Alguien dijo que nosotros mismos somos nuestro peor enemigo, supongo que tenía razón. No es fácil enfrentarse a tu propio yo y no fracasar en el intento. No siempre es posible pelear con tu doble y ganar la batalla. Pero por muy complicado que pueda resultar, hay veces que no queda otra, porque la gente de tu entorno se consume y tú, estás harto de ver arder sus miradas.
Hoy he prometido mejorar, salir a flote, respirar aire fresco y volver a soñar; poco a poco, despacito y con cuidado, haciendo equilibrios con mi propia mente, pero sin dejar de mirar hacia adelante para no tropezar conmigo mismo sin razón.
-Voy a recuperar la ilusión- me digo a las dos de la madrugada de una noche lluviosa y de temporal. Y aunque el sol tarde y el calor más, yo sigo vivo y voy a luchar. Voy a hacer lo imposible por mantenerme a flote y no perecer en el intento.
No sabemos nunca muy bien cual es la razón por la que vivimos, pero por lo menos hoy, toca vivir sin dejarse hundir, toca pelear sin darse por vencido y toca sonreír sin bañarse en lágrimas y ansiedad.
Alguien dijo que nosotros mismos somos nuestro peor enemigo. Es cierto. Quien lo hubiese dicho era un tipo muy inteligente y con mucha razón. Pero también es verdad esa otra frase de que nosotros mismos podemos ser nuestros mejores aliados. Y hoy, es esa frase con la que he decidido quedarme para sobrevivir a la vida.
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