Se escapa el día en Finistère,
allá,
al fondo,
en el horizonte,
la isla de Ouessant es el último bastión,
onírico,
como la tierra a la que va a descansar el sol,
como un sueño de Avalón en el que reposar.
Se escapa entonces, con la luz,
la vida, la vitalidad, la ilusión,
y llega la hora de las hadas y los korrigans,
más aquí,
en el punto más occidental,
en la noche no hay más que un inmenso océano
que se pierde en el horizonte, en el fondo del mar.
Y como dice el dicho bretón:
Gortozit an noz
evid lavaret eo bet kaer an deiz.
[es con la noche
cuando podemos saber si ha valido la pena el día].
- El reino de la luz reposa ahora en Ávalon
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