Mírame a la cara
como si no fueras a clavármela mañana.
Elvirus
Imagínate comprender los senderos de esta existencia,
que este laberinto
no fuese solo una manera de alargar el dolor y la desidia,
de fingir que la herida no quema,
de imaginar sueños como si quedan
cuando todos sabemos que se vendieron al mejor postor
por cuatro centavos
y una vida nueva.
Estoy confesándome entre cervezas
quemando cigarrillo
como quien fuma sus últimas esperanzas
en un valle de ruinas,
y cierro los ojos
y solo veo cenizas,
solo finjamos
que este juego durará un poco más
aunque sea solo tiempo de descuento.
Y yo
que sé quien me juzga
y quien solo me escucha
intento perderme en otras pupilas
mientras la vida
se consume en sonrisas de pena
como si todavía quedase quien se salvase
de este agonizante poeta.
Divinas espinas
que se clavan como besos,
caricias de lascivia
que abrasan
como si hubiese palabras
para curar las cicatrices
que no cicatrizan.
Que se salve quien pueda
mientras el poeta derrama lágrimas
de hielo, sal y entrañas.
Mírame a la cara
y miénteme como si no fuese mentira.
¿Para qué fingir?
Si la herida solo ilumina
las llamas que arrasan
todo ahí fuera.
Y yo
que sé quien me juzga
y quien solo me escucha,
me confieso entre cervezas vacías,
soltando los poemas
que me martirizan
como si me fiara
de que habría un mañana.
Mi vida es una broma,
por suerte tengo amigas que me sujetan,
cuando solo miro hacia abajo
y ensayo
un salto con los ojos cerrados.
Ser un desgraciado,
ser un suicida,
y mientras tanto floto y me ahogo
sin remos ni amnesia.
Ven como una flor marchita
y píntame de heridas mis alas rotas,
que si me caigo,
me caiga a lo más hondo.
Y yo,
que sé quien me juzga
y quien solo me abraza,
echo a llorar
porque hecho pedazos
ya no hay mucho más por lo que fingir.
¿Y para qué mentir?
Si lo único que yo sé hacer es escribir.
¿Y para qué mentir?
Si lo único que yo sé hacer es escribir.
Si lo único que sé hacer
es escribir,
fingir
y amagar entre líneas con ser feliz.
Que se salve quien pueda...
que se salve quien pueda...
que se salve quien pueda...
de este hastío de amigo que se desagarró entre heridas
para huir de las cadenas
que le descubrieron lo que era realmente sufrir.
Que le descubrieron lo que era
realmente sufrir y ser un pobre infeliz.
No me mires,
pero recuerda
que ya no hay razón para mentir.
Solo recuerda que entre ruinas
no hay historias
solo leyendas que ocultan lo que ocurrió aquí.