viernes, 23 de marzo de 2018

Los pasos reverberan sobre la grava del asfalto de un camino de tierra que serpentea hacia ninguna parte. Y a pesar de no ir a ninguna parte el caminar es firme y acompasado, como las cuadriculadas mentalidades que arrastran el infierno allá por dónde pasan.
De sur
a norte.
Ruinas y miseria quedan atrás.

Los pueblos arden como los pechos ensangrentados de aquella rosa de fuego que hoy vienen a apaciguar. Alguien tiene que imponer paz en este país de locos. Y la cruzada no ha hecho más que comenzar.

Llantos, gritos, rabia
supuran como ríos de sangre que se filtran bajo las puertas
de estos tiempos enterrados bajo el peso del tiempo.

Mejor callar que recordar.

Las miradas rotas piden clemencia ante vejaciones que no tienen final. Y los muertos no lloran, pero los vivos sí.

¿Quién desenterrará tantos cadáveres bajo la huella del olvido?

Dolor
es lo que queda cuando todo pasa de largo
y no hay nada
más
que tierra.

Recen por los vivos
los muertos ya están con Dios.


Como duele Madrid esta noche
entre escombros de esperanza

y a dónde irán ahora las ilusiones
si toda suerte y oportunidad ha desaparecido.

Que vacío en el que hemos caído
entre años y años grises de castigo
el incendio ya no se ve
pero las cenizas siguen cayendo
y no se ve nada
salvo un futuro maldito.




jueves, 22 de marzo de 2018

Lady writer

Camina nerviosa, pero segura de sí misma. Es más alta que él, pero no le importa. Se remanga el brazo y enseña uno de sus tatuajes. Las letras recorren de un lado al otro mientras explica que es su grupo favorito. Él sonrío. También le gustan. Y son el grupo favorito de su padre, dice.
Sigue mostrándole el resto de testimonios de su adicción a la tinta en la piel.
En la espalda, al pie de la nuca. Un yin y yang. Le explica el significado.
Él escucha y asiente. Le encantaría besarlo. Piensa. No se atreve a dejar que se filtre entre su voz en forma de palabras.
El recuento continúa. Tiene muchos. Pie. Muñeca.
Al menos más que él. Solo tiene uno en el pecho. No se haría más ahora mismo dice.
Ella se recrea en la imagen mental de ese sello negro en el pectoral. Sonríe. No piensa decir lo mucho que le atrae esa imagen.
Siguen caminando.
Calma y comodidad.
Parece que se conozcan de siempre
y en cambio solo llevan una semana hablando
y unas pocas horas en persona.
Pero ya ha habido más complicidad que entre personas que llevan en contacto durante años.

Fue ella quien propuso quedar. Y él raudo aceptó.
Quedamos en las escaleras.
Y aceptó.
No hubo formalismos
ni medias tintas,
Como no te guste el rey León...
Y se rió y apoyó sus piernas sobre las de él.
Como si toda la vida lo hubiesen hecho.

Se compenetraban.

Y hubo beso.
Y qué Beso.
Toda la poesía del mundo en un instante.

Y se sonrieron.

Y hablaron de todo, y de nada. Y de todos, y de ellos. Y se fueron andando, caminando a los sueños.

Y ella vio venir su bus.
Y se despidió con un verso rápido en sus labios.

Y él voló.
Y solo atinó a decir chao.

Y se prendió la mecha de la magia

y desde esa solo ardió y ardió
Sin apagarse.

miércoles, 21 de marzo de 2018

Sílabas pujantes al instante de las instantáneas entrañas

Empuña la mirada
cargada de rabia,
toneladas de patrañas
aderezadas sin ganas,
escapas del ansia
de violencia sin tregua
y los puñados de saetas
vuelan sin clemencia.

Rudas durezas
atingen al alba,
no hay calma
en las llamas;
más pura impureza
impuesta a posta
por todas las caras
la moneda se abalanza
sobre las llagas calladas
de inocuas palabras
apiñadas a montones;
borbotones de colores
rojo sangre sin flores,
dolores arañan
inesperadas almas desgarradas
sin sabores inciertos
ciertos conciertos a destiempo,
sorprende de lejos
los llantos secretos de muertos.

Catalejos a distancia,
escampa sin gracia
desgracia agraciada
desenvaina la espada
yugo de dagas desesperadas
por romper la rompiente saga
de lirios y alimañas
desterradas, salvas
de acacias desbordadas
por oleadas
de supurantes heladas desbrozadas,
ya no hay mañana
entre la decadente balada
de leyendas acunadas
en las noches sin sabia
sabiduría embarrada
en el fango del lago;
lujuria liberada de medio lado,
gorjeo descalabrado,
sinestesia sincopada de algo
que pasó de largo
a un lado
de este terrario
de terracotas calcinadas
por eras pasadas
de revueltas aguas reveladas
relevadas de su gloria olvidada;
fortuitas sartas
de fortalezas sagradas,
no queda ya saltar
que hallar final sin finalidad afinada.

Destripa la tara
de descontroladas arpiadas,
sortilegios de esperanza
duermen por fin las nanas
de cuna cuneiforme en esta larga batalla.

Descansa.
Descansa.

lunes, 19 de marzo de 2018

Mira como crezco

Las situaciones no siempre se afrontan cuando quieres, igual que los problemas no se superan con chasquear los dedos. Es el tiempo el que se encarga de hacer supurar las heridas, sangrarlas y quizás, con un poco de suerte y paciencia, cicatrizarlas. A menudo la costra que se forma parece curada y vuelve a caer, volviendo a doler por mucho que haya pasado, por mucho que hayas vivido. Pero supongo, que al final, todo se acaba asentando en su sitio, como cuando agitas un bote con arena y agua y el agua se queda arriba y la arena termina depositándose en el fondo. Disolvente y soluto. Paciencia y fuerzas. Y mucho ánimo.

Hoy es la primera vez que meriendo batido de fresas desde hace mucho, mucho tiempo. Meses. Más concretamente tres. Tres meses. Es un cuarto de año y sin embargo parece todo tan cercano. Y a pesar de todo, duele menos. O simplemente me he acostumbrado a vivir con el dolor. No lo sé. Por suerte, a veces, como que me siento con más ganas de mirar al futuro y hacerme ilusiones. Creo que a día de hoy, eso, ya es bastante.

Es la primera vez que meriendo batido de fresas. Y no paro de pensar en ti. Sé que te gustaría verme siempre bien, pero no fue posible a todas horas. No cuando no estabas. Sí cuando estaba frente tuya y no me dejaba hundir. Porque no habrías querido eso. Sigo viviendo y resistiendo, como me enseñaste. Pienso que te haría feliz saber eso. 

Te escribo por todo eso. Para contarte como van yendo las cosas por aquí.
Seguimos, que es lo importante. Seguimos. Un poco mejor cada día. Aunque en ocasiones demos varios pasos hacia atrás. Por suerte, quiero creer que damos más pasos hacia adelante.

Te escribo por todo eso. Y para contarte.
Los escalones que subo día a día en la vida para llegar a la cima y ver el sol de nuevo.

Voy bien. Viviendo y resistiendo. Como me enseñaste.
También tengo ganas de volver a ver la vida con un poco más de luz y volver a cuidarme un poco mejor. Dejando de dejarme llevar, de dejarme caer, de dejarme perder toda mi esencia en medio de un océano de apatía. Estoy intentando dejar todo eso. Porque no es lo que querrías, el verme mal. Querrías verme corriendo, saltando, jugando y viajando. Querrías verme feliz.
Y eso intento.

Es la primera vez que meriendo batido de fresas desde que solo puedo recordarte.
Monte Alto no es lo mismo sin ti.
Por eso ya no estoy allí, sino en Santiago.
Había que cerrar etapas supongo.
Y era este el momento.
Creo que por eso me intentaste echar una mano, para que sin ti me atreviese a volar por mi mismo y espabilase todavía más. Para reírte y decirme que pensabas que era un parrulo.
Y los patos
vuelan.

Cuando es el momento de avanzar hacia el futuro y abrir nuevos ciclos y vivir nuevas experiencias.



Te escribo para recordarte mientras tomo mi batido de fresas en esta nueva era.

Mientras tanto, 
espera, 
estarás orgullosa cuando vuelva a ser yo mismo
y sobretodo
cuando puedas ver el libro que siempre te dije que haría
y te lo lea.


Tengo muchas fotos pendientes para enseñarte.
Salimos con cara de interesantes
y Todos sonreímos.

Eso te gustaría.

domingo, 18 de marzo de 2018

Onassis

A metaphorical movement about rebirth.
AaRon-Onassis



En la noche eterna
la tarde se abre paso entre los instantes
y el tiempo que no tuvimos
sucumbió a los istmos de soledad
entre alientos
de recuerdos
acunados al vaivén del comienzo.

Aprendo
paso a paso a no dar tropiezos conmigo mismo
y amigo, ¿dónde está la suerte si todo es azar?

No sabría por donde empezar
a poner en orden mi vida,
pero si tan solo tuviese una oportunidad más
daría la vuelta al mundo
para agarrarlo del cuello
y sonriendo
marcar por mi mismo los compases sin miedo.

La música del sintetizador se filtra por los resquicios
del sin sentido de la noche
y ya no hay faena
para tanta idea certera,
coge la cartera
porque es hora de hacer cuentas
y solo así puede que por fin logre alcanzar a saltar
al vacío
y salir de este sitio
que he construido con pozos de soledad.

Espirales de destrucción a medio camino de la supervivencia y el fracaso.

No me hagas demasiado caso
nunca he estado muy convencido de nada.

Quien no sabe que quiere no sabe a dónde va.
Ya lo dijo Marina entre las calas del mar
de esta Barcelona industrial.

Entre el humo
pude ver todo lo que a simple vista parecía pura ilusión e irrealidad.

La niebla
se ha confundido en el juego del fin.

Ya no queda nada por lo que no valga la pena seguir.

Quizás dándole 3 vueltas de tuerka al mundo
la mente logre engañar al corazón
y definitivamente
echar a volar con el alma por bandera
y la libertad en el horizonte.

Puesta de sol sorprendente
tintada de azul cielo
y rojo amanecer
amarillo felicidad
y naranja calidez.
Ven a ver dónde pusimos los versos en esta madrugada
que los tengo todos uno a uno alineados listos para colgar en la pared
del futuro
elegido
por comprender
que hay que resistir
y existir
para renacer
dónde ya no quedan tantos refugios
pero si memorias a las que agarrarse
tatuajes a fuego del viento
que nos enseñó a ser
yo, por fin, feliz.

lunes, 12 de marzo de 2018

No darse por vencido

Alguien dijo que nosotros mismos somos nuestro peor enemigo, supongo que tenía razón. No es fácil enfrentarse a tu propio yo y no fracasar en el intento. No siempre es posible pelear con tu doble y ganar la batalla. Pero por muy complicado que pueda resultar, hay veces que no queda otra, porque la gente de tu entorno se consume y tú, estás harto de ver arder sus miradas.

Hoy he prometido mejorar, salir a flote, respirar aire fresco y volver a soñar; poco a poco, despacito y con cuidado, haciendo equilibrios con mi propia mente, pero sin dejar de mirar hacia adelante para no tropezar conmigo mismo sin razón.

-Voy a recuperar la ilusión- me digo a las dos de la madrugada de una noche lluviosa y de temporal. Y aunque el sol tarde y el calor más, yo sigo vivo y voy a luchar. Voy a hacer lo imposible por mantenerme a flote y no perecer en el intento.

No sabemos nunca muy bien cual es la razón por la que vivimos, pero por lo menos hoy, toca vivir sin dejarse hundir, toca pelear sin darse por vencido y toca sonreír sin bañarse en lágrimas y ansiedad.

Alguien dijo que nosotros mismos somos nuestro peor enemigo. Es cierto. Quien lo hubiese dicho era un tipo muy inteligente y con mucha razón. Pero también es verdad esa otra frase de que nosotros mismos podemos ser nuestros mejores aliados. Y hoy, es esa frase con la que he decidido quedarme para sobrevivir a la vida.

domingo, 11 de marzo de 2018

Respuesta a las ruinas del castillo de la bruma

Soportamos la vida
perdidos sin vernos
todos los sueños que tuve te los regalé en un beso
y me fui
sin mirar atrás
no fuesen a arder las esperanzas entre el deseo que nos devoraba por dentro
que bello
existir
si es en tu mirada
pero la mía está muerta
pues no hay reflejo en mi alma
y la calma
se marchó sin billete de vuelta
el sendero quedó en punto final
y finalmente a descubierto
mi pecho se resquebrajó por entero
poco a poco
pero echándose encima el tiempo
¿por qué la lluvia tarda tanto en ahogar mis penas?
la alegría es una cruel mentira
y el dolor es solo la forma que toma
el color de todos los días en que ya no hay razón para existir.

Morí
por mente y por culpa
por perdón y locura
seguí caminando inerte sin corazón
y ya no hay luz a mi alrededor
la oscuridad se ha apoderado de mi voz
y las tinieblas bañan mi rol
en esta partida sin reglas ni justicia
de la mano que llevo a dónde quiera
del rumbo olvidado y desquiciado
que yace sin ser o esplendor
en este baile en la menor
de mis sonrisas desarregladas.

Adiós
a todo lo que en algún momento tuvo sentido
adiós
a todo porque sí
y ya no hay notas de piano revoloteando
y ya no hay bocas pidiendo un beso más al despedirse.

El poeta enajenado
harapiento y destrozado
camina fumándose sus pocos instantes de vida
en una ruta de salida que aboca todo al fracaso
y callado su último cigarro se consume a instantes por hora
sin hojas en su calendario
se ha terminado todo sin haberlo esperado,
y es el poeta aniquilado
el que arranca las lágrimas al son de su canción
poemas sin remitente
versos dementes necesitando esconderse
de todo lo que su rima consumió
su rostro refleja simplemente dolor
el amor de la esperanza voló
y el poeta solitario
solo camina sin tiento ni cuidado
no hay valentía en dañarse a uno mismo
pero no hay cobardía en hacerlo como castigo,
el poeta loco de suicidio
atesora la forma de dar todo por concluido
y ya no hay razón para fingirlo
su soledad es un cadáver decidido
que devora su entorno en los últimos granos de arena de su reloj.

El poeta de la mirada desgarrada
sufre condena en lo más profundo de su alma.

El poeta del adiós
supura regueros de veneno en su negro charco de paredón.


El poeta olvidado
en su último estertor
de prosa y razón
se ha acuchillado a sangre fría su cínico yo
y ha escrito con la tinta temblorosa que borbotea su corazón:
"me llevaré conmigo por delante 
con tal de no volver a causar nunca más dolor."

viernes, 9 de marzo de 2018

El mundo tiene un no sé qué especial cuando me despierto con ganas de sonreír

Quiero moverme e improvisar
desaprendiendo para poder avanzar.
Neidos



Huele a primavera en esta mañana de marzo,
el sol veteado sonríe de medio lado
calentándonos las mejillas de enamorados
alocados que felices saben caminar hacia ningún lado
porque el final es lo de menos si camino de tu mano, vida
mía que me invita en el día a día a sentir la alegría
de la cálida rutina al romper las reglas de cualquier partida no elegida.

Salgo a la calle respirando ganas de soñar,
de volar,
de saltar,
de lograr avanzar por muchas piedras con las que me pueda topar,
por muchos obstáculos que me quiera marcar
marcada meta a alcanzar,
divino tesoro de libertad,
sabor a salitre al besar
tu mirada color Portugal.

Con olor a Atlántico en el pecho
y en el cuello todos tus versos,
llevo a la espalda todos los instantes certeros
que pude escribir en nuestras arenas del tiempo,
diarios de sueños,
cuentos despiertos,
susurros de vientos revueltos,
sujetarnos sin miedo aunque nos creamos caídos y muertos.

Y acierto en todos los intentos de removernos por dentro al vernos con perspectiva de espejos ajenos
al ser ilusión de tiernos brotes de textos ardiendo en nuestros dedos al sentirnos nuestros en este sendero
de luminosos atardeceres de lienzos de recuerdos.

Resisto en este sentido
porque insisto en no darme por vencido
porque me llevas a la espalda cuando la inestabilidad me araña con sus garras
porque sucumbimos a las risas inesperadas
puede que no tengamos siempre buena mano de cartas
pero robamos y escondimos en nuestro refugio los comodines de la baraja
y marcamos nuestras vías como nos da la gana
construyendo alternativas en este viaje de ida
que nos guía a dónde podamos triunfar por mucho que pese a veces la mochila.

A veces siento la música del silencio por dentro
y la Ría está más bonita cuando se refleja en tus pupilas
y si hace falta llamo al viento
para que nos acune su sombra a la brisa que palpita en Peniche con libertad -a mar.

Y quien me diría que la suerte y el azar me traerían esta paz
que equilibra la salida
a la cotidianidad establecida
sin saber que hallaría
la hoja que vibra
en el brazo de acariciar la poesía
entre los pliegues del lienzo que me enseñaste a imaginar.

Huele a primavera en esta mañana de marzo
y las ganas de vivir se han desbordado
entre los sueños que hemos dibujado
aprendiendo a ganar los dos juntos sin soltarnos

corriendo empapados 
de destinos fijados, 
agarrados 
y esquivando
sin esperarlo
con reflejos, de los charcos que pisamos bajo el sol en lo alto,
lo que venga sin dejar de sonreír para no terminar nunca de avanzar y superarnos.

miércoles, 7 de marzo de 2018

La única opción posible

Si la suerte o el azar
me dan una oportunidad
gozaría ante la idea
del final precipitado,
no mirar atrás
y acabar con todo de un plumazo.

Ya no hay fuerzas entre tantas caídas,
las manos sangran
y la derrota es mayor que las heridas.

Si no hubiese tanta decepción y dolor posterior
la salida sencilla
sería una opción
que acometer a sangre fría.

Ya no hay sentido ni razón
permanecer en pie es un error
y el olvido definitivo
la solución frente a la ausencia de perdón.

martes, 6 de marzo de 2018

Trastorno de sobredosis de mí mismo

Me he acostumbrado a decir "tranquila, estoy bien" cuando todo va lo  suficientemente mal como para no pensar en acabar con todo. A decir "no pasa nada" cuando solo me autodestruyo mentalmente un par de horas al día. A decir "no te preocupes" cuando no creo -casi- que todo lo malo de mi alrededor es culpa mía.

He aprendido a convivir con la rutina del dolor, a minimizarlo para no pensar que mi vida es un pozo de desastres y que yo soy lo peor que le ha pasado al mundo.

He logrado habituarme al malestar para así
de alguna forma
relativizarlo y que en mi escala de bienestar un 3 no esté tan mal
y parezca un 5.

He convertido las madrugadas en noches en las que mirar por la ventana
intentando encontrar la forma de darle un volantazo a la cotidianidad
y no hacerla tan uniforme,
un cambio de miras
para hacerla suficiente,
un intento desesperado
por hallar la felicidad
en la esquina que sea en la que se esconda.

Me he acostumbrado a llorar una vez al mes, estar fatal solo un par de veces a la semana y hacer cosas por inercia
porque la ilusión y las ganas ya son solo un fantasma
que se escapa cada vez que intento alcanzarlo.

Me he acostumbrado a mentirme a mí mismo autoconvenciéndome de que podría estar peor y que si estoy así
es solo culpa mía.

La verdad,
es que ya no sabría como sonreír con frecuencia al temporal de la existencia.

domingo, 4 de marzo de 2018

Sheard

Jugamos a las prisas con el porvenir
y sin darnos cuenta se nos acabó el tiempo,
la juventud se nos escapó entre los dedos
y el adulto que seremos nos esperaba pacientemente sentado en un banco a lo lejos.

Sonreímos tantas veces que ahora estamos a deber con la vida.

Esa es la razón -creo, y solo creo-
de que la tristeza sea como la marea
y cada pocos días y a intervalos intermitentes pero constantes
inunde todo
y tire -como un castillo de arena de los que siempre he disfrutado construyendo-
los sueños a ese precipicio que es la falta de confianza en uno mismo.

El adulto que seremos nos espera sentado,
con una mano tendida
y con la otra guardando algo
-en el bolsillo del pantalón que le obligaron a vestir-.

Pago mis deudas
y mis facturas con noches en vela
esperanzas rotas
ilusiones apagadas,
pago mis deudas
y mis facturas
y aún así me quedan por delante todos los intereses
-que se escaparon por el desagüe de la vida,
como la vida misma.-

El adulto que seremos nos espera
consciente de que ha llegado el momento de darnos relevo en la existencia.

De algún modo
y de golpe
todo se fue al carajo            -como dirían en la sudamérica que no he recorrido-

y todas las metas que alcanzar
se quedaron en una lejana línea del horizonte
sin necesidad de photofinish           
                                                   -nadie logró llegar a la hora-.

El adulto que seremos...

No es que quiera renunciar a lo que tuve,
pero es que ya no tengo nada por lo que renunciar.

El reloj ha girado más rápido de lo esperado
y el calendario marcó
con su precisión solar-
                                     Que ha llegado el momento de continuar,
por suerte o por desgracia                     es el momento-

el final de la tierna infancia
el adiós de la idílica adolescencia
el olvido de la juventud dorada

La Desaparición De La Magia.




Como ese sacrificio que tienes que hacer por el bien de la voluntad de fuego

Para que todo pueda sobrevivir

Y quizás,
algún día,
florecer

En una de esas sonrisas que se hipotecaron para seguir en pie cuando todo era ruinas de dolor.








* * *






El adulto
sacó 
la mano del bolsillo



y ahí en la palma
relucía


el último fragmento
de corazón

un pedacito de alma:



* * *




Centelleante luz del atardecer                                            -                                                     Katagena


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