Surco los instantes como una ola que se pierde en la playa,
las miradas cálidas guardan más luz que cualquier palabra
que pueda decir en forma de verso,
pero yo lo intento
por ser el pedazo de instante en el que valga la pena perder la eternidad
y contemplar
el infinito en el más profundo bienestar.
¿Qué será que tienes que no puedo cesar en admirar las casualidades?
Toparnos sin esperarlo,
construir futuro y pasado,
recorrer nuestros pasos
y mochila al hombro llegar a dónde nunca nadie ha llegado.
Surco la vida como la brisa que levanta salitre
y me asomo a la ventana al sentir tu aroma en la mañana,
la palabra libertad se escribe muy bien con tus labios
como esas filigranas que destejen tus dedos en mi piel,
no sé muy bien explicar el por qué,
pero siento paz en tu regazo, refugio y hogar.
¿Qué será que tienes que no puedo pensar en otra cosa que el mundo de tu mano?
Kilómetros y kilómetros que llevarnos a la espalda
y pisa el acelerador para llegar bien lejos,
arte es todo lo que explicas enamorada
y lo demás son tonterías,
cosas de niños,
como la pureza con la que sonríes al despedirte en la madrugada.
Surco la luz como la marea trae dulzura a tu pecho
y recojo todos los recuerdos para hacer un álbum de fotos
que mirar cuando estamos lejos el uno del otro,
que da igual todo si escucho tu voz
y el destino es lo de menos en el viaje,
lo que me importa es tener un mapa de carreteras y pecas para inmortalizarlo.
¿Qué será que tienes que sabes cómo meter todo un mundo en tus besos?
Recorrer senderos,
versar sueños,
rimar encuentros,
regar regueros con la estela de nuestros itinerarios de anhelos.
Paz,
Luz,
Libertad,
calma al calor de tu pecho.
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