sábado, 31 de diciembre de 2016

El síndrome de viaje

Soñé                      
en cada piedra del camino por el que he pasado y fantaseé con perderme para no volver.

Imaginé
que encontraba el siguiente paso a dar y la ruta se convertía en mi hogar.

Amé
en la distancia
en mil paisajes diferentes
y ahora relaciono luces, olores y temperaturas con personas que no llegaba a tener a mi lado más del tiempo que se fugaba en cada segundo que disfrutaba en cada lugar.

Deambulé
por ciudades que desconocían mi nombre,
orillas de ríos que se llevaban mis miedos,
playas que confundían mis huellas con la eternidad
y noches infinitas en las que respirar libertad.

Escribí 
con todo lo que tengo de cada lugar porque sé que no soy más que una estela que ya no está cuando echas la vista atrás;
puede que así al menos logre recordar esos intensos instantes.

Me enamoré
menos veces de las que recuerdo,
pero un Martes 13 quedó grabado en mi mente,
desde ese día ya no camino solo y tengo compañera en este viaje que nunca sabes a dónde terminará por llevarte.


Soñamos
con perdernos en playas,
respirar el aire frío de montañas
y saltar de país en país como quien tiene en sus manos un mapamundi que finge teletransportarte con solo pensarlo.

Imaginamos
que vamos de la mano
a donde queramos,
con la mochila en la espalda y el viento de nuestro lado.

Deambulamos
por mil calles empedradas
con esperanzas por cumplir sin necesidad de mirar atrás.

Escribimos
porque el mundo es demasiado grande como para plasmarlo en una sola foto sin nada más que la acompañe;
-nunca me ha convencido eso de que una imagen vale más que mil palabras.-

Nos enamoramos
de nuestras miradas reflejadas en diferentes atardeceres
y los coleccionamos como quien guarda postales en su pequeña caja de tesoros.


Hice e hicimos
todo eso y más
      pero el futuro se abre camino
y el horizonte es solo la siguiente parada del viaje
          no el final.

viernes, 30 de diciembre de 2016

En la villa de los crepúsculos vimos durante 358 días el atardecer mientras comíamos helados

A veces solo nos queda sentarnos en la línea del horizonte y asumir quienes somos, con nuestras luces y sombras, como un mero individuo más que busca su lugar en este efímero mundo en el que pesan más las palabras que mil imágenes, con la idea de volver a ser uno con uno mismo mientras se pierde la luz del atardecer entre los resquicios de los sueños, formando volutas de humo que juegan a confundirse con los sueños, tal vez así sean más volátiles pero intensos
y puedan fugarse hasta ese sitio en el que escribir la palabra esperanza en un muro no sea delito fuera de las fronteras de nuestro corazón.

En tiempos de guerra la piedad es la mayor de las virtudes a las que se puede aspirar; supongo que por eso me observo hacia dentro y solo veo un campo en ruinas al que da miedo mirar, no vayamos a toparnos de nuevo con los horrores de Siria y los Balcanes, pero en nuestro propio interior. A veces nos olvidamos de tener piedad de nosotros mismos y nos perdemos en espirales de desastres que no podemos controlar
por más que queramos parar el tiempo antes de que todo suceda.

Creo que el zumbido del viento no intenta hacer otra cosa que susurrarnos el nombre de las cosas; de ahí mi teoría de que los escalofríos son el miedo que sentimos ante el sobrecogedor abismo que es todo lo que desconocemos en este universo de magia y saltos al vacío
aspirando a ser unos ciegos dementes que construimos nuestra realidad con los reflejos del mar y el cielo.

Solo nos queda sentarnos a ver el tiempo girar en un laberinto constante sin final;
todos;;
menos nosotros,
en esta torre del reloj;;
escuchamos el tik tak, pero ya supimos que aquí la caída no nos indicaba el lugar; solo nos difuminaba que el holograma de la vida empezaba a fallar, y no nos dimos cuenta hasta que el helado, una vez más,
                                  volvía a gotear.                                                                                        

domingo, 18 de diciembre de 2016

Expláyase todo lo que quiera, que todo está abocado al inevitable Sino

Me perdí entre todos los surcos del tiempo
y mientras el frío entraba por todos los poros de mi cuerpo
me embargaba la soledad que quedaba a deber
como un dardo de hielo punzante en mi ser.

Solapo páginas y páginas en blanco
como un banco sin fondos
que corrompe el mundo en miles de pútridas falsas esperanzas
de palabras, sueños y miradas.

Sucumbo al hilarante sentido inverso
de la estallada estela estrellada
que zozobra en pequeñas y fútiles luchas apagadas
como mil lámparas sin combustible que mantuviese viva la llama.

Ausculto la nebulosa niebla
y lamento los caminos sempiternos del fuego,
como si un insondable amuleto de niquelado latón sin valor ni precio
no sirviese para otra cosa que libre-cambiarlo por un puñado de vacuos y difusos intentos.

Sondeo el mar de rotos espejos,
en una ruta infinitesimal hacia algo que brille en mi fuero interno,
mientras espero         que la lacerante y cáustica herida
supure en miles de pusilánimes pulsiones decididas a precipitar el final.

* * *

No sea que dure demasiado el ínfimo instante de capturar el momento del cuadro que tenemos delante.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Nada nuevo bajo el sol, pero siempre viene bien recordarlo

Estudia,
trabaja,
encaja como una pieza más que no falla,
olvida quien eres,
olvida su mirada,
no pienses más,
no es rentable para la gran estafada.

Da otro paso,
soporta otro golpe,
solo puedes seguir,
no mires atrás,
o te saldrás de la manada
y nunca encajarás en nada.

Sigue,
sigue,
solo te queda seguir,
no hay otra ruta para el que aspira a ser feliz.

Repite,
perpetúa,
sigue los modelos impuestos por los que antes te precedieron,
no eres nadie,
no sobresalgas,
pero intenta no ser un fracaso,
aspira a volar cada día más alto,
porque si no sueñas con sueños acabados
no soportarás el día a día rutinario.

Redobla tus fuerzas para malgastarlas en la vida que te ha tocado,
sigue sigue sigue
acelera el proceso
de nuevo,
otra vez,
no hay elección para el que no puede escoger elegir.

Estudia,
trabaja,
muere solo y sin nada,
y mientras
por el camino
no te olvides de poner la cara
para cientos de miles de continuas bofetadas,
producir produce demanda,
vivir no aporta más que pérdidas en las ganancias.

jueves, 1 de diciembre de 2016

Seguirem pels que som, vam ser i serem

Destapa
la ràbia
que creix a les nostres mans,
estreny els punys
cap amunt
perquè ja va sent hora que ens escoltin,
ja és hora de fer-nos respectar.

Escric aquestes línies posant una part de mi,
escric aquestes línies perquè vull viure,
perquè vull seguir,
perquè vull reivindicar que hem de lluitar per ser feliços aquí.

La terra taca els nostres peus,
i el nostre front la banya la suor,
som la història que no ens va vèncer,
els milers de relats de resistència que el poble va crear.

Som mil paraules cridades al futur,
per no oblidar d'on venim,
a on anem,
sense oblidar-nos
de qui som
i als qui ens han cuitat.

Escric aquestes línies
pensant en aquesta terra que té un trosset de mi,
en tots els cants que pronunciem junts
i davant teu ho dic:
no anem a rendir-nos,
perquè serem
l'experiència de tenir
alguna cosa que recordar;
irribarrea dugulako dugu irabaziko du.

Destapa
la ràbia
que creix a les nostres mans,
estreny els punys
cap amunt
perquè ja va sent hora que ens escoltin,
ja és hora de fer-nos respectar.

sábado, 26 de noviembre de 2016

Acordes tristes en una ciudad en blanco y negro

El frío entra por todos mis poros
sumiendo a la ciudad de mi alma en una lluvia constante de tristeza
mientras
espero la forma de encontrar un rumbo,
algo que me diga:
ha llegado tú momento;
ese momento es ahora.

Llora,
el cielo llora por los versos perdidos en algún cementerio del extrarradio,

aflora,
la poesía aflora por los resquicios del corazón,
trepando como una enredadera que busca llegar un poco más arriba
intentando tocar un poco más cada día el sol.

Estás lejos,
tras la cortina de niebla y agua estás lejos
e intentar acortar el tiempo solo sirve para que los lamentos se oigan en todas direcciones
atravesando mar e infierno.

Te echo de menos,
como un abrazo cálido entre la soledad de la noche,
como una caricia tierna cuando los templos ya han caído
y solo queda una calle vacía con yermos edificios muertos.

Suspiro frente a los marcos de recuerdos,
ven,
por favor,
que hoy mi cuarto es una cárcel en la que se congela mi aliento,
una nube de hielo que busca aspirar tu fuego,
un cubículo en el que vivir en destierro;

ven,      por favor,
aun no he aprendido a vivir
sin escuchar mi corazón en tu pecho.

Pus(e): toda mi sangre

Escupo
mil fragmentos de mi pecho
como un trozo de mierda en el suelo
que no logras esquivar
de camino al trabajo en esta sucia vida.

Y elijo perderme
en un laberinto de espirales,
la muerte anda cerca
y el olor a muerto
ya apesta hasta el cielo,
solo nos queda seguir
por miedo a que el infierno
sea algo peor que este basurero.

La pura respuesta a la razón
me razona sin ningún sentido
que la lógica nunca ha existido
y que en mi tumba hace frío
y el nicho está solo y vacío.

Me miro al espejo
y el reflejo solo refleja
esta asquerosa presa
de un mundo de puercos cerdos.

Ya no sé a donde ir para no seguir perdiendo el tiempo,
o pronto arderé como un incendio
o fiambre con un cable
sin sentir deseo ni hambre,
solo espero que el fin no esté lejos
y el final no sea tarde.

jueves, 24 de noviembre de 2016

Tío

Desteje filigranas de palabras con la finura con la que se hila un tapiz de evocaciones y sueños.

Moldea historias con el arte y la pericia con la que se sopla el vidrio, fundiendo la idea al rojo vivo y dejando que se enfríe bajo el pálpito de las viejas fuentes de las que todos bebemos.

Atesora anécdotas y recuerdos que ilustra con la magia de los trovadores que recorrían los caminos, reuniendo a todos los vecinos en una parábola con la que encantarlos sin necesidad de ningún tipo de hechizo.

Un día vio Tiburón, a una edad a la que a mí no me dejaron y, como de algo tenemos que quejarnos, se lo recrimino, como aquella vez en que comió varitas con las manos.

La primera vez que le vi, me pareció un tío muy raro, un poco callado y bastante calvo, supongo que él en ese momento no se habría fijado en mí o del brillo de mi mirada se habría asustado.

Nunca he sido un modelo a seguir, aunque por algún motivo a él eso nunca le ha importado, simplemente se dedica a observarme y aprender con cuidado tras mi silueta, pero sin dar pasos en falso.

Siempre ha sido mi compañero de aventuras, aunque siempre fuese el secundario o el malo y por más que hemos perdido el Ferry de Ciudad Carmín, él nunca dejó de insistir e intentarlo, a pesar de que sus playmobil eran continuamente comidos por mis dinosaurios.

Me cuenta sus textos y sus libros como si yo fuese un editor de alto rango, y yo lucho por estar a la altura, porque es mi hermano, aunque la verdad es que en el cultivo de la prosa ya me ha superado.

Aunque en el resto de cosas siempre me oirá negarlo, en el fondo, sin él este camino habría sido demasiado aburrido y largo.


Gracias por seguir a mi lado, tras más de 20 años.

La magia de Ericeira

Creo que nunca he escrito sobre Ericeira.

Creo que nunca he escrito sobre Ericeira y creo que esa isla en el mar del idilio bien merece un puñado de palabras que supongan un intento de poesía, prosa o lo que sea; escribir, a fin de cuentas.

Recuerdo; con la fragilidad y cuidado con la que se atesoran los regalos más preciados, esas pequeñas cosas que guardas en las cajas de tesoros; las tardes de verano tumbados en una playa de poniente, con el sol siempre en el horizonte, buscando la fina línea en la que mantener el instante de forma indefinida; deslizándose con la gracia de una gaviota que se posa sobre las corrientes cálidas de aire.

Las horas pasaban a toda velocidad con la intermitencia que marca el segundero de un reloj que se queda sin pila y marca siempre la misma posición, creando la sensación de estar suspendidos en el tiempo, sin saber que esa suspensión en la eternidad se mantendría siempre en nuestra memoria.

Ericeira, antiguo pueblo pesquero, vive ahora del turismo estival, y lejos de la masificación habitual de estos lugares, sigue manteniendo su esencia de pequeña villa costera portuguesa en la que disfrutar de las mañanas, las tardes y las noches, bajo la agradable temperatura que otorga el Atlántico. Los cientos de casitas blancas que crecen desde los acantilados, salpican de luz todo el lienzo formado por estrechas calles adoquinadas y llamativos azulejos lusitanos.

La magia del amor inunda cada uno de sus rincones, y como en un cuento que recita poesía, ilustra los granos de arena con cientos de besos abrigados por la saudade que evocan los versos de "Cuando el sol se va".

Si hay una palabra que defina Ericeira esta sería ELLA: sus caricias, sus mimos y sus abrazos, se conjugan en una danza de evocación que se confunde entre los tonos verdosos de su amarilla mirada. Las tardes a su lado se me escapaban entre los dedos mientras, apoyados frente a esa pared de piedra que hicimos nuestra, hablábamos de todo y nada, siempre con un puñado de cheetos o pipas con los que saborear el momento.

Los solpores eran para nosotros, desplegándose ante nuestra panorámica un espectáculo de luz y color que no hacía otra cosa que engrandecer de arte el final de cada día. Y después... después quedaba el camino de vuelta a casa, en bañador, camiseta y chanclas; agarrados de la mano, mientras ascendíamos esas hermosas calles que nos acunaban como si no hubiese nadie más en el mundo.

Ericeira es la fragilidad y encanto de todos esos momentos; los recuerdos, las sensaciones y los besos; las conversaciones profundas y las miradas que hacían mi alma suya.

Ericeira era ese pequeño pueblo pesquero, lleno de hermosos azulejos y puestas de sol a lo lejos, mientras Dinís y Filipa eramos nosotros, e hicimos del verano algo nuestro que encharcaría siempre de instantes de amor nuestro pecho.

martes, 22 de noviembre de 2016

Si el futuro es lucha, el presente es vida

Y en la noche del día llegará
la luz en la oscuridad
que arda ya la llama de la esperanza.

Suena la melodía en el aire
y crece la vida en la paz
pronto la suerte empezará a cambiar
y yo sé que la alegría se va a quedar
en este lugar que es la libertad del mar
en una puesta de sol
puestos de amor y fiesta hasta las cejas
y espera
que la jugada maestra ya es nuestra
y será una canción en forma de lembranzas viejas y nuevas.

Y en la noche del día llegará
la luz en la oscuridad
que arda ya la llama de la esperanza.

No puedo dormir pensando en volver a sentir
y tú ahora estás aquí, allí, a lo lejos y junto a mí;
y he llenado de soles el espejo
y el día en mil colores,
mil sabores,
son los olores de un futuro que está por venir
porque va siendo hora de escribir que soy feliz.

Y en la noche del día llegará
la luz en la oscuridad
que arda ya la llama de la esperanza.

Y juego con la rima con la sinceridad de la risa
de un niño que ya no esquivo
al que le digo: "mira todo lo que tengo,
es todo gracias a ti
y a los sueños que soñaste en los recreos
y a las tardes de mayo, junio y abril".

Y en la noche del día llegará
la luz en la oscuridad
que arda ya la llama de la esperanza.

Sigo siendo ese chico inquieto,
el chaval curioso y risueño que aun recuerdo
y a lo lejos el calor de la primavera,
en la mano eternas pipas y en las rocas una cerveza,
de eso va nuestra constante juerga,
un libro, una foto y un poema,
mientras el verano ya me espera y dibujo estelas
corriendo de un lado para otro con trozos de estrellas;
ven, sal a la palestra,
que ya llegan las ferias,
y que en mi esquela se vea:
"vivió una continua experiencia",
y recuerda que la luna te haga temblar las piernas
que con su sonrisa de todas las pesadillas ella me desvela.

Y en la noche del día llegará
la luz en la oscuridad
que arda ya la llama de la esperanza.

Y en la noche del día llegará
la luz en la oscuridad
que arda ya la llama de la esperanza.

lunes, 21 de noviembre de 2016

El silencio de la nocturnidad

Cada noche, cuando me acuesto
solo veo fragmentos de oscuridad que construyen
mi propio infierno,
y entre pincelada y pincelada de espejos negros
distingo una chispa cálida entre el frío,
un pedazo de futuro entre mudos gritos,
un suave destello que me guía en el camino.

Cada noche, entre la soledad
solo siento cuchillos en mi fuero interno,
chillidos que rompen el cielo,
estallidos que fragmentan el alma en mil tormentos;
       y mientras me arrastro por el suelo
       sigo buscando el sendero al ascenso
       pues creo,
                 que mi caída aún no tocó techo
       y en mi lecho
                 no llorará nadie
                         y sólo habrá un inerte muerto.

Cada noche, entre la libertad
solo escribo líneas y líneas de versos inciertos,
que como un fatuo fuego
me orienta entre bosques y mundos cargados de milenarios conocimientos,
       y el mar,
                       frágil y hueco
                                                brama enfurecido al saberse eterno.

Cada noche, cuando me acuesto
solo encuentro los susurros de los vientos,
de la nocturnidad y de los textos presos,
y mientras,
en algún lugar
está mi reflejo
caminando entre el mar y la ciudad
deambulando con rumbo certero,
y es que a pesar de todo hay una luz
que me guía para que mis sueños sean recuerdos,
y está en algún lugar,
                siempre en lo alto
                                    siempre a lo lejos.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Te has ido, y me has dejado aquí escribiendo junto a tu recuerdo

Te has ido,
-otra de tantas veces-
y ahora todo está muy silencioso:
no hay nadie que me abrace,
ni se escucha tu voz entre el humo,
tampoco hay nadie que me observe de vez en cuando desde la cama,
como cerciorándose de que no me voy a desaparecer entre la nube de apuntes y trabajos.

Te has ido,
y te vuelvo a echar de menos,
como siempre,
y aun así,
a pesar de que me paso los domingos echándote de menos,
no me termino de acostumbrar a no tenerte al lado
aunque sea para hacerme rabiar un rato.

Te has ido,
y ya no están tus manos frías para darme calor,
ni tu pelo para hacerme cosquillas,
ni tus labios para hacerme temblar las piernas;
solo queda tu aroma,
                                     tu tabaco
                                                       y tu presencia.

Te has ido,
y Coruña está más solitaria hoy,
las gaviotas no rompen la noche con sus chillidos
y el viento no desgrana los segundos entre la oscuridad como si fuesen simples papeles de caramelo.

Te has ido,
y todo está más vacío:
ni el mar se escucha,
ni el cielo habla,
ni se ha detenido el tiempo.

Te has ido,
y todo está como en silencio,
aunque aún me queda algo que me has dejado escondido entre los dedos:
y es una hoja en blanco llena de trocitos de sueños,
para que escriba con ellos
mientras hasta el próximo viernes estés lejos.

Y abajo,
en la margen izquierda del pecho pone:
aquí te espero.

martes, 15 de noviembre de 2016

Pulsaciones boreales en el cielo

https://www.youtube.com/watch?v=Q5iyJ5LywOw

Siente en tu pecho
la eficiente sintonía de los flexos,
de miles de colores que retumban en tu pecho
a lo lejos
como luces que confunden al tiempo
y transforman los intentos en golpes de viento.

Aflora lo que experimento
como un constante batir de alas que se pierde
ralentizándose hasta ser tan lento
que no distingues ni el más leve movimiento.

Espero,
paciente
tu regreso,

acelero
al son
de los aceleros

del corazón
del cuerpo

del tik tak convertido en fulgurante pastilleo.

Escucha los pasos que veo
las huellas que dejo
a mi paso por este raso descampado,
puede que llegue pronto el momento,
pero mientras tanto seguiremos,

seguiremos,

seguiremos,

mientras siga la música, 
mientras aguanten los sueños.

lunes, 14 de noviembre de 2016

El destello que buscamos entre la bruma

Al noroeste de España y situada en lo alto de una colina en la península de la Coruña, la Torre de Hércules permanece imponente durante 20 siglos como una sombra vigilante que custodia, guía y orienta a los mismos habitantes a los que da luz.

Entre sus cimientos se funden realidad y ficción, fusionando un heroico pasado herculino (que dará sobrenombre a la ciudad) con un glorioso pasado celta; creando un vínculo mitológico entre Hércules y Breogán.

Aunque la realidad no es tan épica, su pasado romano no la empequeñece, convirtiendo a la Torre de Hércules en uno de los faros más importantes de la Antigüedad junto al de Alejandría y el único que sigue en funcionamiento actualmente.

Es cierto que este viaje que comenzó en el s. I dC no fue sencillo, corriendo el riesgo de desaparecer tras la caída del Imperio Romano y de confundirse a sí misma con un futuro de fortificaciones durante la Edad Media. No es hasta el s. XVIII cuando durante el neoclasicismo la Torre es restaurada y acondicionada con el fin de que volviese a cumplir con su uso original.

Llegado el s. XX la Torre se adapta a los nuevos sistemas de iluminación de forma que vuelve a convertirse en la luz de Coruña, guiando a todos y cada uno de sus habitantes a lo largo de sus propias singraduras, que a muchos los llevarán hasta las américas, siendo su haz fulgurante, lo último que distinguirán de su tierra natal.

Hoy la Torre no es solo un faro, sino que ha sabido adaptarse hasta convertirse en un elemento más de la ciudad, al mismo tiempo que un icono y un lugar de reunión y lecer en el que se crean día a día redes humanas e interpersonales. Manteniéndose, de este modo, la Torre de Hércules como testigo del pasado e iluminando con sus destellos nuestro futuro.

domingo, 13 de noviembre de 2016

Déjame que te escriba; como las brujas que me salvan a las 12 cada noche

Creo que nunca he dejado de intentar conjurar la poesía,
no sé si como una forma de decirte te quiero,
o simplemente sentir tu nombre entre mis dedos,
ya sabes que hay pocas cosas tan fuertes como conocer el nombre del viento,
de las cosas,
de la luz,
de la luna,
de las rimas y la prosa.

Un poeta es un músico que no sabe cantar,
por eso yo te escribo tanto
en la noche
escuchando a lo lejos el rumor del mar,
dibujándote la libertad,
el amor
y la magia de soñar.

El insomnio solo es una excusa para seguir pensando en ti.

Lo aprendí hace un año cuando descubrí
que si Escandar tiene Madrid
nosotros tenemos Monte Alto y el Calvario,
y aunque menos conocidos
nos enseñaron,
me enseñaron,
a ser feliz,
        -y a no olvidar que también supieron resistir
         en la Guerra Civil,
         que oye,
         ya sabes como soy,
         y eso, quieras que no, mola recordarlo siempre
         o escribirlo aquí-.

No soy artista, pero si logro acariciarte el alma ya me puedo considerar poeta.

Ven,
que te dibujaré un lienzo
de sonrisas que te acaricien cuando duermas.

Y mientras tanto
yo seguiré escribiendo 
para que nunca te falte mi esencia.

Sueña,

mi dulce fuente de poemas;


que como Cas,

yo haré guardia para que nada malo te suceda.


Ni la tormenta, 
ni la noche sin luna,
ni el temor del sabio,

es una promesa.

martes, 8 de noviembre de 2016

Te he escrito tantas cosas... y ya te lo dije una vez: me sigue pareciendo tan poco

Las esporas de la poesía ríen cada día al vislumbrar tu sonrisa sobre las cornisas que reflejan el sol del mediodía,
la vida,
te anima,
al alcanzar e igualar tu paso sin prisa,
como una suave melodía verde y amarilla que te mece como el mar en calma en el suave y acogedor vaivén de la orilla,
respira,
la brisa te da forma y te acaricia
como una leve tiza que te dibuja hoyuelos en tus mejillas,
agudiza
tu ingenio en este dulce sueño que es el roce de tu ser y que me eriza la piel al ver como nos volvemos a leer sin necesidad de medias tintas ni de papel,
ven,
y compongamos una rima que esquiva a la armonía que te quieren imponer,
ven,
y volvamos a besarnos con el fondo del más bello atardecer:

el que dibujamos tú y yo al volver a ser dos en uno a la vez.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Nacido para ser salvaje

Escribo otra palabra en forma de daga,
compongo un esquema de sílabas bañadas en brasas,
enfilo el camino que esquivo
como cuando las estaciones se transforman en cada solsticio.

Escupo al mundo poesías que dañan como armas,
como puñaladas a la espalda de esta inmunda risa enlatada
que es la sociedad bienpensante y educada.

Azuzo al azufre del volcán semitransparente
del reflejo disidente
que son los mares en calma en este lugar inconsciente llamado Occidente.

Dibujo lienzos y bustos de insignes lustros
que nos enseñaron a ser justos con cientos de siglos adustos al gusto
contemporáneo del escudo humano que hicieron suyo.

Elimino sombras de hojas que componían las esporas de una plaga nacida a deshora,
como una embarcación que eslora
hacia un lado,
que basto el pasto que asola una naturaleza que es destruida a un paso que no aminora.

La viridarquía es mi guía
y yo mientras me transformo y esmero en ser mejor cada día;
de golpe llega la ilustre sinfonía
de la madre tierra componiendo un atardecer de fotografía,
y es aquí y ahora,
y se llama poesía.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

La vanidad de la sucia cotidianidad

Llevo ya varias horas sentado frente al ordenador en busca de inspiración. No es tarde, si acaso las 7 pasadas, pero en noviembre el sol se marcha pronto y ya no se distingue a través de la ventana otra cosa que no sea una profunda y densa oscuridad.

He llegado a casa, me he preparado arroz y un huevo frito y he comido. He hablado un rato con Lura por teléfono y me he sentado frente a la pantalla dispuesto a hacer algo productivo. Me he descargado todos los apuntes de animación 3D-II y me he puesto a organizarlos mientras de fondo sonaba Basshunter.

Unos vídeos de youtube después he acabado, sin saber muy bien cómo, leyendo artículos de blogs de viajeros y visionando algún que otro canal de reproducción de Dragon Ball Super; eso ya depende del día, a veces me da por Pokemon también. Abro el correo y veo que la bandeja de entrada está solo llena de spam sin nada que destaque hasta que me llega un mail con apuntes de historia del arte (antes le dije a Lura que le ayudaría a estudiar), abro el archivo y comienzo a leer las 10 hojas de pdf sobre la arquitectura griega clásica. Para mi gusto: le falta contexto histórico y le sobra teoría del arte, así que tras terminar vuelvo a deambular otro rato por youtube hasta que considero que va siendo hora de volver a trabajar. Saco un folio y hago un calendario con todas las fechas a recordar de trabajos del ciclo y de la uni y vuelvo a sumergirme en animación 3D-II.

Pasada una hora de leer teoría me agobio con todo lo que tengo que hacer y decido tumbarme en cama a leerme un capítulo de "La vanidad de los Duluoz" de Jack Kerouac. La generación Beat siempre me ha recordado un poco a Escandar Algeet, supongo que por su frescura a la hora de escribir, aunque más bien debería decir que el poeta castizo-sirio siempre me ha recordado a la generación Beat por su frescura a la hora de convertir la suciedad de la cotidianidad en un ejercicio de belleza.

De pronto, me despego de las páginas y salto corriendo a escribir estas líneas, que no intentan otra cosa que ser un pobre amago de igualar a los grandes y poder sentirme un poco más cerca de ellos, como dijo Kerouac: "te matas para llegar a la tumba incluso antes de morir; y el nombre de esa tumba es <<éxito>>" supongo que con esa frase ya podría decir todo, pero el Beat por excelencia va un paso más allá y recalca: "el nombre de esa tumba es un repugnante torbellino que se te traga." Con esa declaración de principios, Jack logra resumir con contundencia el reflejo de toda su vida al final de esta, como un escritor maldito que se da cuenta de que todos sus pasos han sido en vano hacia un precipicio que lleva a ningún lugar; y como Holden Caulfield, su camino no es nada más que un oscuro remolino que se consume, mientras le consume a si mismo. Puede que sea ese el camino de los grandes escritores, lograr crear arte y poesía en su sucia espiral de maldita cotidianidad.

Y yo, iluso e ingenuo, intento emularlos, cuando solo sirvo para teclear palabras inconexas que buscan alimentar la sucia cadencia mientras espero a la inspiración de las ideas.

viernes, 21 de octubre de 2016

Cuando me quiero dar cuenta de las cosas... ya es tarde

Siempre he sido de esa clase de persona que rompe los platos y luego intenta arreglarlos
pegando los trozos,
cuando ya todos saben que es imposible,
y yo,
iluso
intento hacer algo,
lo que sea,
pero evitarlo,
evitar el desastre que yo mismo he causado.

Siempre he sido un poco masoca
como diría Paula Montes,
con ese tipo de personalidad que invita a destruirse,
a suicidarse por los demás,
cuando ya no tiene sentido ni el rompecabezas
que tengo en la mente,
en el corazón,
en el alma.

Siempre he sido de esos que aprende un poco de todos,
de aquellos con los que me he ido topando,
aunque, egoísta,
nunca les he dado nada a cambio,
nada más que un reguero de lágrimas y pólvora
listas para explotar en cuanto yo me haya marchado.

Siempre he sido de los que se quedan la piedra en la mano,
con cara de estúpido,
sin saber que hacer cuando todo se ha acabado.

No soy buena persona,
nunca lo he sido,
si acaso una mera sombra de este cuerpo vacío,
un alma negra que vive entre las tinieblas sin hacer ruido.

No soy un santo,
ni alguien a quien adorar,
ni siquiera un triste espíritu al que admirar;
solo soy una mancha negra a la que es mejor olvidar.

Siempre he sido de los que actúan tarde,
de los que lloran cuando ya no le quedan fuerzas,
de los que desbordan cuando la bañera del llanto ya está llena.

Siempre he sido de la clase de persona que intenta arreglar el desaguisado,
lo que nunca sé es el qué,
¿mi corazón?
¿tú alma?
¿el amor?

No sé, supongo que aspirar a ser útil,
supongo que aspirar a arreglarlo
               ¿el qué?
                 No lo sé,
                                  supongo que simplemente algo.

jueves, 20 de octubre de 2016

Hoy tuve que escribir mi primer texto dramático, no seáis benevolentes con él

[Vemos un joven vestido con un mono gris sucio que está en su puesto de trabajo. Frente a él una mesa y a ambos lados unas cintas transportadoras que le invitan a realizar mecánicamente, con una intermitencia de unos 5 segundos, la misma acción: coge una caja, cierra las tapas y la sella con cinta aislante; continuamente y con la pulcra perfección del automatismo.
Ante su apática vista, las cajas pasan una tras otra sin detenerse nunca en el proceso; en sus ojos el triste vacío de quien ha visto la juventud de largo sin apenas percatarse.
De repente se detiene en su tarea con la mirada perdida, acumulándose a su derecha el trabajo.
Sin previo aviso aparta todas las cajas con un contundente manotazo y levanta la voz dirigiéndose a todos sus compañeros de faena.]
JOVEN: ¡Ya estoy harto! ¡Mirad! ¡Mirad todos! Nos dijeron que nos ganáramos el pan de cada día y solo perdimos tiempo para vivir; nos vendieron un techo al que llamar hogar y solo logramos un futuro hipotecado. ¿Qué es esto? ¿Qué es esta cruel realidad en la que no importamos nada más que el valor que nos asignaron al nacer? Nos prometieron que todo iría bien y nos lo creímos, ¡hasta que ya fue tarde! Ahora nuestra vida es más segura, me dicen, pero también menos libre, y trabajamos muchas más horas, contesto. ¡Ya estoy harto! ¿Quién está conmigo? ¿Quién piensa igual que yo?
¡Esto no puede seguir así!

Día 4 sin ti

Que fría está la cama sin ti,
que fría está
y que grande me queda.

Que fría está la cama
sin ti,
¿dónde estás?
te noto lejos,
noto poco tu calor
no siento cerca tu aliento,
¿dónde estás?
que sin ti tengo miedo,
por favor,
no tardes en volver,
necesito no sentirte lejos.

Que fría está la cama
que ni siquiera acurrucado logro entrar en calor,
que fría está la cama
que el dolor de tu ausencia ni siquiera me permite escribir dos líneas seguidas con sentido,
supongo que nunca supe hacerlo
y ahora simplemente queda claro que estoy un poco más muerto.

Que fría está hoy la cama...
siento ser tan poco fuerte,
siento no saber ser más resistente para apoyarte,
soy un manojo de ladrillos mal construidos que se desmontan sin remedio cuando te echo de menos.

Que fría está la cama,
y que agonizantes están hoy mis rimas,
ambas cosas sin ti apestan a melancolía.

Que fría está la cama,
que frío estoy yo,
que frío está todo,
siempre que tú no estás aquí.

miércoles, 19 de octubre de 2016

Solo puedo pronunciar una cosa ahora mismo en un susurro: vuelve, por favor

Vuelve,
vuelve por favor,
quiero dejar de escribir cosas tristes a las 12 de la noche,
quiero dejar de escribir con frío en el alma mientras observo el paso de uno y otro coche.

Vuelve,
vuelve por favor,
necesito volver a sentirte cerca,
necesito volver a escribir cosas alegres,
a olerte,
                besarte
                              y acariciarte,
escuchar tu risa
                            e intentar picarte.

Vuelve,
vuelve por favor,
el reloj no da avanzado cuando no estás y ya no sé como hacer para sacarle los colores a la vida,
creo que se quedaron en el último cuadro que pintamos estando juntos de la mano.

Vuelve,
vuelve y no te vayas,
que ya no sé escribir dos líneas seguidas sin que sangren las palabras,
sin que caigan las lágrimas,
sin que me pierda por los rincones buscando tu magia.

Vuelve,
vuelve por favor,
porque la espera es una lenta agonía de la que no logro escapar,
y yo ya no sé como hacer para que todo vuelva a girar,
me quedé detenido en el tiempo y solo te veo pasar de lejos,
                                                                                                         una y otra vez,
como un cuento que nunca se termina,
                                                                  como una poesía sin rima,
                                                   como una manecilla que se quedó sin pila.

Vuelve,
vuelve por favor,
porque tu ausencia me está matando,
y aunque no deje de escribir poesía,
prefiero escribir simplemente cutres rimas y a cambio tener el calor de tu sonrisa.

Vuelve,
vuelve por favor,
porque estás demasiado lejos,
y se me está acabando la reserva de tus besos,
y cada minuto sin ellos será como sentirme a cada instante un poco más muerto.

Vuelve,
vuelve por favor,
vuelve a hacerme temblar con escalofríos y con tus abrazos hacerme entrar en calor.

Vuelve,
vuelve por favor,
vuelve teniendo en cuenta de que cuando lo hagas no te volveré a dejar marchar,
no sin acompañarte esta vez yo.

Vuelve,
vuelve por favor,
porque mi mirada, mis labios y mis brazos serán la única forma de darte las gracias.

Vuelve,
vuelve por favor,
porque yo, con solo mirarte te diré:
gracias por volver, gracias por quererme, gracias por todo, mi amor.

Je veux qu'on baise sur ma tombe

Es el último cigarrillo de una noche que parecía eterna,
de una noche
que prometía dar vueltas y vueltas entre las sábanas
y desplazarse la cabecera
-como nos pasa siempre en el ático de mi cueva-.

Es el último cigarrillo de una noche que parecía eterna,
lo efímero se hizo infinito entre mis dedos
al ver como convertías todos mis miedos
en pura red de seguridad sobre la que volar.

Es el último cigarrillo de una noche que parecía eterna
y las letras se mecen al son del vaivén de las reglas infinitesimales
supongo que ya no nos queda nada por lo que ensañarnos a soñar
a componer melodías de recuerdos construidos sobre un castillo de sueños.

Es el último cigarrillo de una noche que parecía eterna,
pero la eternidad se perdió
entre el arpeggio de cuerdas
que escribí en el insomnio viendo a los viandantes de la acera
-aunque estos solo fuesen sombras de su reflejo diurno-.

Es el último cigarrillo de una noche que parecía eterna,
pensaba mientras me arrojaba al vacío desde un quinto piso,
adiós,
mis amigos,
adiós,
mi primavera,
adiós,
mi mundo pobre,
adiós,
mis hermanos,
adiós,
mi país,
adiós,
mi vida construida sobre cuerdas,
adiós,
mis amigos,
adiós,
mi primavera,
adiós,
mi mundo pobre,
adiós,
mis hermanos,
adiós,
mi vida construida sobre letras y letras.


* * *

Es el último cigarrillo de una noche eterna,
y mirando al horizonte solo puedo pensar que ya va siendo hora
de saltar al vacío
a ver la vida desde mucho más cerca,
de ver la vida a ras de la marea.

Es el último cigarrillo de una noche eterna,
y el mundo está muerto,
el mundo ya no existe fuera de mi cueva.

Es el último cigarrillo de una noche eterna,
ojalá me follen sobre mi tumba y mi lápida sea una piedra cualquiera.


Es el último cigarrillo de una noche eterna...


pero la eternidad solo es para los que se atreven a vivir el instante sin pensar en su esquela.

sábado, 15 de octubre de 2016

Hoy llueven las estrellas que se fugan como ángeles cayendo del cielo

Hoy llueven las estrellas
y no son más que ángeles cayendo del cielo
sufriendo como quien no sueña
viviendo su propio infierno.

Hoy llueven las estrellas
y no son más que ángeles cayendo del cielo
sufriendo la muerte en la tierra
viviendo como los demás en el suelo.

Hoy llueven las estrellas
como lágrimas de San Lorenzo
puede que la espera sea cierta
pero yo ya no percibo el paso del tiempo.

Hoy llueven las estrellas
como cuando fugaz te estrellas a lo lejos,
y espero a que algo suceda
y sucede lo que menos me espero.

Hoy llueven las estrellas
y ya no nos cumplen los deseos
solo nos empaquetan paquetes de vuelta
que se perdieron en el vaivén de correos.

Hoy llueven las estrellas
y sus estelas se forjan de aciertos
de intentos fallidos que intentas
de tanto intentarlo ya no lo comprendo.

Hoy llueven las estrellas
y de gabardina se ha pintado el lienzo
de plumas traídas por la marea
de gracias que intentan entrar en mi cuerpo.

Hoy llueven las estrellas
y no son más que ángeles cayendo del cielo
sufren como aquellos de quienes no se acuerdan
viven como de quien nunca los tomaron por ciertos.

Hoy llueven las estrellas
y no son más que ángeles cayendo del cielo,
y yo ya no tengo prisa por lo que suceda
y yo ya no los volveré a esperar despierto.

Hoy llueven las estrellas
y no son más que ángeles cayendo del cielo,
lástima que por nosotros nunca sintieran pena
lástima que en nosotros nunca creyeron.

viernes, 14 de octubre de 2016

Que lejos estás cuando te intento sentir cerca

Hoy estoy leyendo poesía
y siento el calor que siento
cuando tú me abrazas.

Hoy estoy leyendo a Salinas
y aunque me faltas
te noto más cerca,
                     pero también más lejos,
me faltan tus ojos,
                        tu sonrisa,
                                     tus besos.

Me falta tu mirada que me hace de espejo,
me falta parte del alma
                que tienes tú en las cajas de recuerdos.

Hoy estoy leyendo
            -así a secas-
                            porque todo lo que sea leer
              sin ti cerca
                       es de todo menos leer
pues las estrofas                     y las rimas
                          se quedan huecas.

Hoy estoy intentando leer
            -y digo intentar-
                          porque lograrlo ya es otra cosa
y sin ti
                   ni el verso
                                           ni la prosa
me llenan,
                                   simplemente,
     me resultan ajenas

                            * * *

será que me faltan tus mar(y)prosas
         dando vueltas por mi pecho,
                   mi alma
                   y mi cabeza.

Solo espero
                    poder verte pronto
                                                   y que no sea larga la espera,

* * *

porque amor
la lectura de tu ausencia
se me está haciendo eterna.

martes, 11 de octubre de 2016

El arte de intentar plasmar el instante

El tren recorre las vías como un veloz destello que se pierde en la inmensidad de la eterna cortina de agua. Surca los campos mientras el universo se detiene a ver pasar el progreso en un instante que se perderá en el punto de fuga del horizonte.

Galicia llora, como cada otoño, como cada invierno, por las melancolías que encharcan los corazones de un pueblo que ve como su vida se le escurre entre los dedos sin tener derecho a escoger sobre un destino que le imponen las altas esferas que se confunden entre el vuelo de las gaviotas y las rayas blancas que entran por Arousa.

Los árboles desnudos intentan evitar ser las próximas víctimas de un infierno de llamas que arrasa todo a su paso, mientras las nubes se detienen a observar el panorama y se recrean en sus quehaceres rutinarios, como es el descenso de la lluvia a lo largo de kilómetros de aire, y así otra, y así otra.

El tren sigue su sendero, y como los animales en su libre vida y los humanos en su cotidiana rutina, persiste en su intento de llegar al final del trayecto; a ver si así logra encontrar el camino a los sueños y huir por fin de este mundo muerto.

sábado, 8 de octubre de 2016

J'ai demandé à la lune

Le pregunté a la luna
y me dijo que te había ido a buscar,
le pregunté a la luna
y me dijo que tenía ganas de soñar,
le pregunté a la luna
y me dijo que me querías abrazar
y la suerte jugó a las cartas
y salió a ganar la paz
y la vida sorteó la magia
y salió la luz del mar.

Le pregunté a la luna
y me dijo que del cielo quería escapar.

Le pregunté a la luna
y me dijo        que el sol volvía a brillar.

Le pregunté a la luna
y me dijo que su alma hoy quería volar.
y el azar repartió la baraja
y el comodín eligió participar
y el creador apostó su causa
y supo que iba a pasar.

Le pregunté a la luna
y me dijo que la naturaleza volvía a vibrar.

Le pregunté a la luna
y me dijo que intentase pintar.

Le pregunté a la luna
y me dijo que el viento también quería jugar.

viernes, 7 de octubre de 2016

Llevo 7 poemas en una semana

Llevo 7 poemas en una semana,
uno por cada día,
por cada lágrima,
por cada sonrisa que veo a través de una pantalla.

Llevo 7 poemas en una semana,
y van a ser muchos más,
me imagino cuando lleve un mes
y sean 30 poemas con los que llorar.

Llevo 7 poemas en una semana,
puede que sea la melancolía,
pero te escribo porque te tenía que hablar,
de la poesía, de que te echo de menos, de que te siento a faltar.

Llevo 7 poemas en una semana
uno por cada día,
otro por cada lágrima
y el resto para dibujar una sinfonía con la que acariciarte el alma.

Llevo una semana...

Llevo una semana triste
de estas que parece que nada sale bien,
de estas en las que la lluvia no cesa en la noche
y las gotas no dejan de caer.

Llevo una semana solitaria
de estas en que el frío cala hasta el alma,
y parece que todo siempre saldrá peor
si has creído en la esperanza.

Llevo una semana de escalofríos
de estas en que el dolor impregna todo
y puede que sea cosa mía
pero siento inmensamente solo.

Llevo una semana de echar de menos
de estas en que llevas la cuenta de los besos pendientes
y puede que ya sean muchos
pero jamás serán suficientes.

Llevo una semana triste
de estas que parece que nada sale bien,
y no sé si es cosa de la distancia,
pero yo solo quiero estar allí y volverte a ver.


jueves, 6 de octubre de 2016

La noyée ne pas des rêves

Te imagino por allí,
caminando por cada calle, cada rincón,
mientras suena de fondo la banda sonora de Amélie.

Te observo existir,
fotografiar el cielo, el mar, el porvenir,
componer con cada lienzo un recuerdo con el que sonreír.

Te imagino al vivir,
bailando bajo la lluvia,
mientras el sol sale a verte feliz.

Te observo sentir,
acariciar cada brizna de hierba y cada grano de arena,
besar con un roce de labios el aroma de la brisa que te recuerda a mí.


Te imagino y te observo como si te tuviese aquí,
tu luminosa presencia que me impulsa a escribir,
y mientras el color verde turquesa te incita a dibujar tu reír,
yo solo puedo soñar con volar pronto y sentarme frente al atardecer junto a ti.

Día 3 sin ti

La noche es más triste,
y los sueños más solitarios.

Ya no te siento en el lado izquierdo de mi cama,
ni siquiera escucho tu respiración,
tu olor ya queda lejos
y yo,
solo puedo llorarte en silencio.

miércoles, 5 de octubre de 2016

Soliloquio sobre la cruenta existencia

Mira, mira al frente y dime lo que ves,
escruta las tinieblas y dime lo que sientes,
explórate, deconstrúyete,
aprende a ver más allá de lo que antes creías como válido, como normal, como frecuente.
Dame la mano,
yo te acompañaré a caminar por este tortuoso sendero.

Nos obligaron a amar(nos) y solo nos enseñaron a sufrir por no ser perfectos;
nos invitaron a ganarnos la vida con un trabajo y solo sirvió para dar la vida trabajando;
nos vendieron un techo al que llamar hogar y solo logramos hipotecar el futuro para tener un puñado de metros sobre los que tumbarnos.
Nos pintaron un mundo de colores y arco iris, pero compañero, cuando la lluvia llegó solo quedó una sucia escala de grises de los que escapar al grito de que vienen los maderos.
La realidad solo era una imagen sesgada tras los barrotes de nuestra propia existencia y nosotros,
la carne de cañón sobre la que sostener todo un sistema.
Y lloramos,
lloramos y nos enfadamos cuando nos dimos cuenta,
pues ahora nuestra vida era más segura
pero menos libre,
y trabajábamos más horas.


Es una pena que no fuese todos a la vez cuando vimos la jugada maestra.

martes, 4 de octubre de 2016

Soy artífice de sueños

Deslizo la rima como una caricia,
como un golpe de efecto
hecho por defecto,
como un arrumaco, un beso,
como una sonrisa que se divisa ya a lo lejos.

Enfilo con calma y prisa
el camino hasta la orilla,
hasta la palabra elaborada y cosida,
como un atardecer en la Ría,
como una raya de placer que esnifas.

Esquivo cada flecha envenenada
cada golpe, cada patada,
hago mío cada susurro y cada palabra,
como sin darme cuenta ya no quedase nada,
ni siquiera un mañana.

Elijo el sol a lo lejos,
ser un ícaro de fuego
que se arroja al cielo,
un ángel, un infierno,
un sonámbulo nocturno que vive en los espejos.

Escribo la piel que pisas,
la tierra cultivada que habitas,
como un guerrero que avisa
de donde viene la próxima risa;
un jornalero de la vida.

Erizo la llama laureada,
con el estilo de una balada resucitada
que sobrepasa cada sendero, cada cruzada,
cada gota de sudor silenciada,
como la lluvia evaporada por la esperanza.


Golpea de pasada,
que ya yo
me encargaré de componer la alegría esperada.


Avanza,

avanza.

martes, 27 de septiembre de 2016

Me perdí en tu mirada

Me perdí en tu mirada
y como en un verso de Neruda me recorrió un escalofrío
de esos que te rompen en mil pedazos de felicidad.

Me perdí en tu mirada
y como Benedetti me despertaste
dándome las ganas que necesitaba para luchar.

Me perdí en tu mirada
y como Salem me susurraste que no me marchase muy lejos,
que siempre tendría ganas de abrazar
                                                           -te una y otra vez más.

Me perdí en tu mirada
y como en un poema de Escandar me hiciste sentir libre
de ser yo mismo,
de tener ganas de improvisar.

Me perdí en tu mirada
y como en un poema de Eleutheria me acariciaste
y yo te di mi corazón
                                   abriéndome en canal.

Me perdí en tu mirada
y como Elvira me sacaste a la pista
y me enseñaste a bailar.

Me perdí en tu mirada
y como D´Ors me desnudaste con calma
y con piedad
para hacerme sentir que abría las alas para volar.

Me perdí en tu mirada
y como en un verso de Borja
me enseñaste a ver la belleza
                                               de la Ría, del viento, del lienzo del mar,
de volver a tener ganas sonreír y soñar.

lunes, 26 de septiembre de 2016

Hablo con frecuencia a la noche y solo me responde el vacío eco de mis pasos en el silencio

Sigo anclado en la noche de luto que cala en los huesos como una capucha que oculta el rostro ante la vergüenza de sentir miedo a la vida.
Desgrano filigranas de grises y negros en dónde un día hubo arcoíris que cayeron a golpes de fusil de los tendales del cielo.
Coso, con brasas y fuego, las marcas a sangre en mi pecho; como si el olvido pudiese traer paquetes de soledades prefabricadas.

El oleaje rompe con fuerza en la lejana letanía de la oscuridad palpitante, mientras de fondo suena una balada afónica de lluvia, humo de motores y lágrimas rotas entre mirada y mirada de los viandantes.

Escribo con la solemnidad del desamparo de un Dios que se marchó por temor a su propia obra, como si la huida hiciese más digerible la caída.
Escupo, con la estupefaciente impaciencia del que ha probado las mieles del fracaso ante las expectativas de ese banal sendero al que llaman destino.
Sangro sobre las losas del tiempo, esquivando las huellas rojas que dejo en el camino a mi paso por el mundanal cementerio caído en desgracia tras una era postindustrial que nos convirtió a todos en autómatas modernos.

El fulgurante resplandor de los rayos hilvana con la precisión de un sastre miles de redes que convierten a la araña más ingeniosa en una mera aficionada del espectáculo menos sobrevalorado de todos los tiempos.

Sudo, arrojando gotas de alma en cada ventana que se funde en una lenta melodía con el viento, sintiendo que paraíso e infierno se ciernen en un solo elemento.
Silbo sordas notas en sí bemol, con una inocente tentativa de convertir en síes todos los noes que me arrojaron a la cara durante los años en que aun soportaba la risa.
Dibujo desamparados rosetones con cientos de desaparecidos colores de las miles de fantasías que alguien plasmó en un lienzo, como si todo fuese tan fácil como soñarlo y admirarlo desde lejos.

* * *

Y sigo
como cada día
rompiendo el silencio a versos,
parcheando el vacío sin éxito,
salvando los corazones que han quedado huecos.

jueves, 22 de septiembre de 2016

El grito de los mudos

Miro a través de los cristales
y las gotas de lluvia caen como ríos de lágrimas,
solo soy capaz de ver que el cielo está negro,
la tormenta acecha y de fondo se escucha el oleaje de un mar de fondo que no deja en pie títere con cabeza.

Miro a través de los cristales
y el viento se lleva volando todas las hojas en este frío intenso,
los últimos relámpagos del día dan paso a la noche y los truenos retumban en los oídos de las mentes más calladas, como un eco del pasado que reverbera en el tiempo.

Miro a través de los cristales
y en este último día del fin del mundo
yo solo puedo pensar en dónde estarás,
si allá, también el mundo está así de melancólico,
si el sol ya se ha apagado también y solo queda la oscuridad eterna.

Miro a través de los cristales
y las noticias de miles de telediarios pasan fugaces
recordando la maraña inerte de almas desamparadas en las que vivimos,
puede que ya no quede nada de todo lo que soñamos,
ni siquiera la libertad.

Miro a través de los cristales
y las estrellas fugaces ya no cumplen los deseos de niños asustados,
es la ironía que tiene confundirlas con silbidos de alarmas que terminan en explosiones "controladas",
lástima que ya no quede quien inmortalice el horror en los ojos sin vida de algún desgraciado.

Miro a través de los cristales
y ya no veo nada,
y como si nada, cierro la cortina
y la persiana
y me siento a esperar la inevitable llegada del filo de la guadaña,
ya no queda nada,
ni paz, ni libertad, ni esperanza,
solo el reencuentro con la silenciosa parca.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Vacía sonata del infierno de hielo

Escupo un puñado de sangre,
me miro las manos
y están demacradas por el hambre
de sentir en esta soledad existencial que es el vacío.

Desgarro la camisa sin complejos
y en el pecho
tres miradas al infierno
en forma de cristales de azulejos.

Me acerco a la repisa de la ventana
y sin prisa y con calma
calculo cuanto tardaría en la bajada,
pero me falta valor y me tiro en cama.

Los trozos del espejo
me reflejan a pedazos
como una sombra a lo lejos
de lo que fui hasta no hace tanto.

Se incrusta en mi piel
y nace una rosa de fuego
que borbotea con sed
dibujando filigranas hasta el suelo.

Tardo en ceder
al poder del sueño
y lo último que puedo ver
es como poco a poco me alejo.

martes, 20 de septiembre de 2016

Hemos... y aun seguimos

Hemos escrito mil poesías y aun seguimos gritando fuerte por si el volumen de los altavoces no fuese suficiente.

Hemos compuesto mil versos y aun seguimos arrancándonos la piel a tiras con la intención de manifestarnos en contra de su sistema alienante.

Hemos desangrado mil rimas y aun seguimos escupiendo al suelo esperando despreciar las normas de un mundo que todavía no hemos logrado poner patas arriba, a ver si cabeza abajo logramos por fin destruir las cimas y vernos de una vez como iguales.

Hemos abrazado mil párrafos y aun seguimos intentando crear redes de solidaridad mano a mano con todas nuestras compañeras, con la esperanza de ver a lo lejos un amanecer rojo.

Hemos besado mil libros y aun seguimos pintando el nombre de la libertad en las paredes de sus especulados terrenos a los que nos obligan a llamar hogar.

Hemos susurrado mil historias y aun seguimos avanzando paso a paso para no olvidar de dónde venimos y recordar que el futuro nos pertenece.

Hemos escrito mil poemas y aun seguimos.


                                               Aun seguimos luchando,
                                               porque tenemos mucho que ganar y nada que perder.


                                               Seguimos,

                                                       porque          hoy

                                                              y aquí

                                                                 os prometo que vamos a vencer.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Día 2 sin ti

Estás lejos,
como cada vez que escribo desde Coruña,
pero eso no cambiará que siga echándote de menos,
otra vez,
que siga teniendo ganas de sentirte
aquí,
           a mi lado,
de tumbarme en cama
que me mires
y abrazarnos.

Estás lejos,
como cada vez que escribo,
pero sigo sin acostumbrarme a la falta de tu sonrisa,
                                                          a la ausencia de tu voz,
                                                                           al silencio de tu risa.

Estás lejos,
y yo no estoy ahí para tropezar contigo y pisarte sin querer
-siempre me pasa cuando llevas sandalias,
supongo que mis pies sienten atracción también por tocar tu piel,
y claro,
              se pasan con el roce-.

Estás lejos,
y yo,
coso rimas y estrofas como quien compone un telar de suspiros,
como todos los que exhalas hoy y yo no puedo recoger con mis oídos
-condenándome a leerlos en una pantalla de unas pocas pulgadas-,
intentando que entre suspiro y suspiro te llegue mi calor y no te coja el frío.

Estás lejos,
y yo te escribo abrazos y besos en papel,
para que al igual que tus suspiros, los leas en una pequeña pantalla de 5x3,
y de fondo una foto mía,
para intentar dibujar en tus labios un beso, una mirada, una caricia.

Estás lejos,
como cada vez que escribo desde Coruña,
aunque nunca me acostumbraré a no tenerte en cama día sí y día también,
    supongo que porque nacimos el mismo día que unas nutrias,
y claro,
nos damos la mano para dormir juntas
y que así nos lleve la corriente,
                                                                                     a la vez,
hasta los sueños del otro, 
hasta la magia del otoño,
hasta la luz de nuestras vidas.


* * *


Estás lejos,
                  pero yo hoy
                                     -mi vida-
                                                    te escribo estas pequeñas rimas,
                                                                               para que brille un poco más este lluvioso día.

miércoles, 31 de agosto de 2016

La ciudad de los malditos

El sonido martilleante y repetetitivo de las teclas golpeadas por los dedos se filtra por la rendija que deja la ventana entreabierta y se confunden con la sangrante lluvia que hace languidecer la ciudad maldita en cortinas de supurantes lamentos.

Es noche cerrada y la densa negrura teje un tupido velo que oculta el bosque de luces que caracteriza a la solemne nocturnidad diaria del parapeto infundado sobre el que se sostiene la llamada sociedad.

Mientras el viento se arremolina en abruptos giros inconscientes, el cielo escarlata secreta su dolor en forma de fulgurantes truenos y atronadores relámpagos que tiñen de fantasmales siluetas las sombras que se yerguen orgullosas en el camposanto que es la vida en las urbes.

Escuece, escuece la noche en las gargantas degolladas por litros y litros de sangre bombeada a diario al ritmo intermitente que marcan los incongruentes horarios que limitan la jornada a meros trámites burocráticos con los que obtener un pedazo de pan al son de títeres manejados por manos invisibles nunca vistas por las miserables almas que sostienen el mundo.

Las televisiones escupen toneladas y toneladas de ligeros paquetes de masticable información con una amplia gama de sabores a gusto del consumidor, y los periódicos martillean las moldeadas mentes con titulares segregadores con los que aderezar los descansos de media mañana que se filtran por las rendijas de ese presente que disfrutamos describiéndola como vida.

Los libros ya no son portadores de almas, sino meros repartidores a domicilio de ideas precocinadas para mantener una hegemonía dominante sostenida sobre monumentales recuerdos al pasado y rebosantes fosas consagradas al olvido.

Y entre lágrima en el campo y lágrima en el mar, el pueblo se olvida de quien era y solo tiene en mente que ahora todos ellos se llaman ciudad; el progreso dicen, aunque los estómagos vacíos y las hipotecas sin pagar siguen señalando como culpables a meros elementos en los que un día se vieron reflejados como un igual.

Dejando de lado que quienes martillean las teclas y marcan los calendarios no son otros que los que siempre han mandado y reordenado el mundo a su antojo.


*   *   *


Es noche cerrada y la densa negrura teje un tupido velo sobre el bosque de sombras nocturnas conocida como sociedad. 

Aunque a veces, si prestas mucha atención, se escucha el martilleante y repetitivo sonido de las teclas al ser golpeadas por supurantes dedos (ya sean del narrador o del patrón), mientras la desesperante lluvia se descompone en afiladas cuchillas de sangre que hacen languidecer las miserables almas que habitan en esta sucia vida.

miércoles, 17 de agosto de 2016

Día... no sé cuantos, ya perdí la cuenta de los días sin ti

No estás aquí
y te echo de menos,
otra vez,
¿qué extraño no?
empieza a ser mi rutina diaria
echarte de menos cuando tú no estás.

domingo, 14 de agosto de 2016

Fragmentos de verano pensando en ti

Estoy escuchando Cuando el sol se va
y me faltas aquí
conduciendo por una carretera nocturna y vacía
mientras Gabry Ponte suena a tope en los altavoces.

Estoy escuchando las olas del mar
tumbado en la arena veraniega
con las estrellas del cielo como bandera
y aquí
y ahora
me faltas,
ojalá tirarme contigo en cualquier cala solitaria.

Estoy escuchando el viento
porque es como tenerte al lado,
susurrándome todos tus te quieros.

Ven pronto,
que quiero sentir contigo el calor de agosto.

sábado, 13 de agosto de 2016

La soledad del viajero que no viaja

La poesía del viaje se pierde entre las manecillas de un reloj que aprieta a la soledad contra viento y marea. La espera, la espera constante ante el próximo paso de la vida que te sorprende, como busca sorprenderte el sol con cada atardecer, la luna con cada anochecer.

He vaciado la mochila y ha quedado vacía de cosas y llena de recuerdos; recuerdos que se dispersan por la habitación como el humo del último cigarrillo que fumó a mi lado.

Es una frase muy manida... pero es curioso las vueltas que da la vida.

A mí,
que nunca me gustó el humo,
ahora me descubro admirándola de reojo mientras su mirada se pierde entre las calles de la ciudad,
y yo,
hechizado
persigo su mirada
buscando atrapar los fugaces pensamientos que pasan por su mente.

He vaciado la mochila y la soledad del viajero que no viaja ha quedado patente por todo el cuarto, mientras silencioso y taciturno saborea la melancolía de rememorar los días pasados de su mano. Puede que ella ahora mismo esté lejos, pero él la siente tan cerca como aquella primera vez en que rozó sus labios, con más seguridad de la que se esperaría de él.

La mochila está vacía
y ahora
la escritura y la poesía
son sus únicas vías de huida,
los raíles sin tren con los que sentirse volando sobre las tierras que ahora ella le relata, entre fotos y mensajes que dibujan un paisaje
en el que a ella él le falta,
tanto como a él su risa y su mirada.

La soledad del viajero se riega de vivencias por imágenes decoradas e inmortalizadas, forjando recuerdos que intentar plasmar en palabras torcidas y apelmazadas
con el cariño con el que un jardinero cultiva sus plantas.

La poesía del viaje se escapa
entre los rincones del alma,
y hoy
al viajero
su compañera de aventuras le falta.

viernes, 12 de agosto de 2016

Día 1: Todo es más triste sin ti

Siempre digo que te escribiría mil cosas,
                      pero nunca lo hago,
solo te miro
y sentado
te veo pasar de largo,
mientras te echo de menos sin saber expresarlo.


Y ahora que estás lejos,
      y yo
           hecho un ovillo tumbado,
                     sé que te pierdo
y aunque lo hago a diario
     no logro demostrarte que no paro de intentarlo
-el expresarte que te hecho de menos,
me refiero.-


Puede que solo sirva para fracasar todo el rato,
pero ojalá
            no existiese la palabra fracaso en nuestro diccionario.


No quiero ni imaginarlo,
-todo,
          digo-,
la vida sin ser de tu mano.

jueves, 4 de agosto de 2016

La danza macabra de la muerte

Escribo
mil líneas
de un libro jamás terminado,
de miles de vueltas
y vueltas
con un final forjado y errado.

Compongo mil sinfonías
sucumbidas
a los cuentos narrados en el pasado,
con miles de gestas
y canciones
de siglos olvidados.

Arpeggio con sutil cuidado
cientos de notas tónicas que encierran hechizos expropiados
de una danza de la muerte
que viene
a dar muerte al último literato que ha bailado.

Susurro
como si fuese escudo
de mil batallas que no contrarrestan el torbellino de cadáveres que dejan a su paso
las mil mariposas del ejército de los colores rosados.



Escribo            mil gritos
de llantos fúnebres 
de ánimas
con nombres impronunciables.
Puede que la luna
asista en su ayuda                       o al menos ayude a silenciarlos.

Compongo       expolios
de runas
ocultas
en sobres con sangre lacrados.

Arpeggio        sueños rotos
por reflejos de cristales toscos
que en mil pedazos residen en el suelo
y su líder
en mi mano clavado.

Susurro     con orgullo
que el segador 
pronunció un discurso contra las arenas del tiempo
y argumento
que a mí aun no haya vuelto
el testamento de la dama de hierro.



Escribo y compongo,
mientras con mis laminados dedos arpeggio todos los recitales de los lirios huecos,
susurro
y el infierno helado sigue ardiendo,
como un reloj que lucha contra el universo,
como las tumbas sin nombre que el sepultador ha abierto,
como las tinieblas resistiendo a la luz
y al fuego negro.

viernes, 29 de julio de 2016

Belleza es verla tumbada mientras duerme

Miré en dirección a la cama y la vi:
a la magia,
      tan pura,
      tan sencilla,
      tan perfecta para mí.

Miré en dirección a la almohada y la vi:
a la poesía,
viviendo en cada uno de los pliegues de su piel,
      en cada sonrisa,
      en cada poro,
      en cada sensación que despierta en mí.

Miré en su dirección y vi su mirada:
un pozo de luz
en el que pedir infinitos deseos,
aunque el mío,
      -no dejar de reflejarme en ellos-,
ya se cumplió desde que tengo recuerdo.

Miré en su dirección y vi su espalda
        y mi mente se deslizó por ella en caída libre y sin frenos,
aunque ya no temo al suelo,
pues me ha dado la confianza
      para fundir en uno mi vuelo con mis sueños.

Miré en su dirección
y no pude mirar a otro lado,
      escalé su pecho,
      surfeé su barriga
      y buceé por los mares que tiene ahí abajo.

Miré en su dirección
y me quedé con cara de embobado,
como cuando me dice que parezco un tonto enamorado,
como cuando me besa
      y en sus labios
me recuerda las sonrisas, las caricias y todos los instantes a su lado.

Miré en su dirección
y la vi,
      y así me quedé,
viviendo un eterno atardecer
del que nunca he despertado,
reviviendo horas y horas
      una y otra vez
y soy tan feliz
que ya me parecen años.

Cuidado,
      porque si miráis a la chica de la que os hablo,
os prevengo
      de que hasta el infinito os sabrá a poco de su mano
y que jamás de ella podréis alejaros.

No es una advertencia
      es un aviso de que la felicidad existe
y está aquí                    durmiendo en este cuarto.

miércoles, 27 de julio de 2016

Cuando aun había quien bailase... el mundo parecía diferente al diferente mundo que es ahora

Ya nadie baila por las calles empedradas
al ritmo de los rayos de sol
que nos narran cientos de batallas,
ya nadie baila más allá de la noche,
de ritmos de altavoces
y pastillas de colores,
ya nadie baila como si fuese el último día
como si no hubiese entrada al mundo
pero tampoco hubiese señalización de salida.

Ya nadie baila
y aun a pesar de eso
los ríos de la melancolía
se llevan todas las poesías
como lágrimas que se secan al viento.

Ya nadie baila
y el tiempo no deja de repetirlo
como una rima constante y salvaje
que no logra detener el galope del corazón
cuando estalla por las últimas burbujas del amor.

Ya nadie baila
aunque quizás nunca nadie bailó,
quizás simplemente sea una forma de reafirmarse
en que uno tiene razón
y el resto,
simplemente,
se equivocó.

Ya nadie baila,
y quizás nunca nadie quiera volver a bailar,
quizás sea solo una forma de sentirse diferente a los demás,
único,
especial,
quizás en realidad cada uno tenga su forma de bailar.

Ya nadie baila,
puede,
o puede también
que alguien baila al son de su propio sentido,
y la única diferencia es que cada uno lo hace al ritmo que marca su alma.

Ya nadie baila,
porque todo el mundo baila
y en ese baile
se pierden los pasos de los demás
y se crea una melodía de danzas que actúan de vía de escape.

La cuestión es,
bailan o no bailen
la mente se agita y se deshace
para forjar una nueva sonrisa con la que invitarte a romper las reglas del desastre.

Ven, 
e invítame a aprender tu propio baile.

jueves, 14 de julio de 2016

Te diría todo lo que eres... y aun así me quedaría corto

Eres viento,
eres poesía en movimiento,
los acordes de todos esos besos,
la sinfonía de la libertad
plasmada en un lienzo de recuerdos.

Eres viento,
eres la sonrisa de un día
de verano que cálido y callado me guiña
un susurro que respira paz
en cada chispa de tu risa con que me acaricias.

Eres viento,
eres el murmullo que escucho
en cada destello de sol que dibujo,
en un arrullo de sinceridad
en este mundo al que haces brillar como si fuese tuyo.

Eres viento
y eres mar,
eres tormenta, brisa y vendaval,
eres viruxe cuando no estás,
y luna, estrellas y firmamento
cuando me dedicas una mirada,
                           una de tantas que me das.

Eres todo eso y más
eres el espejo en el que verme
cuando lejos estás.

Eres viento,
eres sueño y realidad.

Sopla el tiempo y corre el viento

Que tristeza todo
que tristeza el mar
que tristeza el mundo
que tristeza verte llorar.



Sopla el viento
y la luna me esquiva
mientras hoy te veo tan lejos
y tan rota la poesía.

Corre el tiempo
como las arenas del reloj
y yo lo rompí,
   a ti,
           a mí,
                     a los dos.

Sopla el viento
y la luz me detesta
se me echa del cielo
y hasta el infierno me pone pegas.

Corre el tiempo
y se queda el dolor
se fracciona el miedo
y lo encharca todo
               la voz,
                     el futuro,
                                el color.

miércoles, 13 de julio de 2016

La villa de los crepúsculos

Me miraba en la ventana
y el reflejo me explicaba
que palabra a palabra
las cornisas del tiempo me esperaban.

Me asomaba a la ventana
y con cuidado y calma
la cama se llenaba de polvo
de los polvos que en ella ya no se echaban
y yo no entendía tantas parábolas,
pero algo había que me decía
que algo no llegaba.

Me subía a la ventana
y ante mí la caída
libre y sin pausa
de la lluvia caer
como la gravedad todo se lo llevaba.

Me tiraba por la ventana
y mientras descendía
comprendía eso que se dice
de que toda tu vida por delante pasa
cada carrera, cada juego, cada lágrima y cada sonrisa,
cada caricia, cada abrazo, cada palabra escrita,
todas las miradas, todas las risas,
todas los recuerdos de esta inquebrantable ironía.

Y caía,
y caía sin cesar
y aunque los relojes giraban hacia atrás
ya no había vuelta ni retorno, ni siquiera posible maniobrar,
y caía
caía
caía sin esperar
nada a cambio de un duro golpe contra el suelo
contra la realidad,
y caía
caía sin parar,
y puede que todo se parase
o todo circulase en completo caos y sin paz,
pero todo era caída,
y yo
no sabía como llegar hasta el final.

Y caí,
caí hasta lo más hondo,
y sigo cayendo sin parar
parece que no hay fondo
parece que no hay final.


Y caí,
y seguiré cayendo hasta que la torre dé las campanadas que dicten que se acabó la libertad.


Y caí,
y como Roxas quedé a deber en sueños y amistad.


Y caí,
y ahora solo me queda desaparecer para por fin descansar.