domingo, 18 de diciembre de 2016

Expláyase todo lo que quiera, que todo está abocado al inevitable Sino

Me perdí entre todos los surcos del tiempo
y mientras el frío entraba por todos los poros de mi cuerpo
me embargaba la soledad que quedaba a deber
como un dardo de hielo punzante en mi ser.

Solapo páginas y páginas en blanco
como un banco sin fondos
que corrompe el mundo en miles de pútridas falsas esperanzas
de palabras, sueños y miradas.

Sucumbo al hilarante sentido inverso
de la estallada estela estrellada
que zozobra en pequeñas y fútiles luchas apagadas
como mil lámparas sin combustible que mantuviese viva la llama.

Ausculto la nebulosa niebla
y lamento los caminos sempiternos del fuego,
como si un insondable amuleto de niquelado latón sin valor ni precio
no sirviese para otra cosa que libre-cambiarlo por un puñado de vacuos y difusos intentos.

Sondeo el mar de rotos espejos,
en una ruta infinitesimal hacia algo que brille en mi fuero interno,
mientras espero         que la lacerante y cáustica herida
supure en miles de pusilánimes pulsiones decididas a precipitar el final.

* * *

No sea que dure demasiado el ínfimo instante de capturar el momento del cuadro que tenemos delante.

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