de una noche
que prometía dar vueltas y vueltas entre las sábanas
y desplazarse la cabecera
-como nos pasa siempre en el ático de mi cueva-.
Es el último cigarrillo de una noche que parecía eterna,
lo efímero se hizo infinito entre mis dedos
al ver como convertías todos mis miedos
en pura red de seguridad sobre la que volar.
Es el último cigarrillo de una noche que parecía eterna
y las letras se mecen al son del vaivén de las reglas infinitesimales
supongo que ya no nos queda nada por lo que ensañarnos a soñar
a componer melodías de recuerdos construidos sobre un castillo de sueños.
Es el último cigarrillo de una noche que parecía eterna,
pero la eternidad se perdió
entre el arpeggio de cuerdas
que escribí en el insomnio viendo a los viandantes de la acera
-aunque estos solo fuesen sombras de su reflejo diurno-.
Es el último cigarrillo de una noche que parecía eterna,
pensaba mientras me arrojaba al vacío desde un quinto piso,
adiós,
mis amigos,
adiós,
mi primavera,
adiós,
mi mundo pobre,
adiós,
mis hermanos,
adiós,
mi país,
adiós,
mi vida construida sobre cuerdas,
adiós,
mis amigos,
adiós,
mi primavera,
adiós,
mi mundo pobre,
adiós,
mis hermanos,
adiós,
mi vida construida sobre letras y letras.
* * *
Es el último cigarrillo de una noche eterna,
y mirando al horizonte solo puedo pensar que ya va siendo hora
de saltar al vacío
a ver la vida desde mucho más cerca,
de ver la vida a ras de la marea.
Es el último cigarrillo de una noche eterna,
y el mundo está muerto,
el mundo ya no existe fuera de mi cueva.
Es el último cigarrillo de una noche eterna,
ojalá me follen sobre mi tumba y mi lápida sea una piedra cualquiera.
Es el último cigarrillo de una noche eterna...
pero la eternidad solo es para los que se atreven a vivir el instante sin pensar en su esquela.
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