miércoles, 23 de agosto de 2017

El hielo resbala por nuestras ventanas

Jugar a la vida es como apostar a las cartas,
pase lo que pase siempre sabes que vas a perder.

Y es ese sucio querer intentarlo a pesar de todo
el que te precipitará irremediablemente al fracaso,
una y otra vez,
como si no fuese suficiente con sobrevivir día a día
como para también estamparnos continuamente contra el mismo muro.

Y es este mundo de vanas ilusiones el que nos lleva por el jardín de las amarguras,
por los prados sin flor,
por todos los campos que han visto como la muerte galopa una y otra vez a su paso,
segando de raíz todos los sueños sobre los que una vez nos balanceamos.

Resistir la rutina es como ahogarse por falta de oxígeno,
el fin se acerca poco a poco,
pero por desgracia
nunca sabrás dónde estuvo la última salida de emergencia.

Puede que todas las oportunidades hayan pasado ya de largo.

Mientras tanto,
seguir
e intentar aguantar todo con una falsa sonrisa en los labios,
no vaya nadie a preocuparse por nosotros sin que tengamos fuerzas para evitarlo.

1 comentario:

  1. Magnifico.
    Ojalá abriera yo máa los ojos para encontrar esas salidas de emergencia...que estando ahí jamás suelo ver...
    Un abrazo

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