Entonces las tardes eran para nosotros,
para celebrar la amistad, la militancia,
para ir a un bar
o para tirarnos en la playa.
Mañanas enteras jugando a las cartas con nuestros sueños,
construyendo utopías,
perfilando senderos,
abriendo caminos entre los prados y los inviernos.
Rodarnos rápido,
improvisarnos lento,
brindar con cervezas
que todo lo queríamos,
que todo lo tendremos.
¿Cómo no voy a recordar aquellos días en que todo era más sencillo?
Éramos más jóvenes,
más valientes,
más honestos.
Nos queríamos a nosotros mismos y no teníamos miedo de ello.
Y sobre todo me acuerdo,
me acuerdo de que también
éramos más libres,
y el futuro era nuestro.
Eso también lo recuerdo.
- ¿Lo recuerdas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario