Si la suerte o el azar
me dan una oportunidad
gozaría ante la idea
del final precipitado,
no mirar atrás
y acabar con todo de un plumazo.
Ya no hay fuerzas entre tantas caídas,
las manos sangran
y la derrota es mayor que las heridas.
Si no hubiese tanta decepción y dolor posterior
la salida sencilla
sería una opción
que acometer a sangre fría.
Ya no hay sentido ni razón
permanecer en pie es un error
y el olvido definitivo
la solución frente a la ausencia de perdón.
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