jueves, 1 de julio de 2021

La incertidumbre

El violín me recuerda
que nunca estoy solo
que es miedo barato.

Día Sexto



Envaso el vacío de la soledad 
tratando de encontrar salida
en un mundo sin vida
en un grito de auxilio que me olvida,
solo así comprenderé
que habrá camino a dónde llegaré,
y podré
comprender
en una vida en la que soñaré
entre la eternidad
de la libertad 
que nunca llegará.

El pasado nunca vuelve
solo pisa, pasa y pesa,
juguemos a tenernos
aunque ya nos hayamos olvidado.

Y gritaré
en la noche inmensa
que nunca llegaré
a toparme con el tiempo que seré
y podré
comprender
que he podido perder
sin saber
bien cómo ni por qué.

No tengo claro el rumbo,
pero allí estaré.

En la utopía de la libertad
este poeta
se protegerá
del dolor que supone
abandonar
a quien nunca te iba a dejar.



Y ahora
que las teclas del piano
suenan a soledad
solo entre notas
yo podré hallar paz
y descansar
cuando todo arda
y nada quede
entre las cenizas
de esta canción
que se rompió
sin saber bien
cómo fue
que las ruinas se deshicieron
como el papel.




Envaso
los besos
con gritos de agravio
como truenos en el mar
como heridas
que no dejan de supurar.

Lágrimas de cristal
que se pierden hasta el más allá.

Y ya será
otra vida
cuando podré terminar.

Y mientras tanto
solo seré recuerdo.

Aún recuerdo
todo lo que nos dijimos...
y ahora que todo se acabaría
yo solo puedo sonreír entre tristeza
por haber fracasado como este desastre
que arde
entre las frías losas
de hielo que me convierten en una elipsis.

Que omitir
cuando solo soy un adoquín
con el que fingir
ser feliz.




Callas
para no seguir perdiendo
mientras yo vaya escribiendo
creerás que todo va bien.
Grita,
echa sal a la vida
y si escuecen las heridas
cuenta de cero hasta cien
antes de verme caer.

Marta Espinosa

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