Y buscamos rastros,
dejar huella
en las poesías,
escribir sin rima, con prisa, sin medir las palabras
pese a que podamos encontrarnos luego la pólvora en las esquinas
y mira
¿qué alternativa buscamos
si solo seguimos dinámicas del capital?
Tira para adelante, que reviente todo ya,
y cuestionémonos con todo y lancemos todo por los aires
que queremos construir la utopía,
anunciar una vida
que valga la pena,
compartir las tretas
para sobrevivir en este sistema.
Hacer de los cuidados nuestra bandera,
convertir lo político en nuestro día a día,
pasarnos de listos,
saltarnos las reglas del juego,
huir de la moral del oprimido,
no hemos matado a Dios,
hemos terminado con la amenaza del castigo,
vivir sin frío,
abrazar el calor del incendio ardiendo todo hasta que conquistemos los cielos,
proteger el bosque, quemar la ciudad,
arrancar las malas hierbas,
y abrir las grandes alamedas,
como la revolución entrando en la Habana sabiendo que para sobrevivir hay que luchar,
y si caigo, levantarme, fallar y continuar
porque hemos llegado para vencer,
sonreíd,
porque hemos venido para vencer,
sonreíd,
porque siempre seguiremos en pie.
Romper las rutinas,
fingir que controlamos nuestras vidas,
mirar con autocrítica,
derribar las rejas
huir de esta cárcel de cristal
sin rendirnos como Álvaro Cunhal,
que no somos traidores al barrio,
somos el PCP levantando el puño tomando fábricas y campos,
claveles en la mirada,
tricolores en todas las ventanas.
Que ha llegado nuestra hora y no nos detiene nada.
Que hemos venido a reescribir la historia de los vencidos
a tirar del hilo rojo
hasta que nuestros abuelos y nuestros hijos
no tengan nada que llorar
hasta que no queden cunetas que levantar.
Somos los que nunca se rindieron luchando por la libertad.
Y ya no hay otra verdad que tenerlo todo claro.
La historia nos ha absuelto
como a Fidel Castro.