martes, 31 de marzo de 2020

Aire de primavera

Entre los niños, Platero es de juguete.
Juan Ramón Jiménez.



Mira los campos. Entre las suaves cumbres de las pequeñas colinas y entre las blancas nubes del cielo, se pinta un mar de plenitud intensamente azul. Dicen que la eternidad vive ahí. Yo no lo sé, pero bien podría ser cierto.

Yo, persona de suelo, solo puedo mirar las flores, las lavandeiras y los colirrojos. Las mariposas que revolotean como sinuosas figurillas de juguete y allí al fondo de las praderas, lejos de los ruidos humanos, al calor de los sonidos del bosque, un pequeño grupete de conejillos que mordisquean la hierba, ajenos al mundo, ajenos a cualquier cosa que no sea el presente.

Explícame esto, explícame cómo funciona este mágico mundo de colores y luces que habitamos, sin ser muchas veces conscientes de ello. Echo a caminar, a la salida del pueblo, y el viento me invita a echar la imaginación a volar mientras un corrillo de niños corretean, ufanos, con sus ingeniosos divertimentos de infancia por todo el campo, entre risas y carcajadas. Yo los observo, como quien observa un paraíso perdido, tan cercano y distante a la vez, y sonrío. Meto las manos en los bolsillos y sigo dejando que mis pasos me guíen.

Mira el cielo y dime que no es bonito. Mira el sol y dime que no es precioso. Siente su calidez, siente su felicidad. El día es primaveral, como esos días que se despiertan con ganas de ser verano y que al rayar el sol en todo lo alto el ambiente huele a flores, a cesped recién cortado y a la frescura del rocío que se evapora con las cariñosas caricias del sol del mediodía. Mira arriba, cierra los ojos e inspira profundamente, ¿me dirás que no hace un día espléndido para reír?

Mira los campos. Que bonito que puede ser este mundo cuando te paras a observarlo y sonreír. Me gusta sentarme en los bancos escondidos en ninguna parte, donde reina el silencio y la naturaleza despliega toda su melodía de sensaciones. Si escuchas atentamente puedes sentir el cimbrear de la hierba, creo que es una flautilla, muy dulce ella, la brisa en las hojas retoca como una lira y las nubes se escurren con la suavidad de un dedo punteando un hermoso laúd. Si escuchas atentamente puedes escuchar la vida, ella abre sus luminosos brazos y su amplia mirada de paz, pero tienes que detenerte y prestar atención. Si lo haces, podrás vivir en el instante que se dibuja en el aroma de la primavera.

Mira los campos con una sonrisa y dime, ¿no vale todo esto la pena? ¿no vale todo esto vivir? Mira los campos y permítete ser... durante una efímera eternidad, permítete ser feliz.

Vidrios naranjas

La muerte camina entre nosotros
dejando tras de sí
un rastro de miserias
y pérdidas irreparables
que no llevan a ninguna parte.

¿Cómo plantar cara
a las derrotas?

¿Cómo levantarse
cuando no hay victorias?

Tu mirada de cristal
resquebraja mi pecho
como rayo de tormenta
atravesando el cielo.

Y el mar,
eco sordo,
vacío
vierte sus aguas
en mis frágiles pupilas de negra tempestad.

¿Dónde quedan?
¿Dónde estarán?
Los rastros de penas
que quedan arrastrándose detrás.

Resta solo inundar el sueño
esperando a que el fuego
y el olvido
hagan que nos volvamos a encontrar.

lunes, 30 de marzo de 2020

Quieren hablar de España, pero no saben realmente quién es España

España no es una bandera.

España es su gente y su sanidad,
es el barrio y su solidaridad,
España son sus aplausos a las ocho,
sus vecinos ayudándose unos a otros.

Por eso repito,
por mucho que quieran callar nuestros gritos,
España es el pueblo
manteniéndose, día a día, unido.

Decía un pensador

Existe consuelo en la muerte,
dicen,
pues cuando te vas
ya no hay sufrimiento propio,
pero el gran filósofo miente:
cuando las parcas te lleven
solo restará vacío,
y el vacío es el olvido del alma,
tanto o más
que un cántaro roto en la fuente.

domingo, 29 de marzo de 2020

Soy azul

El instante se pierde en una fina línea de infinito
y solo somos trozos caminando por el sendero eterno,
sueños a pedazos que recogernos
cuando reste caer,
certeros momentos que perder
en un pliegue de papel
podrás ver y comprender
que no hay otra forma de ser.

Solo en un mundo azul,
azul es todo, azul soy yo,
y nadie ve nada azul,
nadie ve el verdadero color.

¿Soy yo el loco
o es el mundo el que se perdió?

¿Soy yo el loco
o solo veo lo que el mundo olvidó?

Veo muertes y veo vidas,
veo razones y veo huídas,
veo sentidos y salidas,
y veo también causas y motivos
que nos trajeron hasta aquí.

Vivo en un mundo azul,
todo es azul,
hasta yo soy azul,
pero nadie ve ese color,
nadie comprende lo que veo yo.

El cielo no tiene sentido,
los ríos se oscurecieron,
el planeta está seco
porque si no hay azul...
¿cómo definir al mar que doma el viento?

El instante se pierde en el infinito
y el tiempo es una voluble línea que manejar,
¿qué importa ser efímeros?
¿qué importa ser eternos?
Si no somos capaces de ver la realidad,
si no somos capaces de comprendernos.

Vivo en un mundo azul...
pero solo yo parezco verlo.

Se gira y me sonríe como anuncio de verano

El mar ya brilla en esta tierra de luz y paz,
azulejos en los que mirarte
espejos de tiempos y siluetas
que refugian de la soledad.

El Tajo se adorna con el sol
y las siete colinas te saludan
sonriendo con sus blancas baldosas,
historias y leyendas para soñar.

Los claveles bailan en cada rostro
y los miradores esconden corazones,
invitaciones a volar
tarjetas de embarque para descansar.

Ella tiene ese caminar,
vestido de verano que onde alegre,
mostrando una vida de brazos abiertos,
y su luz, Lisboa, su luz y colores Libertad.

sábado, 28 de marzo de 2020

No hay velas en el mar

Soy un instante de olvido,
como cantos de muerte
que ya se apagan;
no hay nada más allá,
no hay nada;
y pese a ello
cientos de lágrimas caen
en triste rastro de cenizas,
cielo incandescente que se va;
no hay nada,
ya no hay nada.

El otoño llegó en abril, sin duda antes de tiempo

Soplan vientos en esta tierra
de yermas miradas
que todo
se llevan.

Los campos de yerba
cimbrean
al viento,
y los lágrimas amarillas
caen en el otoño de mis ojos.

El mundo es una escala de azules,
fríos,
melancólicos,
vacíos,
lacónicos.

Tras de mí
el vacío,
frente a mí
el infinito.

Tanto por delante
y tan poco tiempo,
sucio baile de arena
que todo esfumó.

Los castillos
se pierden tras la bruma,
y la noche
ya deja su desamparado silencio.

La ciudad duerme
como duerme la muerte,
esperando a salir
cuando nada quede.

Las vidas se apagan
a instantes de miedo,
la guerra se ha acabado,
pero solo queda dolor y miedo.

*
**
***

Tapias de rosas de fuego,
miradas de hielo,
cristales en el rostro,
memoria en destierro.


Solo quedarán castillos entre la bruma
cuando todo se lo lleve el tiempo.

jueves, 26 de marzo de 2020

Calzadas sin rumbo

En las ruinas del pasado me vi,
como un recordatorio
de lo que seremos,

cuando ya
nuestras ciudades ardan
en los caminos que nos llevaron hasta aquí.

Arrabales

La niñez se ha ido sin darnos cuenta,
la juventud se apaga,
y ese humo de cigarrillo
se dispersa y ya solo queda
un mundo de grises,
fotografías de recuerdos en blanco y negro.

A la vela de las calles

La vida me ha traído hasta aquí
¿o habré sido yo?
La cuestión es que la noche,
fantasma ella,
me habla con la lenta cadencia
del fuego que arde en su mirada.
Yo entonces
sonrío,
y echo a caminar

caliente,
rápido
y con las manos en los bolsillos.

A luz dunha cidade

Co Atlántico de fondo,
a Torre de Hércules ilumina a costa coruñesa
na busca da paz dos seus habitantes,
sen ela, a cidade non sería máis que almas perdidas,
non sería nada máis que un cemiterio olvidado.

O seu resplandor
ilumina non só a costa,
ilumina ós cidadáns dunha vila pequena,
pero con ánimos para a resistencia,
alimenta as ganas de plantar cara
e os corazóns dos entristecidos;
é a guía no purgatorio que é un alma en pena.

A extraña calidez que produce
fai que un síntase en casa, aínda que Coruña non sexa o seu fogar,
como eses mariñeiros que atracan no porto e ó mirar hacia ela sorrín,
sen motivo aparente,
ó ver algo tan familiar e constante
que non deixa de recordar unha historia chea de drama e loita
dos antigos povos dese lugar.

Porque a súa luz
non só guía o camiño ás embarcacións,
senón que tamén
é un sendeiro
para todas as persoas que buscan refuxio
na vida.


A dos bandas (Petauroak y Luriales)

miércoles, 25 de marzo de 2020

#VERSARNOS I


Proclama la guerra en todos los barrios,
aúlla la loba.
Medea (IRA Rap)


Proclama la guerra en todos los barrios,
aúlla la loba.
La vida se escapa en un juego de sombras,
llega la hora.
Guerra con ojos negros que muerden, que arden, que arrasan.
Numerosos disparos
de incertidumbre
vacían las calles
al ritmo del canto
del triste ruiseñor.

¿Y qué veo ahí?
¿Es eso un faro?

Mas me veo abrumado
que ni alcance tienen mis ojos
en estos días en que nadie ha dormido
o no tan bien como quisiese
a la esperanza nos aferramos
cuyo rostro es conocido
el de quién amamos.

La noche y el día saben igual de solas
ahora que la ciudad está en coma
y no hay persona que coma
tranquila viendo las noticias.

Ladra la vida y arden las prisas,
en estas llamas de rutina
que se apagan sin gracia.
Corazones en cuarentena
días grises, oscuras noches
recogiendo mi alma en pena
de este virus con reproche.

Y ahora, que se acaba el baile,
domina el silencio abrumador con mil ojos clavados en ella;
el silencio sin nombre, sin calma, sin tiempo,
camina en las sombras de los arrullos,
los ruidos, los amores, las ausencias
Y los temores…

Se llevan los sueños que un día fueron nuestros.



Participantes:

Poesía para las heridas

Pero la poesía no salva, sólo da sentido a las heridas.
Elvira Sastre



Puede que Elvira tenga razón, la poesía no salva,
solo da sentido a las heridas.

Pero entre tanto dolor...
es lo que nos queda  para vivir.


* * *


¿Quieres venir a bailar en mi infierno?

Hace frío,
está vacío,
pero es eterno.


* * *


Del olvido a la locura hay una fina línea...

A veces pienso que podría ser tu sonrisa.


* * *


Me da igual la muerte,
solo temo a tres cosas
-eso no me hace sabio-:

al tiempo
al dolor
y al olvido.

Todas tienen sus causas
todas tienen su sucio sentido...


* * *


¿Por qué seguimos en pie
si solo somos capaces de llorar?


* * *


Ven a versar mis ruinas.


* * *


Me gusta el francés
porque de llorar a llover
solo queda lo que no somos capaces de ver.


* * *

Lloré
con cada grano de arena cayendo
y ahora solo quedan desiertos
que no dejarán nada tras de sí.


* * *


Ardí
como las llamas más luminosas,

me extinguí rápido
como los sueños más intensos.


* * *


En la luz oscura
yo te vi,

y creí
en los sueños

tras un manto de grises solitarios
que me pedían que atendiera al final.


* * *


Es el último cigarrillo...

no me hagas apagarlo,
por favor.

Adiós... nos volveremos a ver cuando no haya luz

Desdoblando mis pasos en una suerte de infortunio, percibí el agrío aroma de la muerte que se cuela sin darte cuenta dentro de tu alma y ahí, supongo que fue ahí, me di cuenta de que ya todo daba igual y lo mejor era morir.

Me lancé
en un torbellino de tinieblas
hacia ninguna parte,
sueños certeros
cortapisas de estantes vacíos,
impertérritas sonrisas de muertos,
las misas que no rezaron ya no están,
las misas que no rezaron ya no están,
y solo queda el fétido olor de la tristeza
colándose
por cada
resquicio
de este intersticio de mentes atormentadas
que nadan,
como náufragos,
tratando de llegar a algún lugar.

Y no existe.


Sí, no existe lugar a dónde ir cuando la muerte todo se lleva, y desangeladoramente, la suerte se ha fugado en una sucia reyerta de brillos al alba. El sol ha dejado deslucir sus galas, y quedan miradas yermas para años y siglos, ¿qué sabré yo?

Solo escribo.
y ya es bastante.
Solo escribo.
y ya es bastante.


Soplé todas las velas que quedaban por consumir
y ya los desiertos no hablan
no quedan ríos ni fuentes
de las que beber
en estas horas de olvido.

Katagena se ha caído,
y no soy capaz de levantarla otra vez.

Solo queda humo. Humo que se va
hacia ninguna parte. Solo queda humo
humo que se va quien sabe hacia qué parte.

No más,
por favor,
no más
bailes de sombras y dolor.
No más bailes de desgarrador frío interior.

El final está cerca
y solo quedan cenizas,
miro hacia abajo
y veo la caída libre
en este juego solitario de desesperación,
miro hacia arriba
y solo hay perdición.

Bien, entonces, ¿qué harás?
¿Te vienes o te quedas?
Tú eliges.

Yo elijo...
sí, yo elijo...

Yo elijo saltar de una vez al inmenso vacío
solo ahí
en el olvido
lograré ser eterno

y apagar 
de una vez y para siempre, 
este desolador frío.

lunes, 23 de marzo de 2020

Consúmete antes de caer

Debes consumirte en tus propias llamas; ¡cómo pretendes renovarte sin haber sido antes ceniza.
Nietzsche



Miro a los infinitos espejos que nos rodean en esta sucia cotidianidad de día, tras día, tras día, en una vorágine suicida de vanos intentos de cambiar algo en nuestro fuero interno, y me miro -ya digo que me miro- y no veo ahí nada más allá de mí mismo. ¿Qué significa eso? No lo sé. ¿Qué significa que solo ves un reflejo inerte que no puedes cambiar? Ya he dicho que no lo sé. No insistas. No tengo la respuesta. Yo no tengo todas las respuestas, parece mentira que no lo sepas ya.

La cuestión es que yo estaba allí, frente a ese espejo, sin saber muy bien qué hacer. Mirando al infinito vacío que desprendían mis negras pupilas y por un instante sentí una clara lucidez, esa clase de lucidez que ilumina solo a los genios, a los locos y a los suicidas. Tuve ese rayo de claridad, y salí de allí. 

Me dirigí a la ventana. La abrí. La noche me hablaba con toda su infinitud en clave de silencio. Apenas había una ligera brisa que desprendía la tibia calidez de la noche primaveral. Todo era quietud. Nada se movía. No se escuchaba un solo distante sonido. Ni un alma. Ni fuera ni dentro. 

Miré al vacío y lo comprendí. Lo comprendí todo. Como lo había comprendido frente al resquebrajado espejo que me devolvía cientos, infinitos, reflejos de mí mismo en la cotidianidad del día a día. Como el millón de vidas que echan a volar  cuando compruebas que jamás tendrás tiempo de vivirlas todas.

Y allí. Frente a la nada. Frente a mi alma desnuda. Me dejé caer.

Ya saben eso que se dice: Debes consumirte en tus propias llamas... cómo vivir si no has sido nunca cenizas.

Vete, si es que quieres regresar algún día.

El silencio se resquebraja desgastado

Desgastado por un mundo
que no entendimos
que jamás entendimos.
Saez.


La noche trae ríos de silencio,
serpientes escurridizas
cual señuelos
de estrellas perdidas en el firmamento.

La carta blanca
vuela al viento
y el fin
negro
de los niños vivos
sigue llamando por mí.

El último de los instantes
ha ardido,
certero,
efímero,
mañana será otro día,
pero hoy la humanidad implora silencio.

Canta mientras te quede voz en el cuerpo,
canta mientras te quede algo de aliento,
canta mientras te quede voz en el cuerpo,
canta mientras te quede todavía aliento.


sábado, 21 de marzo de 2020

El último límite es el universo

Puedes mirar al cielo y comprobarlo,
puedes mirar al cielo y comprobarlo...

El infinito es lo que cabe entre la vida y nuestros sueños,
todo está más allá de lo que nos cabe entre los dedos,
somos viento,
somos viento,
levanta la mirada
y alza los brazos,
la música resuena por todos los rincones de este mundo, de este patio,
de este barrio que desgasta silencio por sus cuatro costados.

Somos eternos cuando nos levantamos del barro,
somos fuego ardiendo cuando soñamos despiertos,
solo tienes que creer tenerlo todo
todo
todo
en este mundo azul
que es la vida pintada de retazos de cielo.

Puedes mirar al cielo...
sí,
puedes mirar al cielo.

Coge la mesa, las luces y el micrófono
y grita bien alto por tu balcón,
somos vida
entre mil fragmentos rotos de cristal.

Coge la vida entre las manos, el lápiz, el papel y el verano
y tendrás todos los secretos del universo
al calor de los años.

Puedes mirar el cielo
y comprobarlo.

Hacemos camino,
hacemos eternidad de lo inesperado,
somos llamas que se consumen sin cuidado,
somos pistas de baile girando y girando.

Las torres se alzan ante nosotros
y ciegos las podremos destrozar.

El mundo levanta muros contra nosotros
y libres los podremos derrumbar.

Eiffel en los cascos,
el humo en el pasado,
y las sombras que todo lo cubren
domadas
como cuervos blancos
que nos susurran lo que esperamos.

Ven,
dame la mano,
abrimos senderos,
abrimos futuros inexplorados.

Si miras al cielo podrás comprobarlo...
sí, si miras al cielo podrás comprobarlo:

El último límite es el que queramos marcarnos.

A tres patas de distancia

Me desgarran mis entrañas
la ausencia y dolor
de un mundo sin vida
que todo arrasó,
el incendio en el cielo,
la tormenta interior,
la barbarie de la muerte
que todo segó.

Perdido, desorientado,
me refugié en mis heridas,
sucumbí a la agonía,
desaparecí entre apatía.

Hundido, cansado,
desamparado ante la vida
que nada queda,
que todo se ha llevado.

Me desgarran mis entrañas,
en los maullidos lejanos
que trae el viento entre la niebla,
que trae el silencio en sus labios.

Por quién doblan las campanas

Acumulo derrotas que a veces irritan
mirándome al espejo buscando dónde habitan.
Medea (IRA Rap)



Escribo despacio
prendiendo las calles a mi paso
haciendo arder las sonrisas,
cojo el mundo y lo readapto
a mi rapto propio del destino
abrí camino
y me creí dueño mío
comprobando que todo lo vivido
es una herida tatuada
en cada cicatriz.

Aprendí
que yo podría ser feliz
y ahora me apelmazo de tinieblas
que me cubren cual capucha
de mi traje de chándal.

Me abro las venas
para tener ríos de tinta
que llevar al papel,
solo así me creí inmortal
escapando de un reloj
que me recuerda
una y una y una y otra vez
la conclusión final de este clímax.

La juventud tras unos barrotes de cristal
y cuando me creo volando
me descubro más vivo comenzando a caer.

Dejándome caer,
dejándome caer,
me siento más vivo cuando me dejo caer.

Escribo
con el ritmo di la ta do
de
saber
que
la caída
cada
día
es
pura fantasía.

Miro a los ojos y veo la paz de esta vida
y ahora en esta orilla
desfibro las luces y escenarios
de las pistas de baile
botando
botando
botando me llevo todo por delante como indomable caballo,
quise volar y me encontré bien lejos.

Todas las arenas están hechas para arder,
no hay peor mal que los desiertos de nuestro propio ser,
reina de corazones repartiendo la baraja
y ahora clavo la navaja
en mi pierna desgarrada:

me siento vivo, me siento vivo, me siento vivo cuando me lanzo al vacío.

Dame arena y cristal
que ya me hago yo
los relojes que marquen mi propio funeral.

martes, 17 de marzo de 2020

Al trasluz de las calles

Me pregunto dónde estaremos
cuando ya no podamos mirar atrás
en estos anhelos bajo tierra
que devora la esperanza.

Por algún motivo
el cielo se nos aparece como una ventana,
una ventana lejana y luminosa,
imposible de alcanzar.

Recitan las nubes
el rastro del viento
en su lento viajar,
reluce la vida
como filigranas de trinos
en mágico volar.

En pedazos de distancias
los obeliscos nos invitaron a soñar
como las puertas que abrimos
en esta bonita cárcel de ruinas.

*   *   *

La ciudad parecía una casa,
una casa infinita
construida en silencios
y remendada por un hilo de solidaridad.

lunes, 16 de marzo de 2020

Ítaca

Cuando regreses
después de haberte ido
recuerda que ya no se puede volver,

ten presente que tras el viaje
algo se habrá roto
para siempre.

Troya lo ha cambiado todo,
todo,
y ahora el futuro es un millar de islas
en un océano de distancias.

miércoles, 11 de marzo de 2020

Enciéndeme este último cigarrillo

Con el tiempo, la soledad se te mete dentro y no se va.
El juego del ángel (Carlos Ruíz Zafón)



Nunca sé cómo comenzar un poema,
tampoco cómo terminarlo.

Llega un punto en la vida en que caminas por inercia,
supongo que lo demás es más o menos igual,
escribir
con la locura atenazando cada uno de los versos
y la sangre martilleando la mente
tratando de hallar salida
a este laberinto
del que no existe forma de escapar.

Le miré
y vi que su sonrisa prometía un paraíso perdido.

Toda una vida se escapa entre los dedos
cuando los relojes ya se han detenido
y la eternidad
es nada para los mortales,
y nosotros solo somos seres
que se consumen como velas y candiles ardiendo
afanados por perpetuarnos en el tiempo
cuando el instante robado es lo único que nos queda.

Con esa ira salvaje del que se sabe ajeno a si mismo
he devorado la vida furtivamente,
como la noche que se esconde y es refugio para la soledad,
como los gritos en la madrugada
que nadie jamás escuchará.

Y ahora ya no tengo a dónde ir
en este juego de luces y sombras.

Los niños que fuimos ya han muerto,
y todos los imperios han caído.

Solo somos ruinas de otra época
esperando a ser descubiertas
antes de que sea demasiado tarde.

Polvo.

Eso somos.

Polvo en el aire.

No nos pertenecemos,
y furiosos,
tristes
y dolidos por ello,
nos arrebatamos entre líneas y versos
tratando de escribir algo a la noche,
tratando de robarle la chispa a la vida,
tratando...
de lograr algo que resulta completamente imposible

y lo más patético es que lo sabemos.


En esta noche ya no hay dios,
ni patria,
ni banderas,

no hay vida,
no hay prisa,
no hay muerte,

solo queda un constante y eterno silencio
que deja margen para los gritos lastimeros que nos traen la madrugada.

Adiós
mi existencia,
adiós
mis amigos,
adiós
mi lenta agonía,
adiós
a todo lo que un día fuimos vivos.

Adiós
mi existencia,
adiós
mi dolor,
adiós
mi esperanza,
adiós
mi país.

Adiós
dulce balada de terror
en la última luz de la noche
de este baile de olvido y destrucción.

martes, 10 de marzo de 2020

Cuando el humo se disipó ya no había palabras para tanta tierra quemada (Arde Galicia) (versión revisada)

Arde Galicia y los de siempre no hacen nada,
y mientras tanto,
Galicia sigue ardiendo.

El horror lo cubre todo
y la tristeza baña de gris el cielo,
la impotencia se cuela por los resquicios de las casas desalojadas,
y la vida se escapa.

Dios no está, ni se le espera,
la lluvia no llega
y el viento hace de las suyas cuando arrecia.

Las miradas son de ceniza
al contemplar
sin fuerzas
como toda su tierra se quema.

La muerte acecha en cada rincón
y el corazón de los bosques
llora secamente,
muere de dolor.

La noche no hace más que arrasar
¿qué quedará mañana?
quizás ya perdimos todo
y solo queden llamas reflejándose en los rostros.

Galicia arde,
mientras el pueblo lucha, otros no hacen nada,
y nosotros sufrimos
Con frustración,
Tristeza
Y rabia.

Arde Galicia
y el fuego todo lo arrasa.

Arden nuestros bosques.
Arden nuestros hogares.
Arden nuestras casas.

Notitas para las noches (tras la ventana de las greguerías)

I

Al acantilado de tu mirada
eché a volar.



II

Dicen que el amor es una semilla,
si es así,
la nuestra fue un girasol.



III

Besamos
suspendidos en el instante previo.



IV

Heridas de historias
tatuajes de recuerdos,
tiene su belleza el sobreponernos.



V

La vida es una foto:
en el negativo viven todos sus colores.



VI

El mar se cargó de sal
para no terminar desierto.



VII

Me gustan los bolsillos
porque llenas de tesoros el día a día.



VIII

La fregona pegona
echa la imaginación a volar.



IX

El frío corta
porque en las heridas se refugia el calor.



X

En el espejo de los libros
nos encontramos mil veces.



XI

Cortamos cebollas
con la excusa de llorar.



XII

Desconfiamos de nuestra sombra
por esconderse detrás nuestra.



XIII

Éramos alas
pero solos olvidamos volar.


Elegía para caer de pie

En la noche del olvido
que todo se lo lleva
vimos oscuridad
y el vacío a tu vera.

Creímos irrealidad,
pesadilla, sucio destino,
confundimos la paz
con el ay, de desaparecidos.

¿Dónde están
los tiempos perdidos?
¿Dónde están
la vida y sus maullidos?

Buscamos sin cesar,
topamos silencio;
miramos más allá
y ahora ya no nos tenemos.

III dC

Ya arden las fronteras
bajo toneladas de tiempo,
perdemos la noción de la existencia
y desorientados
nos refugiamos tratando
de encontrar un sendero
a todo el caos de un mundo que se acaba
y en el que comienza algo nuevo
que no sabemos bien qué será.

Tocan las campanas
del fin.

Todo,
volátil,
existencia
sin fin.

Incruenta noche
que todo lo apaga.

Ya arden las fronteras,
ya la vida descansa.

Aprieta el vacío

Me atenaza el dolor
en este mundo de sombras
y nada queda tras la difusa cortina de humo
que se escapa tras las lágrimas del cielo.

La soledad me devora por momentos
y creo,
solo creo,
que encuentro campos de muerte entre el vacío
que se escurre lentamente entre mis dedos,
como si no quedara nada ya
tras tanto vaho esquivo.

Suena la noche en la lejanía,
reverberante,
como un eco distante

que todo lo arrasa a su paso,

y yo,
triste insensato
trato de aferrarme a algo
cuando ya nada quede
tras tanto inútil dolor.


Fantasmas y ausencias me llevan a ninguna parte

ojalá ahí, por toda la eternidad,
para al fin,
finalmente,
por fin,
descansar

y dejar de sufrir de una vez y para siempre.


Venas sangrantes que todo se llevan como ríos de soledad.

lunes, 9 de marzo de 2020

A las puertas de Blanchernas

Alejado de todo cuanto encuentras
sutil y efímero en esta vida,
decide abrir caminos, senderos, agonías
por perecer en este valle de lágrimas
que es el olvido nuestro.

Y mantén serena tu mente
certera
pues cuando finalicen el paso de los siglos
no seremos más que polvo volátil,
lívido,
en este desierto de blanquecinas arenas
que es el imperio del sueño.

domingo, 8 de marzo de 2020

Podemos volar más alto

Llévame a través del tiempo
donde no haya realidad,
donde sueño y vida se confundan
hasta crear un refugio de ilusión,
dame las manos para volar:
quiero llegar más alto,
quiero llegar más allá.

Recorremos senderos de Atlántico
bravos, indomables, reflejos del viento,
verano en las manos y atardecer libertad.

Recreemos poemas con los dedos,
crucemos el mundo, engañemos al tiempo,
seamos sombras de otoño que sueñan sin cesar.

Dibújame estelas en el cielo
como estrellas fugaces de felicidad,
escríbeme playas y senderos
como inmensidades a orillas del mar.

Sorpréndeme con paraísos de enero
como islas flotantes en un océano de paz,
transpórtame a viajes por cientos
como mapas y rutas que no tienen final.

Somos llamas ardiendo
somos refugio
somos hogar.

Llévame a través del tiempo,
donde no haya nada más,
donde sueño y vida se confundan
ábreme las manos para volar,
solo volar,
siempre más y más alto
siempre más y más allá.

miércoles, 4 de marzo de 2020

Yo os llevaré hasta el extremo del mundo. ¿Estáis dispuestos a seguirme?

Llegaremos más lejos que nadie
donde no se nos pueda parar,
no hay límites para nosotros
solo el viento nos puede igualar.

Alcanzaremos altas cimas,
seremos la eternidad del silencio,
veremos inimaginables prodigios,
lograremos domar al tiempo.

Cruzaremos ríos, montañas, desiertos,
levantaremos imperios imposibles de imaginar,
tomaremos el mar, el futuro, el cielo,
doblegaremos el mundo, la moral, la paz.

Cabalgaremos donde nadie haya llegado
imparables, incansables; tormenta, huracán;
azuzaremos las olas, los campos, el más allá,
y cuando todo finalice, 
                                      seremos eternos,
                                      seremos leyenda,
                                      seremos libertad.

lunes, 2 de marzo de 2020

A las orillas del tiempo

Todo se balancea en un mar de Sorolla
y los colores tiznan
este cielo incandescente
que baña el horizonte
tras las siluetas de altas montañas
que se desploman
abruptamente
sobre la línea de costa
que contornea esta ciudad de historia.

Las arenas de Túnez arden
bajo huellas itálicas
y ocaso y apogeo tardío
bajo la púrpura oriental
y la lengua del desierto
y los salmos de iglesia;
en una ciudad cantonal,
último bastión militar
de la libertad
que pereció ante la barbarie del retraso del tiempo.

Todo se balancea
en este mar de cobijo,
y el cielo me arropa al viento
y el horizonte abriga con su luz los sueños.

Escríbeme,
cuando te llegue este beso
de salitre
al mar que era nuestro.