Escribo entre los dedos
con la fina tesitura de hallar mi lugar
y entre las estelas del cielo
me pierdo en la noche
como luna sin luz
en la oscuridad de mis demonios,
habito en el tiempo
que marcó la piel del tambor
y ya se marchó el mundo,
el amor se ha fugado,
antes de hablar solo trato de hacer ruido
por tratar de evitar sucumbir al final.
con la fina tesitura de hallar mi lugar
y entre las estelas del cielo
me pierdo en la noche
como luna sin luz
en la oscuridad de mis demonios,
habito en el tiempo
que marcó la piel del tambor
y ya se marchó el mundo,
el amor se ha fugado,
antes de hablar solo trato de hacer ruido
por tratar de evitar sucumbir al final.
Esquivo las balas de este mundo inhabitable
y me acuesto con la muerte en la sombra
del cabecero de mi cama,
hablando mis fantasmas
durmiendo en mi almohada,
mientras las sábanas se pierden entre el humo
de un mundo perdido en el viento,
pobre inerte títere del titiritero incierto
que nada quede,
que nada espero.
No voy a fingir
tener más de lo que soy,
pero solo soy un reloj sin agujas,
y me arrodillo a los templos caídos,
ruinas de otra era
que desespera
a la hora de la siembra
porque la cosecha importa
y lo demás es hacer lo que toca,
lo que nadie quiere hacer,
lo que todos saben que deben hacerse.
Y entre el humo,
el hambre,
y el tabaco en el cenicero,
hice arder el cristal de acero
mientras el hielo se pierde en el espejo
y se agrieta el aliento
y se rompe todo lo que no tengo.
Solo soy un intento de poema herido, perdido y muerto.
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