Son días con un sabor diferente y un olor característico; días en que percibes nada más levantarte de cama que hay algo nuevo, algo fresco que te recuerda lejanamente al pasado y que al mismo tiempo se respira futuro en las notas musicales que trae el viento. Cómo si la última gota del rocío esperase a deslizarse entre los pétalos de las margaritas, susurrándote indecisiones y lágrimas que el corazón parecía incapaz de olvidar.
Es entonces cuando el reloj del tiempo vuelve a deslizarse y despierta del letargo de años en los que la vida parecía una pausa indefinida sin rumbo ni sentido.
Hay días en que las filigranas de las golondrinas mañaneras destilan acordes nuevos y los rayos del sol dibujan fractales esperanzadores que insuflan destellos de vida en el alma.
Porque hay días en los que sabes que los sueños se cumplen.
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