Me recitaste poesía y se me encogió el alma,
me acariciaste con tu voz y se me escribió una sonrisa en la cara,
me susurraste el olor de la primavera
y con mucho cuidado me explicaste que conmigo te quedabas.
Viniste tirando todos los muros sin esquivarlos
y sin darte tiempo a ver y llegar ya me habías conquistado,
venciste a mis demonios sin cuchillos ni primera arma
y mientras me cautivabas con tu risa todos mis complejos derribabas.
Volaste junto a mí
mientras el tiempo entre las manos se escapaba,
hiciste del otoño una estación cargada de palabras,
caricias en la arena y el olor a Atlántico en mi mirada.
Corriste junto a mí
y de la mano me acompañaste
a encontrar la cajita de tesoros que tenía enterrada,
desempolvaste el polvo y colgamos en la puerta del hotel
el cartel de "estamos haciendo el amor,
no necesitamos limpiar esta vez, vamos sobrados de esperanza."
Me recitaste poesía y se me encogió el alma,
pensé que eso volaría con el tiempo,
pero contigo me pasa 6 de cada 7 días de la semana,
-y eso teniendo en cuenta,
que el último es porque la diosa del viento descansa-.