alguno estaba tirado en una cuneta,
otro olvidado en un rincón,
muchos de ellos ahogando sus penas en alcohol
y la inmensa mayoría acumulando rabia para gritar de felicidad cuando estalle la revolución.
Por los callejones en sombras del pasado recorrí mi historia de luchas,
de miradas,
de perspectivas,
sonreí ante la inocencia,
me sorprendí ante la magia,
me reconecté con mi esperanza
y me descubrí caminando en pos de una nueva trinchera.
Por los callejones en sombras del pasado vi quien era,
quien soy,
y quien quizás algún día sea,
y al final todo eran títeres de sombras
de falsos recuerdos nunca vividos
y de reales memorias siempre vividas,
a fin de cuentas
es tan fina la línea
que ¿quién sabría decir que persona habitaba en nuestra alma que siempre lucha,
que siempre se empeña
en arder un poco más,
en mantener la batalla un poco más?
Por los callejones en sombras del pasado
supe que transformar la realidad siempre ha sido una necesidad
y más mal que bien, y más bien que mal,
siempre lo he intentado,
espero que cuando haga cuentas con la historia
esté en el lado del pueblo,
de quién ha marcado la diferencia.
Menos de 10 contradicciones es dogmatismo.
Y yo tengo muchas.
Pero no rendirme nunca del todo
no será jamás una de ellas.
Por eso,
por los callejones en sombras del pasado,
supe que siempre habría un horizonte que soñar con alcanzar.
Y hacia allí me dirigí,
caminando en silencio, con las manos en los bolsillos, perdido en mis recuerdos, mientras avanzaba
por los callejones en sombras del pasado.