Estoy frente al río de Estocolmo, en las afueras, en la Isla de Lidingö, mientras el sol se pone y escucho el agua, los patos, las gaviotas cabecinegras, el muelle meciéndose... Todo está en calma y yo estoy en calma.
Me ha gustado esta parada y he decidido quedarme más de la cuenta.
En 30 minutos llegará el barco-metro, pero mientras tanto disfruto del silencio.
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