vull que el dia sigui net i clar.
I si l´atzar et porta lluny,
que els déus et guardin el camí,
que t´acompanyin els ocells,
que t´acaronin els estels."
El sendero entre el bosque era suave, paso por paso y siempre bajo la sombra constante de los árboles que impregnaban el aire con su olor y mezclado con el aroma de la humedad.
De repente, notó que le cogía la mano, con suavidad.
-¿Sabes? La vida son los pasos que damos mientras intentamos llegar a algún lado. A veces tropezar es inevitable, pero hay que levantarse, y lo hacemos. Lo hacemos porque es nuestro instinto. Seguir siempre y a pesar de todo. Somos supervivientes.
La miré extrañado. La verdad, no se en que momento había llegado a mi vida, pero ahí estaba, siguiendo este camino conmigo. Por algún motivo. Supongo que me consideraría alguien importante, alguien con quien vale la pena ir de la mano. Yo por lo menos lo veía así. Ella era importante. Me daba fuerzas para seguir. ¿Por qué no ir de la mano con ella por el camino?
-Tienes razón-. Asentí, sonriendo de corazón.
Ella me miró y sonrió. Cerró los ojos es inclinó la cabeza hacia atrás. Relajó el rostro. Inspiró. Expiró. Volvió a mirarme sonriendo y exclamó -¡Venga! ¡Corré!¡Que aun nos queda mucho camino!
Y echaron a correr, de la mano. Sin pararse a pensar quienes eran y porque avanzaban juntos por ese camino.
Solo pensaban en vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario