donde lo más sucio no son las latas,
ni las jeringuillas,
ni las sucias navajas.
Yo me subo por las paredes del barrio,
me ahogo donde no hay agua
y me asfixio por la falta de calma,
por la jodida desesperación estallada en carcajadas.
Yo me tiro por los descampados
buscando una salida,
una vía que me diga
donde todo se fue a la mierda sin prisa.
Yo me retumbo por la cabeza
en mil pensamientos y paranoias
que resuenan como hacen los bafles
con la rumba y el makinote a toda metralla.
Yo me suicido por la pereza
de seguir viendo el vacío en las miradas,
la putrefacción en las caras,
la soledad de este sistema de mierda.
Yo me automedico por pena,
me destruyo para no pisar más minas,
me enemisto con la vida
por no tener que soportar la rutina.
Yo me abandono por laberintos que no esquivo,
me reivindico como el cronista de los listos,
como el diario de los locos que soñaron con morir a tiros,
como el líder de los pocos que murieron solos y sin amigos.
Yo me pierdo,
como el último eslabón de los olvidados que soñaron con un mundo mejor.
Yo me pierdo,
porque hay que ser muy fuerte para no encontrarse.
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