Entre los canales de nuestras legañas te encontré,
como la sonrisa,
como las lágrimas,
como la poesía de un atardecer.
Entre las relampagueantes saetas del cielo
me fugué,
y jugué a las escondidas con la vida,
y entre tu risa te hallé.
Me perdí en mil callejuelas sin nombre,
cien cartas sin destinatario,
cincuenta rimas escritas de memoria
y veinte poemas de amor
todos adornados de viajes
junto a ti.
recompuse las fuerzas entre lienzos y acuarelas,
arte en cada tormenta,
rayos que en ti no cesan;
salidas a esperanzas sin prisas entre las sábanas de tu vida,
y te veía
como diría ella,
saboreando el instante en un verso:
te probaría como los panaderos cuando prueban el pan:
con la boca,
y yo
le besaría la nariz
y eso
sería más que cualquier artificio escrito que pudiera decirle,
porque la ría
recorre el mundo
y allá por donde ella pisa
el mundo se ilumina.
Como un horizonte infinito de poesía.
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