lado,
creo que me habla la primavera.

Hoy me dio por volver a escribir poesía
-con el corazón-
y puede que nunca lo haya hecho bien,
pero si con el alma
puesta en esa mirada
que me habla siempre en Primavera


viernes, 5 de febrero de 2016

Una vez hablé con Escandar

Le dije a Escandar
que repartiese las cartas,
que no escondiese ningún as en la manga
y que fuese directo y a la cara,
con todo o nada.
Y él
atrevido
lo hizo.

Le dije a Escandar 
que me mostrase el mundo,
tanto la gloria del centro
como la miseria del suburbio,
y que lo hiciese sin medias tintas y con orgullo.
Y él
atrevido
lo hizo.

Le dije a Escandar
que me enseñase a fumarme el amor,
las batallas en la cama y las treguas del colchón,
a mirar(te) poesía con el corazón,
y a jugármelo todo ignorando la razón.
Y él
atrevido
lo hizo.

Le dije a Escandar 
que me versase la vida,
que me escribiese una rima por cada sonrisa
y que con alegría me defina,
como haría cada día mi mejor amiga.
Y él
atrevido 
lo hizo.

Le dije a Escandar
que cortase la baraja,
que recitase todas las cicatrices de su espalda
y que lo hiciese con tono macarra,
con calma, pero sin pausa.
Y él me dijo:
"pupilo,
ahora te toca a ti."
Y yo
como lluvia del alma
deconstruyo mi destino.