Entre tanto mal y tanto bien...
¿Cuál es el sentido de esta existencia?
Nos perdemos en nosotros mismos, en nuestros errores y aciertos y somos incapaces de salirnos del propio sendero que nosotros mismos nos construimos.
¿Hay alegría cuando no se celebran las alegrías?
¿Hay tristeza cuando solo reina la tristeza?
Sombras informes que susurran palabras, silencios, nombres,
desastres extraños y ajenos que hacemos nuestros por un mero intento de reconstruirnos a nosotros mismos tratando de arreglar las grietas que tienen las personas con las que nos encontramos:
claro intento egoísta
de superar las heridas que causamos a otros
¿cuándo no podemos sanar a quien dañamos
intentamos arreglar a otros para reparar esa cicatriz que hemos originado?
Respuestas sin preguntas, preguntas sin respuestas, preguntas que no hacemos, respuestas que no damos, preguntas que evitamos y mientras tanto se pierden en el viento
para que nadie sepa el miedo que tenemos
a la noche, a la oscuridad, al silencio,
locos artífices de sueños
que sucumben al tiempo
conscientes
de que las ruinas
seguirán ahí
cuando nosotros nos rindamos
y nos marchemos.
Nadie aguanta demasiado reparando las heridas que otros han causado por nosotros
porque nosotros decidimos no tener el tiempo suficiente para causarlas.