lunes, 11 de marzo de 2024

Se me escurrió el tiempo entre los dedos tratando de hallar la libertad

Firmo sin cuidado
me pierdo en lo que hablo,
mi mente es un torbellino de desastres
sin principio ni final.

Trato de aferrarme
a las miradas que se marchan
sin darme cuenta de que no sé
dónde todo terminará.

Quizás el sin sentido
de los versos que marcharon
solo tratan de vendernos
los sueños que se resquebrajaron a destiempo.

Tacho más de lo que digo,
emborrono más de lo que callo
y sucumbo a los versos
esperando tropezar una vez más.

No veo los templos,
las arenas del desierto,
ni los rastros de cenizas
que quedan detrás mío sin saberlo.

Tengo un amanecer de desidias,
un cenicero sin humo,
y un sendero agreste y yermo
ardiendo el mundo entre mis dedos.

Solo tienes mi verdad
que no vale mucho,
pero tampoco vale más
que los intentos por escapar.

Vuelo si me apetece
y me lanzo sin pensar,
consumido por los destrozos
sonriendo a la oscuridad.

Solo tengo estas palabras huecas,
un puñado de hechos,
y nada de intentos,
todo este poco y nada más.



- Se me escurrió el tiempo entre los dedos tratando de hallar la libertad

lunes, 4 de marzo de 2024

Declaro que amo sentir (Parte II)

Yo os digo:
no temáis, no temáis a lo que os pide vuestra alma,
no temáis a las emociones, a los sentimientos,
ni a lo malo, ni a lo bueno,
pues todo nos hace vibrar,
en ese juego de claroscuros
todo nos hace vibrar.

No temáis a ir contrasentido,
no temáis a ir en perpendicular,
de lado, de frente, de espaldas...
no temáis a la libertad.

Dejaos acunar por la luz estival.

Permitíos sentir,
permitíos vibrar,
permitíos sonreír
y abrazar la libertad.

Declaro que amo sentir (Parte I)

En un mundo donde se criminaliza el sentir
donde las lágrimas se penalizan y esconden
donde no quieren humanos
sino máquinas para contribuir a este sistema gris
yo pongo un grito en el cielo
y reclamo a los sentimientos que nos unen como humanos
declaro que amo sentir.

Alba García



Como dice Alba:
sentir es lo que nos hace vivir,
por muchos vaivenes que te de la vida,
por mucho que te zarandee...

Existe un miedo en esta época que parece ancestral
que es el terror a la vulnerabilidad,
a confiar y que te puedan dañar,
pero yo pronuncio firme y a voz de grito:
la vulnerabilidad es el lugar que habito,
solo allí puedo sentirme verdaderamente libre,
allí donde en quien confío me recoge con sus brazos si yo me lanzo al vacío.

lunes, 12 de febrero de 2024

Atreverse

Permanecer consiste en ser capaz de afrontar las adversidades.
Por mucho que pesen.
Por mucho que cuestan.

Atreverse.
A fin de cuentas.
- Atreverse

viernes, 9 de febrero de 2024

Nos dejamos arrastrar por una vida de la que nos sentimos incapaces de ser parte

Tratamos de buscar senderos
y solo hay espinas,
intransitables caminos
que nos hacen sucumbir ante los golpes de la vida.

Quizás si mirásemos desde otro ángulo... Pero no siempre uno es capaz.

Las lágrimas de las oportunidades perdidas se arremolinan ante la nebulosa mirada. Habitamos el presente constante indefinido, ese que nunca cambia por más que todo cambie. Y ahí estancados asistimos al paso de los años.

Y nada importa.

No sé salir de esta suspensión
en la que la infelicidad lo colapsa todo.

Quizás si nos hubiésemos atrevido a intentarlo...

Pero ya es tarde

y no quedan salidas.



- Nos dejamos arrastrar por una vida de la que nos sentimos incapaces de ser parte

martes, 30 de enero de 2024

Solo se oye el sonido del viento

Habitamos el espacio permeable,
las fronteras difusas,
los caminos inextinguibles, indistinguibles,
imposibles
de discernir
en un vaivén de vicisitudes
que tratamos de decidir
sin comprometernos con la opción elegida.

Rumbos distantes que se apagan,
somnolientos sueños
que se diluyen.

Rastros de piedras
perdidas en la marea,
dando vueltas,
incapaces de salir de las corrientes
que golpean los tiempos.

Te miro a lo lejos y te recuerdo.

Pero no te siento.

Te recuerdo,
pero no te siento.

Me repite el eco.

Y yo miro hacia el suelo,
tratando de disimular la vergüenza que experimento
cuando soy consciente
de que no tiene sentido jugar a este juego.

Tus ojos azul cielo.

Yo, deambulando,
perdido,
como muerto.

Solo el triste invierno
se llevará
todo este rastro de cenizas que vuelan entre los cementerios.

¿Cómo hacerlo?

¿Cómo hacerlo?

martes, 23 de enero de 2024

La caída

El verdadero libertinaje es liberador, porque no genera ninguna obligación. En el libertinaje uno no tiene a nadie, sino a su propia persona. Es, pues, el quehacer preferido de los grandes enamorados de sí mismos. El libertinaje es como una selva virgen, sin futuro ni pasado y, sobre todo, sin juramentos ni castigos inmediatos. Los lugares en que se lo pone en práctica están alejados del mundo. Al entrar en ellos se deja fuera el miedo y la esperanza.
La caída - Albert Camus



En esos lugares de plena libertad es donde yo más he experimentado sobre mí mismo, donde más he podido explorar todas esas facetas que la sociedad se encarga de oprimir y ocultar. ¿Quiénes somos pues en el día a día? Apenas un fragmento de nuestro verdadero ser, un pedazo de nuestra propia esencia.

Tratamos por todos los medios de encajar y lo único que estamos haciendo es arrancarnos partes de nosotros mismos para no salirnos del estrecho cono convexo que es esta cárcel que habitamos y a la que llamamos realidad. Una empinada escalera en línea muy recta que nos pone en fila a todos para ascender escalón a escalón al siguiente paso en este mecánico infierno social: Nacer, enamorarnos, irnos a vivir juntos, casarnos, tener hijos, morirnos. No hay lugar para nada más dentro de la norma, solo el paralelo y constante trabajar. Del trabajo a la casa, de la casa al trabajo. Y comprarnos un coche, una casa y un viaje durante 15 días al año en un resort vacacional. Todo lo demás es afrentar a la sociedad. Es atentar contra la norma. Y así será visto: como un ataque frontal.

Salirse del camino es equivalente a ser un antisistema, una especie de sujeto que quiere dinamitarlo todo y al que hay que perseguir y poner coto. ¡Que nadie se salga del redil! La vida es para vivirla oprimido, todo lo demás hará tambalear nuestro sufrimiento preconcebido al que voluntariamente -nos creemos- hemos elegido acceder. ¡Pero nada más alejado de la realidad! Nos han conducido por ese sendero desde el minuto uno después de haber nacido: Haz esto, haz lo otro, no hagas esto, no hagas lo otro. Y cuando creces y eres adulto igual. Quizás se vuelva más sutil, puede que a través de la publicidad, puede que a través de la pareja, o puede que quizás sean tus conocidos y amistades, pero tarde o temprano se te dirá: haz esto, haz lo otro, no hagas esto, no hagas lo otro. Y lo interiorizarás tanto que llegarás a creerte que son tus propias decisiones. Y ahí... ¿existe todavía salida?

La caída.

Darte cuenta de que estás ascendiendo por unas escaleras mecánicas que creías tú caminar por un sendero de línea recta y cuando toda la ilusión se resquebraja no queda nada más que peldaños hacia arriba y peldaños hacia abajo. Miras hacia los lados: Vacío. Sacudes la cabeza. Te frotas los ojos. Escaleras hacia arriba, escaleras hacia abajo. Nada más. Solo existe una salida.

La caída.

Y si tienes la suficiente valentía
te lanzarás.
Y quizás ahí encuentres algún otro camino,
algún otro rumbo para este laberinto que es habitar fuera de la realidad impuesta.

Aunque estarás tan solo que puede que te arrepientas de haberte salido del redil:
Quizás... ¿si hubiese hecho eso? Quizás... ¿si hubiese hecho lo otro?
Quizás... ¿si no hubiese hecho eso? Quizás... ¿si no hubiese hecho lo otro?

Te diría que no hay forma de volver, pero es mentira. No hay nada más fácil en esta vida que volver a la cárcel de barrotes de cristal. No hay nada más fácil que volver. Todo está hecho para ello. Todo está hecho para que te arrepientas y regreses al orden establecido.

No serás feliz. Te lo advierto. Pero al final... ¿quién que haya habitado ahí lo ha sido?

La felicidad está sobrevalorada, ¿no?

Es más fácil dejarse llevar y no haber nunca elegido. Elegir solo la cárcel de la escalera social.

Porque fuera ¿qué nos queda?
Solamente una cosa:

La caída.








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Durante esos instantes, en esos lugares, rodeándome durante el efímero infinito fuera del sistema...
Ha sido el único lugar en el que yo he podido habitar la plena libertad.
Es donde yo más he experimentado sobre mí mismo.