sábado, 19 de agosto de 2017

Salgo de casa en tirantes con las llaves en la mano sueltas

Hace un calor extraño para no ser una tarde de mayo,
el campo está entero bañado
por esperanzas que de raíz han arraigado,
por besos recordados, abrazos abrigados, por cientos de sentimientos encontrados
entre los girasoles en flor,
sobre las miradas grabadas en el corazón,
a través de todo el horizonte pincelado en luz y calor.

Los últimos retazos soñados
decoran decenas de sonrisas que mi memoria atesora
entre las olas, entre las horas, entre todos los rincones que hechizamos a solas;
todos los instantes grabados en mi retina
se reviven sin prisa cada día,
como si las personas no fuésemos más que bonitos recuerdos que nos hacen seguir a pesar de todas las losas
que topamos en nuestro caminar,
sé que hay que continuar,
avanzar,
resistir y aguantar,
supongo que por eso todo lo que somos nunca desaparecerá,
porque somos utopía con ganas de cambiar la realidad,
con ansias de realizar todas nuestras fantasías sin cesar
de intentar,
de plasmar,
de bosquejar de poesía toda esta sociedad
para poder lograr alcanzar otro mundo donde las paredes griten libertad e igualdad.

"Subo la música en los cascos
y abro camino atravesando el barrio."

Suena en mi altavoz
mientras veo todo mucho mejor,
como si todo reluciese con otro color,
como si el futuro se apareciese para nosotros dos
y solo yo
supiera gritarte a plena voz lo que palpita en mi interior;
puede que a partir de ahora todo vaya mucho mejor,
mientras tanto cierra los ojos y siente este poema adornado de canción,
porque un buen viaje nos espera, amor,
y va siendo hora de que sigamos caminando con toda nuestra pasión
porque aún queda mucho por delante
y todavía no se puso el sol.

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