domingo, 6 de noviembre de 2016

Nacido para ser salvaje

Escribo otra palabra en forma de daga,
compongo un esquema de sílabas bañadas en brasas,
enfilo el camino que esquivo
como cuando las estaciones se transforman en cada solsticio.

Escupo al mundo poesías que dañan como armas,
como puñaladas a la espalda de esta inmunda risa enlatada
que es la sociedad bienpensante y educada.

Azuzo al azufre del volcán semitransparente
del reflejo disidente
que son los mares en calma en este lugar inconsciente llamado Occidente.

Dibujo lienzos y bustos de insignes lustros
que nos enseñaron a ser justos con cientos de siglos adustos al gusto
contemporáneo del escudo humano que hicieron suyo.

Elimino sombras de hojas que componían las esporas de una plaga nacida a deshora,
como una embarcación que eslora
hacia un lado,
que basto el pasto que asola una naturaleza que es destruida a un paso que no aminora.

La viridarquía es mi guía
y yo mientras me transformo y esmero en ser mejor cada día;
de golpe llega la ilustre sinfonía
de la madre tierra componiendo un atardecer de fotografía,
y es aquí y ahora,
y se llama poesía.

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