del alma,
en noches de destrozo
y esbozo
de las arrugas de la cara,
en noches de filosofía,
historias y heridas,
escribo sonetos
que sin serlo
someten mi espíritu
al lento porvenir del tiempo
a la purga del tormento a fuego lento.
En noches de desalojo,
me agacho y recojo
los pedazos de cristales de mi espejo
como si con eso
lograse callar al silencio
que corre a raudales
por los ríos vacíos de mis sueños.
En noches de desalojo
prefiero esconderme
sin atreverme
a despertar al alba
por miedo a que me fusilen
o maten mis palabras.
En noches de desalojo
la tinta seca se olvida del poeta
y este sofoco
se lleva a la vida, que se queda hueca,
huérfana de una poesía más nueva
y sincera.
En noches así
de melancolía
y desalojo del alma
me recuerdo a mí
y pienso que algo me falta.
Los sueños
o la esperanza.
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