Hay veces que sueñas y te recreas en la fantasía que te creas, aunque eres plenamente consciente de que la realidad se escurre entre los dedos, como el viento atravesando las grietas del tiempo.
Hay veces que sueñas, aunque sabes que no puedes controlar un futuro condicionado por un presente ajeno a ti y un pasado impuesto contra tu voluntad.
Hay veces que sueñas, y en momentos como ese te dibujas un mundo de felicidad en el que no existen los amores imposibles. En donde la distancia es solo una exhalación y el tiempo un suspiro.
Hay veces que sueñas, y sabes que el tiempo te llevará a un futuro romántico de solidaridad y aventuras, de viajes y lucha, y un amor al compás de la brújula que os guía a un tiempo en el que solo os pertenecéis el uno al otro.
Hay veces que sueñas y te das cuenta de que los relojes de arena no están ahí para avisarte del tiempo que te queda, sino para recordarte todas las oportunidades que te quedan por vivir.
Hay veces que sueñas, y en esas fantasías te recreas hasta creerte tu propio cuento, sabiendo que nadie va a vivir tu vida.
Hay veces que sueñas, y te das cuenta de que es la hora de cumplir tu propia historia no escrita.
Hay veces que sueñas...
Y hay veces que vives
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