como una tormenta que reverbera por todo el calvario,
mientras una lluvia de ceniza se pierde por los sudarios
del tiempo que repele el miedo de los del otro lado.
Un canto fúnebre
se confunde con nuestros pasos,
y avanzo con cuidado
no vaya a despertar los fantasmas rasgados del miserere pasado.
Salpica la plasma por los corredores sin fondo
y en el negro pozo
se esconden todos los destrozos
del caos cerrado con cerrojo.
Relampa el relámpago
y atruena el trueno
oscureciendo el cielo
e iluminando el infierno.
Llora el terroso enterrado suelo
con ríos de sangre que torrentean por el torrentoso pueblo.
No reces
que nadie vendrá a socorrernos.
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