miércoles, 5 de octubre de 2016

Soliloquio sobre la cruenta existencia

Mira, mira al frente y dime lo que ves,
escruta las tinieblas y dime lo que sientes,
explórate, deconstrúyete,
aprende a ver más allá de lo que antes creías como válido, como normal, como frecuente.
Dame la mano,
yo te acompañaré a caminar por este tortuoso sendero.

Nos obligaron a amar(nos) y solo nos enseñaron a sufrir por no ser perfectos;
nos invitaron a ganarnos la vida con un trabajo y solo sirvió para dar la vida trabajando;
nos vendieron un techo al que llamar hogar y solo logramos hipotecar el futuro para tener un puñado de metros sobre los que tumbarnos.
Nos pintaron un mundo de colores y arco iris, pero compañero, cuando la lluvia llegó solo quedó una sucia escala de grises de los que escapar al grito de que vienen los maderos.
La realidad solo era una imagen sesgada tras los barrotes de nuestra propia existencia y nosotros,
la carne de cañón sobre la que sostener todo un sistema.
Y lloramos,
lloramos y nos enfadamos cuando nos dimos cuenta,
pues ahora nuestra vida era más segura
pero menos libre,
y trabajábamos más horas.


Es una pena que no fuese todos a la vez cuando vimos la jugada maestra.

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