sábado, 25 de abril de 2015

Inferno-Purgatorio-Paradiso

El camino de la salvación comienza descendiendo hasta el infierno.

Esto puede parecer ilógico, pero cuando tú mismo eres el verdadero peligro para tu persona debes huir de tu autodestrucción y tus debilidades sumergiéndote en tu propia oscuridad. Sólo allí, en la negrura de tu corazón y de tu mente, en el mismo infierno de tu alma, podrás encontrar el diestro camino de tu senda perdida y comenzar a encontrarte a ti mismo. Lo que te permitirá dejar de errar en tus decisiones y actuaciones y comenzar el ascenso al cielo, a la salvación. No en el sentido divino, sino en el humano, pues sólo con tu auto-conocimiento en el purgatorio de tus dudas podrás comprenderte a ti mismo y aceptarte a ti y a tu persona. Logrando una percepción más completa de tu ser.

Sólo el infierno te permitirá entenderte para auto-purgarte y estar en paz contigo mismo.

Tu paraíso personal.

1 comentario:

  1. Hola Petauroak, creo que te entiendo más de lo que pudiese parecer a simple vista, puesto que yo estoy muy de acuerdo con lo que expones. Para una persona que en la vida tangible, la que todos conocemos, cometiendo errores o padeciendo injusticias ha tocado fondo, la solución no es olvidar o distraer la percepción como método permanente y mecanismo de defensa porque así jamás comprenderas tus traumas, dudas o temores. Los evitarás y no obtendrdás respuestas, aunque sea todo muy doloroso es mejor afrontarlo. A veces habrá que coger el toro por los cuernos y otras, estará jusiificado bajar al infierno temporalmente para aprender o desaprender o, si estás en él, permanecer hasta que comprendas un poco qué haces ahí, no la situación necesariamente, sino tus sentimientos y reacciones, tu pensamiento distorsionado por el sufrimiento. Perdonar y pedir perdón puede ayudar a subir un escalón más. Tu lo llamas poéticamente purgatorio y yo lo considero lo mismo solo que expreso que es donde se cicatrizan las heridas, haciendo cosas por los demás una vez has salido de tu propio infierno comprendiendo algo. Tu reflexión me ha acariciado el alma en estos tiempos presentes.
    Un gran abrazo

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