miércoles, 23 de agosto de 2017

El hielo resbala por nuestras ventanas

Jugar a la vida es como apostar a las cartas,
pase lo que pase siempre sabes que vas a perder.

Y es ese sucio querer intentarlo a pesar de todo
el que te precipitará irremediablemente al fracaso,
una y otra vez,
como si no fuese suficiente con sobrevivir día a día
como para también estamparnos continuamente contra el mismo muro.

Y es este mundo de vanas ilusiones el que nos lleva por el jardín de las amarguras,
por los prados sin flor,
por todos los campos que han visto como la muerte galopa una y otra vez a su paso,
segando de raíz todos los sueños sobre los que una vez nos balanceamos.

Resistir la rutina es como ahogarse por falta de oxígeno,
el fin se acerca poco a poco,
pero por desgracia
nunca sabrás dónde estuvo la última salida de emergencia.

Puede que todas las oportunidades hayan pasado ya de largo.

Mientras tanto,
seguir
e intentar aguantar todo con una falsa sonrisa en los labios,
no vaya nadie a preocuparse por nosotros sin que tengamos fuerzas para evitarlo.

lunes, 21 de agosto de 2017

La rumba sonaba, las paredes rezaban y la juventud desaparecía sin haberlo él premeditado

La belleza de la inmediatez,
de convertir la suciedad del instante, del momento,
y convertirlo en una ristras de imágenes listas para disparar contra las retinas,
contra todos aquellos que prefieren cerrar los ojos ante todo lo que no ocurre en su círculo social inmediato.

Apunta y dispara.

El revolcarse en la mierda hasta hacerla documental.

Dos adictos en una intensa y destructiva relación.

Un baile de dos.

Un galopar y cortar el viento
hasta que ya no queda salida para este infierno.

La poesía de la marginalidad,
una suave danza sin terminar,
una sarta de mentiras envasadas y listas para consumir por una sociedad que prefiere no pensar demasiado,
un país que ha decidido dar por olvidado todo lo sufrido y callado,
un pueblo abandonado por el estado,
un centenar ilimitado
de barrios golpeados por el paro,
por la droga,
por el pasado.

El sobrevivir día a día en el descampado.


El seguir adelante
a pesar de todo lo rodado.


Una última dosis en el baño.


Una lágrima

que resbala por el brazo,

todo un futuro

que se escapa para siempre entre el temblor inerte de las manos.




El intento de homenaje que nunca le brindaron.

sábado, 19 de agosto de 2017

Salgo de casa en tirantes con las llaves en la mano sueltas

Hace un calor extraño para no ser una tarde de mayo,
el campo está entero bañado
por esperanzas que de raíz han arraigado,
por besos recordados, abrazos abrigados, por cientos de sentimientos encontrados
entre los girasoles en flor,
sobre las miradas grabadas en el corazón,
a través de todo el horizonte pincelado en luz y calor.

Los últimos retazos soñados
decoran decenas de sonrisas que mi memoria atesora
entre las olas, entre las horas, entre todos los rincones que hechizamos a solas;
todos los instantes grabados en mi retina
se reviven sin prisa cada día,
como si las personas no fuésemos más que bonitos recuerdos que nos hacen seguir a pesar de todas las losas
que topamos en nuestro caminar,
sé que hay que continuar,
avanzar,
resistir y aguantar,
supongo que por eso todo lo que somos nunca desaparecerá,
porque somos utopía con ganas de cambiar la realidad,
con ansias de realizar todas nuestras fantasías sin cesar
de intentar,
de plasmar,
de bosquejar de poesía toda esta sociedad
para poder lograr alcanzar otro mundo donde las paredes griten libertad e igualdad.

"Subo la música en los cascos
y abro camino atravesando el barrio."

Suena en mi altavoz
mientras veo todo mucho mejor,
como si todo reluciese con otro color,
como si el futuro se apareciese para nosotros dos
y solo yo
supiera gritarte a plena voz lo que palpita en mi interior;
puede que a partir de ahora todo vaya mucho mejor,
mientras tanto cierra los ojos y siente este poema adornado de canción,
porque un buen viaje nos espera, amor,
y va siendo hora de que sigamos caminando con toda nuestra pasión
porque aún queda mucho por delante
y todavía no se puso el sol.

Malgré tout, nous aurons toujours la force de survivre

Siempre me imagino a Saez como una especie de Escandar francés, como un pobre desgraciado solitario que se retuerce en su melancolía mientras busca nuevos senderos por los que sobrevivir, pero que en vez de un bolígrafo pues lleva una guitarra. Eso sí, el peta del poeta que nunca falte.

Sentados,
frente a una ventana,
buscan convertir la sucia realidad
en un excitante baile entre el lodo,
una locura informe entre la que perderse
intentando adornar la poesía de un poco de belleza,
cuando lo más complicado,
sobrevivir,
logran hacerlo a duras penas,
desgarrándose el alma entre heridas,
entre cientos de cuchillas
que son sus propias pesadillas.

Me los imagino a los dos, intentando atrapar fantasmas sin red de seguridad,
con una estantería medio vacía llena de libros,
con un par de docenas de portadas
que se escapan entre las ganas
de soñar,
de volar,
de buscar una falsa sensación de bienestar.

Quizás son fantasías mías,
pero creo,
solo creo,
que tienen más de parecido que de ajeno,
que aunque sean cientos de kilómetros los que los sitúan tan lejos,
no hacen mucho más
que intentar salir adelante,
cada uno a su forma,
cada uno con sus letras,
pero ambos haciendo amagos
por convertir cada trago amargo en una ristra de frases bonitas,
con ritmo,
con rima,
rescatando la poesía de los altos tronos elitistas
para convertirla en algo de todos,
en una vía para escapar de nuestro propio pozo,
en un sucio,
pero valiente,
baile de esperanzas entre sueños rotos.

lunes, 14 de agosto de 2017

Ni martes ni trece

Hoy no es martes
y yo sigo en mis trece,
parece ya mi leitmotiv cuando te escribo,
como si fuese más bonito hacerlo al día siguiente
o algo,
no sé qué será ese algo, pero me gusta pensar que es lo mucho que te quiero,
lo mucho que te amo,
lo mucho que pienso en ti, todos los días del año.

No es trece,
ya no,
pero aún así el sol brilla,
el viento sopla,
y este par de hojas siguen volando libres
hasta todos los otoños eternos que se propongan.

Ya no es trece,
pero los atardeceres siguen en pie,
las pipas en cualquier parque o lugar,
y yo,
esperándote por ver el infinito reflejado
contigo 
en el mar.

Hoy no es trece,
pero me gusta escribírtelo igualmente,
como dos parrulos que en la corriente se dejan deslizar,
agarrados de las manos,
como dos nutrias
para que la marea no las pueda separar.

Ya no es trece,
ni es martes,
y ni es octubre,
ni acabo de conocerte,
pero la magia de tu mirada es la misma,
tu risa mayor,
y el palpito que siento en el pecho
es eterno,
como la poesía que hacemos al viajar al mismo tiempo
con nuestro corazón.

viernes, 11 de agosto de 2017

Avant le cavalier sans tête

Soy un caballero sin cabeza
un loco sin camino de vuelta
un apocalipsis en mis aguas revueltas
un ir y venir sin saber donde ser una vida entera,
una danza certera,
un baile en la calle
entre la lluvia de este valle al que llamamos ciudad,

¿dónde está mi libertad?
¿dónde están todas las oportunidades que me prometieron
y que nunca llegarán?

¿dónde quedan esos gritos por la paz,
por la amistad,
por el amor,
por el camino que forjé al caminar?


Soy un caballero sin cabeza
un loco que así mismo se reza,
un cínico, una mente muerta,
un corazón roto en miles de espejos que esperan
llegar a recomponer cientos de coloridas vidrieras.

¿A dónde voy?
¿a dónde vas?
¿Por qué sé que este poema nunca va a terminar?

¿Por qué ahora y no jamás?
¿Por qué ver el mundo ardiendo entre napalm?


Soy un caballero sin cabeza
un acorde de guitarra entre miles de letras,
una rima yerma,
un sendero de versos entre verdes praderas,
un puñado de pulseras,
una sonrisa sincera,
una mirada
                   que todo un invierno encierra.


Un soldado
                   sin cabeza.

miércoles, 9 de agosto de 2017

El pasado cobra vida en forma de fugaces flashbacks a 25 frames por segundo

Los flashbacks del pasado se nos escurren entre los dedos
como poemas sin rumbo ni causa
más que la del mundo ver arder.

Los flashbacks del pasado se nos escapan entre suspiros
como sordos alaridos
que recomponen los fotogramas de una película a medio hacer.

Los flashbacks del pasado se nos derriten en las manos
como quien se pierde entre dianas y dados
y con sumo cuidado de no romper algo
adornamos las ristras de fotos que cuelgan del calendario.

Los flashbacks del pasado se nos deslizan entre miradas
como recuerdos que intentan agarrarse a la nada
mientras las escarpadas palabras
describen rimas y frases sueltas con las que pintar nuestras paredes y decorarlas.

Los flashbacks del pasado se van,
y yo,
solo puedo ver
como sin mí echan a volar

...

Aunque a veces hago amagos de agarrarlas
Con la necia ingenuidad del que intenta atrapar estrellas.

Y el resultado,
bueno,
hileras de letras que reconstruyen líneas y líneas de esperanzas ciegas:
Mi luminoso pasado,
mi tétrico baile encantado,
mi inesperado giro hacia ningún lado;

Un soliloquio eternamente enterrado.

El futuro son los kilómetros que recorremos soñando

El norte de Italia se pierde en un tren en marcha que enfila las campiñas y explanadas hasta donde alcanza la vista, al fondo, siempre constantes en su eterno vigilar, se encuentran los Alpes, como monolitos que marcan el rumbo a seguir a los viajeros que buscan perderse en algún rincón que discurre entre la delgada línea de la ensoñación y la realidad.

El tiempo se fuga en un fugaz disfraz del universo, y el espacio no deja lugar para otra cosa que no sea disfrutar del instante, como un intermitente poema que circula por las vías metálicas que conducen siempre a otra
y otra
parada más.

La eternidad toma la forma del viaje como un baile de marionetas que rompen sus hilos al saberse encerradas en cárceles de palabras, de normas, de rutinas diarias, como un arrebato inherente que halla hogar en cada pequeño pueblo desde el que disfrutar de la libertad.

La figura de un tren en marcha se confunde con las siluetas de los pocos árboles que adornan imperennes el paisaje, y en este camino inestable, siempre habrá sonrisas reservadas para quien sepa sentir el aire,
el mar,
los paseos disfrutando de la tranquilidad,
y la danza de ser parte de algo especial:
el itinerario de la mano dibujando un sendero de improvisados pasos que nos llevan cada día un poquito más allá.

martes, 8 de agosto de 2017

Bérgamo tiene olor a Alpes

Tiene olor a notas de verano,
a rimas de la mano,
a trenes escondidos entre paisajes encantados,

Tiene olor a paz,
a realidad,
a viajes que vienen y van,
a sueños que siempre están un poquito más allá,
a muchas ganas de volar.

Bérgamo tiene olor a Alpes,
a valles,
a pequeñas calles
escondidas de todos los males,
a esperanzas bañadas en atardeceres especiales.

Bérgamo tiene olor a libertad,
a brisa sin mar,
a helados, a rincones mágicos,
a pendientes infinitas entre las que se deslizan poesías.

Bérgamo tiene olor a Alpes
y a besos,
muchos besos,
como solo tú sabes darme:

                                           <3

domingo, 6 de agosto de 2017

Rincones escondidos de la poesía de viaje

Entre los canales de nuestras legañas te encontré,
como la sonrisa,
como las lágrimas,
como la poesía de un atardecer.

Entre las relampagueantes saetas del cielo
me fugué,
y jugué a las escondidas con la vida,
y entre tu risa te hallé.

Me perdí en mil callejuelas sin nombre,
cien cartas sin destinatario,
cincuenta rimas escritas de memoria

y veinte poemas de amor
todos adornados de viajes
junto a ti.

recompuse las fuerzas entre lienzos y acuarelas,

arte en cada tormenta,
rayos que en ti no cesan;
salidas a esperanzas sin prisas entre las sábanas de tu vida,

y te veía
como diría ella,
saboreando el instante en un verso:
te probaría como los panaderos cuando prueban el pan:
con la boca,
y yo
le besaría la nariz
y eso
sería más que cualquier artificio escrito que pudiera decirle,
porque la ría
recorre el mundo
y allá por donde ella pisa
el mundo se ilumina.
                      Como un horizonte infinito de poesía.