Mi habitación huele a tav,
es el recuerdo de un fin de semana
de guerra
y ahora solo me queda
una cama
deshecha,
la ropa hasta en la nevera
y poesía
en cada rima
que grabamos
en la cabecera.
Mi habitación huele a libertad
y la verdad
es que me faltan tus susurros
una vez más, en la soledad
de las sábanas con aroma a sinceridad.
Mi habitación huele a sexo,
a hormonas y a paz,
y ahora sólo espero
a que el mar
se lleve la última calada de sal
de tu sudor
con memorias de luz y oscuridad.
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