El mar ya brilla en esta tierra de luz y paz,
azulejos en los que mirarte
espejos de tiempos y siluetas
que refugian de la soledad.
El Tajo se adorna con el sol
y las siete colinas te saludan
sonriendo con sus blancas baldosas,
historias y leyendas para soñar.
Los claveles bailan en cada rostro
y los miradores esconden corazones,
invitaciones a volar
tarjetas de embarque para descansar.
Ella tiene ese caminar,
vestido de verano que onde alegre,
mostrando una vida de brazos abiertos,
y su luz, Lisboa, su luz y colores Libertad.
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