la música se repite, una y otra vez, sin ningún tipo de final
y yo
ya no sé entrever el tejido del tiempo entre las miradas que se escapan alrededor.
Creí desenterrar mis piernas,
pero me caí en un pozo...
mis alas se lanzaban rutas.
Tu cuerpo seducía hermoso
envuelto en golondrinas
y se formaban rayos con la luz.
El cielo se partía en trozos...
dejando ver las nubes bajo el sur.
El jueves embriagué mis penas,
el viernes misterioso...
Estoy recuperando la bruma
y no sé muy bien cómo la boca se me quedó helada
incapaz de dejar de sangrar barro y pus
en el pozo más profundo y rojo,
promesas de un planeta
que sigue sosteniéndose en la cruz...
Creí poder salir de este pozo,
pero me engañó la niebla
y ahora solo tecleo sin mucho sentido
consciente de que vivo en un bucle eterno
del que resulta imposible salir.
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