Nada queda ya, Rey de Reyes,
solo un basto imperio en ruinas
consumido por la traición y los demonios,
el infinito y solitario desierto será tu templo,
y mientras los últimos rastros de vida se apagan
observa en silencio todo lo que un día fue tuyo.
Nada queda ya, Rey de Reyes,
es hora de partir.
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