domingo, 22 de noviembre de 2020

Las huellas de la ruta quedaron sin finalizar en este firmamento sumergido en el infinito

Lluvia negra baña la noche

como cristales rotos en nuestras miradas de hielo,

suspiro para mis adentros

y camino, camino con las manos en los bolsillos

para que la sal no abra las heridas,

para que el dolor no fulmine el poco tiempo que nos queda

en este patético infinito de inexistentes vidas

que vivimos

porque la otra opción,

no hacerlo,

sería el equivalente al vacío.


Me río,

quien querría eso?

Vaya trampa que es vivir.

No hay alternativa

cuando la única alternativa

es la inexistencia de esta.


Triste indiferencia

para sobrevivir al largo frío

de este invierno eterno

en que llevarnos los corazones al fuego

hasta verlos arder,

hasta verlos arder como cenizas que se pudrieron.


*

* *

* * *

* * * *


Mírate, Katagena,

mírate y dime que no estás rota.


ten el valor de hacerlo,

por favor,

porque yo no lo tendré

y solo podré

observar esta desesperanzadora noche

que se abre paso

entre cielos de hielo y escarcha

en las ventanas del alma,

en las miradas del aliento,

en las pobres y ajenas palabras

que un día se llevó el viento

para no volver

jamás.


Solo se puede seguir,

en esta oscura vida que todo lo congela,

querría tantas cosas...

que perdí los sueños apostando a las cartas.


Y ahora por favor,

solo espera [attende],

y ahora por favor,

solo espera [attende],

es tiempo [temps] ya de marchar.


Es tiempo ya del último cigarrillo.

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